En noviembre de 2001 los seguidores de Buffy, cazavampiros, creada en 1997 por
Joss Whedon, se encontraron ante un inesperado capítulo musical perfectamente
integrado en la sexta temporada de la serie pero disfrutable como obra
independiente. Buffy, cazavampiros: Otra vez con más sentimiento supuso un interesantísimo paso
para un género que acababa de ser revitalizado en la gran pantalla por la
espléndida Moulin Rouge. A diferencia
del pastiche posmoderno de Baz Luhrmann, esta animada producción televisiva homenajeaba
al cine clásico a la par que aportaba una banda sonora completamente original
que se quedó grabada en la mente de los innumerables fans de la icónica serie,
probando así que el tristemente olvidado cine musical (1) todavía era de
interés, (2) puede hacerse sin excesivo artificio o presupuesto, y (3) tiene
encanto propio pese a no contar con cantantes experimentados. Múltiples son los
especiales televisivos que han recurrido al antiguo género escapista por
excelencia desde entonces.
Neil Patrick Harris, cuerpo y alma de Dr. Horrible's Sing-Along Blog |
Quince años más tarde, los
musicales cinematográficos herederos de clásicos como Cantando bajo la lluvia (Stanely Donen y Gene Kelly, 1952) todavía
se cuentan con los dedos de una mano, pero las posibilidades del género en otro
tipo de plataformas no han pasado desapercibidas. La segunda incursión de Joss
Whedon en él es una miniserie en tres actos de 14 minutos cada uno titulada Dr. Horrible's Sing-Along Blog que vio
la luz en internet entre el 15 y el 20 de julio de 2008 (mismo año en que Meryl
Streep y Pierce Brosnan se hacían chocantemente con el micrófono en la
simpática ¡Mamma Mía! de Phyllida
Lloyd). Esta sencilla historia de un malvado y mediocre científico (perfecto
Neil Patrick Harris, todo un maestro del vodevil pese a lo que su rol en Cómo conocí a vuestra madre pudiera
aparentar) enfrentado con el Capitán Hammer (el siempre vanidoso Nathan Fillion, que al año siguiente se convertiría en la estrella de Castle) por el amor de su
compañera de lavandería (Felicia Day) es sólo una excusa para dar rienda suelta
a una divertidísima mezcolanza de ingenioso humor, singular ciencia-ficción, ácida
crítica social y tiernos números musicales que, en la línea de Buffy, evita sabiamente caer en la
trampa de tomarse demasiado en serio a sí misma.