El dinero no da la felicidad, pero indudablemente tiene un importante efecto sobre ella; para bien y para mal. Felices 140 (2015), la nueva película de Gracia Querejeta, es, además de un nuevo ejemplo de que el cine español puede ser tan redondo y entretenido como el hollywoodiense, una interesante reflexión sobre ello. La cinta se ambienta en una España en tiempos de crisis (o sea, la actual), pero el pesimista —y, por desgracia, realista— retrato de la humanidad que plantea es universal. Y es que, como señala el personaje más joven de la cinta, todo el mundo quiere dinero. O, mejor dicho, todo el mundo quiere más dinero, porque poco importa cuánto se tenga de antemano: los celos, la envidia y la codicia no tienen límites.
Felices 140 parece una obra teatral: nueve personajes (todos icónicos) y un escenario |
Al igual que films tan dispares como Mamá cumple 100 años (Carlos Saura, 1979), Los amigos de Peter (Kenneth Branagh, 1992) o Gosford Park (Robert Altman, 2001), Felices 140 reúne a un grupo de personajes en una casa de la que rara vez salen. En esta ocasión, la organizadora es Elia, una mujer soltera que acaba de ganar 140 millones de euros en el Euromillón. Pero lo que debería ser una fuente de felicidad se torna en tragedia cuando los familiares y amigos de la protagonista van desvelando la hipocresía que esconden en su interior. Así, la cómica apacibilidad inicial da paso al drama y, finalmente, al thriller, aunque la comedia negra nunca abandona la narración, dando lugar a momentos desternillantes durante todo el metraje pese a la progresiva oscuridad del mismo.