Erase una vez,
una Academia que elijió a Qué verde
era mi valle por encima de Ciudadano
Kane (1941), a Rocky en vez de Taxi driver (1976), a Una mente maravillosa en lugar de El señor de los anillos: la comunidad del
anillo (2001). Los Oscars son los galardones más famosos y codiciados de la
industria, pero no por ello están siempre acertados. Así es como Boyhood,
la obra maestra de Richard Linklater que había colectado el premio principal de
los Círculos de Críticos de Chicago, Nueva York y Los Ángeles, los Globos de Oro, los
Critics Choice y los BAFTA, debió conformarse con un único galardón mientras
Birdman, El gran hotel Budapest y Whiplash subían constantemente al escenario. No
es que estos films no sean brillantes (que lo son), pero rara vez tiene la
Academia la oportunidad de premiar a un film de la talla de Boyhood. Y,
sencillamente, la ha dejado pasar.
Neil Patrick Harris dejó claro que es un auténtico showman en la 87ª edición de los Oscars |