“Resistiré”.
La 29ª edición de los premios de la Academia dio comienzo, como no podía ser de
otra manera, con un canto a favor del cine español. “Otros años el Estado
ayudaba al cine, pero éste ha sido el cine el que ha ayudado a los orcos… las
arcas del Estado”, señaló Dani Rovira al inicio de la ceremonia de Premios Goya
más interesante que se recuerda. Y es que nunca antes fue tanta la calidad
media de las cintas nominadas. Y, pese a que los interminables números
musicales —que deberían haber sido sustituidos por tributos a la magia del
cine— casi terminan con nuestra paciencia, el popular cómico condujo la fiesta del
cine (que, más que nunca, hacía honor a su título) con gracia y salero.
El equipo de La isla mínima celebra los diez excesivos pero merecidos galardones de la cinta |
Tal y como apuntaban
las quinielas, La isla mínima fue la (in)discutible ganadora de la noche, al
alzarse con diez estatuillas (incluyendo todas las importantes posibles), las
mismas obtenidas hace un par de año por la Blancanieves
muda de Pablo Berger. Ambas obras comparten así el tercer puesto del podio de
films con más cabezones, sólo por detrás de las excelentes Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004), con catorce galardones, y ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990), con
trece. Empero, ninguno de estos films hubo de enfrentarse a una competencia tan
alta, lo que convierte la victoria de La
isla mínima en un impresionante logro, pero invita a cuestionarse la justicia
de la misma.
Qué gran noche para Dani Rovira: triunfó como presentador, como actor... y hasta como bailarín |
Sobra decir
que entre las diez menciones del emocionante thriller de Alberto Rodríguez hay de todo, desde premios obligados hasta
sorpresas desagradables. Entre los aciertos, destacan las menciones a la
inquietante pero bellísima fotografía y la cuidada dirección artística que
convierte a las marismas en un personaje más, así como el galardón más
predecible de la noche, el concedido a Javier Gutiérrez como culminación a una
imparable carrera de premios que dio comienzo en el Festival de San Sebastián.
En la otra cara de la moneda, encontramos un innecesario galardón a mejor guion
original obtenido por encima de Carlos Vermut y su extraordinariamente
original Magical Girl (que parecía llevar implícito este laurel en su
esencia) y un inexplicable premio a mejor actriz revelación para Nerea Barros, beneficiada por el efecto
arrastre de la cinta. Y es que esa era la única categoría en que competían las
notables Hermosa Juventud, del siempre interesante Jaime Rosales, y Carmina y amén., del sorprendente Paco
León, ambas tristemente olvidadas por la Academia. Premiar, bien a la natural Ingrid
García Jonsson, bien a la estrambótica Yolanda Ramos, habría sido un buen
intento de expiación. Compensaciones aparte, Natalia Tena también habría sido
una más que justa ganadora. Vamos que, pese a los esfuerzos de Nerea, cualquiera de
las alternativas era mejor.
Karra Elejalde obtuvo uno de los premios menos previsibles de la noche: mejor actor secundario |
Menos mal que
Tena (internacional actriz de Juego de
Tronos y Harry Potter) sí tuvo un
momento de celebración cuando su director, Carlos
Marqués-Marcet, se hizo con el premio a mejor dirección novel por la
magistral 10.000 km, una obra que podría haber optado perfectamente a las
categorías principales pero debió conformarse con el terreno revelación. El
tercer nominado en discordia, David Verdaguer, encabezaba muchas quinielas,
pero terminó derrotado por el mismísimo presentador de la gala, Dani Rovira, absolutamente
desternillante en la taquillera Ocho Apellidos Vascos. El joven
malagueño no tuvo reparos en cuestionar la omisión de esta cinta en las categorías
principales y, en uno de los momentos más emotivos de la gala, compartió su
galardón con su coprotagonista, Clara Lago. Se trataba del tercer premio
interpretativo obtenido por la comedia de Emilio Martínez-Lázaro, ya que los geniales Karra Elejalde y Carmen Machi se habían alzado poco antes como vencedores en las
categorías secundarias. Él obtenía así su segundo galardón en una categoría
donde todos lo habían ganado con anterioridad (venciendo a los mismísimos José
Sacristán, Antonio de la Torre y Eduard Fernández) y ella aprovechaba la escasa
competencia de la suya (con Goya Toledo como única alternativa viable por Marsella) para vencer con su primera
nominación. “Y con una comedia”, enfatizó con ligero resquemor al recibirlo. Y
es que el arte de hacer reír sigue estando enormemente infravalorado.
Carmen Machi dedicó su premio a la recién fallecida Amparo Baró |
En
contraposición, el thriller fue el rey de la noche, pues a las diez menciones
de La isla mínima debemos sumar los
cuatro premios obtenidos por El Niño,
la popular cinta de Daniel Monzón. Curiosamente, ambas cuentan con el guapísimo
—en palabras del propio Rovira— Jesús Castro en su reparto. Como cabía esperar, la emocionante El Niño fue la única obra capaz de hacer frente a La isla mínima en el apartado técnico y, pese a perder el montaje, fue
laureada con pleno merecimiento por su sonido, sus efectos visuales, su canción
(“Niño Sin Miedo”) y su dirección de producción. La derrota de La isla mínima en esta última categoría
fue lamentada tanto por el director como por el productor, que convirtieron así
a Manuela Ocón en uno de los nombres más repetidos de la noche. Por lo visto,
los premios a mejor película, dirección, guion, actor, actriz revelación,
fotografía, dirección artística, vestuario, música y montaje no les parecían
suficientes…
Personalmente,
aprecio la fidelidad del equipo de La
isla mínima hacia el innegable gran trabajo de su directora de producción,
pero considero que los diez galardones que sí ganó la cinta son de por sí
excesivos. Y no porque no sea una excelente película, sino porque no era la
única muestra de excelencia de la noche. Ni mucho menos. Recordemos que la
bellísima Loreak, de José Mari Goenaga y Jon Garaño, se fue de vacío
(algo previsible, considerando que sólo contaba con dos insuficientes menciones:
película y música; en palabras de Rovira, "porque los vascos son así") y que Magical Girl (Concha de Oro en San Sebastián) habría tenido el mismo destino de no contar con la repentina actriz
de moda, Bárbara Lennie, en su
reparto. Presente, tanto en la categoría secundaria (colándose por encima de la
magnífica Itziar Aizpuru de la mencionada Loreak),
como en la protagonista, la versátil intérprete se alzó como vencedora en la
segunda por encima del extraordinario trabajo de Macarena Gómez en Musarañas, ópera prima de Juanfer Andrés y Esteban Roel que debió conformarse con un justo
galardón a mejor maquillaje y peluquería (no tanto por la excesiva sangre
falsa, como por la cuidada imagen de los intérpretes).
Todas las quinielas apuntaban a Bárbara Lennie y Javier Gutiérrez como triunfadores |
Pese a la
altísima calidad del resto de categorías, hay dos que ya son mediocres por tradición:
guion adaptado y film de animación. Gracias a la falta de competencia, Mortadelo
y Filemón contra Jimmy el Cachondo se alzó con los dos, emulando las
victorias de Arrugas (Ignacio
Ferreras, 2011) y Las aventuras de Tadeo
Jones (Enrique Gato, 2012). De todos modos, hay que reconocer la valía de
la cinta, de calidad infinitamente superior al anterior intento de Javier Fesser
de llevar a los personajes del cómic a la pantalla grande (en la infumable La gran aventura de Mortadelo y Filemón,
2003). Por cierto, Mortadelo y Filemón
contra Jimmy el Cachondo es, junto a Tadeo
Jones, la película animada con más nominaciones a los Goya (cinco). Del
mismo modo, Paco de Lucía: la búsqueda es, con tres menciones, el
documental más nominado de estos premios, aunque finalmente sólo se hizo con el
previsible galardón principal. Por cierto, tanto el presidente de la Academia (Enrique
González Macho) como los propios vencedores, reivindicaron la importancia de
los cortometrajes, siendo premiados en sus respectivas categorías Café
para llevar, de Patricia Font (ficción), Walls, de Miguel López
Beraza (documental) y Juan y la Nube, de Giovanni
Maccelli (animación). “Los cortos no son el futuro del cine, sino su presente”,
clamó éste último.
"Me resulta imposible hablar de Antonio Banderas sin incluirme", admitió el gran Pedro Almodóvar |
Finalmente,
hay que destacar que tanto la mejor película europea (la polaca Ida,
de Pawel Pawlikowski), como la mejor cinta hispanoamericana (Relatos salvajes, de Damián Szifrón), son favoritas para el Óscar a mejor film
de habla no inglesa. La divertida cinta hispano-argentina coproducida por Pedro
Almodóvar optaba a nueve galardones, pero, como ya le sucedió a la oscarizada El secreto de sus ojos (Juan José
Campanella, 2011) en su día, vio sus opciones mermadas por no ser completamente
castiza (algo, por otro lado, comprensible, considerando que ambas arrasaron en
los Premios Sur argentinos, donde encajan mucho mejor). Bastante absurdo es ya que una obra tan claramente
argentina arrebatara tantas nominaciones en los Goya a pequeñas joyas españolas como 10.000 km, Carmina y amén o Loreak,
que, sin lugar a dudas, hubieran corrido mejor suerte de estrenarse en un año
menos competitivo. De hecho, es una pena que el cine comercial haya invadido, tanto las nominaciones [cuyo análisis podéis leer aquí], como el palmarés, pese a que el mero hecho de mezclar los conceptos "cine español" y "comercial" supone una gran alegría.
Aunque no exento de gallos, el número musical "Resistiré" se salvó gracias al mensaje |
Y es que, contrastando fuertemente con el mediocre 2013, el 2014 ha sido un año magnífico para
nuestra cinematografía, que se ha ganado, no sólo a la crítica, sino también al
exigente público. "Una de cada cuatro entradas de cine vendidas durante el
2014 era para una película española", recordó el productor de La isla mínima. Ante esto, no sorprende
que González Macho insistiera en la necesidad de la bajada del IVA cultural,
que sigue siendo el principal lastre del cine español. Y es que, por mucho que
Wert intentase negarlo, este Gobierno es un claro enemigo de la cultura. Con
razón Pedro Almodóvar, quien hizo entrega a Antonio Banderas de un prematuro Goya de Honor, se presentó con un "Buenas
noches señores de la cultura y amigos del cine español; señor Wert, usted no
está incluido en esto". En cualquier caso, en un país donde infravalorar al
propio cine se ha convertido en deporte nacional, 10.000 km, Carmina y amén,
El Niño, Hermosa Juventud, La isla
mínima, Loreak, Magical Girl, Marsella, Musarañas, Mortadelo
y Filemón contra Jimmy el Cachondo, Ocho
apellidos vascos, Paco de Lucía: la
búsqueda y Relatos salvajes son la
mejor respuesta posible. El cine español resistirá. Siempre.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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Juan Roures.
ResponderEliminarla gala la encontré con un buen arranque pero se iba desinflando por momentos.
me gustó el desplante de Almodovar y el discurso de Banderas,pero sobraron muchas cosas,como la extensa intervención del presidente de la Academia.
Por otro lado, sigo sin comprender el escaso reconocimiento a "Carmina y Amén" y "Musarañas" dos de las mejores películas españolas que he visto durante el 2014.
Macarena en el papel de Montse merecía un goya,como también lo merecía el mismísimo José Sacristán por "Magical Girl"(http://historias-troyanas.blogspot.com.es/2015/02/magical-girl.html)
En lo que sí estoy de acuerdo es el reconocimiento a La Isla Mínima,para mí muy superior en trama e interpretación a "El niño".
Saludosss!
Coincido en que este año el nivel ha aumentado mucho! (El año pasado daba verdadera pereza ver algunos títulos...).
ResponderEliminarSin embargo, los académicos están acostumbrados a condensar todos los premios en torno a un único título, como si con ello pretendiensen remarcar que es MUY bueno, cuando muestra todo lo contrario: unos premios repartidos es síntoma de talento en distintos apartados en diferentes películas y de un jurado con criterio.
El premio con el que más desencantado estoy es con el de Mejor actriz revelación, ya que ni siquiera recuerdo a su ganadora y sí al resto de nominadas.
Sin entar a valorar al propio Dani Rovira sí que he de decir que me parece muy raro que haya un presentador-nominado-ganador.
Que el cine comercial haya invadido las nominaciones no me parece tan grave, si eso quiere decir que también ha invadido las salas y las ha llenado de público como ha sido el caso; a ver si así cambia la percepción de la gente del cine español.
Un saludo!
El hecho de que una de cada cuatro entradas que se hayan vendido en las salas sea para ver una película española, demuestra que algo se mueve en el cine español y que se empieza a entender algo, al menos en este sector de cineastas que solemos agrupar bajo esta etiqueta que es injusto extender a todos los realizadores nacidos en este país y que trabajan en él. El problema reside en las propias raíces, en no entender lo que es hacer planteamientos universales y no tan castizos y tan propios, incluso, de ciertas áreas de Madrid, que apenas reconocemos el resto de españoles. Y este es el cine de patio de vecinos que se identifica con el cine de autor y no el mainstream o blockbuster, que, al parecer, es el que reclama el gran público. 'La isla mínima' o 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', son ejemplos de cómo despegar y aproximarse a producciones como las de Terrence Malik (quizás esto sea exagerado), y todos aquellos que intentan jugar con la naturaleza como un protagonista de sus relatos, va ya por el buen camino. 'El Niño' no es otra cosa que un thriller estandar de los que los norteamericanos hacen como churros, además mejor.
ResponderEliminarIr con pretensiones de autor sin moverse de los planteamientos de hace treinta años no es positivo. Recordemos el debate de Jenaro Talens y John J.Healey, cuya tesis levantó y seguirá levantando ampollas, cuando el inglés sostenía que la lengua española, tal y como está expresada en España, no casa bien con el cine, pues basta con encender el televisor para ver y oír las voces, los gestos y muecas teatrales y forzadas, (...) la gran mayoría de los españoles utilizan frases hechas acopladas con un lenguaje corporal que impregna generaciones y regiones; por eso vascos, catalanes, andaluces, extremeños, todos a una utilizan los mismos gestos y tonos de voz que se ven en el madrileño barrio de Salamanca. No sé si este análisis, muy duro, pero que da alguna clave, seguirá molestando; lo que si es cierto es que sigue apartando al público de cierto cine español. Lo mejor que se puede hacer con una película es analizar como los diferentes autores se enfrenta, con sus peculiaridades, a los diferentes géneros y si logran traspasar fronteras, porque los temas que plantean son entendidos por un espectador de cualquier parte del mundo.
No obstante yo puedo ser la más equivocada de todos. Un abrazo.
Pues no vi la gala, la verdad. Estaba puesta en la tv del bar donde estaba tomando algo y apenas vi algún momento, aunque como no lo oía, me dio igual.
ResponderEliminarNo me resulta nada interesante este tipo de premios y a la hora de ver o no ver una película no me influye que haya sido la ganadora de nosecuantos galardones.
Saludos.