“Nuestra
industria, nuestro cine, hecho con muchísimo cariño, con esfuerzo, con
disciplina y con muchísimo talento, está muy por encima de nuestro ministro de anti-Cultura”, afirmó el gran
Javier Bardem en la gala de premios Goya más aburrida y carente de
competitividad que se recuerda. “¿De verdad no ha venido el ministro?
Por un día que podía tener una entrada de cine sin IVA. Yo creo que al final
vendrá, porque, además de ministro de cultura, es ministro de educación”, dijo el
simpático pero soso presentador Manel Fuentes al inicio de la gala.
David Trueba y Natalia Molina se agradecieron los premios respectivamente |
Como cabía esperar, la ausencia del
ministro Wert por “problemas de agenda” (desmentidos por Londres para
humillación del mismo) fue el tema más recurrente y, tal y como se previó el
año pasado, la subida del IVA cultural y la reducción de las ayudas ha
convertido al 2013 en uno de los peores años de la historia reciente del cine
español. Cinco títulos competían por los principales premios en una de las
ceremonias más reñidas que se recuerdan; reñida por la mediocre calidad media que ha ocasionado la
mezcla de guiones irregulares y falta de medios para llevarlos a cabo.
Tal y como preví (por descarte), la gran
triunfadora de la noche fue la emotiva Vivir es fácil con los ojos cerrados,
con la que David Trueba se desquitó tras nueve nominaciones fallidas y se llevó
a casa dos merecidos premios: director y guión original. Su protagonista,
Javier Cámara, optaba al Goya por sexta vez y vio por fin hecho realidad su
sueño de ser designado el mejor actor del año, aunque escondió su emoción mucho
mejor que Natalia de Molina, una maravillosa actriz revelación bastante reivindicativa que
terminó su largo y emotivo discurso (donde hubo sitio para dar gracias al equipo, mencionar a maestros y criticar la ley del aborto), con un “nos lo quitarán
todo, pero no nuestros sueños”. Sin ser una obra maestra, esta comedia
dramática sobre un profesor que utiliza las canciones
de The Beatles para enseñar inglés en la España de 1966 y decide viajar hasta a
Almería para conocer a John Lennon ha sido sin duda la mejor producción
española del año y reconocida como tal con el premio de mejor película, además
del concerniente a mejor banda sonora para Pat Metheny, sumando un total de
6 galardones sobre 7 nominaciones.
Terele Pávez y Javier Cámara obtuvieron por fin el merecido Goya tras varias nominaciones fallidas |
Al film de
Trueba, cuyo título evoca a una de nuestras infantas, tan sólo se le escapó el premio a mejor diseño de vestuario (única
categoría donde competía la irregular Los amantes pasajeros, exageración
de Pedro Almodóvar), que fue a parar merecidamente a Las brujas de Zugarramurdi.
Esta comedia de terror, de inicio brillante y final infumable, fue la otra gran
triunfadora de la noche, al obtener 8 premios a partir de sus 10 candidaturas. Sin
embargo, se trata de una victoria amarga, ya que no optaba a ninguno de los
premios principales, lo que algunos interpretaron como un castigo de la
Academia a su creador Alex de la Iglesia por sus ideas sobre la propiedad
intelectual; nada más lejos de la realidad: simplemente se trata de un film
narrativamente mediocre y técnicamente fascinante. Así lo demostraron sus merecidos
premios a mejor montaje, maquillaje y peluquería, sonido, efectos especiales, dirección
artística y diseño de producción, todos ellos bastante cantados pese a que Zipi
y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos, habría sido una digna
ganadora de cualquiera de los dos últimos.
Alex O'Dogherty protagonizó el único gag memorable de una gala donde la gracia brilló por su ausencia |
Los académicos
no han perdonado las exageradas libertades que se ha tomado este último film
con respecto al comic original y no ha convertido en premio ninguna de sus
merecidas 4 nominaciones pese a que se trata de una de las pocas películas
españoles del año capaces de cumplir su cometido, que, en este caso, es el de
entretener a los más pequeños de la casa con fantasía y aventuras bien hiladas.
Y sí, eso lo convierte en una gran película, siendo de agradecer que el cine
español preste atención a los niños por una vez. También apta para
niños pero mucho más aburrida era Futbolín (Metegol), co-producción
argentino-española de Juan José Campanella que se impuso a la simplona pero
aparente favorita Justin y la espada del valor, de Manuel Sicilia, en la categoría de mejor película de animación, que realmente debería haber quedado desierta. España necesita cuidar más sus guiones, ya que no tiene sentido que se
invierta tanto dinero en una animación perfecta y luego no se preste atención a la
historia.
Trueba habló por la tímida productora Cristina Huete, ganadora del gran premio de la noche |
Quizá gracias
a la baja calidad media, la Academia aprovechó para compensar a grandes
talentos del cine español que seguían sin Goya. A Trueba y Cámara se sumó a
este respecto Terele Pávez, que, embotada en una especie de bolsa de basura
roja, prácticamente no pudo hablar de la emoción. No obstante, fue tal la alegría
y el amor que transmitían sus palabras, que poco importó la falta de estilismo
y don de palabra. Suyo fue el único premio no técnico obtenido por Las brujas de Zugarramurdi, que con 8 galardones
igualó el dudoso honor de El rey pasmado
(Imanol Uribe, 1991) en cuanto a número de premios sin obtener el de mejor
película, con la diferencia de que éste sí fue candidato al mismo.
Roberto Álamo gana el Goya por su primera nominación |
A la película
del exdirector de la Academia sólo se le escaparon dos premios de los que también
optaba con pleno derecho: banda sonora y fotografía. Este último fue a parar,
tal y como se esperaba a Pau Esteve Birba por los bellos planos de Caníbal,
cuidada mezcla de homenaje al cine clásico y estética de bodegón. Fue éste el
único premio que obtuvo el extremadamente lento film de Manuel Martín Cuenca,
quien, pese a su talento visual, desperdició narrativamente la interesante
historia de un hombre que asesina y devora mujeres hasta que se enamora de una
de ellas. Como protagonista de Caníbal
y secundario de La gran familia española,
Antonio de la Torre repitió la hazaña del año pasado de optar a la vez a los
dos galardones, pero una vez más se quedó sin nada; eso sí, el Goya ya lo tiene
en su casa desde 2006 gracias a AzulOscuroCasiNegro,
ópera prima de Daniel Sánchez Arévalo, quien también obtuvo el Goya por la
misma aquel año.
Este último
fue el gran perdedor de la noche, ya que las 11 candidaturas de su comedia La
gran familia española la convertían aparentemente en la favorita. A mí,
no obstante, no me sorprende su derrota, ya que, aunque en ocasiones
desternillante, el guión de la historia muestra un despropósito tras otro y la emotividad está
demasiado forzada: sencillamente, los personajes no son creíbles, algo que no
deja de ser importante por mucho que se trate de una comedia. Muchos la han
comparado con el anterior film del cineasta, Primos (2011), película bastante más redonda que, no obstante,
recibió bastante menos atención por parte de la Academia.
Con La herida, Fernando Franco se ha convertido en uno de los directores noveles más aclamados |
De todos
modos, hay que reconocer el logro de La
gran familia española de atraer al público español a las salas con una
esencia tan castiza (aunque el único éxito de taquilla español del año ha sido Las brujas de Zugarramurdi), con lo que
sus dos premios son bienvenidos. Estos fueron los siguientes: mejor canción
para la maravillosa “Do you really want to be in love?”, que se impuso a la
también nostálgica “Aquí sigo”, de Una noche en el viejo México (que,
al ser dirigida y producida por Emilio Aragón en EE.UU., sólo optó a los dos
galardones musicales), y mejor actor de reparto para Roberto Álamo, quien se
acordó en su discurso del recientemente fallecido Philip Seymour Hoffman y, por
supuesto, de Wert: “me gustaría que me hubieses honrado con tu presencia y sin
embargo, me has deshonrado. Este premio no está dedicado a ti”, dijo sin
tapujos.
Marian Álvarez también fue galardonada en San Sebastián |
También Marian
Álvarez, cuyo premio a mejor actriz por La herida era quizá el más cantado y
merecido de la velada, aprovechó su emotivo y bien estructurado discurso para
la reivindicación: “quiero dedicarlo a todas las mujeres que pelean por
nuestros derechos. No vamos a permitir que nada ni nadie decida por nosotras”;
por supuesto, la ovación no pudo ser mayor. Esta pequeña película llegó a sonar
como favorita para el premio principal, pero al final hubo de conformarse con
el de mejor dirección novel para Fernando Franco. Personalmente, creo que se
trata de una impresionante ópera prima, pero entre tanto sufrimiento y planos
silenciosos, el director ha olvidado contar una historia que haga más entretenido
su, por otra parte, perfecto retrato de la depresión.
De todos
modos, 2013 ha sido un año difícil y hay que felicitar a aquellos que han
conseguido hacerse un hueco en el séptimo arte; los competidores de Franco eran
Jorge Dorado por Mindscape, Neus Ballus por La plaga y sobre todo Rodrigo
Sorogoyen por Stockholm, que, rodada gracias a la ayuda de familiares y
amigos, ha sido la sorpresa del año al llevarse el recién inaugurado Premio
Feroz a mejor película dramática y colarse en tres categorías de los Goya:
ópera prima, actriz (Aura Garrido) y actor revelación, premio que obtuvo merecidamente
Javier Pereira, quien, con marcas de pintalabios en el rostro, lo dedicó a todo
el equipo. Y es que, más que nunca,
puede verse dicho premio como un reconocimiento a todas las personas que
hicieron posible este pequeño film excepcional (al menos, durante la mitad de su metraje) en un momento tan difícil.
Javier Pereira recogió su Goya en nombre de Stockholm |
De vacío pese a contar con 7 nominaciones se marchó la merecidamente designada como mejor comedia del año por los Premios Feroz: 3
bodas de más, dirigida por Javier Ruíz Caldera y protagonizada por la
maravillosa Inma Cuesta, cuya sonrisa, estilo y belleza fueron una de las pocas
luces de la gala. Y es que la eternidad de los discursos y la falta de frescura
de los gags cómicos (a destacar la infumable broma de las películas no hechas y
el número musical de vergüenza ajena) convirtieron a la gala en una de las más
pesadas que se recuerda. Y eso que el pobre Manel Fuentes estuvo bastante -quizá demasiado- correcto, agradable, educado y dispuesto a mojarse: “Montoro tampoco está, con lo que le gusta el cine español.
No se lo vamos a tener en cuenta por lo que pueda pasar…”; en una sola frase,
Manel hizo relación a dos de los peores momentos del ministro de hacienda: sus
polémicas palabras contra el cine español y su confesión de emplear información
privilegiada como objeto de amenaza.
Goya de Honor para Jaime de Armiñán, director de Mi querida señorita (1971) y El nido (1979) |
Tampoco
faltaron las bromas sobre los perdedores: “este es el ambiente de esta gala:
gente tensa que finge que no está tensa”, bromeó antes de recordar que por cada
feliz ganador hay tres perdedores infelices (cuatro en el caso de la mejor
película, ya que este año se ha ampliado el número de nominaciones a cinco en
dicha categoría). Entre estos últimos destaca Carlos Bardem, que volvió a
quedarse a las puertas del Goya por Alacrán enamorado, entretenida pero nada novedosa historia de amor, boxeo y nazis
que no consiguió convertir en premio ninguna de sus 4 nominaciones. Y es que el
hermano de Javier Bardem se quedó sin premio en 2008 por la Celda de 211 de Daniel Monzón pese a
partir como favorito y esta vez también contaba con bastantes posibilidades
(bastantes más que Juan Diego Botto, nominado sorpresa por la nada aclamada Ismael,
de Marcelo Piñeiro, por lo menos).
Mariano Barroso, director y guionista de Todas las mujeres, fue el más reivindicativo de la gala |
Uno de los
premios más merecidos de la noche (de nuevo, por descarte, ya que el guión adaptado suele ser la categoría más floja de los galardones) fue a parar a Mariano Barroso y Alejandro
Hernández por Todas las mujeres, historia de un veterinario (fantástico
Eduard Fernández que probablemente habría ganado el Goya de no contar ya con
dos premios en su haber) que se enfrenta a las mujeres que han marcado su vida (fantásticas
nominadas Nathalie Poza y María Morales incluidas) a raíz de un problema
económico y, poco a poco, se conoce a sí mismo. Barroso, que es también el
director del film, dio en el clavo al afirmar que “si el ministro de Defensa no fuera al desfile de las Fuerzas Armadas
seguramente su jefe lo despediría al día siguiente, pero lo que pasa es que
este jefe manda poco”, incluso afirmando que “sería bueno que Wert dimitiera”.
Quizá el premio más celebrado fue el de Azul y no tan rosa, fantástica mejor película iberoamericana |
De todos modos, la categoría con mayor
calidad de la noche era, de lejos, la de mejor película europea. El maravilloso
retrato de la vejez de Michael Haneke en la austriaca Amor se impuso finalmente a la italiana La gran belleza, de Palo Sorrentino; la francesa La vida de Adèle, de Abdellatif
Kechiche, y la danesa La caza,
de Thomas Vinterberg, pero lo cierto es que cualquiera de las cuatro podría
haber ganado. Menos espectaculares pero también interesantes eran los títulos
que competían por el Goya a mejor película iberoamericana, que finalmente
recayó en la genial comedia dramática Azul
y no tan rosa, de Miguel Ferrari, quien lo recogió con una grandísima
emoción y nos recordó que se trata del primer film venezolano en obtener tal
distinción. El film se impuso a la argentina El médico alemán, de Lucía Puenzo; la chilena Gloria de Sebastián Lelio, y la
mexicana La jaula de oro, de
Diego Quemada-Díez.
Todos los premiados junto a Manel, presentador de la gala |
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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Hace tiempo que le tengo ganas a 'Vivir es fácil..' pero me ha sido imposible verla. Estoy de acuerdo con los premios y me alegro un montón por 'La brujas...' que debería haber estado nominada también en la categoría de director y película. En fin...
ResponderEliminarY como no podía ser de otra manera, totalmente merecido el premio para Marian Álvarez que está genial!!
En cuanto a la ceremonia creo que Manel Fuentes ha sido uno de los peores presentadores en la historia de estos premios. Y el número musical creo que también sobraba pero por lo menos no ha sido muy largo...
Saludos.
Hola! Sí, Marian está maravillosa y Las brujas de Zugarramurdi podría haber entrado en película y director por encima de 15 años y un día, pero tampoco me parece una obra muy redonda... Sobre Manel, la verdad es que no me parece que estuviera tan mal, pero le faltó chispa. Y el número fue horrible, lo peor de la gala. Un saludo.
EliminarEs una pena que este año la calidad de las películas haya sido tan baja, lo que me sorprende es que siendo tan poco emocionantes los premios este año, no se esforzaran más en hacer entretenida la gala, ¿tú qué le hubieras puesto?
ResponderEliminarSí, la verdad es que ha sido un año flojo en todos los sentidos. Yo creo que podían hacer más imaginativa la entrega de premios y, a la vez, instructiva, por ejemplo con vídeos de explicación del proceso de las categorías (¿cómo se valora el diseño de producción, cómo se crea el vestuario...?, siempre con humor, claro.
EliminarLa gala fue un rollo pero tu artículo fue genial :)
ResponderEliminarGracias! A mí me gusta ver la gala siempre de todos modos, pero es cierto que este año fue mediocre.
EliminarLa gala bastante larga, me cae bien Manel Fuentes, pero no estaba a la altura. Aunque soy amante del musical en general, el momento musical dejaba mcho que desear, una pena.
ResponderEliminarMuy buen artículo!
Saludos!
Gracias, la verdad es que da rabia que sea tan cutres con los números musicales. Un cosa es que queden graciosos y otra que falte ensayo y afinación. Para mí este año fue una vergüenza (y eso que disfruté con el del año pasado con Concha Velasco). Un saludo
EliminarLa verdad es que me la refanfinfla bastante este tipo de premios. Me gusta que los actores usen su popularidad para dar a conocer problemas sociales, que se impliquen en causas humanitarias, que pongan cara a las injusticias, pero los Goya se han convertido en un concurso de "a ver quien se mete más con el gobierno", y el que no lo haga ya no les parece "guay" y seguramente lo tacharán de afín al poder, eso por no hablar de la hipocresía de algunos con los ERES... Que cada uno haga en su tiempo libre lo que quiera (y si es por un bien social o por llamar la atención sobre alguna injusticia, me parece loable, pero hacerlo de cara a la galería me resulta muy artificial).
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Charly. La verdad es que yo no sé qué pensar. Por un lado, es una pena que una gala que debería centrarse en el cine termine dando más pie a temas políticos que otra cosa, pero, por otro, en un país de comunicación unidireccional donde los políticos no escuchan a los ciudadanos, no está mal oír opiniones contrarios en eventos públicos, ya que, además, suelen decir cosas que la mayoría piensa, como con respeto a Wert o el aborto. Un saludo!
EliminarMuy buen artículo. Tengo muchísimas ganas de ver, "Vivir es fácil con los ojos cerrados". La gala me gustó, salvo momentos que fueron pesados y tediosos. Me entusiasmó como se emocionaron los premiados, sobretodo, Terele Pávez, Javier Cámara y Marian Álvarez.
ResponderEliminarGracias Éowyn! Para mi los dicursos de los actores premiados fueron lo más emocionante de una gala a la que falto ritmo y gracia por todos lados. "Vivir es fácil con los ojos cerrados" vuelve a los cines, así que tienes otra oportunidad. Un saludo.
EliminarGracias a tí, Juan!
EliminarPorque escribres unos artículos muy buenos! Siempre me quedo fascinada con leerte! Espero poder ir una tarde al cine para no perderme la peli "Vivir es fáci..." En cuanto la vea hare un post en mi blgo.
Un saludo!
Debo reconocer el mérito que tiene que hayas ocupado tu precioso tiempo en hacer este relato, para el que yo me siento absolutamente incapaz. No sé que nos pasa, además de la patente carencia de recursos de todo tipo, pero por mucha emoción que le eches, siempre sales escaldado. Si otras veces te felicito por tus inmejorables relatos, hoy estoy dispuesta a besar por donde pisas, porque tiene mérito. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarjajaja, nunca me habían dedicado un cumplido tan extraño! Gracias! La verdad es que los Goya para mi son importantes, al igual que el cine español, y defenderé ambos a capa y espada, pero siempre desde la objetividad. Este año no puedo negar que ha sido mediocre tanto a nivel de películas como de ceremonia... Y que conste que me duele decirlo, pero es la verdad: en general, tenemos mucho que mejorar. Gracias por tus siempre fieles comentarios. Un abrazo :)
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