10 febrero 2014

Premios Goya 2014: palmarés, comentario y análisis de la gala

“Nuestra industria, nuestro cine, hecho con muchísimo cariño, con esfuerzo, con disciplina y con muchísimo talento, está muy por encima de nuestro ministro de anti-Cultura”, afirmó el gran Javier Bardem en la gala de premios Goya más aburrida y carente de competitividad que se recuerda. “¿De verdad no ha venido el ministro? Por un día que podía tener una entrada de cine sin IVA. Yo creo que al final vendrá, porque, además de ministro de cultura, es ministro de educación”, dijo el simpático pero soso presentador Manel Fuentes al inicio de la gala.

David Trueba y Natalia Molina, Goyas a mejor director y actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados
David Trueba y Natalia Molina se
agradecieron los premios respectivamente
Como cabía esperar, la ausencia del ministro Wert por “problemas de agenda” (desmentidos por Londres para humillación del mismo) fue el tema más recurrente y, tal y como se previó el año pasado, la subida del IVA cultural y la reducción de las ayudas ha convertido al 2013 en uno de los peores años de la historia reciente del cine español. Cinco títulos competían por los principales premios en una de las ceremonias más reñidas que se recuerdan; reñida por la mediocre calidad media que ha ocasionado la mezcla de guiones irregulares y falta de medios para llevarlos a cabo.

Tal y como preví (por descarte), la gran triunfadora de la noche fue la emotiva Vivir es fácil con los ojos cerrados, con la que David Trueba se desquitó tras nueve nominaciones fallidas y se llevó a casa dos merecidos premios: director y guión original. Su protagonista, Javier Cámara, optaba al Goya por sexta vez y vio por fin hecho realidad su sueño de ser designado el mejor actor del año, aunque escondió su emoción mucho mejor que Natalia de Molina, una maravillosa actriz revelación bastante reivindicativa que terminó su largo y emotivo discurso (donde hubo sitio para dar gracias al equipo, mencionar a maestros y criticar la ley del aborto), con un “nos lo quitarán todo, pero no nuestros sueños”. Sin ser una obra maestra, esta comedia dramática sobre un profesor que utiliza las canciones de The Beatles para enseñar inglés en la España de 1966 y decide viajar hasta a Almería para conocer a John Lennon ha sido sin duda la mejor producción española del año y reconocida como tal con el premio de mejor película, además del concerniente a mejor banda sonora para Pat Metheny, sumando un total de 6 galardones sobre 7 nominaciones.

Terele Pávez y Javier Cámara, Goyas a mejor actriz de reparto (Las brujas de Zugarramurdi) y actor (Vivir es fácil...)
Terele Pávez y Javier Cámara obtuvieron por fin 
el merecido Goya tras varias nominaciones fallidas
Al film de Trueba, cuyo título evoca a una de nuestras infantas, tan sólo se le escapó el premio a mejor diseño de vestuario (única categoría donde competía la irregular Los amantes pasajeros, exageración de Pedro Almodóvar), que fue a parar merecidamente a Las brujas de Zugarramurdi. Esta comedia de terror, de inicio brillante y final infumable, fue la otra gran triunfadora de la noche, al obtener 8 premios a partir de sus 10 candidaturas. Sin embargo, se trata de una victoria amarga, ya que no optaba a ninguno de los premios principales, lo que algunos interpretaron como un castigo de la Academia a su creador Alex de la Iglesia por sus ideas sobre la propiedad intelectual; nada más lejos de la realidad: simplemente se trata de un film narrativamente mediocre y técnicamente fascinante. Así lo demostraron sus merecidos premios a mejor montaje, maquillaje y peluquería, sonido, efectos especiales, dirección artística y diseño de producción, todos ellos bastante cantados pese a que Zipi y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos, habría sido una digna ganadora de cualquiera de los dos últimos.

Alex O'Dogherty en los Goya
Alex O'Dogherty protagonizó el único gag memorable
de una gala donde la gracia brilló por su ausencia
Los académicos no han perdonado las exageradas libertades que se ha tomado este último film con respecto al comic original y no ha convertido en premio ninguna de sus merecidas 4 nominaciones pese a que se trata de una de las pocas películas españoles del año capaces de cumplir su cometido, que, en este caso, es el de entretener a los más pequeños de la casa con fantasía y aventuras bien hiladas. Y sí, eso lo convierte en una gran película, siendo de agradecer que el cine español preste atención a los niños por una vez. También apta para niños pero mucho más aburrida era Futbolín (Metegol), co-producción argentino-española de Juan José Campanella que se impuso a la simplona pero aparente favorita Justin y la espada del valor, de Manuel Sicilia, en la categoría de mejor película de animación, que realmente debería haber quedado desierta. España necesita cuidar más sus guiones, ya que no tiene sentido que se invierta tanto dinero en una animación perfecta y luego no se preste atención a la historia.

David Trueba y Cristina Huete, Vivir es fácil con los ojos cerrados
Trueba habló por la tímida productora Cristina Huete,
ganadora del gran premio de la noche
Quizá gracias a la baja calidad media, la Academia aprovechó para compensar a grandes talentos del cine español que seguían sin Goya. A Trueba y Cámara se sumó a este respecto Terele Pávez, que, embotada en una especie de bolsa de basura roja, prácticamente no pudo hablar de la emoción. No obstante, fue tal la alegría y el amor que transmitían sus palabras, que poco importó la falta de estilismo y don de palabra. Suyo fue el único premio no técnico obtenido por Las brujas de Zugarramurdi, que con 8 galardones igualó el dudoso honor de El rey pasmado (Imanol Uribe, 1991) en cuanto a número de premios sin obtener el de mejor película, con la diferencia de que éste sí fue candidato al mismo.

Roberto Álamo, mejor actor de reparto por La gran familia española
Roberto Álamo gana el Goya por su
primera nominación
A la película del exdirector de la Academia sólo se le escaparon dos premios de los que también optaba con pleno derecho: banda sonora y fotografía. Este último fue a parar, tal y como se esperaba a Pau Esteve Birba por los bellos planos de Caníbal, cuidada mezcla de homenaje al cine clásico y estética de bodegón. Fue éste el único premio que obtuvo el extremadamente lento film de Manuel Martín Cuenca, quien, pese a su talento visual, desperdició narrativamente la interesante historia de un hombre que asesina y devora mujeres hasta que se enamora de una de ellas. Como protagonista de Caníbal y secundario de La gran familia española, Antonio de la Torre repitió la hazaña del año pasado de optar a la vez a los dos galardones, pero una vez más se quedó sin nada; eso sí, el Goya ya lo tiene en su casa desde 2006 gracias a AzulOscuroCasiNegro, ópera prima de Daniel Sánchez Arévalo, quien también obtuvo el Goya por la misma aquel año.

Este último fue el gran perdedor de la noche, ya que las 11 candidaturas de su comedia La gran familia española la convertían aparentemente en la favorita. A mí, no obstante, no me sorprende su derrota, ya que, aunque en ocasiones desternillante, el guión de la historia muestra un despropósito tras otro y la emotividad está demasiado forzada: sencillamente, los personajes no son creíbles, algo que no deja de ser importante por mucho que se trate de una comedia. Muchos la han comparado con el anterior film del cineasta, Primos (2011), película bastante más redonda que, no obstante, recibió bastante menos atención por parte de la Academia.

Fernando Franco, mejor director novel por La herida
Con La herida, Fernando Franco se ha convertido en 
uno de los directores noveles más aclamados
De todos modos, hay que reconocer el logro de La gran familia española de atraer al público español a las salas con una esencia tan castiza (aunque el único éxito de taquilla español del año ha sido Las brujas de Zugarramurdi), con lo que sus dos premios son bienvenidos. Estos fueron los siguientes: mejor canción para la maravillosa “Do you really want to be in love?”, que se impuso a la también nostálgica “Aquí sigo”, de Una noche en el viejo México (que, al ser dirigida y producida por Emilio Aragón en EE.UU., sólo optó a los dos galardones musicales), y mejor actor de reparto para Roberto Álamo, quien se acordó en su discurso del recientemente fallecido Philip Seymour Hoffman y, por supuesto, de Wert: “me gustaría que me hubieses honrado con tu presencia y sin embargo, me has deshonrado. Este premio no está dedicado a ti”, dijo sin tapujos.

Marian Álvarez, mejor actriz por La herida
Marian Álvarez también fue
galardonada en San Sebastián
También Marian Álvarez, cuyo premio a mejor actriz por La herida era quizá el más cantado y merecido de la velada, aprovechó su emotivo y bien estructurado discurso para la reivindicación: “quiero dedicarlo a todas las mujeres que pelean por nuestros derechos. No vamos a permitir que nada ni nadie decida por nosotras”; por supuesto, la ovación no pudo ser mayor. Esta pequeña película llegó a sonar como favorita para el premio principal, pero al final hubo de conformarse con el de mejor dirección novel para Fernando Franco. Personalmente, creo que se trata de una impresionante ópera prima, pero entre tanto sufrimiento y planos silenciosos, el director ha olvidado contar una historia que haga más entretenido su, por otra parte, perfecto retrato de la depresión.

De todos modos, 2013 ha sido un año difícil y hay que felicitar a aquellos que han conseguido hacerse un hueco en el séptimo arte; los competidores de Franco eran Jorge Dorado por Mindscape, Neus Ballus por La plaga y sobre todo Rodrigo Sorogoyen por Stockholm, que, rodada gracias a la ayuda de familiares y amigos, ha sido la sorpresa del año al llevarse el recién inaugurado Premio Feroz a mejor película dramática y colarse en tres categorías de los Goya: ópera prima, actriz (Aura Garrido) y actor revelación, premio que obtuvo merecidamente Javier Pereira, quien, con marcas de pintalabios en el rostro, lo dedicó a todo el equipo.  Y es que, más que nunca, puede verse dicho premio como un reconocimiento a todas las personas que hicieron posible este pequeño film excepcional (al menos, durante la mitad de su metraje) en un momento tan difícil.

Javier Pereira, mejor actor revelación por Stockholm
Javier Pereira recogió su Goya en nombre de Stockholm
De vacío pese a contar con 7 nominaciones se marchó la merecidamente designada como mejor comedia del año por los Premios Feroz: 3 bodas de más, dirigida por Javier Ruíz Caldera y protagonizada por la maravillosa Inma Cuesta, cuya sonrisa, estilo y belleza fueron una de las pocas luces de la gala. Y es que la eternidad de los discursos y la falta de frescura de los gags cómicos (a destacar la infumable broma de las películas no hechas y el número musical de vergüenza ajena) convirtieron a la gala en una de las más pesadas que se recuerda. Y eso que el pobre Manel Fuentes estuvo bastante -quizá demasiado- correcto, agradable, educado y dispuesto a mojarse: “Montoro tampoco está, con lo que le gusta el cine español. No se lo vamos a tener en cuenta por lo que pueda pasar…”; en una sola frase, Manel hizo relación a dos de los peores momentos del ministro de hacienda: sus polémicas palabras contra el cine español y su confesión de emplear información privilegiada como objeto de amenaza.

Jaime de Armiñán, Goya de Honor
Goya de Honor para Jaime de Armiñán, director de
Mi querida señorita (1971) y El nido (1979)
Tampoco faltaron las bromas sobre los perdedores: “este es el ambiente de esta gala: gente tensa que finge que no está tensa”, bromeó antes de recordar que por cada feliz ganador hay tres perdedores infelices (cuatro en el caso de la mejor película, ya que este año se ha ampliado el número de nominaciones a cinco en dicha categoría). Entre estos últimos destaca Carlos Bardem, que volvió a quedarse a las puertas del Goya por Alacrán enamorado, entretenida pero  nada novedosa historia de amor, boxeo y nazis que no consiguió convertir en premio ninguna de sus 4 nominaciones. Y es que el hermano de Javier Bardem se quedó sin premio en 2008 por la Celda de 211 de Daniel Monzón pese a partir como favorito y esta vez también contaba con bastantes posibilidades (bastantes más que Juan Diego Botto, nominado sorpresa por la nada aclamada Ismael, de Marcelo Piñeiro, por lo menos).

Todas las mujeres, mejor guión adaptado
Mariano Barroso, director y guionista de Todas las
mujeres
, fue el más reivindicativo de la gala
También con las manos vacías se marchó a casa 15 años y un día, escrita y dirigida por Gracia Querejeta, quien ya suma 5 nominaciones sin premio. De todos modos, esta vez no puede quejarse ya que muchos consideran que las 7 nominaciones de su irregular drama adolescente son excesivas (y enviarla a competir a los Oscar un absoluto error). Quizá imaginando el desastre, Maribel Verdú, no acudió a la ceremonia pese a estar nominada a mejor actriz secundaria por el film, aunque lo cierto es que probablemente no le quedase muy buen sabor de boca después de las injustas críticas que recibió en la pasada ceremonia. Sí acudió Nora Novas, única nominada de Todos queremos lo mejor para ella, de Mar Coll, aunque las jóvenes Clara Lago, Dafne Fernández, Sandra Martín y Michele Jenner fueron de las pocas que supieron arreglarse con verdadero estilo (los más elegantes fueron ellos). Por desgracia, la pésima dirección de la gala supuso que apenas disfrutáramos de su bella presencia, ya que los enfocados fueran siempre los mismos. Especialmente vergonzoso fue el error de enfocar constantemente a Carlos Bayona, hermano gemelo del galardonado director de Lo imposible Juan Carlos Bayona, quien, junto a Pablo Berger (director de la pasada triunfadora, Blancanieves y del terrorífico anuncio navideño de la lotería, tal y como Manel nos recordó), entregó el premio a mejor director a David Trueba.

Uno de los premios más merecidos de la noche (de nuevo, por descarte, ya que el guión adaptado suele ser la categoría más floja de los galardones) fue a parar a Mariano Barroso y Alejandro Hernández por Todas las mujeres, historia de un veterinario (fantástico Eduard Fernández que probablemente habría ganado el Goya de no contar ya con dos premios en su haber) que se enfrenta a las mujeres que han marcado su vida (fantásticas nominadas Nathalie Poza y María Morales incluidas) a raíz de un problema económico y, poco a poco, se conoce a sí mismo. Barroso, que es también el director del film, dio en el clavo al afirmar que “si el ministro de Defensa no fuera al desfile de las Fuerzas Armadas seguramente su jefe lo despediría al día siguiente, pero lo que pasa es que este jefe manda poco”, incluso afirmando que “sería bueno que Wert dimitiera”.

El equipo de Azul y no tan rosa
Quizá el premio más celebrado fue el de Azul y no tan
rosa
, fantástica mejor película iberoamericana
Aunque, tal y como afirmó graciosamente Alex O'Dogherty en un divertido número musical con piano, a nadie le importan los premios a los cortos y documentales, se trató de recordar a los espectadores la importancia de estas obras audiovisuales. Abstenerse agencias (Gaizka Urresti), Cuerdas (Pedro Solís García) y Minerita (Raúl de la Fuente) fueron los cortometrajes galardonados en las categorías de ficción, animación y documental, respectivamente, correspondiendo el Goya a mejor largometraje documental a Las Maestras de la República, de Pilar Pérez Solano.

De todos modos, la categoría con mayor calidad de la noche era, de lejos, la de mejor película europea. El maravilloso retrato de la vejez de Michael Haneke en la austriaca Amor se impuso finalmente a la italiana La gran belleza, de Palo Sorrentino; la francesa La vida de Adèle, de Abdellatif Kechiche, y la danesa La caza, de Thomas Vinterberg, pero lo cierto es que cualquiera de las cuatro podría haber ganado. Menos espectaculares pero también interesantes eran los títulos que competían por el Goya a mejor película iberoamericana, que finalmente recayó en la genial comedia dramática Azul y no tan rosa, de Miguel Ferrari, quien lo recogió con una grandísima emoción y nos recordó que se trata del primer film venezolano en obtener tal distinción. El film se impuso a la argentina El médico alemán, de Lucía Puenzo; la chilena Gloria de Sebastián Lelio, y la mexicana La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez.

Todos los premiados junto a Manel, presentador de la gala
Gracias al buen ojo de los votantes, el palmarés final obtenido en esta edición de los premios Goya no ha sido tan mejorable como las nominaciones prometían, pero la falta de glamur y de gracia llevó a muchos a cambiar de canal a mitad de ceremonia (los expresentadores de la gala protagonizaron divertidos gags criticando la misma... con bastante razón). El lento discurso del cineasta clásico Jaime de Armiñán, receptor del Goya de Honor, tampoco ayudó, pero teniendo en cuenta sus 86 años se lo dejamos pasar. Menos perdón tuvo el presidente de la Academia Enríquez González Macho, cuyo escaso don de palabras recordó al de otro presidente con bastante más poder… De todos modos, se defendió con fuerza de quienes critican las subvenciones al cine español, recordándonos que, ante un IVA del 21%, es mayor la ayuda que recibe España del cine que la que obtiene el cine de España. Pero, números aparte, nuestro cine es parte esencial de nuestra cultura, de nuestro modo de vida y de nuestro patrimonio y debemos luchar por él. El entusiasta Javier Pereira, actor revelación del año, lo dejó claro en su discurso: “unámonos y ayudemos a salvar el cine, que es realmente lo importante”.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras 

15 comentarios:

  1. Hace tiempo que le tengo ganas a 'Vivir es fácil..' pero me ha sido imposible verla. Estoy de acuerdo con los premios y me alegro un montón por 'La brujas...' que debería haber estado nominada también en la categoría de director y película. En fin...
    Y como no podía ser de otra manera, totalmente merecido el premio para Marian Álvarez que está genial!!
    En cuanto a la ceremonia creo que Manel Fuentes ha sido uno de los peores presentadores en la historia de estos premios. Y el número musical creo que también sobraba pero por lo menos no ha sido muy largo...
    Saludos.

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    1. Hola! Sí, Marian está maravillosa y Las brujas de Zugarramurdi podría haber entrado en película y director por encima de 15 años y un día, pero tampoco me parece una obra muy redonda... Sobre Manel, la verdad es que no me parece que estuviera tan mal, pero le faltó chispa. Y el número fue horrible, lo peor de la gala. Un saludo.

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  2. Es una pena que este año la calidad de las películas haya sido tan baja, lo que me sorprende es que siendo tan poco emocionantes los premios este año, no se esforzaran más en hacer entretenida la gala, ¿tú qué le hubieras puesto?

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    1. Sí, la verdad es que ha sido un año flojo en todos los sentidos. Yo creo que podían hacer más imaginativa la entrega de premios y, a la vez, instructiva, por ejemplo con vídeos de explicación del proceso de las categorías (¿cómo se valora el diseño de producción, cómo se crea el vestuario...?, siempre con humor, claro.

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  3. La gala fue un rollo pero tu artículo fue genial :)

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    1. Gracias! A mí me gusta ver la gala siempre de todos modos, pero es cierto que este año fue mediocre.

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  4. La gala bastante larga, me cae bien Manel Fuentes, pero no estaba a la altura. Aunque soy amante del musical en general, el momento musical dejaba mcho que desear, una pena.
    Muy buen artículo!
    Saludos!

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    1. Gracias, la verdad es que da rabia que sea tan cutres con los números musicales. Un cosa es que queden graciosos y otra que falte ensayo y afinación. Para mí este año fue una vergüenza (y eso que disfruté con el del año pasado con Concha Velasco). Un saludo

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  5. La verdad es que me la refanfinfla bastante este tipo de premios. Me gusta que los actores usen su popularidad para dar a conocer problemas sociales, que se impliquen en causas humanitarias, que pongan cara a las injusticias, pero los Goya se han convertido en un concurso de "a ver quien se mete más con el gobierno", y el que no lo haga ya no les parece "guay" y seguramente lo tacharán de afín al poder, eso por no hablar de la hipocresía de algunos con los ERES... Que cada uno haga en su tiempo libre lo que quiera (y si es por un bien social o por llamar la atención sobre alguna injusticia, me parece loable, pero hacerlo de cara a la galería me resulta muy artificial).

    Un saludo.

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    1. Hola Charly. La verdad es que yo no sé qué pensar. Por un lado, es una pena que una gala que debería centrarse en el cine termine dando más pie a temas políticos que otra cosa, pero, por otro, en un país de comunicación unidireccional donde los políticos no escuchan a los ciudadanos, no está mal oír opiniones contrarios en eventos públicos, ya que, además, suelen decir cosas que la mayoría piensa, como con respeto a Wert o el aborto. Un saludo!

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  6. Muy buen artículo. Tengo muchísimas ganas de ver, "Vivir es fácil con los ojos cerrados". La gala me gustó, salvo momentos que fueron pesados y tediosos. Me entusiasmó como se emocionaron los premiados, sobretodo, Terele Pávez, Javier Cámara y Marian Álvarez.

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    1. Gracias Éowyn! Para mi los dicursos de los actores premiados fueron lo más emocionante de una gala a la que falto ritmo y gracia por todos lados. "Vivir es fácil con los ojos cerrados" vuelve a los cines, así que tienes otra oportunidad. Un saludo.

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    2. Gracias a tí, Juan!

      Porque escribres unos artículos muy buenos! Siempre me quedo fascinada con leerte! Espero poder ir una tarde al cine para no perderme la peli "Vivir es fáci..." En cuanto la vea hare un post en mi blgo.

      Un saludo!

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  7. Debo reconocer el mérito que tiene que hayas ocupado tu precioso tiempo en hacer este relato, para el que yo me siento absolutamente incapaz. No sé que nos pasa, además de la patente carencia de recursos de todo tipo, pero por mucha emoción que le eches, siempre sales escaldado. Si otras veces te felicito por tus inmejorables relatos, hoy estoy dispuesta a besar por donde pisas, porque tiene mérito. Un fuerte abrazo.

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    1. jajaja, nunca me habían dedicado un cumplido tan extraño! Gracias! La verdad es que los Goya para mi son importantes, al igual que el cine español, y defenderé ambos a capa y espada, pero siempre desde la objetividad. Este año no puedo negar que ha sido mediocre tanto a nivel de películas como de ceremonia... Y que conste que me duele decirlo, pero es la verdad: en general, tenemos mucho que mejorar. Gracias por tus siempre fieles comentarios. Un abrazo :)

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