28 septiembre 2025

Festival de San Sebastián 2025: mejores y peores películas

El 73 Festival de San Sebastián ha destacado por el cine español de la Sección Oficial y las joyitas internacionales de Perlas y Zabaltegi. Aquí va mi repaso a las películas que he podido disfrutar estos días, ordenadas de la peor (que tampoco es tan mala) y la mejor (magistral).

«El último arrebato» desaprovecha un material fascinante. Marta Medina y Enrique López Lavigne parecen tan centrados en sí mismos como en el propio Iván Zulueta. Entrevistan a numerosas figuras de renombre, sí, pero aportan poco a la leyenda del clásico de culto.


«Jay Kelly» es indigesta en el humor y aún peor en el drama. Tamaña sucesión de naderías solo se soporta gracias a las estrellas que se pasean por pantalla, aunque ninguna de ellas hace nada nuevo. Fallido homenaje de Noah Baumbach a George Clooney.


En «Hijo mayor», Cecilia Kang explora la llegada de su padre a Argentina desde Corea, y su propia experiencia como argentina de ojos rasgados, entre el racismo y las dudas existenciales. Tiene interés, pero, considerando lo que está contando, se antoja reiterante y fría.


Alice Winocour tiene claro lo que quiere contar en cada escena de «Couture», lo cual hace de manera subrayada y tópica, pero no hacia dónde va. Hay detalles realmente bochornosos. Sin embargo, cada vez que Angelina Jolie aparece en pantalla, la emoción aflora.


Ver a Jodie Foster actuar en francés y en registro cómico tiene su aquel, pero «Vida privada» es un desorden en todos los aspectos. ¡Y qué lágrimas tan extrañamente falsas! Regreso de Rebecca Zlotowski a la irregularidad tras la estupenda «Los hijos de otros».


Con «Aro berria», Irati Gorostidi recrea una experiencia catártica en la Donostia de 1978, entrelazando la conciencia social y la liberación sexual de manera descarnada. Creíble y vigorizante es, que atraiga o interese siquiera ya depende de cada espectador.


No queda claro qué interesaba a Agnieszka Holland y sus coguionistas sobre Franz Kafka a la hora de abordar «Franz», un biopic bien ambientado que no transmite en ningún momento la genialidad del escritor, y mucho menos su imaginario. Correcto Idan Weiss.


Con «Nighttime Sounds», Zhongchen Zhang retrata la infancia en la China rural, a través de apacibles espacios que filma con belleza. Realista pero soñadora, la película habla de madres y niñas perdidas en un universo machista. Pero falta desarrollo y un clímax potente.


«As We Breathe» alberga momentos emotivos y algún que otro golpe de efecto. Seyhmus Altun nos traslada a un pequeño pueblo de Anatolia, a principios de los 2000, desde los ojos de una niña, bien encarnada por Defne Zeynep Enci. Todo es creíble, pero falta algo.


Es imposible ver «Un fantasma en la batalla» sin pensar en «La infiltrada», que cuenta una historia muy parecida, solo que de manera más íntima, emocionante y feminista. Aun así, el thriller de Agustín Díaz Yanes es entretenido y probablemente funcione mejor a nivel internacional.


Colin Farrell se entrega por completo al alma autodestructiva de «Maldita suerte», y Tilda Swinton aporta su hipnótica extravagancia, pero el guion de Rowan Joffe y Lawrence Osborne no va más allá y la dirección de Edward Berger se apoya en exceso en la belleza moderna de Macao.


El «Frankenstein» de Guillermo del Toro es apabullante, pero pierde atmósfera al apoyarse demasiado en entornos digitales ultrapulidos. Pese a la cadavérica caracterización, Jacob Elordi insufla vida al icónico monstruo. Las demás interpretaciones se antojan distantes.


Una serie de apacibles postales se suceden en «The Love That Remains», agridulce álbum familiar del islandés Hlynur Pálmason. Es interesante, pero no termina de encontrar el tono, y los toques cómicos incomodan.


«Nuremberg» es entretenida y reflexiva, pero harto inferior a la clásica «¿Vencedores o vencidos?». James Vanderbilt y el estelar reparto se quedan en la superficie. Eso sí, no viene mal que el público se tope con las terroríficas imágenes de los campos de concentración.


Tras «Alba» y «La piel pulpo», Ana Cristina Barragán firma una historia de curación a través de la relación entre una mujer (Simone Bucio) y un adolescente (Francis Eddú Llumiquinga). Drama íntimo, crudo... y disperso.


Milagros Mumenthaler se deja llevar por la poesía en «Las corrientes», donde Isabel Aimé Gonzalez Sola atraviesa una crisis existencial. La apacible cotidianidad recuerda a su espléndida «Abrir puertas y ventanas», pero esta vez la parsimonia es excesiva.


«Bugonia» pretende ser superimpactante, pero los clichés la vuelven previsible, y muy inferior a «Salvar el planeta Tierra». Emma Stone y Jesse Plemons están bien, aunque ya los hemos visto en ese registro a las órdenes de Yorgos Lanthimos. El final es memorable, eso sí.

 

Con «Olmo», Fernando Eimbcke nos lleva al Nuevo México de 1979 para contarnos el tierno periplo de un adolescente con ganas de fiesta que debe cuidar de su padre enfermo. El humor absurdo y la tristeza cotidiana se entrelazan en pos de la luminosidad. Simpático elenco.


«Her Heart Beats in Its Cage», de Xiaoyu Qin, es humilde en su guion y en su puesta en escena, pero cuenta una historia desgarradora que resulta aún más potente gracias a estar interpretada por la mujer que la vivió: Xiaohong Zhao.


«Kota» utiliza la tragicómica aventura de una gallina negra como metáfora de las vicisitudes de los inmigrantes. A través de su huida, exclusión y explotación, György Pálfi denuncia con ironía un sistema cruel e indiferente. Curiosa fábula moral que recuerda a «Eo».


«La torre de hielo» es sugerente, confusa y onírica, como cabía esperar de la mirada de Lucile Hadzihalilovic a «La reina de las nieves». A Marion Cotillard le basta su carisma para destacar, aunque es en el hipnótico plano sonoro y visual donde reside el principal interés.


Con «Before the Bright Day», Shih-Han Tsao nos traslada de manera creíble al Taiwán de 1996 para explorar lo que supone desarrollarse como persona en un país en crisis económica y, ante todo, identitaria. Sólido y acogedor plano técnico, a destacar la música de Summer Lei.


«Un poeta», escrita y dirigida con suma personalidad por Simón Mesa Soto, es divertida y reflexiva, aunque también deprimente y agotadora. Una provocativa mirada a la cultura colombiana desde el cutrismo deliberado.


«Los Tigres» es un thriller intenso, singular y excelentemente ejecutado. La relación fraternal entre Antonio de la Torre y Bárbara Lennie emociona, y ellos brillan en todo momento, al igual que el elenco secundario. Lo mejor que ha hecho Alberto Rodríguez, sí, junto con «La isla mínima».

En «Blue Heron», la húngaro-canadiense Sophy Romvari fusiona la ficción, el documental y sus propios recuerdos de infancia, inevitablemente sesgados, ofreciendo un conmovedor drama familiar, con la belleza salvaje de la Isla de Vancouver de fondo. Un debut muy especial.

Qué falta hacía «Maspalomas», sentido homenaje a los gais mayores, con frecuencia condenados a silenciar su deseo y su identidad, retrocediendo sobre sus propios pasos. José Mari Goenaga firma un guion empático y honesto que dirige junto a Aitor Arregi. Y José Ramón Soroiz se abre en canal.


«Belén» rememora un caso muy dramático de la Argentina reciente, pero sabe aligerarlo con pequeñas dosis de humor inteligente y un tono esperanzador. Dolores Fonzi se entrega plenamente, delante y detrás de la cámara, reivindicando la sororidad y el derecho al aborto.


«Ungrateful Beings» es una cinta extraña donde muchos elementos parecen un error. Pero lo cierto es que Olmo Omerzu sabe lo que hace, logrando sorprenderte una y otra vez con los giros de guion y las reacciones de los personajes. Barry Ward encabeza un reparto singular.


Pausada y sencilla, pero llena de verdad, «Two Seasons, Two Strangers» ofrece una experiencia muy hermosa y acogedora. El japonés Shō Miyake nos invita a meditar sobre la necesidad de seguir adelante en un mundo cuyas múltiples preguntas y respuestas no siempre se complementan.


Una intrépida Jennifer Lawrence es el alma de «Die My Love», con la que Lynne Ramsay cuestiona, rabiosa y brillantemente, el papel social de la mujer como esposa y madre. Robert Pattinson y Sissy Spacek están estupendos también. Y el plano técnico resulta embriagador.

 

«Extraño río» es una preciosidad. Jaume Claret Muxart se mueve con soltura entre la poesía y la cotidianidad. Los soñadores ojos de Jan Monter albergan la fragancia del primer amor. Y qué emotiva es la naturalidad con que se abordan sus sentimientos y su identidad.


Escrita por Marianne Lentz y dirigida por Emilie Thalund, «Weightless» habla de gordofobia, machismo y violencia sexual con sensibilidad, rotundidad y la sororidad como única defensa. Fantásticas Marie Helweg Augustsen y Ella Paaske. Grata, y devastadora, sorpresa.


Théodore Pellerin se confirma como uno de los actores más interesantes de su generación en «Lurker», donde se infiltra en el círculo íntimo de un artista emergente. Alex Russell, que ganó el Emmy por «Bronca», firma una brillante ópera prima, inquietando y divirtiendo a partes iguales.


Qué conmovedora es «Flores para Antonio», pieza documental con la que Elena Molina, Isaki Lacuesta y toda la familia Flores rinden homenaje al emblemático artista y, de paso, a la música española, al poder de la estirpe y a la vida misma, al tiempo trágica y hermosa.


Qué poder tienen los ojos de Antonio Fernández Gabarre en «Ciudad sin sueño», poético drama con alma de neowéstern que retrata la vida en extinción de la Cañada Real, tan próxima como invisible. Guillermo Galoe y Víctor Alonso-Berbel invocan dignidad, pureza y resistencia.


Con «Nouvelle Vague», Richard Linklater homenajea a Jean-Luc Godard, «Al final de la escapada» y el propio cine con bellos encuadres, un humor exquisito, un reparto muy creíble e innumerables referencias que harán las delicias de los cinéfilos.


«La tarta del presidente» sigue a dos escolares durante el cumpleaños de Sadam Husein, mostrando lo más bello de Irak... y lo más terrible. Recuerda a odiseas infantiles de Oriente Medio tan relevantes como «La bicicleta verde» y «¿Dónde está la casa de mi amigo?». Y llega al corazón.

Harris Dickinson da el salto al guion y a la dirección con «Urchin», fascinante reflexión sobre las complicaciones de la reinserción y la necesidad de responsabilizarse de los propios actos. Su mirada al cuerpo evoca el que fuera su debut como actor, «Beach Rats». Brutal Frank Dillane.

Lleno de humor negro y dardos al sistema educativo, «Bad Apples» es un thriller imprevisible y muy divertido, tan absurdo como real. El guion de Jess O'Kane y la dirección de Jonatan Etzler ofrecen momentos de aplauso. Fantástica Saoirse Ronan.

 

«La voz de Hind» plasma el horror de Gaza a través de la llamada de auxilio de una niña de seis años. Kaouther Ben Hania y el magnífico reparto encarnan la impotencia del mundo e interpelan con rotundidad a quienes están a tiempo de actuar. Verdaderamente, devastadora.

«Historias del buen valle» nos sumerge en Vallbona, multicultural barrio barcelonés, con poesía y humanismo. José Luis Guerín capta las costumbres y los sueños de los vecinos, ofreciendo momentos muy simpáticos y otros que tocan la fibra. Buen complemento a «El 47».


Una niña belga criada en Japón descubre la complejidad de la vida humana en «Little Amélie», joyita animada de Liane-Cho Han Jin Kuang y Mailys Vallace. La estética es encantadora y el guion va directo al corazón.


Tras «La peor persona del mundo», Joachim Trier y Renate Reinsve vuelven a hacer magia con «Valor sentimental», un agudo drama en torno a los lazos familiares, insustituibles, por dañados que estén. Elle Fanning, Stellan Skarsgård e Inga Ibsdotter Lilleaas completan un reparto desgarrador.

 

Bellamente melancólica y aun así progresista en su exploración de temas complejos de viva actualidad, «La Grazia» es la mejor película de Paolo Sorrentino. Toni Servillo emociona con cada gesto. Y los toques de humor funcionan de maravilla.


«Los domingos» es una joya que te destroza cuando menos te lo esperas. Alauda Ruiz de Azúa explora el sentimiento religioso de manera respetuosa pero tajante, con un tratamiento musical hipnótico. Todo el reparto brilla, pero lo de Patricia López Arnaiz es de otro mundo.


Muy bien dirigida por Kleber Mendonça Filho y aún mejor protagonizada por Wagner Moura, la compleja «El agente secreto» habla del crudo pasado brasileño, pero también de su incierto porvenir. La festiva y enigmática atmósfera envuelve un thriller único en su especie.


Cuesta describir el impacto y la importancia de «Un simple accidente». Jafar Panahi no solo es uno de los mejores cineastas contemporáneos, sino que evoluciona con cada película que hace. Esta, además de proferir un potentísimo grito de rabia, divierte de inicio a fin. ¡Y qué reparto!

01 octubre 2024

Festival de San Sebastián 2024: mejores y peores películas

Todo el cine que he disfrutado en la 72 edición del prestigioso Zinemaldia, ordernado de lo peor (muy muy malo) a lo mejor (muy muy bueno).

«Emmanuelle» es, sencillamente, infame. Que Audrey Diwan haya hecho algo tan artificioso y viejuno después de «El acontecimiento» es digno de estudio. Y el erotismo, la única meta, brilla por su ausencia. Hasta la maravillosa Noémie Merlant («Retrato de una mujer en llamas») da vergüenza ajena.

«Oh Canada» es la nada. Paul Schrader fuerza la nostalgia de manera bochornosa mientras nos cuenta batallitas sin interés. Y el estelar reparto, creyendo encontrarse en una película mejor, está pasado de rosca.

Para sorpresa de nadie, la primera protagonista femenina de Paolo Sorrentino es una fantasía masculina. La debutante Celeste Dalla Porta recorre la decadente Nápoles y la paradisíaca Capri en este anuncio de perfumes estirado. «Parthenope» es engreída, repulsiva y vacua.

Un juicio insulso, ensoñaciones musicales sin ritmo y un Joaquin Phoenix con tantas ganas de estar ahí como de tener sexo ante Todd Haynes resumen «Joker: Folie à Deux», con la que Todd Phillips engrosa su misógino CV. Primera interpretación decente de Lady Gaga, eso sí.

Lo peor de «¿Es el enemigo? La película de Gila» no es que convierta la guerra en un chiste, sino que ni siquiera tiene gracia. El reparto está forzado (aunque Oscar Lasarte da el tipo) y el guion es casposillo y machacón. A Alexis Morante se le da mejor el documental.

«Las chicas de la estación» cuenta una historia relevante, pero aporta poco. El guion de Isa Sánchez es muy básico, con diálogos que rozan el ridículo, y la puesta en escena de Juana Macías extrae escasa verdad de los jóvenes ojos del reparto, que cumple sin enamorar.

Que Joshua Oppenheimer se atreva con un musical es encomiable, pero todas las canciones de «The End» suenan igual y ni siquiera hacen avanzar la desangelada trama. Para colmo, el elenco carece de chispa. Y el plano técnico, aunque pulido, decepciona. Realmente infumable.

«El llanto», primera película de Pedro Martín-Calero (que firma el guion junto a Isabel Peña), ofrece momentos terroríficos que beben de «It Follows», pero carece de giros interesantes y no llega a contar nada. Cambiar tanto de protagonista solo aviva la confusión.

«Rumours» es una soberana tontería, pero tiene escenas interesantes y algún que otro toque hilarante. Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson ofrecen una sátira política que jamás se toma en serio a sí misma, con un efectivo reparto liderado por la gran Cate Blanchett.

Tras la interesante pero inflada «Ane», David P. Sañudo, vuelve a retratar un País Vasco deprimente en «Los últimos románticos», esta vez con una extraña comicidad. Aunque Miren Gaztañaga insufla verdad a su personaje, todo es previsible y la reiteración provoca verdadero tedio.

En «Zafari», un hipopótomo ejerce de metonimia de la crisis de un vecindario y toda Venezuela. Once años después de ganar la Concha de Oro por «Pelo malo», Mariana Rondón vuelve al Zinemaldia con una distopía que, aunque bien rodada, resulta obvia, antipática y dispersa.

«Megalópolis» es un despropósito con encanto. Se agradece la ambición de Francis Ford Coppola, y lo cierto es que sus imágenes atrapan, si bien todo resulta excéntrico, caótico y pomposo. Adam Driver y compañía sobreviven a personajes salidos de un tiempo pasado.

Tras «En otro país» y «La cámara de Claire», Hong Sangsoo e Isabelle Huppert se reúnen en «Necesidades de una viajera», que juega graciosamente con la banalidad de las conversaciones entre personas que no comparten idioma, pero acaba resultando tontorrona y enervante.

«El hombre que amaba los platos voladores» no profundiza en su curiosa historia real, y tampoco termina de explotar su lado cómico, pero, gracias a la buena producción y a un entregado Leonardo Sbaraglia, entretiene. Una vez más, Diego Lerman se conforma con el aprobado.

Cecilia Atán y Valeria Pivato, artífices de la bella «La novia del desierto», invitan a trabajar la empatía con «La llegada del hijo», un drama sin concesiones en torno al duelo y el amor incondicional. Elegante montaje de Teresa Font («Dolor y gloria») y buen reparto, aunque los giros son demasiado telenovelescos.

«Vivir el momento» es agradable y tiene momentos muy emotivos, pero no llega a decir nada nuevo. La salva la química entre Florence Pugh y Andrew Garfield. ¿Cuándo nos dará John Crowley otro «Brooklyn»?

«Ramón y Ramón», segundo largo de Salvador del Solar, sorprende poco, pero ofrece un viaje muy bonito. Los paisajes y la música generan paz. Y el vínculo entre Emanuel Soriano y Álvaro Cervantes es emotivo. Coescribe Héctor Gálvez, que colaboró en el guion de «Retablo».

Con «Soy Nevenka», Icíar Bollaín desaprovecha un caso potente y el propio arte cinematográfico para ofrecer un entretenimiento más propio del prime time que de una S.O. festivalera. Mireia Oriol cumple, pero, como en la muy superior «Maixabel», lo mejor es Urko Olazabal.

«Maria Callas: Letters and Memoirs», de Yannis Dimolitsas y Tom Volf, es un homenaje exquisito, aunque bastante superficial, a la gran diva de la ópera, personificada por Monica Bellucci.

«Por todo lo alto» es simpática, aunque agridulce, y tiene dos actores estupendos: Pierre Lottin y Benjamin Lavernhe. Pero Emmanuel Courcol colecciona tópicos y ni siquiera hace reír tanto. Que sea la Perla mejor valorada en la hª del Zinemaldia es absurdo y deprimente.

El «Robot salvaje» de Chris Sanders tiene buenas voces y una factura técnica espectacular, pero la historia es muy infantil y, salvo por detalles puntuales, carece de interés. Todo es demasiado cursi y caótico, además.

«Sueños y pan» es una oda a la amistad marginal en forma de extrañamente acogedor cine quinqui. Sin las ataduras de un guion convencional, Luis (Soto) Muñoz dirige con frescura y creatividad. Simpáticos George Steane y Javier de Luis, colmados de dudas existenciales.

«The Last Showgirl» es demasiado convencional para dejar huella, y el guion de Kate Gersten parte de la brocha gorda. Pero Gia Coppola hace brillar al reparto, en especial a Pamela Anderson, cuya conexión con el personaje es poderosa. No juzguemos tanto las vidas ajenas.

Con «Reas», Lola Arias abre una pequeña ventana a la existencia de varias mujeres y personas trans que estuvieron encarceladas en Argentina. Falta profundidad, y los números musicales se quedan a medias, pero el resultado es genuino.

«Cónclave» es algo monótona y telenovelesca, pero interesante y crecientemente absorbente. Tras «Sin novedad en el frente», Edward Berger refleja la hipocresía eclesiástica con ironía y un potente reparto encabezado por Ralph Fiennes.

Jenny Navarrete y la gran Paula García brillan en «Querido trópico», drama calmado y humanista al que Ana Endara Mislov y su coguionista, Pilar Moreno, inyectan bienvenidos toques de humor. No sorprende, pero conmueve.

Con «Tardes de soledad», Albert Serra glorifica, y a ratos ridiculiza, el pseudoarte del toreo. La realización es potente, pero las hipérboles de la crítica dan tanta vergüenza como el propio Andrés Roca Rey, un payaso arcaico rodeado de machirulos palmeros. Reiterante y con un título bastante pretencioso. Que tenga la Concha de Oro es tan comprensible como innecesario.

«La semilla de la higuera sagrada» es una película valiente, eso está claro. Que Mohammad Rasoulof acabara en la cárcel por su feminismo lo dice todo. Ciertas imágenes son incendiarias. No obstante, divaga en exceso durante su primera mitad y fuerza la metáfora final.

El «Bound in Heaven» de Xin Huo tiene momentos hermosos y otros que se antojan confusos o ya vistos. Zhou You y Ni Ni lo dan todo como un enfermo terminal y una superviviente de malos tratos entregados a un romance apasionado... con fecha de caducidad.

«Por donde pasa el silencio» empieza muy bien, pero termina entrando en bucle a nivel emocional. Aun así, estimable debut en el largometraje de Sandra Romero, con creíbles y emotivas interpretaciones de los hermanos Araque y compañía.

«Stars and the Moon», debut del chino Yongkang Tang, invita a mirar al cielo con ensoñación. Realismo rural, encuadres cuidados y música apacible.

«My Sunshine» es un encantador cuento de invierno que alberga una crítica a las convenciones de género. Nuevo acierto de Hiroshi Okuyama, que colaboró con Hirokazu Koreeda en «Makanai» y ganó el Premio Nuevos Realizadores de este mismo festival con la peculiar «Jesús».

«Pepe» es una película muy extraña. Nelson Carlo de los Santos Arias conjuga ficción, fantasía y realidad en un ejercicio irregular pero maravillosamente excéntrico.

Julianne Moore y Tilda Swinton brillan en «La habitación de al lado». Cuando Pedro Almodóvar se centra en ellas, la poesía fluye. Los personajes secundarios y los mensajes, sin embargo, se antojan impostados. Ligándolo todo está la bellísima música de Alberto Iglesias.

«Aún estoy aquí» es un conmovedor retrato familiar en torno a las traumáticas desapariciones de la dictadura militar brasileña. Lo mejor de Walter Salles en mucho tiempo, con una excelente Fernanda Torres y una aparición (muy) especial de la gran Fernanda Montenegro.

«Turn Me On», segundo largometraje de Michael Tyburski, ofrece diversión, crítica al conformismo, reflexión en torno al peligro de las emociones y, en el centro, un romance muy bonito. Geniales Nick Robinson y Bel Powley. Idóneo Premio de la Juventud del Zinemaldia.

Como ya hizo con «La democracia en peligro», Petra Costa usa «Apocalypse in the Tropics» para denunciar los efectos del extremismo en Brasil, extrapolables al resto del mundo. Ahora, pone el foco en el evangelismo, clave del auge de Bolsonaro, o sea, del mal. Impactante.

«Marco» cuenta una historia fascinante con la que reflexionar sobre la verdad y la mentira. Aitor Arregi, Jon Garaño, José Mari Goenaga y Jorge Gil Munárriz escriben un guion lleno de ritmo al que el equipo técnico aporta el envoltorio perfecto. Brutal Eduard Fernández.

«Mi única familia» es tan hilarante como devastadora. Mike Leigh observa la vida con furia y desencanto, si bien, por suerte, hay lugar para la esperanza. Todo el reparto se sale, pero lo de Marianne Jean-Baptiste es descomunal.

«April» es aún más cruda, críptica y pausada que «Beginning», y a la vez algo menos sutil, pero igual de osada y evocadora. Dea Kulumbegashvili y la actriz Ia Sukhitashvili denuncian la crueldad de una sociedad que demoniza a la mujer por decidir sobre su propio cuerpo. No sorprende que ganara el premio principal de Zabaltegi.

Tras «Las niñas» y «La maternal», Pilar Palomero vuelve a retratar la maternidad desde el dolor callado, de nuevo en torno a un tema tabú (esta vez, sí, la muerte). Ante la luminosa cámara de Daniela Cajías, Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre brillan como nunca. «Los destellos» es una de las películas españolas del año.

«Cuando cae el otoño» es una maravillosa sorpresa. François Ozon construye un universo fílmico donde dan ganas de quedarse a vivir (y a comer) y regala personajes entrañables a Hélène Vincent, Pierre Lottin y Josiane Balasko. Además, el mensaje es perfecto. Justos premios al mejor guion y a la mejor interpretación de reparto.

«C'est pas moi» fusiona la singularidad, la poesía y el misterio del cine de Leos Carax. Un mediometraje bello y profundo para entender mejor al genio francés, cuya conexión con Jean Luc Godard nunca había estado tan clara.

Con «Dahomey», Mati Diop invita a reflexionar sobre el colonialismo a partir de los 26 tesoros reales devueltos por París a la actual República de Benín. Es un documental estimulante, bello en su sencillez y nada paternalista que bien merece un debate posterior.

«El brillo de la televisión» es tremendamente críptica y a ratos frustrante, pero termina erigiéndose como un retrato fascinante y conmovedor de la existencia queer. Jane Schoenbrun genera un universo muy inquietante e invita a dejarse llevar, sin ataduras terrenales.

«La sustancia» es escalofriante y desagradable, como pide su angustiante tema central: el miedo a envejecer y perder la belleza, que, en este mundo machista, afecta sobre todo a las mujeres. Potente segundo largo de Coralie Fargeat, con Demi Moore en su mejor versión.

Con «On Falling», Laura Carreira denuncia la situación de los trabajadores de Amazon a través del difícil día a día de una inmigrante portuguesa en Escocia. Joana Santos es maravillosa y todo resulta devastadoramente real. Lo mejor de la Sección Oficial.

En «Bird», Andrea Arnold retrata un universo de padres demasiado jóvenes e hijos forzados a crecer demasiado rápido. Oda a la libertad con un toque de magia y mucha humanidad. Barry Keoghan y Franz Rogowski están maravillosos; los actores no profesionales, también.

Quince años después de «Mary and Max», Adam Elliot por fin nos ha regalado otro largometraje: «Memorias de un caracol», igualmente brillante y triste, igualmente lleno de amor por la vida. Esta vez, la nominación al Oscar a la mejor película de animación no se le escapa.

«La luz que imaginamos» es pausada, atmosférica y delicadísima, pero también incendiaria, onírica, sorprendente, romántica y sensual. Una joyita india que invita a esperar mucho de Payal Kapadia a partir de ahora. ¡Y qué reparto tan bonito!

«Anora» es sensacional. Sean Baker sigue retratando como nadie los márgenes de los Estados Unidos. Sin prejuicios, apostando por la diversión. Mikey Madison directamente salta al estrellato, pero los secundarios no se quedan atrás, a destacar un adorable Yuriy Borisov.

«Emilia Pérez» es una pasada. Jacques Audiard cuenta una disparatada pero hipnótica historia de anhelos y redención, con canciones tremendamente originales y un montaje electrizante. Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón se comen la pantalla.

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