La programación del 71 Festival de San Sebastián ha sido excelente, y eso que la Sección Oficial podría haber resultado más estimulante. Aquí van las 50 películas que he podido ver, ordenadas de la peor a la mejor.
Con «Chinas» Arantxa Echevarria parte de un tema interesante, pero el guion da vergüenza ajena de inicio a fin y se lo pone muy difícil a un reparto de por sí irregular.
Tras debutar a lo grande con «Custodia compartida», Xavier Legrand sorprende para (muy) mal con «The Successor». No tengo palabras.
«Dance First», típica película de clausura tan digna como olvidable. James Marsh sigue en busca de su personalidad.
«All Dirt Roads Taste of Salt» aspira a la poesía más profunda… y resulta pesadísima. Se agradece el riesgo de Raven Jackson, pero no el resultado.
El arranque de «Great Absence», del japonés Kei Chikaura, es prometedor, pero el desarrollo se enreda hasta el tedio.
«Los indeseables» es básicamente «Los miserables» otra vez. Y peor, claro. Ladj Ly solo propone incendiarlo todo.
«La isla roja» es la peor película de Robin Campillo. Buen plano técnico para un guion sencillamente frustrante.
«Un viaje en primavera», de Peng Tzu-Hui y Ping-Wen Wang, es demasiado lenta y gris para el escaso interés que despiertan sus personajes e imágenes.
La adaptación de Isabel Coixet de la novela «Un amor», de Sara Mesa, no carece de virtudes, pero, entre la insaciable intensidad y que todos los personajes son insufribles, verla resulta bastante cargante.
Con «Dispararon al pianista», Fernando Trueba y Javier Mariscal ofrecen un interesante, aunque algo lánguido, híbrido cinematográfico.
Siento que Martin Benchimol no termina de sacar partido a la curiosa historia de «El castillo». O quizá sencillamente no había un largo documental ahí.
No queda claro qué busca contar Warwick Thornton con «The New Boy», pero sí hay alguna escena potente. Y siempre es un placer encontrar a Cate Blanchett en papeles controvertidos.
«La práctica», del argentino Martín Rejtman, no va a ningún sitio, pero despliega un humor original e inteligente que garantiza un rato agradable.
El guion de «El sueño de la sultana» quizá sea demasiado ingenuo, pero el aura de cuento, el espíritu feminista y el encantador diseño animado convierten al primer largo de Isabel Herguera en una experiencia bonita.
«Golpe a Wall Street» tiene un estilo ya visto (y no solo en el cine de Craig Gillespie) y un mensaje contradictorio, pero es disfrutable y ofrece algún que otro momento de subidón. Paul Dano y compañía están bien, aunque los personajes no son muy complejos.
En «Rosalie», Stéphanie Di Giusto aborda el clásico relato de la mujer barbuda en clave feminista, con una estupenda Nadia Tereszkiewicz. Es algo reiterativa, pero agradable.
Tras «The Assistant», Kitty Green y Julia Garner vuelven a unir fuerzas en «The Royal Hotel», que aborda temas similares de una manera completamente diferente (y más comercial). Muy molona.
«El chico y la garza» tiene la magia de Hayao Miyazaki, y eso ya es mucho. Pero la trama es confusa, el protagonista carece de personalidad y los secundarios resultan poco atractivos. Se hace larga, aunque, como película de apertura, cumple.
«La memoria infinita» es un documental genuino y conmovedor en torno al dolor del Alzheimer y el poder del amor. Tal y como hizo en «El agente topo», Maite Alberdi no se centra en la vejez ni la muerte, sino en las ganas de vivir.
Jessie Buckley, Riz Ahmed y Jeremy Allen White brillan en «Esto va a doler», que se mueve entre el drama romántico, la comedia negra y la ciencia-ficción de manera superficial pero entretenida. Tras «Apples», Christos Nikou reflexiona sobre las inseguridades del amor.
«El asesino» es un thriller elegante y muy entretenido, eso está claro. Michael Fassbender cumple, pero las decisiones de su personaje no siempre tienen sentido. David Fincher roza la excelencia formal y sin embargo apenas sorprende.
En la sólida «O corno», Jaione Camborda nos traslada a 1971 para embarcarnos en un viaje de sororidad y libertad. A destacar la interpretación de la debutante Janet Novás y la sensitiva fotografía de Rui Poças, que deberían estar en los Goya.
Con «Peaje», Carolina Markowicz repite la fórmula tragicómico-social de «Carbón», esta vez para contar una potente historia de amor maternofilial y liberación LGTBIQ que planta cara a la masculinidad tóxica.
Delphine Girard aborda en «Through the Night» un caso de agresión sexual de forma tensa y muy reveladora. Reparto creíble y mensaje incontestable.
«Yo, capitán» resulta previsible y a ratos irreal, pero bienvenido sea todo recordatorio del horror que viven esos inmigrantes a los que seguimos cerrando las puertas. La dirección de Matteo Garrone es espectacular, aunque no tanto como la interpretación de Seydou Sarr.
Escrita y dirigida por Noah Pritzker y protagonizada por James Norton, Griffin Dunne y Miles Heizer, «Ex-Husbands» es entrañable. Da gusto encontrar una comedia sencilla pero disfrutable en la sección principal de un festival.
Genialmente protagonizada por Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia, «Puan» aborda temas políticos de viva actualidad desde la comedia. Benjamín Naishtat y María Alché codirigen una película muy diferente a las que crearon por separado, más profunda de lo que aparenta.
En «Los delincuentes», Rodrigo Moreno prosigue la tradición argentina de películas largas de género inclasificable y estructura episódica. Y, sin duda, triunfa.
«Memory» es la película más humanista de Michel Franco. No todo funciona, pero Peter Sarsgaard y Jessica Chastain están maravillosos.
«La estrella azul, ópera prima de Javier Macipe, es un viaje a los 90 en nostálgica clave musical. Ficción con credibilidad documental. Grata sorpresa.
«Heroico» denuncia la violencia y las humillaciones del colegio militar que le da (irónico) nombre. Tras «Mano de obra», David Zonana parte de crudos hechos reales para ofrecer un drama brutal, aunque inquietantemente bello, por el que México debería dar explicaciones.
Mordaz, sexy, apasionante, tragicómica y siempre sorprendente, «El cielo rojo» es otro triunfo de Christian Petzold. Paula Beer y el resto del reparto están de diez.
Pues sí, «La sociedad de la nieve» es impresionante. Depurando la fórmula de «Lo imposible», J. A. Bayona impacta, aterroriza, conmueve y reconforta. Perfectas elecciones de casting, un espectacular plano técnico y la épica música de Michael Giacchino hacen el resto.
Quizá «Cerrar los ojos» no sea redonda ni muy moderna, pero tiene toques de magia cinematográfica que únicamente Víctor Erice podría ofrecer. Manolo Solo está formidable. Y los ojos de Ana Torrent no brillaban así desde «El espíritu de la colmena».
«Orlando, mi biografía política» es fascinante. El lenguaje audiovisual sienta de maravilla al ensayista Paul B. Preciado, quien, a partir del mítico personaje de Virginia Woolf, rinde homenaje a las identidades no binarias con una obra que es trans en sí misma.
«La tierra prometida» no es siempre verosímil, pero sí tremendamente entretenida y emocionante. Nikolaj Arcel recupera la épica histórica de «Un asunto real», apoyado en un Mads Mikkelsen colosal.
«A fuego lento» es exquisita. Todo un homenaje al arte culinario, elegantemente orquestado por Tran Anh Hung. La química entre Benoît Magimel y Juliette Binoche es mágica.
El «Here» de Bas Devos es experimental, pero también romántico y muy acogedor.
«La zona de interés» es fascinante y brutal. Jonathan Glazer examina el mal con agudeza, apoyado en un reparto creíble y un magnífico trabajo de fotografía y sonido.
«Inside the Yellow Cocoon Shell», asombroso debut de Pham Thien An, es un viaje espiritual que requiere concentración y paciencia. Impoluto tratamiento audiovisual.
«Monstruo» es una de las películas más potentes de Hirokazu Koreeda. En torno a un tema dolorosísimo, Yūji Sakamoto firma un guion conmovedor y excelentemente entrelazado al que todo el reparto da vida a la perfección. Y la música de Ryūichi Sakamoto es inolvidable.
«Los colonos» es un wéstern escalofriante en torno al genocidio de los Selk'nam. Los paisajes hipnotizan, pero los primeros planos no se quedan atrás gracias al magnífico casting. Que sea el primer largometraje de Felipe Gálvez Haberle lo vuelve aún más impactante.
«El mal no existe» es sensacional, como todo lo que hace Ryûsuke Hamaguchi.
Con «Blondi», Dolores Fonzi demuestra que es tan buena guionista y directora como actriz. Película genuina y muy disfrutable.
«Secretos de un escándalo» es un melodrama irresistible, brillantemente dirigido por Todd Haynes a partir de la perturbadora historia de Samy Burch y Alex Mechanik. Mucho más complejo de lo que aparenta. Julianne Moore y Natalie Portman, desatadas.
«Perfect Days» es una preciosidad. La mejor película de Wim Wenders en mucho tiempo, con ecos de la «Poesía» de Lee Chang-Dong. Y Kôji Yakusho está inmenso.
«Tótem» es magnífica y devastadora. Lila Avilés construye un retrato familiar muy creíble y una mirada a la muerte, y la vida, difícil de olvidar. Todo el reparto se sale, pero lo de la pequeña Naíma Sentíes es inolvidable.
«Anatomía de una caída» es un drama judicial brillante, genuino y muy entretenido. Justine Triet y Arthur Harari firman un guion complejo, pero nada enrevesado. Y Sandra Hüller está descomunal. Una de las mejores Palmas de Oro de las últimas décadas.
«Vidas pasadas» es maravillosa. Una obra maestra impregnada de amor y melancolía que debería ganar el Oscar a la mejor película. Y es la primera de Celine Song, guau.
«Fallen Leaves» es, sencillamente, una de las comedias románticas más bonitas y especiales de todos los tiempos. Gracias, Aki Kaurismäki, por este regalo.