La 13ª
Muestra Syfy de Cine Fantástico de Madrid, la 10ª conducida por la siempre
genial Leticia Dolera, ha vuelto a
traer a la capital española lo mejor (y lo peor) del cine de género
independiente del año, congregando a los fans con su habitual espíritu
desenfadado, políticamente incorrecto y, claro está, hilarantemente friki. Este
año no he podido cubrir el evento en su totalidad como hice el año pasado, pero
sí estoy intentando degustar algunos de sus platos fuertes, los cuales separaré
en dos partes. Comencemos con La invitación, Bone Tomahawk y The Piper.
Tras triunfar en Sitges, La invitación inauguró la 13ª Muestra Syfy entusiasmando al público |
Tras las
espantosas Oz: un mundo de fantasía (Sam
Raimi, 2013), 300: el origen de un
imperio (Noam Murro,
2014) y Chappie (Neill
Blomkamp, 2015), la 13ª Muestra Syfy por fin se ha inaugurado por todo lo alto
con la vencedora del Festival de Sitges, la obra perfecta para este siempre peculiar
evento cinematográfico. La invitación (The invitation, 2015) supone el regreso de Karyn Kusama a su cine más personal, o sea, el que la dio
a conocer al mundo a través del drama independiente pugilístico Girlfight (2000, mejor película y mejor
dirección en Sundance). Y es que, tras las mediocres Æon Flux (2005) y Jennifer’s Body (2009), la cineasta ha retomado el control
creativo, entregando con La invitación
su película más madura hasta la fecha. En ella, una pareja que se separó tras
la muerte de su hijo (sugerentes Logan
Marshall-Green y Tammy Blanchard)
se reúne por primera vez junto a varios amigos (a destacar Michiel Huisman, el Daario Naharis de la popular serie Juego de Tronos) en una casa invadida
por un halo de inquietante extrañeza. Entretenidos por los ingeniosos diálogos
y embaucados por la misteriosa puesta en escena, intuimos lo que va a pasar con
rapidez sin dejar por ello de disfrutar del meticuloso desarrollo. Y es que
Kusama juega bien sus cartas para entregar un thriller que, si bien peca de
artificiosidad por momentos (sobre todo a raíz del inexperto reparto), mantiene
el buen ritmo hasta el desconcertante final.
Bone Tomahawk recibió dos nominaciones a los Spirit Awards: guion (Zahler) y actor secundario (Jenkins) |
En el mismo certamen de Sitges
que concluyó con el triunfo de La
invitación, la probablemente superior Bone Tomahawk (2015), ópera prima de
S. Craig Zahler (quien decidió
dirigirla harto de esperar a que alguno de los muchos guiones que ha vendido
cobren vida de una vez), se alzó con el Premio de la Crítica, así como el
concerniente a mejor dirección. Menciones ambas muy merecidas para una aventura
que lleva la nostálgica esencia de John Ford y Howard Hawks por un camino
peculiarmente macabro. En él, Kurt
Russell, Patrick Wilson, Matthew Fox y un genial Richard Jenkins merecidísimamente
nominado al Spirit Award (al igual que el guion de Zahler) inician un peligroso
viaje en busca de una tribu caníbal que ha secuestrado a la bella Lili Simmons. Magistralmente situada
entre el western, el terror y la comedia, la cinta logra hacer honor a los tres
géneros sin dejarse desvirtuar, conjugando las virtudes de todos ellos en un
cóctel verdaderamente memorable al que sólo sobra algo de metraje. Nos
encontramos, sin lugar a dudas, ante la gran película de esta Muestra Syfy,
toda una sorpresa destinada a convertirse en obra de culto.
The Piper fue nominada como mejor dirección novel al Grand Bell Award, el equivalente surcoreano del Goya |
Por último, la coreana Guest
(The Piper) (Sonnim, 2015), el primer largometraje dirigido en
solitario por Kim Kwang-tae, es la
clase de cinta que sólo se soporta en el seno de esta Muestra. Y es que lo que
comienza como una curiosa variación del cuento del flautista de Hamelín se torna
de golpe en un vengativo thriller al más puro estilo Chan-wook Park (Oldboy, 2003) en lo que supone un
giro tonal tan chocante como inconsistente. Y es que de pronto todo el bello
desarrollo que habían experimentado los personajes encarnados por Seung-ryong Ryu, Woo-hee Chun y el pequeño Joon
Lee queda por completo a merced del terror más forzado imaginable. Una
pena, porque la fotografía de Hong
Jae-sik y la música de Lee Ji-soo
habían conformado una introducción apaciblemente atractiva que podría
perfectamente haberse oscurecido con la misma intensidad de cuidarse un poco
más el guion. Cierto es que la cinematografía coreana tiende a este tipo de
brusquedad tonal, pero en este caso se les ha ido de las manos.
Hasta aquí la primera parte de mi
crónica de una 13ª Muestra Syfy en la que cabe destacar el llamamiento
constante de Leticia Dolera a la reflexión. Y es que, mientras esperamos a ver Absolutamente
todo, High-Rise o el capítulo
musical de Buffy Cazavampiros (a las
que dedicará el siguiente artículo), vale la pena recordar que el cine de
terror es bastante menos horrible cuando lo comparamos con la realidad
experimentada por tantos seres en todos los rincones del globo. Suerte tenemos
aquellos para los que el terror queda relegado a la oscuridad de la sala de
cine.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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