Este año había
pocas películas más esperadas que Begin
Again, el nuevo musical del irlandés John Carney, quien hace seis primaveras maravilló al mundo con Once. Ambas películas suponen un giro
moderno al cine musical, pues anteponen el realismo y la sencillez a los
artificios propios del género y convierten a las canciones en parte natural de
la narración en la línea de la clásica Ha
nacido una estrella (1954), de George Cukor. Mientras Once es una humilde obra irlandesa, Begin Again es un perfecto ejemplo de cine estadounidense
independiente, pero comparten un sensible retrato de las relaciones humanas del
siglo XXI a través de la música.
Once no es una película romántica, pero sí una obra sobre el amor, expresado a través de la música |
Once (Una vez) (2006) se filmó con tan sólo 112 000€ durante 17 días en las
calles de Dublín. John Carney obtuvo el 75% de los fondos del Irish Film Board
y puso el resto de su bolsillo, prometiendo a todo el equipo una parte de las
ganancias si la obra resultaba exitosa. Para ahorrar costes, las escenas se
filmaron con luz natural en casas de amigos, muchos de los cuales aparecieron
como extras. Además, puesto que no se contaba con permisos para rodar en la
calle, las cámaras fueron camufladas, lo que supuso que muchos viandantes
aparecieran en los planos sin ser conscientes de ello y ayudó al amateur reparto
a actuar con plena naturalidad e incluso improvisar.
Once fue la sorpresa del Festival de Sundance de 2006 |
Se trataba del
segundo largometraje de Carney y estaba protagonizada por los músicos Glen
Hansard y Markéta Irglová, que habían colaborado
con él en la banda The Frames. En un
principio, el protagonista de la obra iba a ser Cillian Murphy, actor central
de la ópera prima de Carney (Viviendo al
límite, 2001) pero éste terminó declinando la oferta ante el panorama de
ser el único intérprete profesional de la cinta (además de sentirse incapaz de
llegar a las notas más altas de las canciones). Fue así como Hansard, quien
hasta entonces tan sólo había tenido un pequeño papel en The commitments (Alan Parker, 1991) —donde también aparecía la
vocalista de The Corrs, Andrea Corr—, se hizo con el papel principal.
Además de tratarse de un musical poco convencional, Once es una historia de amor atípica entre una pianista sin piano y
un músico sin audiencia. Así, los protagonistas no necesitan besos o abrazos
para transmitirse cariño, siendo los momentos románticos memorables
precisamente por su sutileza y calidez. La maravillosa química entre la pareja
protagonista estuvo claramente influida por el hecho de que los propios
intérpretes vivieron su propio romance durante el rodaje. Éste duró el tiempo
suficiente para verse reflejado en pantalla, pero, probablemente influido por
la gran diferencia de edad (los 37 de él frente a los 19 de ella), no llegó muy
lejos. Aún así, mantuvieron la amistad y han seguido colaborando musicalmente
desde entonces.
Las animadas calles de Dublín, únicas en el mundo por su música callejera, son un personaje más de Once |
Hansard e Irglová compusieron juntos todas las canciones, ofreciendo
melodías tan maravillosas como la hipnótica “If you want me”, la potente “When your mind’s made up” o, por supuesto, “Falling slowly”, maravillosa canción que terminaría alzándose con el Óscar pese al escaso
carácter ‘oscarizable’ de la cinta. Además, toda la banda sonora sería
reconocida por las Asociaciones de Críticos de Los Ángeles y Chicago, además de
obtener una merecidísima nominación a los Grammy. Aunque la música era sin duda
la clave, la película fue premiada con el Independen Spirit Award a mejor
película extranjera y el Premio del Público Internacional de Sundance,
prestigioso festival independiente donde Once
vio la luz por primera vez.
El éxito repentino de la cinta permitió a Carney dirigir Zonad (2009) y The rafters (2012), pero ambas fueron por completo ignoradas por la
taquilla, que, sencillamente, le instaba a repetir lo que tan bien había hecho.
De hecho, mientras sus cintas fracasaban, la adaptación teatral de Once era todo un éxito, incluso alzándose
con el premio Tony a mejor musical. Pero Carney tenía un as en la manga: el
guion de un nuevo musical que llevaba años planeando y escribió finalmente en
el 2010. En base a él, originalmente titulado Can A Song Save Your Life?, Gregg Alexander compuso una banda sonora que
se convertiría en el alma de Begin Again (2013). Eso sí, esta vez
Carney contaba con 8 millones de dólares de presupuesto, que volvían irrisorias
las cifras de Once.
En Begin Again, Keira Knightley y Adam Levine encarnan a una pareja distanciada por el éxito |
En esta ocasión, la
pareja protagonista la conformarían dos intérpretes tan populares y queridos
como Keira Knightley, nominada al Óscar por Orgullo y Prejuicio (Joe Wright, 2000), y Mark Ruffalo, nominado a su vez por Los chicos están bien (Lisa Cholodenko, 2010). Ella acompaña a su novio a
Nueva York para triunfar en la música, pero termina iniciando una relación
especial con un productor que queda rápidamente cautivado por su deliciosa “Tell me if
you wanna go home”. La fuerza de ese momento queda magnificada gracias a la
añadidura de instrumentos varios y múltiples arreglos a la versión minimalista
de la actriz, confeccionando un momento absolutamente mágico sobre el poder de
la música. Aunque, acostumbrada a los dramas de época, Knightley está lejos de
ser una cantante profesional (de hecho, no había cantado nunca con
anterioridad), la sensibilidad con que aborda cada uno de sus temas es
sencillamente maravillosa.
Pese a ser aclamada por la crítica, Begin Again no es favorita para los premios, pero sus canciones sí |
Siguiendo la tradición
de Once, Carney también contó con un intérprete profesional de la música pero no del cine: Adam Levine, vocalista de la banda Maroon 5. Él
interpreta a la pareja de Knightley, dando lugar a una triste historia de amor
donde los destinos de sus integrantes se alejan a raíz del éxito y los
distintos modos de interpretar (nunca mejor dicho) el mundo. Y es que, mientras
ella apuesta por la simplicidad de un par de acordes de guitarra, él se deja
llevar por los fuegos artificiales de la música moderna, lo que da lugar a una crítica de la artificiosidad de la industria actual. Por su parte, el
personaje de Ruffalo sigue manteniendo una cercana relación con su exmujer, interpretada por Catherine
Keener, quien suma otras dos nominaciones al Óscar al reparto, por Cómo ser John Malkovich (Spike Jonze, 1999) y Truman Capote (Bennett Miller, 2005). Tal y como sucedía en Once, la
pareja protagonista consiste, en realidad, en dos mitades de otras parejas en
crisis; pero, mientras que la cinta irlandesa se centraba en los dos
protagonistas, dejando el fruto de su mal de amores fuera de plano, en Begin
Again los cuatro personajes tienen su momento de gloria.
La película y la interpretación de Knighley deben optar al Globo de Oro en la categoría de comedia/musical |
La película se estrenó
en el Festival Internacional de Toronto en septiembre de 2013 y ya ha recaudado
47 millones de dólares en taquilla desde su estreno comercial el pasado junio.
Aunque carece del impacto novedoso de su predecesora, Begin Again es un
triunfo de la combinación del cine minimalista y el comercial y su banda
sonora, que incluye la triste pero optimista “Like a fool”, las vibrantes “A higher place” y “No one else like you” y la emotiva “Lost stars” —firme candidata al próximo Óscar a mejor canción— es todo un
acierto. Si Once destacaba por el realista candor de las
interpretaciones, la baza de Begin Again radica en que no hay dos momentos
musicales iguales, ya que todos cuentan con algún elemento que los hace únicos,
bien por la puesta en escena, el ambiente, la sonoridad, los efectos, etc. Es,
por tanto, todo un regalo para los amantes de la música en todas sus formas.
John Carney dirige a Glen Hansard y Markéta Irglová en Once, película confeccionada entre amigos |
Tanto Once como
Begin again han triunfado entre el público y la crítica por su excelente
modernización de un género que, hace una década, parecía obsoleto pese al gran
éxito que vivió durante los años 30, 40, 50 y 60: el musical. Las dos obras de
John Carney llevan la música a las calles y se embriagan de la atmósfera de la
ciudad, engrandeciendo la minimalista Dublín y enterneciendo la grandilocuente
Nueva York. Nos encontramos ante dos historias de amor peculiares, donde las
verdaderas muestras de cariño no están en las acciones, sino en los gestos, las
palabras… y, por supuesto, las notas musicales. Eso sí, no por ello dejan los
protagonistas de llevar a cabo actos verdaderamente valerosos por amor; dulces
momentos que nos llegan al corazón, precisamente, porque no los esperamos. Ante
un panorama cinematográfico cada vez más dominado por las superproducciones sin
cerebro, ver triunfar estas pequeñas joyas es una auténtica delicia. Y, si aún
no os he convencido para (re)ver estas maravillas, escuchad “Falling slowly” o
“Lost stars” y dejaos llevar por el poder de la música.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
Tráiler de Begin Again
Buen artículo, tal vez lo podrías haber completado con THE SWELL SEASON (2011), el documental estrenado en salas de cine sobre la pareja protagonista de ONCE formada por Glen Hansard y Markéta Irglova y la gira musical con su grupo. Supongo que lo conocerás, yo lo comenté brevemente en mi blog después de verlo en su estreno en Madrid: http://cdecine.blogspot.com.es/2012/07/swell-season-2011-nick-august-perna.html
ResponderEliminarSi tuviera que elegir entre ONCE y BEGIN AGAIN, tengo claro que la primera me llega mucho más. Fue un grato descubrimiento cinematográfico y aunque la segunda también me gustó, creo que su comercialidad y desarrollo es más previsible la hacen inferior a ONCE.
Lo que ya no tengo tan claro es que a ambas películas las podamos calificar de joyas del musical moderno. En realidad, ambas son películas con canciones y no creo que puedan asemejarse a los musicales. Por lo menos, no a los clásicos (sí, esos en los que los personajes cantan en mitad de la acción y hacen que ésta avance). En todo caso, en ONCE sí que hay canciones integradas en la trama en las que no solamente vemos como los protagonistas interpretan una canción sino como ésta es parte de la historia, sentimentalmente o de otra forma. BEGIN AGAIN en cambio, solo es una película en la que hay canciones pero no un musical propiamente dicho, No sé si me explico pero creo que es evidente la diferencia entre ésta y un musical como CANTANDO BAJO LA LLUVIA o, por mencionar alguno más actual, BAILAR EN LA OSCURIDAD o MOULIN ROUGE.
Igual no coincidimos pero yo creo que una película que incluye canciones no es siempre una película del género musical. La manera en que se integra la música en la historia es muy distinta cuando solo hay canciones (porque hay un grupo o cantante solista que las interpreta en sus actuaciones) que cuando en las escenas la película está al servicio de la música ya que las canciones, sus letras, sus coreografías, etc...son parte fundamental de la trama.
Perdona mi excesivo comentario pero me gustó tu artículo y quise dar mi opinión que, ya has visto, me ha quedado muy larga, :)
No te disculpes. Muchas gracias por tu comentario, precísamente el debate que propones sobre si son o no musicales lo mencioné en mi artículo dedicado al género: http://laestaciondelfotogramaperdido.blogspot.com/2012/12/la-alegria-del-musical.html
EliminarEstoy completamente de acuerdo en que una película con música no es siempre un musical. Sin embargo, creo que estos dos sí son musicales porque cumplen la premisa del musical: utilizar las canciones para hacer avanzar la historia. Así,no nos encontramos ante meros momentos musicales para disfrutar la música, sino que cada canción dice algo de los personajes y hace avanzar la historia. Por ejemplo, Keira usa 'Like a fool' para desahogarse y empezar a pasar página en BEGIN AGAIN. Además, otra clave del género es que no vemos exactamente la realidad; es decir, la música, aun introducida con supuesto realismo, toma caminos al margen de la realidad. No hablo sólo de la falta de credibilidad en que una actuación en el tejado suene tan realista, sino, por ejemplo, a los ajustes que recibe la canción de Keira en el bar, dando lugar a un momento a la altura del Elephant Medley de MOULIN ROUGE. Rara vez se limita Carney a mostrar la música con realismo absoluto (el 'Falling slowly' de ONCE, por ejemplo, surge para mostrar los sentimientos de los personajes, ya que es imposible que se la supiesen tan bien nada más conocerse).
Precísamente, el musical ha perdido fuelle porque la gente ya no se cree los artificios clásicos, con lo que creo que ONCE y BEGIN AGAIN son perfectos ejemplos de musical moderno precísamente porque se alejan de la concepción que tenemos del género, pero mantiene sus premisas: varias canciones introducidas en la trama para hacerla avanzar.
De todos modos, admito que el debate está servido y yo mismo tengo dudas a menudo. No obstante, CABARET es una de las grandes del género musical, y, según la concepción estricta, no sería un musical en absoluto porque las interpretaciones quedan en el escenario.
Ya me dirás qué opinas de todo esto, un saludo y muchas gracias por comentar!