“Desde mi
primera película, he hablado del amor. He hablado de la adolescencia, de la
inadaptación, de la transexualidad. He hablado de Jackson Pollock y de los 90, de
la alineación y la homofobia. He hablado también de internados, de la palabra
‘especial’, de ordeñar vacas, de la cristalización de Stendhal y del síndrome
de Estocolmo. He hablado argot, he hablado de forma sucia. He hablado en inglés
a menudo y otras muchas veces he hablado sin ton ni son. Cuando ‘hablas’ de
cosas, existe un riesgo inevitable a decir muchas tonterías. Por eso decidí
ceñirme a lo que conocía (…) Pero debería haber un tema que conociera mejor que
nadie y que me gustara más que ningún otro. Y desde luego es mi madre; o, mejor
dicho, la figura que representa”. Inicio este artículo con esta declaración del
jovencísimo cineasta Xavier Dolan porque la considero clave, no sólo de su
impresionante Mommy, sino de toda su
fascinante y prometedora carrera.
Xavier Dolan escribió, dirigió y protagonizó su increíble ópera prima, Yo maté a mi madre, con sólo 20 años |
Hijo de una
profesora (Geneviève Dolan) y un cantante y actor de ascendencia egipcia
(Manuel Tadros), el gran Xavier Dolan-Tadros nació en Montreal (Quebec, Canadá)
el 20 de marzo de 1989 —sí, hace sólo 25 años, pero no repetiré la edad porque,
si algo detesta el realizador, es que se le analice en base a ella— e inició su
carrera cinematográfica como estrella infantil en películas canadienses como J’en suis (Claude Fournier, 1997) o La forteresse suspendue (Roger Cantin,
2001), además de diversos anuncios y series de televisión. Su primer papel
adulto tuvo lugar en la controvertida cinta de terror Martyrs (Mártires) (Pascal Laugier, 2007), tras la que decidió dar
el salto al otro lado de la pantalla. Y, desde entonces, no ha dejado de
superarse a sí mismo, siendo el talento
(y no precisamente la humildad) su fiel compañero de viaje.
El amor y la sexualidad estás presentes en la filmografía de Xavier Dolan de forma original, y, sobre todo, libre |
Con apenas
dieciocho años, Dolan decidió aprender sobre producción cinematográfica de
manera autodidacta para dirigir su fascinante primer largometraje: Yo
maté a mi madre (2009), basada en El
matricidio (Le matricide), una novela autobiográfica que había escrito tres
años antes. Se trata de un duro pero emocional drama sobre el odio desarrollado
por un adolescente hacia su pasiva madre, cuya vulgaridad e indiferencia
resultan harto irritantes. Los innumerables gritos entre ambos personajes son
bastante molestos, pero es tal la honestidad de Dolan —quien, además de
escribir y dirigir, encarna al protagonista— que se trata de una auténtica joya
como ópera prima. Así, la obra trata muchos de los temas clave de la
cinematografía del cineasta canadiense, como la alienación del diferente, las
dificultades de la adolescencia, la incomprensión entre padres e hijos y, por
supuesto, la homosexualidad, que, de hecho, es principal detonante de todos los
anteriores. Además, contó por primera vez con varios de los intérpretes fetiche
de su cinematografía, como Anne Dorval (fantástica en el importante papel de la
madre), Suzanne Clément, Patricia Tulasne, Monique Spaziani, Niels Schneider y
su propio padre, Manuel Tadros.
Los amores imaginarios es ya una obra de culto |
Yo maté a mi madre fue
seleccionada para formar parte de la prestigiosa Quincena de Realizadores del
Festival de Cannes, donde ganó tres galardones: el premio Arte y Ensayo de la
CICAE, el premio de la SACD al mejor guion y el premio Jóvenes Miradas. El
jurado alabó el carácter único y realista de la realización y la violencia
poética del lenguaje, así como el encanto de Dolan y su fuerte fe en el
proyecto. Tras ello, la película fue seleccionada por Canadá para competir por
el Óscar a mejor película extranjera, pero no logró la nominación. Sí la obtuvo en los César franceses junto a pesos pesados de la talla del Avatar de James Cameron y el Gran Torino de Clint Eastwood, quien se
haría finalmente con el galardón.
La popular Los amores imaginarios conforma una atmósfera colorida y onírica muy atractiva |
Se embarcó
entonces Dolan en la escritura de la maravillosa Los amores imaginarios
(2010), en la que ejerció las labores de productor, director, guionista, montador
y actor, además de supervisar el vestuario y la dirección artística. Se trata,
por tanto, de la película “más Dolan” de todas, aunque lo cierto es que el
joven realizador siempre abarca lo máximo que puede, confirmándose como un
absoluto autor —auteur—
cinematográfico. En esta poética cinta bellamente fotografiada, dos amigos íntimos (Monia
Chokri y Dolan) se ven involucrados en un triángulo amoroso ante la aparición
de un irresistible joven (Niels Schneider) llegado del campo. La obra es una
divertida reflexión sobre los límites de la amistad, los celos y las relaciones
amorosas modernas que evita caer en el melodrama almodovariano pero juega con
la exageración y el choque de sentimientos extremos. Los amores imaginarios fue nominada a cuatro premios Genie del cine
canadiense, incluyendo mejor película y dirección, y optó de nuevo al César a
mejor film extranjero. Además, Dolan fue nominado a mejor ópera prima en el
Festival de Chicago. De hecho, la colorida película se convirtió en obra de
culto desde su estreno en la sección Una cierta mirada (Un certain regard) del Festival de Cannes, donde Thierre Frémaux,
delegado general del evento, la presentó hablando de “una nueva generación muy
emocionante”.
Las tres horas de Laurence Anyways la convierten en una obra intensa donde incluso hay lugar para la magia |
Tras ella,
Dolan desarrolló un proyecto más ambicioso que por fin daría plena visibilidad
a su carrera pese a ser el primero que no cuenta con su dulce rostro entre el
reparto. Se trata de Laurence Anyways (2012), la
dramática historia de un profesor de literatura (Melvil Poupaud) que decide
cambiarse de sexo pese a mantener una relación seria con una mujer (Suzanne
Clément, mejor actriz de la sección Un
certain regard de Cannes, certamen donde Dolan presentó la cinta equipado
con un cuadrado rojo en apoyo a al conflicto de los estudiantes contra el gobierno en la provincia de Quebec). De este modo, tras tratar
la homosexualidad y la bisexualidad, Dolan se atrevió con un tema tan ignorado
como la transexualidad, regalándonos casi tres horas dominadas por las
excelentes interpretaciones principales y la original presentación de la imagen
en formato cuadrado, que confina a sus personajes en sus mundos privados de
sueños y decepciones. De hecho, pese a presentar la crisis de identidad de las
personas transexuales con acierto y recordarnos que la transexualidad tiene más
de necesidad que de deseo, la cinta es en última instancia una inusual historia
de amor. Potente y original, Laurence
Anyways obtuvo el premio a mejor película canadiense en el Festival de
Toronto por decisión unánime del jurado, pero volvió a quedarse a las puertas
del César. Todos los críticos se hacían la misma pregunta: ¿es posible tal
grado de madurez en la obra de un veinteañero?
Tom á la ferme significa "Tom en la granja", pero todavía carece de título oficial en España |
Pese a no ser
necesariamente superior a sus predecesoras, Laurence
Anyway permitió a Yo maté a mi madre y Los amores imaginarios llegar a España
en formato DVD. Fue estrenada en Madrid en el LesGaiCineMad de 2013, donde se alzó con
el galardón a mejor cinta LGTB del año, e incluso disfrutó de un estreno limitado. Hace casi un año, la incluí en mi top de 'Las mejores películas del 2013'. Sin embargo, nada de esto fue suficiente para que su cuarta cinta recibiera la merecida atención. Ésta era Tom à la ferme (2013),
basada en la obra de Michel Marc Bouchard (lo que la convierte en la única cinta del cineasta que no parte de una idea original del mismo). Pese a ser definida como su obra más redonda y aplaudida por la crítica en la
Mostra de Venecia (donde obtuvo el premio FIPRESCI) se trata de la película menos conocida del autor, quizá a raíz de una oscura esencia que la aleja del público de los filmes anteriores. En ella, un joven publicitario (Dolan) asiste al funeral de
su novio, fallecido en un accidente de tráfico, y entabla relación con su
confusa madre (Lise Roy) y violento hermano (Pierre-Yves Cardinal), a la par
que descubre una extraña relación entre su amante y... ¡una mujer! (Evelyne Brochu).
Así, el joven cineasta vuelve a romper las normas establecidas sobre la
sexualidad y el amor, presentando una potente historia de superación en la que,
una vez más, la figura paternal está ausente y es la maternal la que representa
el desestructurado núcleo familiar.
College Boy tiene un mensaje claro: no al acaso escolar |
Ése mismo año,
Dolan dirigió uno de los videoclips más impactantes que se recuerdan. Se trata
de College
Boy, del grupo Indochine, una
durísima crítica al acoso escolar que presenta a un joven (Antoine Olivier
Pilon) crucificado por algunos de sus compañeros mientras el resto se tapa los ojos.
Rodado en blanco y negro con el formato cuadrado de Laurence anyways, se trata de una obra tan hermosa como terrible, cargada de violencia explícita justificada por ser empleada como
lucha contra sí misma. De hecho, nos encontramos ante un necesario
ataque contra el bullying por parte del genial cineasta, no siendo el horror
representado superior al sufrido por millones de adolescentes de todo el mundo.
Por suerte, la polémica no hizo sino encumbrar su trabajo.
Anne Durval, Antoine Olivier Pilon y Suzanne Clément tratan de inmortalizar la felicidad en Mommy |
Y así es como
llegamos a Mommy (2014), una cinta en la que Dolan mezcla el planteamiento
de Yo maté a mi madre, la poesía de Los amores imaginarios, la visualidad de
Laurence Anyways, la oscuridad de Tom à la ferme y la crudeza de College Boy, confeccionando su gran obra
maestra. La cita que dio comienzo a este artículo continúa así: “es a mi madre
a quien siempre regreso, a quien quiero ver ganar todas las batallas; para la
que quiero investigar problemas y ver cómo los resuelve. A través de ella me
hago todas las preguntas”. La fascinación del cineasta por su madre queda de
manifiesto más que nunca en Mommy,
donde un adolescente problemático (Antoine Olivier Pilon, protagonista de
videoclip recién mencionado) y su madre (Anne Dorval, presente en casi todos
sus films) se encuentran entre la espada y la pared: entre el amor que sienten
y las ganas de liberarse el uno del otro, situación que parece relajarse cuando
una profesora con problemas de comunicación (Suzanne Clément, la matriarca de Yo maté a mi madre cambiando de papel)
entra en sus vidas. Todo un canto de amor y libertad, la cinta hace uso de la
fotografía cuadrada de Laurence Anyways
y College Boy, pero, como si de un
acordeón se tratase, amplia el plano en los momentos de felicidad.
Dolan agradeció el Premio del Jurado de Cannes, pero afirmó que iba a por la Palma de Oro (y la merecía) |
Mommy no es sólo la
mejor película del cineasta, sino una de las mejores del año, como prueban el
Gran Premio del Jurado de Cannes (compartido nada más y nada menos que con el Adiós al lenguaje de Jean-Luc Godard, a quien el joven no admira en exceso)
y sus nominaciones a los premios Spirit y Satellite, que, esperemos, se
complementen con la esperada nominación al Óscar a mejor película extranjera,
para el que ya se encuentra entre las 83 excelentes preseleccionadas [más al respecto en 'Las 83 representantes para el Óscar a mejor película extranjera']. De todos
modos, Xavier Dolan es una caja de sorpresas. ¿Sabíais que dio su voz a las
versiones dobladas al francés de las sagas de Harry Potter, Crepúsculo
y Los juegos del hambre? Pues sí: ¡no
es otro que Ron Weasley, Jacob Black y Peeta Mellark! ¿Os imagináis a Ruper
Grint, Taylor Lautner y Josh Hutcherson con la misma voz? Si algo probó su
discurso de aceptación del galardón en Cannes, es que su carismático don de
palabra sólo es superado por su adorable presencia, así que Dolan podría
perfectamente competir con estas estrellas adolescentes…
De todos
modos, el joven no parece interesado en forrar carpetas con su foto, sino que
ya está embarcado en su nuevo proyecto, The Death and Life of John F. Donovan, prevista para 2016, que contará con un reparto de lujo
encabezado por Jessica Chastain, Kit Harrington, Kathy Bates y Susan Sarandon.
Se trata de la historia de una gran estrella del cine cuya correspondencia con
un niño actor de 11 años hace despertar acusaciones plagadas de prejuicios. Aún
se sabe poco sobre esta cinta, pero podría suponer la internacionalización
definitiva de una de las personalidades más extraordinarias de la historia del
cine. Si a sus veinticinco años Dolan es capaz de confeccionar un proyecto como
Mommy, toda exageración es poca a la
hora de imaginar su futuro. Y eso él lo sabe mejor que nadie.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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Un genial artículo!
ResponderEliminarEs un análisis detallado de la obra de este genial autor.
La verdad es que el cine canadiense nunca me ha gustado mucho, pero Dolan es la excepción, con su visión única y sus originales historias.
Me falta sólo una película suya por ver, pero tras este artículo la veré cuanto antes!
Enhorabuena!
En mi caso solamente he visto Les amours imaginaires ( http://cdecine.blogspot.com.es/2011/06/les-amours-imaginaries-2010-xavier.html ) y aunque no me convenció del todo, tengo ganas de ver más películas de este director.
ResponderEliminarTe agradezco la información acerca de este joven realizador canadiense que no conocía. Pero, sobre todo, te agradezco la magnífica y emotiva introducción al tema, que explica por qué todo lo que escribes tiene tanto interés para quien tenga la capacidad de ver que, detrás de un buen contador de historias, reside un alma sensible, que yo ya intuía. Gracias Juan.
ResponderEliminarSolo me queda x ver, Los amores imaginarios, desde luego este joven director me ha conquistado totalmente, como actor no tanto, estaré pendiente de lo próximo que haga x supuesto.
ResponderEliminarlalalalalalala
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