“La difusa
frontera que separa la civilización de la barbarie, el vértigo de perder los estribos
y el innegable placer de perder el control” es, en palabras de su guionista y director, Daniel Szifron, la base de Relatos salvajes, película que, no sólo se ha convertida en la más taquillera
de Argentina en 2014 (con más de 3 millones de espectadores), sino también en
la más vista internacionalmente de la historia del país (y eso que sigue en
cartelera). Además, ha sido una de las más vistas durante la pasada Fiesta del Cine.
Imagen promocional de Relatos salvajes |
Siguiendo
con las declaraciones del director, la cinta consta de seis historias
autoconclusivas sobre “situaciones conflictivas de la cotidianeidad (…) que
como ciudadanos comunes reprimimos tras medir el costo-beneficio de una acción,
optando por ser menos impulsivos y no responder a las agresiones externas”. La
combinación de violencia exagerada y humor negro da lugar a múltiples momentos memorables
sobre personajes obligados a traspasar sus propios límites por motivos tan
comunes como multas injustas, peleas de carretera y bodas estropeadas por las
mentiras. La popularidad de cintas como Oldboy (Park Chan-wook, 2003) y Malditos
bastardos (Quentin Tarantino, 2009) puso de manifiesto el atractivo que
la venganza despierta entre los espectadores, pero la clave de Relatos salvajes radica en su capacidad
de transformar esos impulsos en momentos desternillantes, pudiendo así llegar a
un tipo de público mucho más amplio.
La historia 'Las ratas' plantea una duda razonable: ¿si el veneno caduca... es más o menos dañino? |
El reparto coral de la cinta incluye a dos de los intérpretes
argentinos más importantes del momento: Ricardo
Darín (Nueve reinas, de Fabián Bielinsky, 2000) y Leonardo Sbaraglia (Sin retorno,
de Miguel Cohan, 2009), quienes comparten protagonismo con, entre otros muchos,
Oscar Martínez, Érica Rivas, Rita Cortese,
Julieta Zylberberg, Osmar Núñez, María Onetto, Darío
Grandinetti. Todos ellos aprovechan bien sus pocos minutos en pantalla para
dejar huella en el espectador con interpretaciones exageradamente divertidas.
La cinta está
coproducida por la productora argentina K&S Films y la española El
Deseo. Fue el éxito de la excelente Tiempo
de valientes (2005), segundo trabajo de Szifrón, lo que animó a los
hermanos Pedro y Agustín Almodóvar a
producir su siguiente película, que ha tardado nueve años en llegar (demasiado
tarde para el recientemente fallecido padre del cineasta, a quien está dedicada
la obra).
La excelente promoción de la publicidad incluye distintos pósters con los protagonistas de las seis historias |
Además de
ser recibida con grandes ovaciones en los prestigiosos festivales de Cannes y
San Sebastián (donde obtuvo el Premio del Público a mejor película europea), la
cinta ha batido todos los récords en las nominaciones a los Premios Sur de la Academia de Artes y
Ciencias Cinematográfias de Argentina, obteniendo veintiún increíbles
menciones. De hecho, está nominada en todas las categorías —desde la colorista fotografía de Javier Juliá hasta la sarcástica música del oscarizado Gustavo Santaolalla (Brokeback Mountain, de Ang Lee, 2005)— con la única excepción de la concerniente a mejor actriz
revelación, obteniendo, no obstante, once candidaturas en los otros cinco
apartados interpretativos. Además, es la representante del país en los Oscar (mejor película de habla no inglesa) y los Goya (mejor película
latinoamericana), para los que cuenta con grandes posibilidades.
El éxito
de la película no sólo se debe a la gran calidad técnica, narrativa e
interpretativa de la misma, sino a su perfecta temática. Los tiempos de crisis,
empeorados por las injusticias y las malas gestiones, llevan a muchos a
explotar… y a otros muchos a desear hacerlo. A menudo el cine se convierte en
una prolongación de lo que deseamos pero no nos atrevemos a hacer y esta
película permite a los espectadores dejarse llevar por acciones que jamás
realizarían en la vida real y sonreír con una mezcla de satisfacción y
culpabilidad. Relatos salvajes aún
tiene que superar a Ice Age 4: la
formación de los continentes (Steve Martino y Mike Thurmeier, 2012) como la
película más vista en Argentina, pero, lo consiga o no, ya tiene un lugar
asegurado en los libros de historia del cine latinoamericano.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
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