Dadas las nominaciones, esperábamos un palmarés mediocre y así ha sido, con El reino, thriller de viva actualidad sobre la corrupción política, venciendo en número de galardones (hasta siete) pero Campeones, comedia en torno a un equipo de baloncesto compuesto de personas con discapacidad intelectual, llevándose a última hora el máximo laurel de la noche, el cual anunció Pedro Almodóvar en compañía de tres de sus mujeres al borde de un ataque de nervios: Julieta Serrano, Rossy de Palma y una Loles León que, poco después de escuchar al director manchego presentarla con el nombre equivocado, chilló emocionada «¡Te lo dijeeeee!» justo antes de que se confirmara el nefasto pero, dado el espíritu facilón de los académicos, comprensible resultado.
Campeones ganó tres premios, siendo el más festejado el reportado a Jesús Vidal como actor revelación |
Campeones, cuyo reparto completo subió al estrado al inicio de
la velada para “intimidar” a Sorogoyen, sólo recogió dos laureles más: mejor canción original para la cansina “Este es el momento” de Coque Malla (interpretada en directo al igual que el resto de
nominadas por Manu Guix, Rozalén, Judit
Neddermann y una siempre fresca Amaia
que con suma profesionalidad no temió pedir el reinicio del número al no
haber escuchado bien la claqueta por culpa de uno de los problemas de sonido a
los que TVE nos tiene acostumbrados) y mejor actor revelación para el joven discapacitado Jesús Vidal, quien
protagonizó el momento más emblemático y conmovedor de la velada al dedicar su
triunfo a sus padres afirmando que a él sí le gustaría tener un hijo como él
para ser un padre como ellos. Su larguísimo (y perfectamente memorizado) discurso
es más honesto, emotivo y revolucionario que cualquier escena de una película a
cuyo manipulador recorrido ha puesto la guinda Javier Fesser al afirmar con suma irresponsabilidad que la
terminología referente a las personas discapacitadas ha cambiado gracias a ella.
Ya en la Alfombra Roja previó Coixet que Sorogoyen vencería como director pero no en el apartado principal |
Entretanto, la muy superior pero en absoluto sobresaliente El reino ha reportado por fin a Rodrigo Sorogoyen los reconocimientos a
mejor guion (junto a su habitual colaboradora Isabel Peña) y director, haciéndose también con los concernientes
al montaje (Alberto del Campo), la música (Oliver
Arson), el sonido (Roberto Fernández y Alfonso Raposo), la interpretación
masculina de reparto (Luis Zahera,
ganador claro desde que el filme fue exhibido por primera vez, y todo gracias a
una sola escena en un balcón) y, por supuesto, la interpretación masculina protagonista
para un casi tan nervioso como su personaje (y quizá algo colocado) Antonio de la Torre que sumaba esta vez sus candidaturas número 12ª
y 13ª (la otra, como secundario por la pesadísima La
noche de 12 años, de Álvaro Brechner, vencedora por descarte de la
siempre lamentable sección de guiones adaptados) sin haber ganado desde la
primera (allá por 2006 como actor de reparto por AzulOscuroCasiNegro, aplaudido debut de Daniel Sánchez Arévalo)
y por fin se ha consolidado como uno de los grandes de nuestro cine, al menos
en lo que a la perspectiva académica respecta.
30 años después de triunfar en ellos, Mujeres al borde de un ataque de nervios ha vuelto a los Goya |
Eva Llorach se llevó el único premio de la ninguneada Quién te cantará: mejor actriz revelación |
Esto último ha permitido a la veterana Susi Sánchez convertir su segunda candidatura en triunfo gracias
también a ser la única representante del pretencioso dramón La enfermedad del domingo, de Ramón
Salazar; y, claro, lo ha dedicado a Bárbara
Lennie, afirmando sabiamente que todos la echábamos de menos anoche (ha
participado en cuatro de las películas españolas más destacables del año sin
ser nominada por ninguna). Eso sí, la gran interpretación de la edición es sin duda la de Eva Llorach en la ninguneada
(y superior a cualquiera de las aspirantes al podio) Quién te cantará, del personalísimo Carlos Vermut, quien pese a su larga trayectoria ha vencido hoy
como mejor actriz revelación, triunfo que ha aprovechado, tal y como hizo
Frances McDormand en los Oscars hace ya casi un año, para poner en pie a todas
las actrices de la sala y demandar igualdad real de una vez por todas.
Berto Romero y David Broncano protagonizaron uno de los muchos momentos divertidos de la noche |
Tres películas visualmente espléndidas pero narrativamente
irregulares se han llevado la pedrea: tres premios para La sombra de la ley, de
Dani de la Torre —fotografía (Josu Incháustegui), dirección artística (Juan
Pedro de Gaspar) y vestuario (Clara Bilbao)—, dos para El hombre que mató a Don Quijote,
de Terry Gillian —dirección de producción (Yousaf Bokhari) y maquillaje y
peluquería (Sylvie Imbert, Amparo Sánchez y Pablo Perona)— y uno para Superlópez,
de Javier Ruíz Caldera (mejores efectos especiales para Lluís Rivera y la
primera jefa de efectos especiales premiada: Laura Pedro). La entrega de este
último galardón ha dado lugar a uno de los momentos más icónicos de la noche,
al quedar Berto Romero y David Broncano hilarantemente colgados
de unos arneses que por un momento nos han hecho temer de verdad por sus entrepiernas. Mientras tanto, sin
embargo, dos de las aspirantes a mejor película se han marchado con las manos
vacías: Entre dos aguas, de
Isaki Lacuesta, Concha de Oro de San Sebastián que sólo optaba a los dos
máximos galardones y por tanto lo tenía difícil, y Todos lo saben, de Asghar Farhadi, que contaba con ocho
candidaturas inmerecidas que por suerte no han fructificado (ojo, el iraní es
uno de los grandes, pero España no es su espacio y se nota).
Antonio de la Torre (por fin) y Luis Zahera vencieron gracias a sus interpretaciones en El reino |
Respecto a las por así decirlo secciones paralelas, la
polaca Cold War, de Pawel Pawlikowski, ha triunfado como mejor
película europea y la mexicana Roma, de Alfonso Cuarón ha hecho lo
propio como mejor película iberoamericana, siendo curioso que ambas compitan
por los reconocimientos a mejor filme de habla no inglesa, dirección y
fotografía en los Premios Oscar. El silencio de otros, con la que
Almudena Carracedo y Robert Bahar revelan la lucha silenciada de las víctimas
del régimen franquista que continúan buscando justicia, se
ha impuesto como mejor documental y Un día más con vida, homenaje de
Raúl de la Fuente y Damián Nenow al emblemático periodista de guerra Ryszard
Kapuściński, como mejor cinta animada, siendo altísima la competencia de la
primera y bajísima la de la segunda. Todas ellas son, en cualquier caso,
excelentes, como probablemente lo sean también los cortos premiados aun cuando
casi nadie ha tenido forma de verlos: Cerdita, de Carlota Pereda (ficción);
Cazatalentos,
de José Herrera (animación) y Gaza, de Carles Bover Martínez y Julio
Pérez del Campo (documental).
Simpáticos, pero más contenidos y nerviosos de lo que suelen
estar, Silvia Abril y Andreu Buenafuente han sabido conducir la
gala con discursos divertidos sin necesidad de poner en evidencia a nadie que
no fueran ellos mismos (desnudados literalmente para hablar de la importancia
del vestuario cinematográfico) ni dejarse llevar en exceso por reivindicaciones
que, de forzarse, terminan perdiendo su efecto. Se ha echado en falta algo de
interacción con un patio de butacas donde teníamos a gente tan mediática como Penélope Cruz, Najwa Nimri, José Coronado o Brays Efe, pero el resultado ha seguido siendo bastante superior
al de las últimas galas. Eso sí, la estrella de la noche, como cabía esperar,
ha sido Rosalía, quien ha interpretado un “Me quedo contigo” más
memorable que cualquiera de la películas españolas premiadas. Suerte, eso sí,
que no le ha tocado abrir ninguno de esos horribles sobres que, pareciendo
estar pegados con Super Glue, han hecho pasar un mal rato a todos los entregadores
para divertimento de redes sociales que, como la mayoría, sólo prestan atención a los Goya para criticarlos.
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