Ni Mad Max: Furia en la carretera, de George Miller, ni La gran apuesta, de Adam McKay, ni siquiera El renacido, de Alejandro G. Iñárritu. Al final la mejor película
del 2015 es Spotlight; al menos para una Academia que, eso sí, la ha
convertido en la vencedora con menos entorchados desde la olvidada El mayor espectáculo del mundo (Cecil B. DeMille, 1952) al
entregarle sólo una mención más: mejor guion original para Josh Singer y el
propio director Tom McCarthy. [Todo sobre los Oscars 2016 aquí] Pero, ¿merece la película tal honor o simplemente
se ha beneficiado del hecho de que nadie sabía a quién premiar? Veamos…
Spotlight obtuvo 6 nominaciones al Óscar: película, dirección, guion, actor secundario (Mark Ruffalo), actriz secundaria (Rachel McAdams) y montaje |
Aún poco conocido, Thomas McCarthy tiene a sus espaldas tres largometrajes muy
estimables de factura independiente —Vías
cruzadas (2003, un debut por todo lo alto galardonado en Sundance y San Sebastián), The Visitor (2007) y Win Win
(2011)—, además de un bodrio de la talla de Con
la magia en los zapatos (2014) por el que Adam Sandler y “cualquier par de
zapatos” fueron candidatos al último Razzie a peor pareja en pantalla. Aunque cumple
como realizador, McCarthy brilla especialmente como guionista (de hecho en 2009
optó al Óscar por la emotiva historia original de Up, de Pete Docter), si bien curiosamente empezó su carrera como
actor de cine y televisión. Todo esto explica el reducido pero importante
palmarés de su Spotlight, una obra
impulsada por un libreto excepcional pero relativamente contenida por una
puesta en escena tan efectiva como sobriamente impersonal.
Thomas McCarthy en el set de Spotlight con Rachel McAdams y Michael Keaton |
En la línea del clásico drama
periodístico Todos los hombres del presidente
(Alan J. Pakula, 1976) y la aplaudida serie The
Newsroom (2012-2014), Spotlight
renuncia a toda sombra de artificio para exponer con exhaustiva fidelidad la
investigación periodística que aconteció en 2002 cuando un equipo de reporteros
de investigación del Boston Globe abrió la caja de Pandora al destapar los
escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets. Entre
tanta producción crítica con la profesión (como es el caso de la reciente y
excelente Nightcrawler, de Dan
Gilroy, 2014), resulta reconfortante encontrarse con un filme completamente
alejado del sensacionalismo, aunque es inevitable plantearse que llega con algo
de retraso considerando que los terribles hechos denunciados ya son de sobra
conocidos (al menos, por aquellos que oirán hablar de la película).
El imponente cartel de Spotlight saca partido de las críticas cosechadas |
Aunque la finalidad de Spotlight no es por consiguiente tanto
la denuncia como la honra a la labor periodística, encontrarse ante una
película multipremiada que expone sin tapujos algo que la Iglesia católica se
esfuerza más por esconder que por solucionar es un importante paso en lo que a
la concienciación colectiva se refiere. Además, la obra es tan respetuosa con
el tema presentado que nadie debería sentirse ofendido. Empero, en su afán por
la objetividad la cinta deja de lado el desarrollo de la psicología de los
personajes, clave de la generación de empatía: las escenas donde la acción se
aparta de la investigación para conceder importancia al trabajo interpretativo
son muy escasas, lo que vuelve sorprendente que la cinta haya arramplado con
todos los premios a mejor reparto de la temporada, a destacar el Critics Choice
y el galardón del Sindicato de Actores. Michael
Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, Stanley Tucci y un John
Slattery recién salido de la serie Mad
Men están perfectamente correctos, pero tan sólo Mark Ruffalo, único intérprete al que el guion permite dejarse
llevar por la pasión de vez en cuando, logra brillar con luz propia.
Consiguiendo su tercera candidatura al Óscar en sólo cinco años —tras Los chicos están bien (Lisa Cholodenko,
2010) y Foxcatcher (Bennett Miller,
2014)— este siempre sutil actor nacido en Wisconsin hace 48 primaveras está en
la cima de su carrera.
Mark Ruffalo encarna al reportero real Mike Rezendes, ganador junto a su equipo del Premio Pulitzer |
El inteligente guion de Singer y
McCarthy y la conmovedora interpretación de Ruffalo son innegablemente las
mejores bazas de una película necesaria y bien desarrollada que podría ser una
obra maestra de conceder tanta atención a sus personajes como hace con el tema
periodístico per se. Aun así, dada la mediocridad del año, se trata de una receptora
del Óscar más que digna. Eso sí: que no nos lo vendan como una victoria
arriesgada: lo arriesgado habría sido laurear a Mad Max: Furia en la carretera; y es que: ¿qué tiene que hacer el
cine de género para conquistar a la Academia? Reivindicación aparte, Spotlight es una pequeña gran película
con la que el valor social tanto del periodismo como del propio cine es puesto
de manifiesto una vez más.
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habrá que darle un vistazo
ResponderEliminarLa vi ayer y me gustó su ritmo y también el argumento vínculado a un tema tabú que aún hoy sigue siendo un tema espinoso sobre el que la iglesia no actúa con la contundencia esperada a nivel social.Aún con todo,no sé si merece el Oscar a la mejor película,porque aunque es cierto que hay un retrato acertado de la actividad periodística,tampoco es que los y la actriz se luzcan demasiado.
ResponderEliminarUn saludo