Tras años de espera (sin exagerar) por fin llegan a la cartelera
española las dos últimas joyas del Studio Ghibli, las primeras en hacerlo
desde el retiro del maestro Hayao Miyazaki. Se trata de El cuento de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no Monogatari / The Tale of
Princess Kaguya, 2013) y El
recuerdo de Marnie (Omoide no
Mânî / When Marnie Was There, 2014), las únicas cintas del estudio
no dirigidas por Miyazaki que han logrado ser candidatas al Óscar a mejor película
de animación. Frente a la obra cumbre del veterano Isao Takahata, encontramos
uno de los primeros brotes de la principal esperanza actual de Ghibli, el
relativamente joven Hiromasa
Yonebayashi, quien ya sorprendió en 2010 con Arrietty y el mundo de los diminutos, su ópera prima
tras años de dedicación invisible a la querida productora.
|
El cuento de la princesa Kaguya recibió 3 nominaciones a los Annie: película, dirección y música original |
El estreno conjunto de El cuento
de la princesa Kaguya y El recuerdo
de Marnie es un perfecto ejemplo de las dos vertientes de Ghibli,
personificadas por sus dos fundadores: la vertiente realista liderada por Isao
Takahata (La tumba de las luciérnagas,
1988), y la vertiente fantástica representada por Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, 2001). Sin embargo,
ambas corrientes están mucho más entrelazadas de lo que parece, siendo en esta
ocasión Takahata el responsable de la fantasiosa El cuento de la princesa Kaguya (que, eso sí, concede más atención
a la vida tradicional japonesa que a los propios elementos fantásticos) y
Yonebayashi (heredero de Miyazaki), el director de la dramática El recuerdo de Marnie (donde, no
obstante, fantasía y realidad nunca dejan de convivir, aunque sea en formato naturalista).
Y es que la conexión entre el onirismo fantástico y la sencillez del día a día es
la máxima de un estudio no por casualidad representado por Mi vecino Totoro (1988), obra cumbre de Miyazaki conectada a su vez
con el drama rural Un verano en casa del
abuelo (Hou Hsiao-Hsien, 1984). [Más al respecto en: 'Nostálicos veranos']
|
El cartel de El cuento de la princesa Kaguya refleja su onirismo |
Escrita por Riko Sakaguchi y el propio Isao
Takahata a partir de un cuento popular japonés anónimo del siglo IX llamado
El cortador de bambú, la elaborada El cuento de la princesa Kaguya nos acerca a la curiosa historia de una
hermosa princesa nacida de la naturaleza cuyo esplendor atrae el interés de
todos los hombres del reino. Cuidadamente animada con dulces pinceladas que
perfeccionan el personal estilo de Mis
vecinos los Yamada (Takahata, 1999), la cinta ofrece una sucesión de
coloridas imágenes pictóricas de apabullante belleza que la sensible partitura
del siempre excelente Joe Hisaishi envuelve
a la perfección. El resultado es una de las creaciones animadas más
espectaculares de todos los tiempos, actuando además la emotiva historia de
agradable ventana a la fascinante cultura nipona. Como es habitual en las
películas de Ghibli, la cinta lanza un mensaje claramente feminista a través de
una valerosa mujer cuya belleza es sólo superada por su ingenio e inteligencia que
tiene en la libertad (y no en el amor o el matrimonio) la principal meta. ¡Lástima
que no todo dependa del mundo terrenal!
|
El cartel de El recuerdo de Marnie enfatiza la bella relación principal |
Aún más femenina resulta El
recuerdo de Marnie, donde una joven enfadada con el mundo es enviada
por sus padres adoptivos al campo para recuperar la salud y, sobre todo, las
ganas de vivir. Gracias a ello, conocerá a una misteriosa chica que habita en
una antigua mansión, siendo la amistad entre ellas la principal forma de esperanza
para ambas. Similar en técnica y tonalidad a Susurros del corazón (Yoshifumi Kondo, 1995) y La colina de las amapolas (Goro Miyazaki, 2011) —obra ambas de
otros aspirantes a suceder a Miyazaki: un prometedor joven tristemente
fallecido antes de tiempo y un hijo rebelde que no parece llevar en las venas
el talento de su padre—, la cinta resulta especialmente interesante por la
lectura homosexual que admite, cobrando la historia mucho más sentido de
deberse la oscuridad del corazón de la protagonista a la sexualidad reprimida (y
su repentina felicidad a una amistad cuyo romanticismo nadie pondría en duda de
tratarse de una pareja heterosexual). Si el estudio confirmara esta teoría (algo
improbable, sobre todo con la nostálgica novela de Joan
G. Robinson como base), nos encontraríamos ante la primera película de
animación comercial de temática LGTB, un paso que el séptimo arte necesita dar
fervientemente.
|
El recuero de Marnie recibió 3 nominaciones a los Annie: película independiente, dirección y guion |
El estreno de El cuento de la princesa
Kaguya y El recuerdo de Marnie es
innegablemente un acontecimiento digno de celebración, pero también agridulce,
ya que el 3 de agosto de 2014 Toshio
Suzuki, productor del estudio, anunció que quedaba clausurada temporalmente la
producción de largometrajes. El retiro de Miyazaki y la escasa acogida comercial
(que no crítica) de la costosa El
cuento de la princesa Kaguya son los principales motivos para el cese
productivo de uno de los estudios que más engrandecen el cine actual. Confiemos
en que el siglo XXI, dominado por las estrellas hollywoodienses y los efectos
especiales, tenga cabida para estas joyas de orfebrería. De lo contrario, el
mundo será un lugar peor para todos.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
Gracias por la información, me han dado muchas ganas de verlas jeje
ResponderEliminarDos joyas de golpe en los cines, Kaguya ya disfrutada, solo me queda descubrir el cuento de Marnie, seguro no me decepcionará.
ResponderEliminarUn abrazo.