15 septiembre 2013

La magia Ghibli de Hayao Miyazaki, maestro de animación japonesa

El pasado 1 de septiembre, el maestro del cine de animación Hayao Miyazaki anunciaba su retirada después de cincuenta años dedicados al mundo del cine. La noticia conmocionó a sus millones de fans de todo el mundo. Y es que, si bien no es la primera vez que Miyazaki da una noticia así, sus 72 años nos instan a creer que se trata de la definitiva.

Dibujo de Hayao Miyazaki
Dibujo de Hayao Miyazaki rodeado de los
protagonistas de todas sus películas
Con el paso de los años, el japonés Hayao Miyazaki se ha convertido en el director más querido de su país y en uno de los más queridos del mundo. Y no sin razón: su visión ha revelado una forma inexplorada de hacer cine, concretamente cine de animación, y su originalidad ha conseguido llegar a millones de personas que, sin ser necesariamente amantes del séptimo arte, se han dejado llevar por su magia. A todos ellos dedico este artículo, elaborado con todo mi cariño como un tributo a la fascinante carrera de este impresionante cineasta.

Miyazaki nació en Akebono-cho, un pueblo de Bunkyō, Tokyo, el 5 de enero de 1941 en plena II Guerra Mundial. Durante el conflicto, su familia fue evacuada a Utsunomiya y, más tarde, a Kanuma City, donde su padre recolocó su negocio (la fábrica de aviones Miyazaki). La infancia de Miyazaki estuvo marcada por el constante cambio de escuela y la enfermedad de su madre, cuya tuberculosis espinal la obligó a pasar años en cama. Pero él supo refugiarse en su mundo y desarrollar una gran pasión por el manga, influido por el dibujante Osamu Tezuka.

Dibujo de Hayao Miyazaki
Collage de Hayao Miyazaki con dos de
sus mejores obras: Mi vecino Totoro
y El viaje de Chihiro
Su pasión por este arte creció a raíz del visionado de The Tale of the White Serpent (Taiji Yabushita y Kazuhiko Okabe, 1958), la primera película de anime en color, cuya protagonista enamoró a Miyazaki. Fue así como él decidió dejar los comics a un lado y centrarse en la animación cinematográfica. Tras el instituto, estudió ciencias políticas y economía en la prestigiosa Gakushuin University, pero nunca dejó de lado su pasión por la animación, que desarrolló practicando el dibujo con constancia.

En abril de 1963, Miyazaki obtuvo un trabajo en el estudio Toei Animation, donde trabajó como artista en varias producciones de anime. Sus superiores comprobaron muy pronto que se encontraban ante alguien excepcional, algo que él probó al modificar (y mejorar) el guión de Guilliver´s travels beyond the moon (Masao Kuroda y Sanae Yamamoto, 1965), película en la que, técnicamente, solo trabajaba como asistente. Más tarde, obtuvo su primer trabajo importante como jefe de animación y artista conceptual en Hols: Prince of the sun (1968), la ópera prima de Isao Takahata, quien se convertiría en su amigo y mentor de por vida. Tras ello, el estudio contó con él para múltiples producciones.

El castillo de Cagliostro (1979), de Hayao Miyazaki
El castillo de Cagliostro es la primera película de
Miyazaki y marca las bases de su cine
En 1971, Miyazaki cortó su vinculación con Toei y participó en trabajos de otras compañías, como el Mushi Producion, A Pro, Nippon Animation y TMS Enterteinment, donde codirigió catorce episodios de la serie Lupin (1971) junto a Isao Takahata y Masaaki Ôsumo. Con Takahata partició en varios proyectos más, destacando la aclamada serie Conan, el niño del futuro (1978), que codirigieron con Keiji Hayakawa. La caracterización de los personajes y la imaginación del diseño serían sin duda determinantes en futuros trabajos del director.

En 1979, Miyazaki dirigió su primer largometraje: El castillo de Cagliostro, que contaba con el ladronzuelo Lupin (personaje de la serie homónima) como protagonista. Aunque este título carece de la calidad de futuros trabajos del director, fantasía, humor y misterio se entrelazaron con acierto y marcaron las bases del cine de Miyazaki.

Nausicaa del valle del viento (1984), de Hayao Miyazaki
El éxito de Nausicaä del Valle del Viento permitió
a Miyazaki fundar el estudio Ghibli
En 1984, mientras participaba en la serie italo-japonesa Sherlock Holmes, Miyazaki estrenó Nausicaä del Valle del Viento, film de aventuras que introducía gran parte de los temas recurrentes de su filmografía: amor por la naturaleza, impacto del hombre en su ambiente, pacifismo, fascinación por los aviones, feminismo y caracterizaciones moralmente ambiguas, sobre todo entre los villanos (si algo caracteriza al cine de Miyazaki, es la ausencia de antagonistas claros). Se trataba de una adaptación del manga del mismo nombre escrito por él mismo años antes. Especialmente aclamada fue la partitura de Joe Hisaishi, quien añadiría la música a todas las películas de Miyazaki desde entonces, creándose entre ambos una de las colaboraciones más bellas de la historia del cine.

Poster original de El castillo en el cielo (1986), de Hayao Miyazaki
El castillo en el cielo se inspira en
leyendas bíblicas e hindúes
Un año después, Miyazaki, Takahata, Toshio Suzuki y Yasuyoshi Tokuma fundaron el estudio de animación Ghibli, financiado por la compañía Tokuma  Shoten, que se fundiría con él en 1997. El estudio fue denominado así por el propio Miyazaki a partir de la palabra italiana “ghibli”, basada en el nombre arábigo para el viento mediterráneo. Bella metáfora para su intento de añadir un soplo de aire fresco a la industria del anime.

La primera película de Miyazaki en Ghibli fue El castillo en el cielo (1986), bellísima historia de dos huérfanos en busca de un castillo-isla flotante denominado “Laputa” en honor a Los viajes de Gulliver. La ternura de los personajes y la calidez de la narración dieron un paso más en Mi vecino Totoro (1988), donde dos niñas deben hacer frente a la enfermedad de su madre, historia sin duda influida por la propia infancia de Miyazaki. Las niñas (cuya relación se muestra de forma casi mágica por el brillante guión) encuentran consuelo en la mística y adorable criatura Totoro, que se convertiría en símbolo del estudio Ghibli y en fruto de interminable merchandising. Junto a la durísima La tumba de las luciérnagas, realizada por Isaho Takahata ese mismo año, la película mostró al mundo que la animación no va ligada al cine infantil y que se pueden contar historias muy humanas gracias a este arte.

Mi vecino Totoro (1988), de Hayao Miyazaki
La animación de Mi vecino Totoro es tan brillante que
las situaciones más fantásticas resultan realistas
No obstante, ambos directores centraron sus obras en los niños, cuya inocencia y candidez siempre enamoran a los espectadores. Para los más pequeños dirigió Miyazaki Nicky, la aprendiz de bruja (1989), precioso cuento de una brujilla que debe aprender a valerse por sí misma y descubrir las maravillas de la vida. La historia (basada en la novela de Eiko Kadono, aunque se incluyeron cambios significativos para dotarla de profundad y fomentar la idea de madurez) es tan agradable y la protagonista tan tierna que es imposible no enamorarse de ambas, sin importar la edad con que se contemplen. Además, las aventuras de una joven que cambia la tranquilidad de su pueblo por las sorpresas de la gran ciudad son motivo de empatía para cualquiera. No sin razón, fue el primer gran éxito de Ghibli en Japón, donde se convirtió en el film más taquillero del año. Como curiosidad, el propio Miyazaki se dibujó a sí mismo en uno de los planos.

Poster original de Nicky, aprendiz de bruja (1995), de Hayao Miyazaki
Nicky, aprendiz de bruja enseña
el valor de la responsabilidad
La fascinación de Miyazaki con el vuelo queda de manifiesto en todos los films mencionados de un modo u otro, pero sería aún más representativa en Porco Rosso (1992), la historia de un cerdo piloto que debe luchar contra la piratería en un periodo de entreguerras de los años 20. Por primera vez, el protagonista de la historia era un hombre adulto, volador anti-fascista transformado en cerdo antropomorfo. El conflicto entre egoísmo y deber es el serio tema central de un film menos entretenido que los anteriores pero igualmente sorprendente y lleno de nostalgia. Al mismo tiempo, Miyazaki produjo dos films de su compañero Takahata: la nostálgica Recuerdos del ayer (1991) y la curiosa Pompoko (1994).

Miyazaki se tomó entonces un descanso de cinco años durante el que creó los cortometrajes The Sky-Colored Seed (1994) y On Your Mark (1995), infantil el primero y dramático el segundo, y aportó el guión a la película Susurros del corazón (1995), dirigida por Yoshifumi Kondō, cuyo fantástico trabajo llevó a muchos a confiar en él como sucesor de Miyazaki. Por desgracia, un problema en la aorta derivado del exceso de trabajo provocó su prematura muerte con tan sólo 48 años. La tragedia instó a Miyazaki a tomarse su trabajo con más calma desde entonces.

Porco Rosso (1992), de Hayao Miyazaki
Porco Rosso es uno de los films más adultos de
Miyazaki, pero no conecta tanto con sus fans
El siguiente trabajo de éste como director fue una de sus obras más aclamadas: La princesa Mononoke, estrenada en 1997 tras varios años de planificación. Los temas ecológicos y políticos de Nausicaä del Valle del Viento eran retomados en una lucha entre espíritus animales y los humanos que tratan de explotar sus bosques. El héroe y la princesa protagonistas viven aventuras trágicas y sorprendentes que embarcan a ellos y a los espectadores en un viaje fascinante. La película fue todo un éxito y fue designada como mejor película del año por la Academia Japonesa, hecho pionero para un film de animación. Además, el film llamó la atención de los estudios Disney, que decidieron hacerse cargo de la distribución de las películas de Ghibli desde entonces. No obstante, tras re-dibujar 80.000 fotogramas del film él mismo, un cansado Miyazaki anunció que sería la última película que creaba de un modo tan exhaustivo (palabras que muchos interpretaron como un aviso de retirada).

La princesa Mononoke (1997), de Hayao Miyazaki
La princesa Mononoke es el film más conocido del
director a raíz de sus múltiples reposiciones televisivas
Pasó entonces él un tiempo con las hijas de un amigo, y una de éstas lo inspiró para volver al cine. Está claro que Miyazaki no estaba listo para la retirada todavía. Su nueva película fue El viaje de Chihiro (2001), convertida en la obra más aclamada y exitosa de toda su filmografía. Ésta narraba la historia de una niña malcriada que debe aprender a valerse por sí misma en un mundo bizarro y sorprendente donde sus padres han sido convertidos en cerdos y los espíritus ocupan cada rincón. Entre sus fascinantes personajes, destacan el misterioso fantasma Sin-Cara y el joven Haku, capaz de convertirse en dragón, ambos eternos símbolos de Ghibli. Una de las mejores bandas sonoras de Joe Hisaishi puso la guinda a la que es, con gran probabilidad, la mejor obra de Miyazaki, aclamada públicamente por cineastas de la talla de Andy Wachowsky y James Cameron. Esta joya ganó múltiples galardones, desde el Óscar a mejor película de animación (que Miyazaki no quiso recoger en persona en “un país que estaba bombardeando Irak”) hasta el premio de la Academia Japonesa a mejor película, pasando por el primer Annie a mejor película otorgado a un film no estadounidense y el primer Oso de Oro de Berlín concedido a una película animada.

El viaje de Chihiro (2001), de Hayao Miyazaki
El viaje de Chihiro es una de las películas más
imaginativas de la historia del cine
Tras ello, Miyazaki creó dos cortometrajes más: Koro no Daisanpo (2002), producido en exclusiva para el Museo Ghibli de Mitaka, Tokio, y el entretenido Mei y el Gatobús, inspirado por Mi vecino Totoro. No obstante, el abandono de Mamoru Hosoda de la dirección de El castillo ambulante (2004), basada en la novela fantástica de Diana Wynne Jones, llevó a Miyazaki a tomar su puesto y olvidarse una vez más de descansar. La nueva película, estrenada en el Festival de Venecia (donde la película obtuvo el premio Golden Osella por su tecnología animada), contaba la historia de una joven convertida en anciana por una maldición que encuentra refugio en el fascinante castillo volador de Howl, un alma errante. Una magnífica ambientación da lugar a una de las películas de estética más bella y envolvente del director y, aunque el desenlace de la trama no es del todo satisfactorio, se trata de una obra fascinante, premiada por el Círculo de Críticos de Nueva York como mejor película de animación y por el Círculo de Críticos de Los Ángeles por su banda sonora (como siempre, del genial Joe Hisaishi) y nominada a otros múltiples galardones, destacando el Oscar a película animada que le arrebató Wallace & Gromit. La maldición de las verduras (Nick Park y Steve Box, 2005), un film muy distinto pero igualmente destacable.

El castillo ambulante (2004), de Hayao Miyazaki
Miyazaki se tomó muchas libertades para adaptar
El castillo ambulante, pero la autora quedó contenta
2005 fue un año importante para Miyazaki: por un lado, obtuvo el premio honorífico al conjunto de su carrera en el Festival de Venecia; por otro, el estudio Ghibli se desvinculó de Tokuma Shoten (del que obtuvo todos los derechos de las obras de Miyazaki) y se trasladó a Koganei, Tokio. Un año después, Miyazaki produjo la ópera prima de su hijo, Gorō Miyazaki: Cuentos de Terramar (2006), pese a creer que éste no estaba preparado para dirigir un largometraje todavía. La calidad del resultado no está a la altura de las obras de su padre, pero sí es una correcta primera obra. Curiosamente, Miyazaki había querido adaptar esta obra de Ursula K. Le Guin durante años, pero la constante negativa de ésta le quitó las ganas.

Ponyo en el acantilado (2008), de Hayao Miyazaki
"Ponyo, Ponyo es una niña pez... Su tripa redondita
blandita es", dice la canción de Ponyo en el acantilado
Hayao Miyazaki retomó la dirección en 2008 con Ponyo en el acantilado, un film más infantil de lo habitual, pero muy original, ya que contaba la historia de amor entre un niño de cinco años y una niña-pez. La ambientación marina de esta versión libre de La sirenita aportó una nueva dimensión al universo de Miyazaki y fue muy bien acogida. Al año siguiente, Miyazaki dirigió el cortometraje Mr. Dough and the Egg Princess (2010), de nuevo en exclusiva para el museo Ghibli, y escribió y produjo la bella Arrietty y el mundo de los diminutos (2010), dirigida por el joven Hiromasa Yonebayashi. Se trataba de una adorable historia de criaturas diminutas muy bien animada que contaba por completo con el sello Miyazaki. Al año siguiente, Gorō Miyazaki volvió a la dirección con la tierna La colina de las amapolas (2011), co-escrita y producida por su padre.

Este año está previsto el estreno de El viento se levanta (The Wind Rises) (2013), film biográfico que se basará en la vida de Jiro Horikoshi, el hombre que diseñó el avión de combate Zero que fue usado en el ataque a Pearl Harbor durante la II Guerra Mundial. Se trata de una adaptación del manga homónimo del propio Miyazaki que explota de nuevo la pasión aérea de Miyazaki y cuenta ya con excelentes críticas desde su estreno en el Festival de Venecia. Es sin duda una magnífica despedida del gran Miyazaki: una historia de amor y superación personal bellísimamente animada que nos llega al corazón.

Póster original de The wind rises (2013), de Hayao Miyazaki
La esperada The wind rises aún no
tiene fecha de estreno en España
Y es que el cine de Miyazaki no deja a nadie indiferente. Sus películas han demostrado que el cine de animación puede ofrecer mucho más de lo que muchos imaginan. Clásicos modernos como Mi vecino Totoro o La princesa Mononoke han enseñado a niños y mayores por igual a preocuparse por las consecuencias de la guerra y el descuido del medioambiente, a valorar a las personas que nos quieren y tratar de ver el lado bueno de los peores villanos, a apreciar el significado de la verdadera amistad y el auténtico amor, a comprender que las heroínas pueden ser tan valientes como los héroes, y a sentir que las aventuras y las ilusiones pueden convertir a la vida en algo maravilloso. La belleza con que Miyazaki, acompañado de las partituras de Joe Hisaishi, ha ilustrado estas historias es algo por lo que siempre le estaré agradecido. Y, como yo, hay millones de personas que, sin ser necesariamente cinéfilas, tienen un hueco en su corazón para este irrepetible genio. Porque son muchos los que han soñado despiertos gracias a Miyazaki.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras


21 comentarios:

  1. Hola!

    Me ha encantado que hables de Hayao Miyazaki. Yo no hace mucho que lo descubrí. Cuando vi "El viaje de Chihiro", quedé encantada, fascinada, y estaba eufórica. El cine de animación cada vez cala más hondo en mi, pero ver una peli de este maestro de la animación, me deja sin palabras. He visto más pelis de él y me transmiten muchas emociones. Es una pena que haya decidido retirarse.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado. Desde luego, su retiro es una pena, pero con más de 70 años, creo que se lo merece. Con suerte, otros harán uso de sus enseñanzas. Saludos.

      Eliminar
  2. Maravilloso post, Juan!!! Sin duda, fue una noticia muy triste cuando el maestro Miyazaki anunció su retirada, y es una muy mala noticia para el cine en general, que perderá sus mágicas películas.
    Beatriz

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! Y piensa que no lo perdemos: sus películas quedan para siempre, para verlas y para influir a nuevas cineastas!

      Eliminar
  3. Gran artículo. Siempre es un placer leer a seguidores de Miyazaki, sobre todo cuando el estilo es tan ameno y el texto así de completo.

    Por mi parte, descubrí a Miyazaki cuando alquilé el DVD de "El castillo ambulante" y me entró hambre (auténtica hambre) en el momento en el que Sophie y Howl se ponen a cocinar el desayuno, algo que de hecho me pasa siempre que la veo. La película tiene momentos realmente inolvidables, pero ese simple detalle me hizo darme cuenta de la magia de su cine. Y que sus películas estén dibujadas a mano es todo un deleite para los ojos de un cinéfilo.

    Crucemos los dedos para que su última película llegue pronto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! Me alegro de que te gustase. Sin duda, son películas que deleitan la vista... y el corazón. Espero con ansia su futura obra. Saludos.

      Eliminar
  4. Las películas de Miyazaki me maravillaron desde el primer momento por la técnica, me atraparon con sus historias y me conquistaron para siempre por sus mensajes.

    Otro hecho que me llamó la atención fue que son dibujos que no son para niños (me repatea ver "La tumba de las luciérnagas" en la sección infantil de las bibliotecas, me traumatizó a mí y tenía 15 años!). Otro punto positivo es la ausencia de secuelas.

    Al no recoger Miyazaki el Oscar nos demostró que los mensajes que transmite en sus películas son realmente sus convicciones personales y que las lleva a término.

    Sin duda, el cine ha perdido uno de sus grandes directores, pero se ha ido dejando el listón bien alto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mucha razón! Si viera La tumba de las luciérnagas en la sección infantil pondría una queja!
      Es curioso lo de las secuelas, pero supongo que ese es uno de los motivos por los que Miyazaki odia ser llamado "El Walt Disney japonés". No obstante, justo Miyazaki afirmó hace poco que da vía libre a una secuela de Nausicaä del Valle del Viento si es Hideaki Anno quien la dirige.

      Eliminar
    2. Mmm, una parte de mi siente curiosidad por ver cómo sería el universo Nausicaä con mejores medios para recrearlo y otra parte de mi confía en el estudio Ghibli ¡Adelante!

      Eliminar
  5. Una lástima que se retire Miyazaki, pero bueno... conocías la leyenda que pulula por ahí que en mi vecino Totoro una de las niñas esta muerta y que Totoro representa la muerte en si misma o algo así?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No la conocía! La verdad es que yo interpreto que las dos niñas deben refugiarse en un mundo de imaginación (Totoro) para afrontar la enfermedad de la madre. Esto tiene sentido si miras la infancia de Miyazaki, quien probablemente también pasó por algo similar... No veo sentido a que una de las niñas esté muerta, pero lo tendré en cuenta cuando revea la película! Muchas gracias por el comentario! :)

      Eliminar
    2. Mi vecino Totoro, me encantó. Juan, yo también interpreté lo que dices. Pero que una de las niñas esté muerta? Mmmm, no creo.

      Eliminar
    3. La idea de Miyazaki era sesión doble, primero la Tumba de las Luciérnagas y después Mi Vecino Totoro para quitarle al espectador la tristeza que te deja la primera

      Eliminar
  6. Muy buena entrada sobre Miyazaki ;) Es una lastima que nos deje uno de los mejores por no decir el mejor...


    sushigeek.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario :)
      Sí, Miyazaki está entre los mejores sin dudarlo. El cine no sería lo mismo sin él.

      Eliminar
  7. Genialérrimo texto!
    Coincido en prácticamente el 100% de lo escrito.
    Gracias por haber dado un repaso a Miyazaki y hacernos recordar sus películas :D

    ResponderEliminar
  8. ¡Magnífico Miyazaki y magnífico artículo! Quiero volver a ver TODAS sus pelis!!!!

    ResponderEliminar
  9. Juan
    he tenido un problema con la publicación de algunos comentarios pero hoy parece estar subsanado.Si todavía estoy a tiempo,cuenta conmigo en la idea de recopilar las reseñas de las películas favoritas de algunos blogueros.Déjame tu correo electrónico y te lo haré llegar.
    Gracias.
    Abrazo!

    ResponderEliminar
  10. Te copio y te pego en face, estaba buscando precisamente algo sobre esto y me lo has ahorrado. :-)

    ResponderEliminar
  11. Muy buenas noticias si quieres articulos parecidos te recomiendo esta me gusta mucho la pagina de viraljodas.com tiene grandes noticias y muy actualizadas es increible la veo casi todos los dias estar al pendiente de estrenos vienen

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...