Hay películas que se antojan pretenciosas antes de verlas… y no
decepcionan. La sexta película del mexicano Alejandro G. Iñárritu, último receptor del Óscar por Birdman (2014), es un claro ejemplo de
ello, lo que explica las opiniones diametralmente opuestas que ha despertado,
desde aquellas que la definen como un prodigio milagroso hasta las que la
tachan de vaporosa petulancia. Como suele suceder, el extremismo arroja poca
luz sobre la realidad, con lo que evitaré dejarme llevar por la pasión
subjetiva que la favorita de la Academia (que la ha nominado en doce categorías) suele despertar. [Más sobre las nominaciones al Óscar aquí].
Ante el retraso del rodaje, la producción de El renacido se trasladó de Canadá a Argentina, en busca de la nieve |
Basada en la aventura real del explorador Hugh Glass, abandonado a su
suerte por sus propios compañeros en 1820 en las tierras salvajes americanas
tras ser herido por una osa sobreprotectora, El renacido (The revenant, 2015) es innegablemente
una de las películas más destacables del año por su impresionante producción y
su mística aura. Leonardo DiCaprio se hará por fin con el Óscar por su visceral
interpretación de un personaje al que el sufrimiento acompaña cansinamente de
principio a fin, un hombre que se sumerge en la muerte pero logra renacer de
sus cenizas con la venganza (y la propia vida) como motivadora meta. No es esta
la interpretación más sutil y estimable de la versada estrella de Revolutionary Road (Sam Mendes, 2008) y Django desencadenado (Quentin Tarantino,
2012), pero sí de una de las más arduas y llamativas, marcando un nuevo acierto
en la carrera de uno de los mejores actores del momento. [Más al respecto en:
‘¿Ganará Leonardo DiCaprio el Óscar por El renacido?’]
Los Critics Choice, los Globos de Oro y el Sindicato de Actores ya han premiado el trabajo de DiCaprio |
En la ceremonia de los Globos de Oro, donde tanto DiCaprio como
Iñárritu resultaron vencedores, ambos rememoraron el peliagudo rodaje de El renacido como una de las más
especiales de su vida, augurando quizá el comienzo de una fructífera relación
profesional. Ciertamente, esta colaboración es única en su especie, aun cuando
ambos se lo deben todo a la grandiosidad de los parajes americanos
(principalmente canadienses, pero también estadounidenses y argentinos), que
rellenan por sí solos los baches de un guion que puede resumirse en un par de
banales líneas. Y es que no es tanto lo que se cuenta, sino cómo se cuenta, lo
que convierte El renacido en una
película espectacular: desde el ataque inicial de los indios hasta la
resolución de la sed de venganza —sí: Park Chan-wook (Oldboy, 2003) intentó dirigirla en su día—, pasando por el ataque de
la osa (digital) y la estampida de bisontes, cada paso del personaje encarnado
por DiCaprio está bañado en abrumadora grandilocuencia, resultando el visionado
apabullante de ser vivido en pantalla grande.
Los sugerentes carteles de El renacido acentúan su carácter fascinador |
Por supuesto, nada de ello sería lo mismo sin el mejor director de
fotografía del momento, Emmanuel Lubezki,
quien podría perfectamente convertirse en el primero en hacerse con tres Oscars
consecutivos tras los obtenidos por Gravity
(Alfondo Cuarón, 2013) y la mencionada Birdman
por un trabajo que se asemeja enormemente a sus maravillosas colaboraciones con
el gran Terrence Malick, El nuevo mundo
(2005) y El árbol de la vida (2011),
por la fuerza que otorga a los elementos naturales, los cuales envuelve de
misticismo sin olvidarse de la naturalidad (nunca mejor dicho) de sus colores y
texturas. Bellísima, imponente y plagada de deslumbrantes planos secuencia, la
fotografía de El renacido es
indudablemente lo mejor de una película que quizá se respalde demasiado en
ella. De hecho, la autoría del film casi pertenece más a Lubezki (cuya conexión
con Malick es inevitable) que al propio Iñárritu, cuya majestuosa puesta en
escena también bebe en exceso de la obra del ruso Andréi Tarkovski, tristemente
ignorada por la mayoría de espectadores actuales, siendo numerosos los planos directamente
calcados de clásicos como Andrei Rublev
(1966), El espejo (1975) o Nostalgia (1983). Nada de esto echa por
tierra el encomiable trabajo realizado, pero sí rebaja considerablemente el
mérito de un cineasta al que se está aplaudiendo (y galardonando) en exceso.
Tom Hardy ha obtenido su primera nominación al Óscar gracias a la dirección de Alejandro G. Iñárritu |
Por otro lado, tal y como sucede con las últimas producciones de
Christopher Nolan —Origen (2010), Interstellar (2014) y hasta la trilogía
de El caballero oscuro (2005-2012)—,
encontramos en El renacido una
anodina necesidad de exagerar su propio alcance, masificando unos hechos que, sinceramente,
no son para tanto. Y, claro, todo el equipo contribuye a ello, desde el
evocador compositor japonés Ryuchi Sakamoto —trabajando en Hollywood por
primera vez desde Ojos de serpiente (Brian
de Palma, 1998— hasta el siempre fascinante Tom Hardy, quien, tal y como hace
en el Mad Max: furia en la carretera de
George Miller (quien debería arrebatar a Iñárritu la próxima estatuilla dorada),
dota con su sugestiva mirada de gran profundidad a una historia que
tradicionalmente carecería de ella. Lejos de devenir en un villano plano, su brutal
John Fitzgerald —heredero del sargento Barnes (John Berenger) de Platoon (Oliver Stone, 1986)— se limita,
como el propio protagonista, a luchar por la supervivencia, mas en
circunstancias contrarias.
Por deseo de Emmanuel Lubezki, El renacido se filmó enteramente con luz natural, lo que dificultó el rodaje |
Lo que es innegable es que la aventura habida en El renacido es tanto exterior como interior, conjugándose las
numerosas dificultades físicas encontradas por el protagonista con oníricas
sensaciones nacidas de un corazón que ha abrazado la muerte antes de volver a la
vida. Más que Hardy o DiCaprio, la protagonista de tan salvaje cinta no es otra
que la naturaleza, poderosa, hermosa y dotada de un poder muy superior al
poseído por el hombre (de hecho, el propio presupuesto se vio desesperantemente
incrementado a causa de ella). Empero, el mensaje del film no reside en la
lucha entre el hombre y la naturaleza, sino en el vínculo entre ambos, materializado desde el principio en la figura
de los indios, que cargan con el peso de un mundo en proceso de cambio sobre
los hombros, y abrazada por Hugh Glass conforme avanza su viaje. Que El renacido no sea la extraordinaria
película que se empeñan en vendernos no resta poder a sus innegables méritos. Puede
gustarnos más o menos, pero innegablemente nos hallamos ante todo un acontecimiento
cinematográfico… Así como un necesario recordatorio de que la ambición del
séptimo arte carece de fronteras.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
No la he visto aún, pero no está entre mis proyectos inmediatos. Quizás cuando la pasen por alguna plataforma televisiva la vea. He visto los avances y estoy contigo en que me parece excesivo la aventura vivida por muy real que ésta haya sido. Sin embargo -y de nuevo sólo por los trailers- la fotografía me pareció muy bella. No sabía que era Emmanuel Lubezki el encargado de la misma; recuerdo con agrado las imágenes bellísimas de "El árbol de la vida" (2011)m película que me encantó.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Juan