El estreno de El planeta de los simios en 1968 dio lugar a una de las franquicias más
exitosas de todos los tiempos. El último ejemplo de ello ha sido La guerra del planeta de los simios,
uno de los grandes estrenos del 2017 y una buena muestra de blockbuster
inteligente. Mi admiración por estas dos películas me ha llevado a repasar la
historia cinematográfica de una saga tan interesante como irregular.
El icónico final de El planeta de los simios (1968) nació con la versión cinematográfica |
Todo comenzó en 1963 con la
publicación de la novela distópica El planeta de los simios (La planète des
singes), de Pierre Boulle, quien ideó un mundo
dominado por los primates tras observar el comportamiento tremendamente humano
de los gorilas del zoológico. Pese a que su propio autor la consideraba una
obra menor, la novela llamó la atención del productor Arthur P. Jacobs, quien, lamentando no poder producir King Kong (“ojalá no estuviera ya hecha para poder
hacerla”, expresó), se hizo rápidamente con los derechos.
El francés Pierre Boulle tenía buena
experiencia con el cine, ya que su anterior obra, El puente sobre el río Kwai
(1952), había sido adaptada con éxito en 1957 bajo la dirección del gran David
Lean. Dicha obra ganó siete premios Oscar e, insólitamente, granjeó el galardón a
mejor guion adaptado a Boulle, pese a no escribir este una sola palabra del
mismo. ¿El motivo? Que los verdaderos guionistas (Michael Wilson y Carl Foreman)
habían sido tachados de comunistas en la vergonzosa lista negra de McCarthy, no pudiendo así firmar el libreto. Pero no nos desviemos del tema del artículo, que
da para bastantes curiosidades por sí solo.
Charlton Heston fue el principal reclamo comercial del primer film |
Tras obtener los derechos de la
novela, Arthur P. Jacobs se encontró con que ningún estudio quería arriesgarse
con el proyecto. Al margen del productor asociado Mort Abrahams, el primero en unirse al mismo fue el guionista Rod Serling, creador de la popular
serie La dimensión desconocida (The Twilight Zone), quien insertó
importantes cambios en la historia, añadiendo elementos de la Guerra Fría,
especialmente el icónico final. Finalmente, Jacobs logró persuadir al mítico Charlton Heston (indebidamente oscarizado
por la apoteósica Ben-Hur, de William
Wyler, 1959), quien recomendó como director a Franklin J. Schaffner, con quien había trabajado en El señor de la guerra (1965). El recién
creado equipo grabó unas pruebas que terminaron convenciendo a la 20th Century Fox de que el film podía
ser un éxito; eso sí, reduciendo el plan de 10 millones de dólares a casi la
mitad.
Además, el estudio exigió la
revisión del guion por parte del mencionado Michael Wilson, guionista de El
puente sobre el río Kwai, quien confeccionó una sociedad primate más
primitiva que la del libro para ahorrar costes en efectos especiales y
ambientación. Gran parte de la trama fue cambiada en esta revisión, pero la
esencia original perduró. A Heston se unieron Kim Hunter (oscarizada por Un tranvía llamado deseo, de Elia Kazan,
1951), Roddy McFowall y Maurice Evans, todos ellos cubiertos de
maquillaje primate, así como Linda Harrison
como la primitiva —y, por supuesto, bella al estilo de Raquel Welch en Hace
un millón de años (Don Chaffey, 1966)— humana que el protagonista
convierte en la "Eva" con la que dar un nuevo comienzo a la vida humana.
El planeta de los simios dio la vuelta a la relación del ser humano con los animales |
Aunque el resultado final no
carecía de las típicas incongruencias que —por desgracia— parecen inevitables
en el género de la ciencia-ficción,
la película resultó fascinante y, junto a la excepcional obra de Stanley
Kubrick 2001: Una odisea del espacio, estrenada ese mismo año, marcó un
antes y un después en un género productor de obras tan míticas como La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977) o Blade Runner (Ridley
Scott, 1982). No obstante, a diferencia de todas estas, que basaron su fuerza
visual en los efectos especiales, El
planeta de los simios cobró vida gracias principalmente al maquillaje, que daría a John Chambers
un merecidísimo Oscar honorífico (el primero otorgado a un maquillador). Por lo
demás, al igual que la obra de Kubrick, que se hizo con el galardón a mejores
efectos visuales, la película fue prácticamente ignorada por la Academia, que
tan sólo la nominó en los apartados de música original (Jerry Goldsmith) y
vestuario (Morton Haack), demostrando una vez más su ceguera ante géneros
ajenos al drama.
La película fue todo un éxito de
público y crítica; donde el primero vio un genial entretenimiento, la segunda
encontró un fascinante ataque al afán de dominación del ser humano. Y es
que, al convertir a los humanos en bestias y a los simios en seres civilizados,
el film hizo una interesante apreciación sobre nuestro abuso de poder sobre la
naturaleza y los demás seres con que la compartimos. Contemplar a seres humanos
encerrados, doblegados y diseccionados fue el modo perfecto de invitar a la
reflexión sobre la imposición de estas mismas prácticas en el resto de seres. Por supuesto, esta lectura es clave de todas las cintas que componen la franquicia, siendo especialmente latente en la nueva trilogía.
Estrenada el 8 de febrero de
1968, El planeta de los simios marcó un punto de inflexión en la carrera de Schaffner, quien
dos años después ganaría el Oscar a mejor dirección por la excelente cinta
bélica Patton (1970). Su éxito llevó a la Fox a sugerir a Jacobs y
Abrahams la realización de una secuela y, aunque estos no lo habían tenido
nunca en mente, accedieron, no tardando la misma ni dos meses en empezar a
planearse. Los productores consideraron algunos tratamientos de Rod Serling y
Pierre Boulle, pero terminaron contratando al británico Paul Dehn, ganador del Oscar por el tratamiento de Ultimátum (John & Roy Boulting,
1950), quien se convertiría en el guionista de todas las secuelas de la
franquicia.
Regreso al planeta de los simios fue una decepción, pero triunfó en taquilla gracias a la fama de su predecesora |
Dando muestra de más luces de las
habituales, Charlton Heston no se interesó en absoluto por el proyecto, pero
accedió a rodar algunas escenas a cambio de que su personaje muriese y su
salario fuera donado a la beneficencia. Esto llevó a Dehn a alterar el guion
para centrarlo en un nuevo personaje interpretado por James Franciscus, un actor bastante desconocido que había
intervenido como secundario en la mencionada The Twilight Zone. Ya que Shaffner estaba ocupado con la dirección
de Patton, se contrató al director
televisivo Ted Post (en cuya carrera
vuelve a destacar la serie The Twilight
Zone, además de otra secuela importante: Harry el fuerte, 1973) para sustituirlo.
Pese a contar con gran parte del
reparto original (Linda Harrison, Kim Hunter y Maurice Evans retomaron sus
papeles, pero Roddy McDowall fue sustituido por David Watson por conflicto de
horarios), Regreso al planeta de los simios (1970) dio serios problemas a
Post desde el principio, especialmente debido al relativamente escaso
presupuesto (3,4 millones de dólares). La trama de la misma nos adentraba en la
misteriosa Zona Prohibida de la película original y desvelaba la existencia de
un grupo de seres humanos mutantes dispuestos a detonar una bomba atómica si
los primates invaden su santuario. Carente de la profundidad de la primera
entrega y, para colmo, tremendamente aburrida, la película fue muy mal recibida
por los críticos y está justamente considerada como una de las peores obras de
la franquicia.
Huida del planeta de los simios es la única secuela del film bien recibida por la crítica |
Aun así, gracias al éxito de la
película clásica, esta mediocre secuela volvió a triunfar en taquilla y, pese
al final apocalíptico, llevó a la Fox a solicitar una nueva secuela.
Rápidamente, Jacobs instó a Dehn a escribir un nuevo guion con el telegrama “los
simios existen; secuela requerida”. Con un triste presupuesto de 2,5 millones
de dólares, el director televisivo Don
Taylor empezó el rodaje de Huida del planeta de los simios
(1971). Para ahorrar dinero en efectos, decorados y maquillaje, la película
tomó un nuevo rumbo trasladando a los dos primates Zira (Kim Hunter) y
Cornelius (Roddy McDowall, retomando su papel) a los EE.UU. contemporáneos. Al
reparto se sumaron Natalie Trundy, Bradford Dillman, Eric Braeden y Ricardo Montalbán, así como el mítico Sal Mineo (el torturado Platon de Rebelde sin causa, de Nicholas Ray,
1955) en su último papel cinematográfico (eso sí, cubierto de maquillaje
primate) antes de ser tristemente asesinado por un repartidor de pizzas con
amplio historial delictivo que aseguró no reconocer a la estrella al
acuchillarla.
Aunque la excusa para introducir
el viaje en el tiempo no podría ser más manida, la película funciona gracias al
ritmo del guion y a la introducción del importante tema racial, que cobraría
fuerza en la saga a partir de entonces. La relación entre los dos primates y la
sociedad estadounidense, que los ve primero como monstruos y luego como
mascotas, sirvió para hacer un interesante comentario sobre el racismo y el
rechazo al diferente. Gracias a ello, se convirtió en la secuela más
interesante de todas (logro que, por otro lado, no es difícil de alcanzar) y en
la única bien recibida por los críticos, que aplaudieron el nacimiento de la
primera serie mítica de ciencia ficción (a la galaxia muy muy lejana le quedaba un quinquenio por surgir). Además, fue un nuevo éxito de taquilla
(aunque inferior al de sus predecesoras, sin duda debido a la baja calidad de la
primera secuela), con lo que la Fox exigió una nueva continuación.
La rebelión de los simios dio inicio a la relación entre los simios y los afroamericanos, ambos oprimidos |
Se inició así el rodaje de La
rebelión de los simios (también conocida como La conquista del planeta de los simios, 1972, pues de lo contrario
sería la única integrante de la saga sin el vocablo planeta en su título),
para cuya dirección se contrató a J. Lee
Thompson, quien había trabajado con Jacobs en el desarrollo del film
original. El nuevo guion de Dehn se centró más que nunca en los temas raciales,
asociando a los primates con los afroamericanos y modulando la historia a
partir de los tristes incidentes raciales del área de Watts en los años 60. Con
un insuficiente presupuesto de 1,7 millones, la acción fue trasladada a 1991,
cuando los hombres toman a los monos como mascotas-sirvientes después de que
una epidemia acabe con todos los gatos y perros. El nuevo protagonista fue
César —hijo de Zira y Cornelius (interpretado por el actor de este último,
Roddy McDowall) criado por el dueño del circo (Ricardo Montalbán, quien retoma
su papel convertido en el único miembro salvable del reparto)—, quien encabeza
un grupo de insurrectos para poner fin a la servidumbre de los monos (con los
que se comunica telepáticamente). Entre otros innumerables problemas de guion,
destaca la falta de credibilidad en la rápida evolución de los primates con
respecto al film anterior.
La magia del maquillaje es la clave de los films originales |
Pese a recibir críticas
irregulares, la película fue bastante popular, especialmente entre el público
afroamericano (como cabía esperar, pues el único personaje humano empático
estaba interpretado por el afroamericano Hari
Rhodes), y dio pie a una nueva secuela que desde el principio fue planteada
para ser la última. Dos elementos se repitieron con respecto al film anterior:
el presupuesto de 1,7 millones y la dirección de Thompson. No obstante, Dehn
tuvo que dejar el rodaje por enfermedad, siendo sustituido por John William
Corrington y Joyce Hooper Corrington, quienes, siguiendo los deseos de los
productores, descartaron el tratamiento pesimista original y aportaron una
resolución ambiguamente esperanzadora.
Batalla por el planeta de los simios marcó el fin de la serie original, compuesta por cinco películas |
Nuevamente centrada en el racismo
y la dominación, esta cuarta secuela siguió la historia de César (de nuevo,
McDowall, convertido así en el actor que ha aparecido en más films de la saga,
un total de cuatro) en un mundo donde coexisten humanos y primates. Tal y como
destapa el título (Batalla por el planeta de los simios, 1973) el conflicto es
inevitable, y el propio plano final no deja claro si la resolución es positiva
(pues los simios han puesto final a la opresión) o negativa (ya que la barrera
racial todavía no ha sido derruida). Tales temas fueron explorados por unos
críticos que ya no sabían cómo defender a la franquicia. La película fue
denominada como la peor de toda la serie y puso
momentáneamente fin a la misma tras cuatro años sin descanso.
No obstante, la saga probó ser
enormemente rentable gracias a las reposiciones televisivas, que instaron a
Arthur P. Jacobs a concebir un especial televisivo. Sin embargo, el productor
murió en 1973, con lo que el ejecutivo de la Fox Stan Hough quedó al mandó del
proyecto, que finalmente fue la serie televisiva El planeta de los simios
(1974), situada 900 años antes del film original. Aunque entretenida y
revalorizada con el tiempo por los fans, la serie se vio perjudicada por el
carácter repetitivo y el intento fallido de atraer a todos los públicos,
combinando elementos demasiado infantiles con otros trágicamente apocalípticos
que dejaban claro que la interpretación correcta del último film de la saga era
la negativa. El reparto volvió a contar con McDowall, al que se unieron rostros
tan desconocidos entonces como olvidados ahora. Ese mismo año se estrenó en
Japón la serie Apocalipsis en el planeta de los simios (1974), una nueva copia del
pueblo nipón que dio lugar años después a la película Time of the apes (Kiyo
Sumi Fukazawa, Atsuo Okunaka, 1987), distribuida en EE.UU. por el productor
Sandy Frank. Y es que Japón es el único país que hace competencia a EE.UU. en
lo que a remakes absurdos respecta.
Al margen de la serie de acción real, la saga probó suerte con la animada Regreso al planeta de los simios |
Volviendo a América, pese al
fracaso de la serie de acción real, la NBC decidió probar suerte en otro
terreno y concibió la producción televisiva animada Regreso al planeta de los simios
(1975), que abandonó los temas raciales de las producciones anteriores y retomó
la atmósfera de Vietnam y la Guerra Fría de los dos primeros films. La pobre
animación y las repetitivas tramas la sumieron rápidamente en el olvido pese a
que el merchandising ayudara a recuperar la inversión. Unos años después se
estrenó en televisión el mediocre telefilm La vida en el planeta de los simios (Alf
Kjellin y Arnold Laven, 1981), que volvía a contar con el insaciable McDowall
en el reparto. Poco a poco, la franquicia perdió el poco orgullo que le
quedaba.
En 1988 Adam Rifkin
inició los preparativos para un remake
protagonizado por Arnold Schwarzenegger, dirigido por Phillip Noyce y producido
por Oliver Stone, Don Murphy y Jane Hamsher, pero el proyecto fue cancelado.
Durante este tiempo, personalidades como Chris Columbus, Sam Hamm, James
Cameron, Peter Jackson o los hermanos Hughes se involucraron en el proyecto,
que finalmente fue dirigido por Tim
Burton (quien ya tenía en su haber obras maestras como Eduardo Manostijeras, 1990, y Ed
Wood, 1994) sobre el guion de William Broyles Jr. (que sería reescrito por
Lawrence Konner y Mark Rosenthal).
Japón ofreció una serie y un film basados en la franquicia |
La película fue protagonizada por
Mark Wahlberg, a quien se unió la
esposa del director (y habitual de sus películas) Helena Bonham Carter, convertida en primate por el fantástico
maquillaje prostético de Rick Baker,
quien sería nominado al BAFTA por su trabajo (al igual que el vestuario de la
fantástica Colleen Atwood, quien,
eso sí, tiene trabajos mucho más destacables, como prueban sus cuatro merecidos premios Oscar). La inquietante banda sonora de Danny
Elfman fue nominada en los premios Grammy, pero los Oscar ignoraron al
film. Curiosamente, este contó con la presencia secundaria de Charlton
Heston, quien fue "premiado" con el Razzie a peor actor secundario del año; del
mismo modo, Estella Warren fue
designada como peor actriz secundaria y el film, como peor remake.
Y es que, pese al considerable
talento involucrado, la película no lograba encontrar el rumbo. Los temas
ecologistas y antibelicistas de la película clásica eran dejados de lado en
favor del melodrama y el efectismo y nadie parecía especialmente inspirado (de
hecho, fue el primer resbalón de Burton, quien desde entonces se ha movido en
la irregularidad). Situado en 2029, el remake contaba la historia de un astronauta
que pierde el control de su nave y aterriza en un extraño planeta gobernado por
los simios, donde se convierte en el líder de una revolución que trata de poner
fin a la opresión de la raza humana (que, distanciándose del clásico, sí puede
hablar). La confusión del final fue especialmente criticada, declarando el
propio Tim Roth (nominado al Saturn
Award por su papel en el film) que no lo entendía.
Aun así, gracias a la cuidada
ambientación y al cambio de trama con respecto al film original (que lo alejan
del remake y lo acercan al reboot), la película resulta bastante entretenida,
lo que explica su enorme éxito en taquilla. No obstante, la 20th Century Fox
desechó la idea de hacer una secuela (pese a que Burton había diseñado el
confuso final precisamente para dar pie a la misma). De hecho, el siguiente
film de la franquicia tardaría exactamente una década en realizarse y marcaría
un nuevo —y necesario— comienzo.
El remake de El planeta de los simios modernizó la saga para las nuevas generaciones |
En 2006, el productor y guionista
Rick Jaffa leyó un artículo sobre
mascotas chimpancés que se rebelaban contra sus dueños y, junto a su mujer, Amanda Silver, desarrolló la idea de
una revolución primate. Consciente de la relación de la misma con El planeta de los simios, la pareja
ofreció la idea a la productora de la franquicia, la Fox. Entonces
desarrollaron la idea para conectarla mejor con la saga original, acercando la
trama a la de Batalla por el planeta de
los simios.
Surgió así El origen del planeta de los
simios (2011), dirigida por Ruper
Wyatt (quien había debutado tres años atrás con El escapista, 2008) y protagonizada por James Franco, cuya popular carrera acababa de dar un paso
agigantado con la nominación al Oscar por la asombrosa 127 horas (Danny Boyle, 2010). Este encarnaba a un joven
científico que investiga con monos para obtener un tratamiento contra el
Alzheimer; entre estos destaca César (quien comparte nombre con el protagonista
de las dos últimas secuelas del film original), un primate que desarrolla una
inteligencia prodigiosa que le impulsa a cuestionarse la naturaleza de su
opresión. La magnífica animación de este y el resto de primates corrió a cargo
de Weta Digital, estudio de efectos visuales encargado de El señor de los anillos
(Peter Jackson, 2001-2003). De hecho, Andy
Serkis, famoso por su impresionante encarnación de la criatura Gollum,
volvió a demostrar las maravillas de la captura
de movimiento convirtiéndose en César con gran naturalidad. El reparto fue
completado con Brian Cox, John Lithgow y Freida Pinto, siendo la cinta filmada
entre Vancouver, San Francisco y Oahu (zona de Hawaii convertida en jungla
africana); la banda sonora corrió a cargo del siempre delicioso Patrick Doyle.
El origen del planeta de los simios dio origen a una nueva serie al margen de las secuelas originales |
Aunque la película está
considerada como una precuela del clásico original, Wyatt insistió en que debía
ser vista como una nueva parte de la mitología del planeta de los simios,
es decir, como un reboot (tal y como Christopher Nolan había hecho con Batman
Begins en 2005). Para sorpresa de todos, el estreno fue todo un éxito
de público y crítica, siendo considerado el mejor film de la franquicia hasta
el momento (al margen del clásico de 1968, por supuesto). Aunque la escasa
verosimilitud científica y la relativa falta de ritmo afectaron a algunas
escenas que podrían haber sido magistrales, la cinta volvió a plantear los
conflictos de la experimentación con animales con acierto, trascendiendo el
concepto de blockbuster.
El film fue nominado al Oscar a
mejores efectos visuales (por primera vez en la historia de la franquicia) y
recibió el Critics Choice Award correspondiente por encima de La invención de Hugo, de Martin
Scorsese. Además, obtuvo un merecidísimo premio Annie a mejor animación de
personajes en película de acción real y algunas asociaciones incluso premiaron
la interpretación de Andy Serkis, quien gracias a Gollum, King Kong (Peter Jackson, 2005) y César es ya el representante más
importante de este nuevo sistema de actuación digital, al cual ha dado lo que
parecía imposible: humanidad.
En la nueva serie, el stop-motion es la clave de la creación de los simios |
Y así es como llegamos al penúltimo
film de la franquicia: El amanecer del planeta de los simios
(2014), cuyo título es fácilmente confundible con el de su predecesora, la cual
se produjo con decenas de secuelas en la mente de sus creadores. Pero no todos
tenían la misma idea y Rupert Wyatt terminó apartándose de la nueva saga que
había ayudado a levantar, cediendo el relevo a Matt Reeves (director de la sorprendente Monstruoso, 2008, y el innecesario remake Déjame entrar, 2010); lo más curioso es que el proyecto que Reeves
dejó apartado para ello no fue otro que la versión cinematográfica de The Twilight Zone, prevista para 2015…
¿Os suena? Entretanto, Jaffa y Silver también sufrieron un pequeño revés al
ser su guion revisado por Mark Bomback, quien ya había colaborado en la producción del primer filme. Además, casi todo el reparto fue dejado de lado en
favor de Jason Clarke (en su primer
papel protagonista importante), Gary
Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell y el joven Kodi Smit-McPhee (protagonista de la mencionada Déjame entrar). Por suerte, Andy Serkis
sí regresó para encarnar de nuevo a César, quien, tiempo después de los acontecimientos relatados por el primer
film de la nueva serie, resulta haber fundado una colonia de primates en los bosques que
bordean San Francisco mientras el mundo de los humanos se ha colapsado debido
al virus primate que ellos mismos desarrollaron.
El protagonista del reboot comparte nombre con el protagonista de las últimas dos secuelas: César |
Con más acción y profundidad
emocional que su predecesora, la cinta es un canto antibelicista que expone las
causas absurdas de la mayoría de las guerras: desconfianza e ignorancia, y cómo
las buenas intenciones pueden tener consecuencias letales que escapan a
nuestras manos. Además de contar con un guion muy bien hilado, el filme es
visualmente impresionante, sumergiendo al espectador en un nuevo mundo en el
que los primates tienen tanta humanidad como las personas (en algunos casos,
bastante más). Michael Giacchino
sustituye a Patrick Doyle al cargo de la potente banda sonora, que, junto al
sonido, la fotografía, el montaje y los efectos visuales (nuevamente candidatos al Oscar),
conforma una experiencia sensorial memorable carente de precedentes dentro de tan variada saga.
Aunque moderna, la estética de la nueva trilogía se hace eco del clásico |
En la línea de su inmediata
predecesora, La guerra del planeta de los simios (2017) nos traslada a una
envolvente jungla donde César y compañía luchan por la supervivencia de los
suyos mientras la raza humana se hace más y más débil a raíz de un terrible
virus. De hecho, con la excepción del infame general encarnado por Woody Harrelson y la desamparada niña
encarnada por Amiah Miller —quienes
despiertan en los personajes y en nosotros mismos sentimientos tan opuestos
como la irreflexiva ansia de venganza y la desinteresada necesidad de salvaguardia—,
el protagonismo de esta cinta pertenece exclusivamente a los primates, lo que
dota de especial relevancia al impresionante trabajo de efectos especiales que
los ha dado vida. Ya acomodado dentro de la saga, Matt Reeves se atreve esta
vez también a firmar el elegante libreto, puesto que comparte con uno de los
guionistas de la cinta anterior, Mark
Bomback. En el plano técnico volvemos a encontrar a dos artificies de la
magnificencia de El amanecer del planeta
de los simios: el director de fotografía Michael Seresin, máximo responsable de la inquietante belleza que
domina ambos filmes, y el mentado compositor Michael Giacchino, quien aporta piezas
musicales de suma sutileza capaces de engrandecer cada escena sin llamar la
atención sobre sí mismas; bravo por ambos. Al final, pese a que la palabra “guerra”
esté incluida en su título, esta cinta sobresale, al igual que las otros dos piezas
que componen tan magnífica trilogía, por los sentimientos reconocibles en los
ojos de chimpancés, gorilas y orangutanes, los cuales nos recuerdan que los
humanos no somos en absoluto los únicos capaces de sentir amor por nuestros
seres queridos, dolor ante la posibilidad (o constatación) de perderlos para
siempre y esfuerzos sobrenaturales para evitar que esto último suceda.
Que los primates monten caballos es símbolo de su creciente supremacía sobre las demás especies |
Excelente revisión de toda la saga! Desconocía que había tantas películas, me ha parecido muy interesante como siempre. Sin duda las mejores son las dos últimas y el clásico de 1968
ResponderEliminarGracias; coincido plenamente; un saludo :)
EliminarPues a mi la batalla... me parece la mejor de las secuelas originales y origen está a la altura de la original. Amanecer ha estado muy bien, aunque un poco predecible...
ResponderEliminarBuena entrada
Gracias por compartir tu opinión :) La verdad es que en general las secuelas originales me parecen todas muy mejorables... Y la nueva serie reboot está siendo muy interesante, siendo el Origen un fantástico comienzo y Amanecer una fascinante continuación, pero la verdad es que ha sido esta película la que ha despertado mi interés por la franquicia de nuevo (justo antes de verla, volví a ver el clásico de 1968 y me pareció que daba mil vueltas a cualquiera de las demás); un saludo.
EliminarBuenísima la entrada y el análisis de una de mis películas favoritas cuya esencia se ha ido perdiendo a medida que precuelas y secuelas iban llegando al cine
ResponderEliminarBesos
Muchísimas gracias, me alegro de que te haya gustado; parece que la nueva serie reboot por fin ofrece un productor de calidad, pero el clásico de 1968 siempre será especial. Un saludo.
EliminarMuy buena entrada y un excelente repaso a la saga. La primera ve que vi El planeta de los simios (1968), me encantó e impactó. La caracterización de los actores para interpretar a los Simios, impresionante.
ResponderEliminarEl origen del planeta de los simios (2011), cuando vi en su día el trailer, no me llamó en principio la atención. Pero le di una oportunidad y he de decir, que me encantó.
Andy Serkis, es un actor del cual su trabajo, creo que está poco valorado y que sin él, desde luego, no habría sido posible personajes como Gollum o como César. Me da rabia que los miembros de la Academia del cine, no reconozcan el trabajo de Andy. Personalmente creo que ya va siendo hora que se lleve un Oscar. Que se lo merece, en mi opinión, más que otros actores que se lo han llevado años atrás. Pero ya sabemos por donde van los de Hollywood.
El amanecer del planeta de los simios (2014), me gustó también y mucho! Historia de dos familias, una simia y otra humanda, que intentan ver cómo pueden coexistir o si una tiene que dominar o destruir a la otra para sobrevivir. Cuidado a la hora de posicionarse en un bando u otro. La historia no muestra que los humanos o los simios, sean mejores unos que otros, porque realmente lo que se muestra es que hay simios buenos y malos, así como humanos buenos y malos.
Un saludo!
Muchas gracias! Yo también creo que Serkis merece reconocimiento... Quizá deberían darle un Oscar especial; y coincido plenamente en tu visión de 'El amanecer del planeta de los simios', por eso me gustó; un saludo :)
EliminarHola Juan:
ResponderEliminarExcelente post a propósito de "El amanecer del planeta de los simios". Me ha impresionado tu conocimiento sobre toda la saga con sus precuelas, reboots, remakes y demás. No sabía muchas cosas, por ejemplo, que Tim Burton había dirigido uno de los remakes.
A mí esta peli me ha gustado aunque me ha empalagado un poquito todo ese canto a la "familia" que sale por boca de César; creo que cae un mucho en lugares comunes del tipo "buenos buenísimos" frente a "malos malísimos" (aunque he de reconocer que justifica la maldad de éstos atribuyendo su origen a los bárbaros experimentos con simios por parte de los seres humanos.
Como te digo y reitero un excelente artículo sobre la franquicia "planeta de los simios". Es por artículos, posts y reseñas como ésta por lo que te he nominado para los "Premios Dardo". Si quieres ver en qué consisten estos premios y conocer a los otros blogs nominados pásate por esta dirección: http://elblogdejcgc.blogspot.com.es/2014/08/premio-dardos.html
Un saludo cordial y te sigo leyendo.
Hola, muchas gracias por el comentario y por la mención! Sobre buenos buenísimos y malos malísimos, quizá tengas razón: si bien cada bando tiene cosas buenas y cosas malas, es cierto que los personajes, como tales, son bastante planos en su mayoría, aunque César es bastante complejo; un saludo.
EliminarComo se te ocurre poner la foto del final de la primera película??, esta bien que a esta altura de la vida todos la deberian haber visto, pero imagina que exista algún ser humano que lea esta columna y no la haya visto nunca?, le arruinas un gran momento cinefilo, jajaja.
ResponderEliminarEn las secuelas solo te falto mencionar las escenas que salen en los Simpson, pero has echo un gran trabajo de recopilación. En lo personal también me gustan la primera y tercera parte de la saga original (sobre todo cuando interrogan a Cornelius, jaja), y el nuevo remake de estos años ha venido a hacerle honor a la saga,
Gracias por escribir sobre esta película tan importante para la ciencia ficción.
PD: no solo esta la coincidencia del nombre Cesar, también la mama de Cesar se llama Ojos Claros, como le apodaron a Charlon Heston en la película original
jeje, que conste que lo pensé mucho, pero luego comprobé que incluso uno de los posters más típicos del film incluye precisamente la escena final... Así que, al igual que sucede con 'Titanic' o 'Romeo y Julieta', me temo que éste es un caso en que se da por sentado que todo el mundo conoce el final jeje; gracias por tus aportaciones, tienes razón en Ojos Claros! Un saludo.
EliminarBuen artículo y gran repaso.
ResponderEliminarLa original me gusta mucho y su primera secuela, Regreso al Planeta de los simios, me parece abominable.
En cuanto a la nueva saga, sólo he visto El origen del Planeta de los simios. Reconozco su valía como superproducción artesana con conciencia, pero no me termina de convencer. Uno de los puntos que precisamente más me gustaban del clásico original era que nunca sabíamos exactamente qué había podido pasar para que la Tierra se convirtiera en el planeta de los simios, y que ahora intenten contarnos todo esto no despierta en mí demasiado interés.
¡Saludos, Juan!
Gracias, la verdad es que te doy la razón; sin embargo, ya las secuelas originales se cargaron el misterio de forma bastante molesta, así que la saga reboot sencillamente lo está haciendo de nuevo, pero en condiciones, con lo que es bastante bienvenida por mi parte. Un saludo.
EliminarEN MI CASO PARTICULAR, VI LA VERSION ORIGINAL EN LOS CINES CUANDO ERA CHICO Y ME IMPACTO HONDAMENTE LA CELEBRE ESCENA FINAL CON LA ESTATUA DE LA LIBERTAD, YA QUE EN ESE MOMENTO NO SABIA EN LO ABSOLUTO QUE ERA EL PROPIO PLANETA TIERRA. ESA IMAGEN SE TRANSFORMARIA EN UN AUTENTICO ICONO DEL CINE DE CIENCIA FICCION. LAMENTABLEMENTE QUISIERON EXPRIMIR LA FRANQUICIA Y EL PRODUCTO FUE EMPOBRECIENDOSE A LO LARGO DE LOS AÑOS. PARTICULARMENTE NO SOY UN FAN DE LA SERIE Y LA VERSION DE TIM BURTON ME PARECIO BASTANTE DESACERTADA, MUY ALEJADA A LO QUE ESTER GENIAL DIRECTOR SUELE MOSTRARNOS. LA VERSION MODERNA MUY LINDA, PERO NO APORTA ABSOLUTAMENTE NADA. EN MI SIGUE FIRME LA IMAGEN DE TAYLOR FRENTE A LA ESTATUA DE LA LIBERTAD!!!!
ResponderEliminarGracias por el comentario, la mejor y más memorable será siempre la película clásica; eso sí, evita comentar en mayúsculas, por favor, pues dificulta la lectura; un saludo!
Eliminary en Internet significan gritar :/
EliminarEsta saga es un gran ejemplo de como a veces se olvida la calidad para centrarse en buscar un éxito fácil en taquilla. Me sorprende cómo por un lado se querían hacer más y más secuelas y cada una tenía un presupuesto inferior al anterior.
ResponderEliminarRegreso al Planeta de los Simios me pareció un auténtico despropósito siendo lo peor las escenas eternas que no aportaban nada y ese final sin pies ni cabeza.
Los nuevos reboots me gustan porque aportan algo nuevo y sí son entretenidos.
Un artículo genial. ¡Saludos!
Una entrada completísima, repleta de información, creo que no le falta ni un detalle.
ResponderEliminarSoy una gran apasionada del cine y como veo que en este blog voy a encontrar muchos contenidos sobre el tema te sigo.
Un saludo :)
Hola!! Les dejo mi lista de reproduccion sobre la serie por si la quieren ver
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/playlist?list=PLj4SAFyoWC0A9nf5vJgfGLDdHWclpmbl-