“El término suffragette (sufragista)
lo acuñó la prensa británica para mofarse de las activistas del movimiento por
el sufragio de las mujeres. Después, el término fue asimilado por el propio
movimiento. Las sufragistas interrumpían las comunicaciones cortando los cables
del telégrafo, volaban buzones de correos y atacaban propiedades y, cuando iban
a parar a la cárcel, se ponían en huelga de hambre para llamar la atención
pública sobre su causa por la igualdad contra un Estado cada vez más brutal. Me sorprendió que esta historia tan extraordinaria y poderosa nunca
hubiera sido contada en el cine. Éramos un grupo de mujeres cineastas y
enseguida nos sentimos atraídas por el tema”. Así describe Sarah Gavron su conexión con el primer largometraje que dirige desde
Brick Lane (2007), por el que fue
hace ocho años candidata al BAFTA a mejor debut. Acompañada nuevamente de la
guionista Abi Morgan y las
productoras Alison Owen y Faye Ward, la realizadora británica
se ha lanzado a la dirección de una cinta a la que el gran interés social y el
fantástico reparto han convertido en una de las más sonadas del año aun cuando
las expectativas no hayan sido del todo satisfechas.
La estética de Sufragistas está dominadas por tonos grises en sintonía con los tiempos que la albergan |
Sufragistas (Suffragette, 2015) muestra la
lucha de varias mujeres británicas por alcanzar el sufragio femenino en Reino
Unido, conseguido finalmente en 1928, pero verdaderamente sirve para honrar a
tantas mujeres que han luchado —y siguen luchando— por la igualdad en todos los
ámbitos, por “vivir la vida de otra manera”, como expresa emotivamente el
personaje de una maravillosa Carey
Mulligan que podría haber conseguido su segunda nominación al Óscar tras la
alcanzada por la película que la lanzó a la fama, An education (Lone Scherfig, 2009), de no haberse desinflado tanto la cinta. Protagonista también del Lejos
del mundanal ruido del danés Thomas Vinterberg, la actriz británica ha
aprovechado el 2015 para confirmarse como uno de los jóvenes talentos del
momento. En Sufragistas está excelentemente
acompañada de una Helena Bonham Carter
por fin desencasillada y una Meryl
Streep tan apoteósica como siempre que logra hacer perfecto uso de su
escasísimo tiempo en pantalla.
A la gran Meryl Streep le valen unos escasos minutos para dejar huella en Sufragistas |
La triplemente oscarizada actriz
interpreta a Emmeline Pankhurst (1858-1928), imagen del movimiento de
liberación femenino. Y, aunque muchos han criticado que haya prestado al film más
su nombre que su presencia, lo cierto es que nadie podría haber encarnado mejor
al personaje. Así, durante la primera mitad de Sufragistas se rodea a Pankhurst de un halo de misterio y
fascinación que, por supuesto, no decepciona con su aparición en la ventana,
siendo su maravilloso discurso uno de los grandes momentos cinematográficos del
2015. Aunque breve, ese poderoso instante es clave para el desarrollo de la
cinta, ya que permanecerá vivo en el corazón de la protagonista —y en el de los
espectadores— durante la segunda mitad de la misma. Y es que, más que nada, esta
película es el bello reflejo de cómo una mujer corriente es poco a poco
consciente de que la vida puede darle algo más de lo que los parámetros
establecidos le han enseñado a exigir: la meta no es tanto el sufragio en sí, como
la necesidad de que la justicia se imponga a la falta de lógica. Se antepone por
tanto nuevamente el camino al destino.
"Madres, hijas, rebeldes", rezan los reivindicativos carteles de Sufragistas, dominados por el genial reparto |
Por desgracia, la
convencionalidad de guion y dirección impiden a Sufragistas brillar con la fuerza que se esperaba de ella con los
primeros avances, quedando la emocionante historia real supeditada al propio
viaje interior del personaje ficticio encarnado por Carey Mulligan. Empero, es
tal la honestidad con que todo el equipo involucrado aborda el film que el
resultado trasciende la estricta calidad cinematográfica para convertirse, tanto
en un bello homenaje a tantas mujeres que lo dieron —y siguen dando— todo por
la igualdad de género, como en todo un acto reivindicativo que en pleno siglo
XXI sigue siendo necesario. Sin ir más lejos, el estreno de la cinta en Londres
se vio interrumpido por un grupo de activistas que protestaba en contra de la
reducción de servicios públicos para las víctimas de violencia: “las mujeres
muertas ya no pueden votar”, exclamaron; lejos de indignarse, el reparto del
film se sintió orgulloso de haber despertado tal reacción: “es la respuesta perfecta
para nuestra película; exactamente lo que nuestros personajes harían”, dijo Helena
Bonham Carter a su paso por la alfombra roja. Pero, claro, no fueron pocos los
que aprovecharon la situación para ridiculizar a las manifestantes con la misma
mofa con que eran recibidas las sufragistas en su día. Y es que,
lamentablemente, los valores negativos atribuidos al término sufragista se aplican hoy en día al
feminismo, un movimiento que, lejos de ser la versión femenina del machismo,
exige algo tan lógico como es la igualdad en todas sus formas. ¿Puede alguien
cuerdo realmente oponerse a ello?
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Juan Roures,
ResponderEliminar,uy en sintonía con tus opiniones,tanto acerca de la película como de lo que para mí es el feminismo, necesario hoy en día tanto por parte de hombres como mujeres,para alcanzar una igualdad de derechos todavía hoy no real en todos los ámbitos y mucho menos si empezamos a diferenciar por países.
Carey Mulligan es la estrella que más brilla en "Sufragistas",aunque a mí desde luego, ya me conquistó del todo en "Shame".
Saludos