La crisis ha influido a todos los
aspectos del Estado español. Y el cine, por supuesto, no es una excepción.
Algunos cineastas, como Juan Miguel del Castillo (Techo y comida) han optado por denunciarla a través del clásico
cine social que tan buenos frutos da desde los tiempos del neorrealismo. Otros,
como Dani de la Torre, han preferido
un tratamiento más comercial pero también menos previsible (que no por ello
mejor ni peor: ambos deberían competir por el próximo Goya a mejor dirección
novel junto al A cambio de nada de
Daniel Guzmán y el Requisitos para ser una persona normal de Leticia Dolera; ¡qué gran año para las óperas primas
patrias!). Todos ellos han logrado sumar buenas críticas al clamor de un
público cada vez más consciente de que el cine español lleva años sin tener barreras.
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El desconocido disfrutó de un primer pase especial en el último Festival de San Sebastián |
Así, El desconocido supone el
salto al largometraje del realizador del corto Minas (2003) y la miniserie Mar
libre (2010). ¡Y vaya debut! Lejos de amedrentarse, el guionista y director
gallego ha facturado un emocionante thriller a la altura de obras como El Niño, del experimentado Daniel
Monzón, a niveles tanto técnico como narrativo. Y precisamente con dicha cinta
comparte, no sólo protagonista (un Luis
Tosar tan magnífico como siempre), sino
también espectacularidad: rodada en las calles de A Coruña, El desconocido presenta algunas de las
escenas de acción más impresionantes de la historia del cine español, dominados
por la sorprendente combinación de grúa, steadicam, dron y tecnología digital, fundidos mágicamente
en la sala de montaje para confeccionar trepidantes planos secuencia que
dejarán sin aire al espectador más calmado.
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El inteligente cartel de El desconocido muestra un mundo desfragmentado |
Tal es la magnificencia técnica
del filme (la cual, de una manera u otra, debería ser reconocida por la
Academia) que el plano narrativo queda relegado a un segundo plano. Ciertamente
el guion de Alberto Marini —autor
del libreto de la aclamada Mientras duermes
(Jaume Balagueró, 2007)— sobre un ejecutivo
de banca que, al arrancar el coche con sus dos hijos dentro, recibe una
llamada que le informa de que tienen una bomba debajo del asiento resulta, a
ratos, difícil de creer, pero su desarrollo es lo suficientemente creíble para
resultar verosímil. Además, tal es la perfección, no sólo técnica (la
fotografía de Josu Inchaustegui,
la música de Manuel Riveiro y el
montaje de Jorge Coira forman un
espectacular tríptico), sino también interpretativa (con tres ganadores del Goya a la cabeza: Tosar, Elvira Mínguez y un bestial Javier
Gutiérrez, sin olvidar la notable labor de la siempre efectiva Goya Toledo y los jovencísimos Paula del Río y Marco Sanz como miembros de la sufridora familia del protagonista), que cualquier escepticismo por parte del espectador se
esfuma con facilidad.
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El coche de El desconocido es un personaje más (múltiples cámaras, cables y utensilios lo acompañan) |
Tan trepidante como emotiva, El desconocido es ante todo una película
sobre la venganza en el que la víctima y el verdugo intercambian sus papeles,
no resultando del todo claro a quién pertenece cada etiqueta (si bien la relativamente
artificiosa resolución parece dejar claro, al menos, quién merece vivir y quién
no, meramente en base a los deseos de hacerlo de cada uno). La crisis en
general y los bancos en particular se convierten así en los principales
villanos del filme pese a que, como suele suceder, los verdaderos culpables
apenas hacen acto de presencia a través de la voz, siempre al margen de la zona
de peligro. No es ese el caso de los espectadores, implicados desde el
principio en una narración que nos convierte en un viajero más del coche. De
hecho, resulta difícil no emocionarse ante los destinos de los personajes de la
cinta, situados entre la espada y la pared por un país que parece haber
abandonado a su población a su suerte.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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Juan Roures,
ResponderEliminarno me la pienso perder: Luis Tosar,ya es suficiente reclamo para mí.
Tras leer tu reseña, está claro que hay que verla sí o sí.
Saludos