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Zhang Yimou dirige a Takeshi Kaneshiro y Zhang Ziyi
en la espectacular La casa de las dagas voladoras |
Desde hace pocas semanas, las pantallas de algunos
cines minoritarios ofrecen la oportunidad de ver un sencillo film llamado Amor bajo el espino blanco. Se trata de una
obra del gran director chino Zhang Yimou. No obstante, no es el último film de
éste, pues España se ha tomado su tiempo para estrenarla. Mientras tanto, Zhang
ha estrenado en su país y en EE.UU. su película más comercial hasta la fecha: Las flores de la guerra (The flowers of war), un tributo al
sufrimiento de China a manos de Japón en la guerra de los años 30, que le valió
el año pasado una nominación al Globo de Oro a mejor película extranjera (justamente
ganado por la brillante Nader y Simin,
una separación, del iraní Asghar Farhadi). Pero a ellas nos dedicaremos más
adelante, pues para entender la obra de uno de los mejores realizadores de la
historia del cine, hay que empezar por el principio.
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Sorgo rojo se basa en una obra de Mo Yan, Nobel de literatura del año |
Zhang Yimou nació en Xian (China) en 1951 y fue
pronto enviado a trabajar al campo como consecuencia de la Revolución Cultural
(1966-1978), con la que Mao Zedong
pretendía oprimir a los intelectuales y reformar el país entero. Pero
las aspiraciones de Zhang eran otras, y pronto empezó a desarrollar un fuerte
interés por la fotografía que le llevaría a vender su propia sangre para
comprar su primera cámara.
Fotografiar la triste realidad de China le valió la
experiencia necesaria para, a los 28 años, ingresar en la Academia de cine de
Pekín en la especialidad de fotografía, pese a que su verdadera vocación era la
dirección. Su esfuerzo, talento y humildad le permitieron realizar todo tipo de
funciones (desde guionista hasta actor) junto a grandes profesionales hasta que
el gran Chen Kaige le permitió mostrar todo su talento como director de
fotografía de Tierra amarilla (1984),
primer trabajo representativo de la denominada Quinta Generación del cine chino,
especialmente comprometida con la oculta realidad de China por ser la primera
graduada tras la Revolución Cultural. El film mostraba con acierto la ironía
del comunismo, que a menudo distribuye ilusiones imposibles, pero fueron los
hermosos planos de Zhang los que le dieron el corazón.
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Los prejuicios y la tradición convierten al amor en algo difícil en China. La dura Ju Dou lo muestra bien |
Gracias a ello, Zhang obtuvo la oportunidad de
dirigir su primer largometraje: Sorgo rojo (1987), una poderosa historia
de una mujer enviada al campo para convertirse en la esposa de un propietario
de una destilería enfermo de lepra. Ella se enfrenta sola a un mundo de hombres
que la desprecia y se enamora de uno de ellos, reflejo de la opresión de la
mujer en China, tema que Zhang explotaría en muchos de sus films. Empezaba
además su prolífera colaboración con la maravillosa Gong Li, que se convertiría
en su amante y participaría en todas sus películas hasta su separación. El rojo
se convertía en un elemento clave del director, vinculado a la vez con la vida
(vino) y la muerte (sangre), ambas unidas por el ondulante sorgo, engrandecido
por la luz del sol.
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La linterna roja crea un ambiente claustrofóbico lleno de
simbolismo: la mansión es China, el hombre representa al gobierno y las mujeres a la impotente población |
Aunque Zhang obtuvo el Oso de oro en Berlín por su
ópera prima, su siguiente film fue el bochornoso thriller Code name: cugar (1989), que carecía completamente de la esencia
del director. La película fue codirigida junto a Yang Fengliang, al igual que
lo sería Ju Dou, semilla de crisantemo
(1990), primer film chino nominado al Óscar a mejor película extranjera. Se
trataba de la historia de un propietario de una tintorería que compra a una
joven campesina para obtener un descendiente. El problema es que él es
impotente y decide pagar su frustración con ella, quien termina iniciando una
historia de amor prohibido con el sobrino de su amo. Tan dura como hermosa, la
película ponía de manifiesto el espíritu crítico de Zhang hacia la sociedad
china y utilizaba el sufrimiento de la mujer como símbolo de la China oprimida.
Algo similar ocurría con la brillante La
linterna roja (1991), sobre una joven concubina confinada a las paredes de una
mansión junto a las otras esposas de un hombre poderoso que las trata como
esclavas. Así, Zhang se las apañó para criticar al mismo tiempo el sistema
feudal chino y la sociedad contemporánea, en la que en teoría todo ha cambiado
pero en realidad poco lo ha hecho. El film recolectó premios internacionales
pero volvió a perder el Óscar frente a un contrincante de calidad muy inferior
(la italiana Mediterráneo, de
Gabriele Salvatores).
Las autoridades chinas no vieron con buenos ojos la
visión crítica del director y censuraron ambas películas. Sin embargo, Qiu Ju, una mujer china (1992) sí fue
bien recibida pese a que, con apariencia de cuento sobre una mujer embarazada
que trata de obtener una disculpa por parte del alcalde después de que éste
golpee a su marido, escondía una crítica a la burocracia china y, de nuevo, al
trato despectivo hacia la mujer. La película ganó el León de Oro en Venecia.
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¡Vivir! enseña a superar los traumas y seguir adelante con el apoyo de la familia. El rostro de Gong Li es clave |
Llegó entonces la impresionante ¡Vivir! (1994), que seguía las desventuras de una familia china a
lo largo de algunos de los eventos más importantes del siglo XX en China. A
veces divertida, otras emotiva y, sobre todo, muy crítica hacia la terrible
situación del país, la película fue maldecida por el gobierno chino para gran
enfado del director, quien afirmaba que tan sólo quería hacer un drama
familiar. Lo cierto es que era mucho más que eso: era un valioso documento
sobre la realidad del país y una reflexión sobre la vida y la importancia de
superar el pasado sin olvidarlo. Además la banda sonora llega al corazón, igual
que lo hace la historia. El director obtuvo el gran premio del jurado en
Cannes, pero las autoridades chinas le prohibieron realizar películas durante
dos años. Buscaban así controlar a uno de sus directores más reivindicativos. Y
lo consiguieron: Zhang no volvió a ser el mismo.
La primera película que dirigió tras su “obligado
descanso” fue La joya de Shanghai
(1995). con una
frágil narrativa sobre la mafia y el deseo y un protagonista masculino
completamente eclipsado por la fuerza de la magnífica Gong Li, cuyos números
musicales fueron una maravillosa sorpresa. Quizá influyó en la irregularidad
del film el hecho de que la relación entre el director y su musa ya no era la
misma. No volverían a colaborar hasta once años después.
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El camino a casa utiliza las estaciones como símbolo de la vida: algunas cosas cambian; otras siguen siempre igual, llueva o haga sol |
Terminaba así una colaboración
prolífera que había dado al mundo algunas de las películas más impactantes de
la historia del cine. Esa fuerza nunca volvería, pero Zhang no abandonó su
pasión por el séptimo arte y se limitó a cambiar de estilo. Surgió así la
irónica Keep cool ¡Manten la calma! (1997), una comedia
urbana sobre un joven librero que se obsesiona cuando la mujer a la que quiere
le abandona por un mafioso. Se trataba de un film poco trascendental y algo pesado que
contaba con el propio Zhang entre el reparto por primera y última vez. Pero Zhang
volvió a hacer sonreír al mundo con la maravillosa El camino a casa (1999), una conmovedora historia de amor rural que
alternaba pasado (en color) y presente (en blanco y negro) para ofrecer un
fuerte sentimiento de nostalgia, acrecentado por la belleza de la banda sonora
y la fotografía. La película lanzó a la fama a Zhang Ziyi, que se convertiría
en la nueva musa del director y en uno de los rostros asiáticos más reconocidos
a nivel mundial gracias a superproducciones como Tigre y dragón (Ang Lee, 2000) o
Memorias de una Geisha (Rob Marshall,
2005), en la que compartiría pantalla con la mismísima Gong Li.
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La dedicación de la protagonista de Ni uno menos, cuya meta es casi imposible, resalta el poder del individuo |
Ni
uno menos (1999) obtendría el León de Oro en Venecia con una historia
que recordaba al anterior film del director galardonado con dicho premio. En
esta ocasión, una niña de trece años se ve obligada a convertirse en profesora
en un pueblo rural y, ante el abandono de un niño que se va a la ciudad a
buscar trabajo, decide ir en su búsqueda para asegurarse de que todos los niños
obtengan una educación digna; todo un llamamiento sobre la importancia de la
educación. Menos exitosa fue Happy times
(2000), la tierna historia de un ingenuo solterón de gran corazón sin suerte en el
amor, pero Zhang aún tenía un as en la manga.
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La impresionante Hero presenta originales batallas convertidas en rituales cargados de color y simbolismo |
En 2000, Ang Lee sorprendió al
mundo con las impresionantes artes marciales de Tigre y dragón, la película extranjera más exitosa de la historia.
Zhang Yimou fue aún más ambicioso y concibió la película china más cara hasta
la fecha. El resultado fue la espectacular Hero
(2002), que, a base de flashbacks, presenta la leyenda de un rey ambicioso, tres asesinos y un asesino de asesinos
que se presenta ante el primero con un misterioso plan en la cabeza. Zhang fue de nuevo
nominado al Óscar y obtuvo el mayor éxito de su carrera, pero muchos
consideraron que había traicionado su esencia intimista. Además, el mensaje
unionista del film fue considerado fascista, toda una contradicción con
respecto a los anteriores trabajos del director. De todos modos, el guión es
tan enrevesado que quizá Zhang no era del todo consciente de lo que hacía
(pese a que en 2008 volvería a “colaborar” con el gobierno chino para diseñar
el espectáculo de los Juegos Olímpicos). A primera vista, es tan sólo uno de
los films más bellos e impactantes de la historia.
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Zhang Ziyi ofrece una bellísima mezcla de baila, canto y artes marciales en La casa de las dagas voladoras |
El director repitió el éxito,
esta vez sin polémica, con la maravillosa La
casa de las dagas voladoras (2004), en la que un oficial debe investigar a
una ciega bailarina relacionada con una sociedad secreta
que roba a los ricos para dárselo a los pobres. Entre ambos surge un amor sólo
superado por la necesidad de ambos de cumplir con sus misiones; lamentablemente,
éstas son opuestas y el honor es demasiado importante para la sociedad china. La
película obtuvo una nominación al Oscar a mejor fotografía, hazaña solo
conseguida con anterioridad por La joya
de Shanghai pese a que la práctica totalidad de los films de Zhang lo
mereciesen. Sus asombrosamente bellas imágenes de China perdieron el galardón
frente a El aviador, de Scorsese; sin
comentarios.
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La maldición de la flor dorada reunió a Zhang con Gong
Li, pero sólo el brillante vestuario fue nominado al Óscar |
Zhang volvió a cambiar de
registro con La búsqueda (2005), que
mostraba que “a veces hay que viajar para encontrar el camino a casa”. Se
trataba de un viaje por China que se convierte en un viaje interior de un padre
que necesita recuperar el concepto de familia, tema de gran preocupación para la
sociedad china moderna, azotada por el capitalismo y la crisis familiar. Un año
después, Zhang cerraría su trilogía de las artes marciales con La maldición de la flor dorada (2006). Visualmente
impresionante, el film sustituyó a Hero
como film más caro de la historia y supuso el reencuentro profesional del
director con su ex mujer Gong Li. Sin embargo, el resultado distó mucho de las
grandes colaboraciones de ambos, ya que el guión no estaba a la altura de la técnica.
Pese a que Zhang ha afirmado
que no está interesado en Hollywood y que su sitio está en China porque, entre
otros motivos, no habla inglés ni piensa hacerlo, sus últimos pasos demuestran
lo contrario. Así, en 2007 aportó tres agradables minutos al experimento A cada uno su cine, un conjunto de 33
cortometrajes realizado con motivo del 60 aniversario del festival de Cannes, y
en 2008 realizó un irregular remake de la película Sangre Fácil (1984) de los hermanos Coen denominada Una mujer, una pistola y una tienda de
fideos chinos, un thriller cómico mal recibido por la mayoría pese a su envolvente fotografía.
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Los protagonistas de Amor bajo el espino blanco son jóvenes sin experiencia, igual que sus personajes |
Y así hemos llegado al día de
hoy y a la bella Amor bajo el espino
blanco (2010) que, para muchos, supone el regreso del auténtico Zhang
Yimou. Se trata de un film intimista que muestra una tierna historia de amor
entre dos jóvenes durante la Revolución Cultural; la sociedad no se lo pone
nada fácil, pero su inocencia les permite luchar por el amor como ningún otro
personaje del director lo había hecho. Se trata de un film delicado, poético y
realista, en el que la alegría y la tristeza se entrelazan como siempre hacen
en la vida. Supone una vuelta al cine rural de Zhang, pero quienes auguran un
retorno del director al cine intimista no deben pasar por alto que Las flores de la guerra (The flowers of war) (2011) está por
llegar. Este último film del director refleja la masacre de Nanjing, tema recientemente
explotado por la triste Ciudad de vida y
muerte (Lu Chuan, 2010) y que constituye uno de los episodios más tristes
de la historia de China. Por primera vez, un actor americano se pone a las
órdenes de Zhang Yimou: se trata del recientemente oscarizado Christian Bale,
quien encarna a un sacerdote que debe tomar el mando de un convento en el que
sólo residen niñas y prostitutas. El sacrificio es llevado al extremo en la
primera película de estilo verdaderamente hollywoodiense del director. Es un
film emotivo y bien realizado, pero el auténtico Zhang se echa en falta más que
nunca.
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La protagonista de The flowers of war recuerda más al
original Wong Kar-Wai que al propio Zhang Yimou |
A lo largo de su carrera, Zhang
Yimou se ha mostrado como un director capaz de afrontar todo tipo de estilos
sin perder la identidad que lo hace único. A un potente comienzo lleno de sufrimiento
como consecuencia de los terribles acontecimientos que el director había
experimentado en China, siguieron films más agradables y emotivos que
exploraban situaciones cotidianas con sumo realismo y gran belleza, hasta
llegar a la espectacular incursión del director en las artes marciales. En muy
poco tiempo, Zhang se ha convertido en el director chino más querido de la
historia, dentro y fuera de su país, aunque también en uno de los más
criticados por convertir a China en una fuente de exotismo. Al margen de eso,
enfrentarse a un film de Zhang Yimou garantiza una fotografía prodigiosa, una
música envolvente, interpretaciones perfectas y una gran carga emocional y de
crítica social. Y, en la mayoría de los casos, supone una experiencia única
difícil de olvidar.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
Oh... sencillamente genial. Ahora quiero ver pelis de Zhang Yimou!!! Recuerdo el día que vi con mi mami "Camino a casa", ella se quería matar :S a mi me gustó! No sabía sus inicios como fotógrafo. Sabes que algún día iremos a China... yo me quiero recorrer toda la costa, calculo un mes :P
ResponderEliminarPrecioso recorrido por toda su filmografía, es curioso comprobar la vida tan agitada que ha tenido este fabuloso director!
ResponderEliminarExcelente tu post, se siente tu aprecio por Yimou, un cine valioso, yo he visto más su parte épica, de artes marciales, pero espero descubrirlo pronto en su parte más intima. Y si gustas te invito también a compartir en mi blog, doy cabida como tú a todo el cine, me gustan además mucho las películas asiáticas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Es común que la gente se familiarice antes con su lado épico porque es el único explotado comercialmente, pero sus otras películas valen mucho la pena.
EliminarMe añado tu blog directamente a la lista porque parece muy completo e interesante y bien diseñado.
Me siento motivado a retomar el cine chino luego de leer tu post, tiempo que no veo cine de aquel país. Ahora ya tengo varios títulos en mente.
ResponderEliminarSaludos
David de observandocine.com
Un gran post, guardo desde ya el blog en favoritos y lo enlazo. Pero una puntualización, Gong Li no llegó a ser esposa del director, aunque si amantes durante casi diez años.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por pasarte y por la puntualización. Entre el escándalo personal y su crítica encubierta, Zhang Yimou debe de ser tan querido como odiado en su país natal...
EliminarJuan Roures,
ResponderEliminarexcelente recorrido por la filmografía de Zhang Yimou.Personalmente me siento más atraída por las historias sencillas y cotidianas que dejan entrever un fondo social concreto,que por las películas donde el epicentro son las artes marciales.En cualquier caso,un director que ha incomodado a las autoridades chinas,dejando al descubierto una realidad dura,difícil especialmente para las mujeres,y con ese lenguaje cinematográfico tan cuidado me parece digno de reconocimiento.De las mencionadas,he visto algunas,pero tengo pendiente darle una oportunidad con tiempo a "Amor bajo el espino blanco" porque en todos los blogs que sigo las alabanzas son coincidentes.
Saludossss
Gracias por el comentario. Yo también prefiero sus films más críticos e intimistas a los más espectaculares, aunque reconozco el valor de éstos y no creo que deban menospreciarse como hacen algunos. "Amor bajo el espino blanco" es una maravilla porque recupera al Zhang intimista, aunque hay que reconocer que no está a la altura de "El camino a casa", el film con el que más se la compara. Confío en que Zhang se decante por este estilo en trabajos futuros.
EliminarUn magnífico análisis de la carrera de uno de los mejores directores de la actualidad, y uno de mis favoritos. Gracias por añadir mi blog en tu lista. Si te gustan leer sobre carreras cinematográficas de intérpretes y directores, te recomiendo mi sección en LoQueYoTeDiga: las cinco secuencias.
ResponderEliminarExcelente artículo! La verdad es que sólo he visto un par de películas de este director, y no me apasionaron mucho. Una era Hero y la otra La Maldición de la Flor Dorada, pero las primeras y más intimistas historias parecen mucho mejor, así que me voy a poner a descubrir su obra desde los inicios. Gracias por el reportaje!!
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte y comentar. Justo has visto sus dos películas con menor sentido narrativo (aunque brillantes visualmente), así que te insto a descubrir su filmografía, preferiblemente con "Vivir", "El camino a casa" y "La linterna roja", según gustos.
EliminarGran artículo y excelente repaso a la carrera de Yimou! No sabía lo de su relación con Gong Li. Uno de los cineastas más grandes de la actualidad. Prefiero su faceta intimista, pero en las cintas de artes marciales demuestra su impresionante dominio de la técnica cinematográfica. Un saludo de la plantilla de http://eldiadelespectador.blogspot.com.es/ y en concreto de Álvaro Tejero.
ResponderEliminarTu blog ya se ha convertido en uno de nuestros favoritos, esperamos que visites a menudo el nuestro como estudiantes de Comunicación Audiovisual de la Carlos III que también somos.
Muchas gracias, me alegra encontrar alumnos de la Carlos III por aquí, añado vuestro blog a mi lista para seguiros. (Sobre Yimou, yo también prefiero la faceta intimista, pero disfruto de todos sus trabajos pues cada uno tiene algo que ofrecer.)
EliminarHe leído tu entrada y veo que estás muy puesto en el cine chino y que te has currado de forma elegante y sencilla, (lo más difícil de conseguir), el seguimiento de la evolución de este cineasta en el contexto en que se desarrollaron sus trabajos, desde el comienzo de la carrera hasta el momento actual.
ResponderEliminarEl cine chino interesa y debe interesar en el momento actual, cuando este país emerge con muchas probabilidades de convertirse en la primera potencia mundial, y se nos vende una austeridad casi asiática para salir de la primera crisis global de la Historia. ¿Qué hemos hecho tan mal?
En cierta ocasión tuve la oportunidad de hablar con un profesor de una Universidad china y me manifestó su desprecio por un director que había traicionado la esencia cultural de su pueblo, para venderse a la publicidad occidental. Te aseguro que no era un comunista como el que predomina en el imaginario occidental, sino una réplica de nuestros propios intelectuales, en especial aquellos que desprecian el cine mainstream, en sentido peyorativo, e incluyen en la etiqueta incluso obras maestras. Otros intelectuales entienden mejor el progreso de la manifestación hegemónica de la cultura del siglo XXI.
A mí Zhang Yimou me ha interesado especialmente por la película "Sorgo rojo" basada en la novela de igual título de Mo Yan (del que yo he leído con mucho gusto dos novelas suyas). Desde ese "Sorgo rojo" a "La maldición de la flor dorada" hay una diferencia que yo siempre achaqué a la occidentalización hollywoodiense del director asiático, que en este film se alejaba no sólo del 1º sino también de otro suyo que me encantó, "Hero". Pero si tú, que de esto entiendes y mucho, dices que con "Amor bajo el espino blanco" (no fui a verla porque como he dicho me había desencantado de Yimou) vuelve el auténtico Zhang Yimou, entonces ya quiero verla y también la siguiente.
ResponderEliminarUn cordial saludo