27 mayo 2014

‘Dom Hemingway’ y ‘Amor en su punto’: dos comedias sin gusto

Se suele decir que no hay género más infravalorado que la comedia. Estoy completamente de acuerdo. Pero, a la vez, no hay género más sobrevalorado. Y es que los mismos argumentos con que se infravaloran divertidas comedias modernas como Sister Act (Eile Ardolino, 1992) y Una rubia muy legal (Robert Luketic, 2001) sirven para sobrevalorar otros films nada divertidos.

Leonor Watling y Richard Coyle en 'Amor en su punto' (2013)
La española Leonor Watling y  el inglés Richard
Coyle protagonizan Amor en su punto
Este es el caso de Amor en su punto y Dom Hemingway, dos películas de estreno retardado (ambas son de 2013) que, con la excusa de tratarse de comedias, ofrecen guiones vulgares, simplistas, molestos… y, lo que es peor, carentes por completo de chispa. ¿Pueden considerarse comedias si apenas despiertan un par de carcajadas forzadas a lo largo de todo su metraje? Quizá debería inventarse un nuevo género para ello, para evitar las palabras “comedia fallida”.

La británica Dom Hemingway está dirigida por Richard Shepard, pero es Jude Law quien, para bien o para mal, se lleva todo el protagonismo. Él encarna al desagradable protagonista que da nombre al título, un excriminal excarcelado que trata de recuperar el dinero que se le debe y, lo que es más importante, el apego de su familia (que no se le debe en absoluto). Nunca estuvo el elegante actor inglés —perfecto en peculiares obras como Closer (Mike Nichols, 2004), My Blueberry Nights (Wong Kar-Wai, 2007) y El gran hotel Budapest (Wes Anderson, 2014)— tan vulgar ni tan desagradable. Nunca salieron tantas palabrotas de su boca. Nunca estuvo menos atractivo. Y, sin embargo, nunca le vimos tanto tiempo en pantalla.

Póster de 'Dom Hemingway' (2013)
"Jude Law es Dom Hemingway y tú
no"; el póster del film es claro
Lo cierto es que Jude Law realiza una interpretación creíble, pero su personaje resulta, sencillamente, demasiado chillón y desagradable para ganarse nuestra identificación por muy mal que le vayan las cosas. Además, se enfrenta a uno de los peores guiones de su carrera: uno que carece de verdadera credibilidad dramática y no sabe paliar esto con buenos toques de humor. De hecho, el reparto (que incluye a Richard E. Grant, Emilia Clarke, Madalina Ghenea y Demian Bichir, nominado en 2011 al Óscar por su maravilloso papel en Una vida mejor, de Chris Weitz) parece pasárselo mejor que el público: la película, simplemente, no hace gracia, y los insultos y vulgaridades —que contrastan con la belleza de las localizaciones— aún menos.

No obstante, hay que reconocer al film cierta originalidad narrativa, así como la facultad de cambiar constantemente de tono y género (desde la comedia hasta el thriller, pasando, por acción, romance, drama y hasta cine negro). Además, algunos planos son bastante novedosos, especialmente el del accidente de coche, en el que los personajes salen disparados contra la pantalla a cámara lenta probando la importancia del uso del cinturón de seguridad. Por lo demás, el film es por completo prescindible y olvidable, con una trama que se desarrolla sin sentido hasta un final tan predecible como carente de interés.

Madalina Ghenea en 'Dom Hemingway' (2013)
Madalina Ghenea es una sensual femme fatale en
el cóctel de géneros Dom Hemingway
Por su parte, Amor en su punto, escrita y dirigida por Teresa Pelegrí y Dominic Hatari, que ya trabajaron juntos en Seres queridos (2004) es la típica comedia romántica con comida de por medio, pero, a diferencia de deliciosas obras como Chocolat (Lasse Halström, 2000) o Deliciosa Martha (Sandra Nettelbeck, 2001), incita más al vómito que a las ganas de comer. Y no lo digo —sólo— despectivamente: realmente algunas escenas alimentarias son absolutamente desagradables. 

Abundan, además, los tópicos. Y eso que el propio film hace un comentario sobre las “típicas comedias románticas de cocina”. Así, un periodista gastronómico irlandés (exagerado Richard Coyle en un papel que recuerda al de Jude Law en Dom Hemingway por su soez inicial pero que se va sensibilizando conforme avanza la trama) y una comisaria de arte española (aceptable Leonor Watling) se conocen e inician una relación cuya fragilidad sale a relucir cuando ella decide hacerse vegetariana, encontrándose ambos con intolerancia por parte del otro. ¿Puede haber algo más triste dentro de una pareja que mirarse a los ojos y hallar incomprensión?

Entre los tópicos de Amor en su punto no falta la
típica batalla de cocina que realmente nadie haría
La trama de esta coproducción irlandés-española se desarrolla de forma agradable pero olvidable y ninguno de los personajes secundarios aporta nada mínimamente novedoso. Conviene destacar la emotiva interpretación de Ger Ryan como madre del protagonista, pese a que tanto su papel como el de su marido (Lorcan Cranitch) están vistos hasta la saciedad: madre comprensiva que se esfuerza por crear una atmósfera de amor y padre rígido que aprecia y admira a su hijo pero se empeña en demostrar lo contrario. Sin duda hay progenitores así, pero quizá ha llegado la hora de mostrar otros ejemplos.

El póster de Amor en su punto
juega con sus elementos:
amor, comida y vegetarianismo
Si alguien espera una comedia realmente divertida, lo mejor será que no opte por ésta porque realmente el humor brilla por su ausencia. Además, al igual que Dom Hemingway (aunque en menores dosis) cae a menudo en la vulgaridad. El único momento que considero divertido es aquél en que ella le cuenta un chiste a él: “¿Cuál es la diferencia entre un tomate y una patata? Que ambos son rojos. Salvo la patata”. Imaginad la poca gracia del resto.

No obstante, el film cuenta con una gran novedad que lo salva de ser por completo prescindible: el trato del vegetarianismo. Y es que, hasta ahora, con la excepción de la cinta independiente coreana Vegetarian (Lim Woo-seong, 2009) y el excepcional documental Earthlings (Shaun Monson, 2005), el tratamiento de esta temática por el cine ha sido prácticamente inexistente. En Amor en su punto, no sólo se menciona, sino que afecta de forma clave a la trama, lo que sirve para dar pie al debate: ¿es correcto el trato recibido por los animales en las granjas? ¿Pueden vegetarianos y omnívoros convivir en armonía? ¿Es civilizado comer animales?, ¿Por qué amamos a unos animales y nos comemos a otros?, etc.

Jude Law desnudo en 'Dom Hemingway' (2013)
Jude Law se despoja de todo para encarnar a Dom
Hemingway (ropa incluida, para deleite de sus fans)
Por desgracia, se recurre a los tópicos de siempre, según los cuales la dieta vegetariana consiste en quedarse siempre con hambre, devorar verduras frías y tofu, fumar hierba, ir a la India y formar grupos radicales. En realidad, no queda claro si el tema se trata para reírse de él o para defenderlo, pero lo cierto es que es de agradecer que una simple comedia romántica (género que suele desentenderse de los problemas reales del mundo) se centre en un tema nada desarrollado. Del mismo modo, la defensa de los animales está tratada con el debido respeto, contrastándose la visión cerrada y anticuada de él con los ideales liberales de ella.

Al final, pese a tratarse de dos films que se vuelven pesados aún durando apenas una hora y media, ambos son capaces de ofrecer resquicios de novedad, pero no los suficientes para recomendar el visionado de ninguno de ellos. Una comedia puede permitirse múltiples licencias narrativas e incluso baches de guión, pero el humor siempre debe prevalecer. Cuando las risas abundan, todo se perdona (Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez-Lázaro, es prueba de ello), pero, si los personajes no son capaces de conectar con el espectador y fallan a la hora de divertirlo, el último fin de la obra queda inalcanzado. De todos modos, para terminar con buen sabor de boca, quiero destacar la frase central de Dom Hemingway, perfecta para reflexionar: “Un hombre sin opciones, de repente, tiene todas las opciones del mundo”.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

6 comentarios:

  1. Pues Dom Hemingway si que me llama la atención (más que nada por ver a Jude en un papel diametralmente opuesto a lo que nos tiene acostumbrados), pero Amor en su punto creo que me la saltaré olímpicamente, ese tipo de comedias me producen sarpullido.

    Un saludo.

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    1. No te dejes engañar por la campaña de promoción: 'Dom Hemingway' es aun peor que 'Amor en su punto' ;)

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  2. Estoy tan de acuerdo contigo que, últimamente estoy empezando a pensar que he perdido el sentido del humor, que estoy lisiada, porque no me hacen ninguna gracia películas con las que la gente se divierte muchísimo. ¿Por qué será? Un saludo

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    1. jeje; no, no eres tú; simplemente hacer buenas comedias es muchísimo más difícil de lo que parece y hay muy pocos films que realmente hagan reír... De todos modos, es un género muy subjetivo. Yo recientemente, sólo he reído a carcajadas con '8 apellidos vascos'. Un saludo :)

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  3. Espera espera espera.... ¿Dom Heminway es comedia? Pues entonces sí que fue un fracaso absoluto. La vi porque salia Jude Law. Durante su desarrollo pensé que era un drama el cual intentaba que finalmente el espectador sucumbiera a la empatía con el desagradable personaje de Heminway y su drama familiar. Y no lo consiguió. Si encima me dices que era una comedia... entonces vaya fracaso. Es como querer hacer un zumo de frutas con patatas.

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    1. jajajaja, ¡me ha hecho más gracia tu comentario que las dos películas juntas! Pues, efectivamente, se supone que 'Dom Hemingway' es una comedia... pero creo que sólo puede divertir a quien disfrute con insultos y gritos continuados... Un saludo :)

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