El pasado 19
de noviembre un ataque al corazón puso fin a la vida de uno de los mejores
directores de la historia del cine, creador de joyas como ¿Quién teme a Virginia Wolf?, El
graduado, Armas de mujer o Closer al que espero permitiros conocer
mejor con este tributo, que, por supuesto, empezará por el principio: Mike Nichols nació en Berlín (Alemania)
el 6 de noviembre de 1931 bajo el nombre de Mikhail Pavlovich Peschkowsky en
una familia de ascendencia judía. En abril de 1939, su hermano pequeño y él
fueron enviados a los Estados Unidos al encuentro de su padre, que había huido
del país unos meses antes (su madre se uniría a ellos un año después, tras
escapar por Italia). Toda la familia se cambió el nombre y se mudó a Nueva
York, donde Nichols vivió una infancia difícil a raíz de la calvicie derivada
de la tos ferina, que le obligaría a llevar pelucas toda su vida.
Mike Nichols dirige al debutante Dustin Hoffman en su obra maestra: El graduado |
Nacionalizado
estadounidense, el joven estudió en la Universidad de Chicago, donde su vida
empezó a florecer. Sin embargo, comenzó a faltar a clase para formar parte de
actividades teatrales y terminó dejando la carrera de medicina para entrar en
el Actors Studio. Fue así cómo
conoció a la ensayista Susan Sontag, una de sus mejores amigas, así como a Elaine May, con quien formó un dúo
cómico que le abrió las puertas de Broadway y granjeó a ambos el Grammy a mejor
álbum cómico (An Evening with Mike Nichols and Elaine May). Se inició entonces en la dirección
teatral, probando desde el principio una gran habilidad para extraer lo mejor
de sus intérpretes, sin duda ayudado por su experiencia como actor y su
conocimiento del Método de Lee Strasberg. En 1963 fue elegido para dirigir Descalzos en el parque, que le
sirvió para confirmar que la dirección era su camino: “el primer día de rodaje,
pensé ‘esto es lo que estoy destinado a hacer’. Supe instantáneamente que
estaba en casa”. La exitosa producción teatral le granjearía el primero de
nueve premios Tony y le abriría las puertas de obras como La extraña pareja (1965) y Plaza
Suite (1968); y, por supuesto, de
Hollywood.
El duelo interpretativo entre Taylor y Burton en ¿Quien teme a Virginia Wolf? es ya mítico |
Pese a carecer de experiencia
cinematográfica alguna, la Warner Brothers le encargó la dirección de ¿Quién teme a Virginia
Woolf? (1966), adaptación
de la obra de Edward Albee. Esto explica la extrema teatralidad de la cinta,
pero Nichols realizó uno de los debuts más impresionantes de la historia del
cine, obteniendo excelentes trabajos de todo su equipo. De hecho, se trata de
la única película de la historia nominada al Óscar en todas las categorías
posibles: trece, incluyendo, a los cuatro únicos miembros de su reparto: Elizabeth Taylor, Richard Burton, Sandy
Dennis y George Segal. Aunque todos realizaron interpretaciones impecables
(probablemente, las mejores de sus carreras), al final, sólo ellas obtuvieron
la estatuilla, ganando la obra otras tres en las categorías de vestuario,
dirección artística y fotografía (en la sección de blanco y negro). También premiada
con el BAFTA a mejor película, esta impresionante ópera prima fue muy aclamada
por la crítica, que alabó su modernidad y su retrato del lado más sombrío de la
vida en pareja, entre la pasión y el aburrimiento, el amor y el odio. Con ella,
Hollywood dio comienzo a una etapa más seria y oscura.
Mike Nichols recibe el Óscar de manos de Leslia Carlon por El graduado |
No obstante,
el realizador se superó a sí mismo con su segunda obra: la mítica El
graduado (1967), nostálgico retrato del vacío sentido por un joven (debutante
Dustin Hoffman) nada más terminar
sus estudios universitarios. Cansado de la hipocresía que lo rodea, inicia una
perturbada relación con una mujer madura (Anne Bancroft), a la vez que empieza a
conocer a su dulce hija (Katharine Ross), sin duda más apropiada para él pero
mucho menos intrigante. Hay en esta extraordinaria cinta, una de las más
exitosas de la historia, una perenne esencia de nostalgia, engrandecida por las
canciones de Simon & Garfunkel: “The
Sound of Silence” y “Mrs. Robinson”
(compuesta expresamente para ella e incomprensiblemente no nominada por la
Academia). Pese a su aparente castidad, la película es un icono de la llegada
del sexo al cine comercial y dio a Nichols un segundo BAFTA consecutivo a mejor
película, así como 5 Globos de Oro y el merecidísimo Óscar a mejor dirección en
un año tremendamente competitivo. Deliciosamente entretenida y cargada de
profundidad dramática, se trata de una de las obras más especiales del séptimo
arte.
Conocimiento carnal traspasó la casta sexualidad de El graduado cuatro años después |
Por desgracia,
la etapa más prolífica del cineasta terminó con la misma rapidez con que había
empezado. La cinta bélica Trampa 22
(1970) y el drama universitario
Conocimiento carnal (1971) —fruto
de gran controversia por banalizar las relaciones sexuales, con un joven Jack
Nicholson a la cabeza pero Ann-Margret
robando los planos— fueron mejor recibidas que El día del delfín (1973) y Dos pillos y una herencia (1974), pero ninguna
estuvo a la altura de las primeras obras del realizador. De hecho, los mejores
trabajos de éste durante la década tuvieron lugar en el teatro, con éxitos como
el musical Annie y The Gin Game, ambas de 1977.
Silkwood obtuvo 5 nominaciones al Óscar, incluyendo el de mejor actriz para Meryl Streep |
Los ochenta lo
atrajeron de nuevo al séptimo arte gracias a la gran Meryl Streep, que encarnó a la trabajadora sindicalista de la dura
denuncia social Silkwood (1983) junto a una sorprendente Cher y a la escritora
que antepone el trabajo a su relación con Jack
Nicholson en Se acabó el pastel (1986), agridulce retrato del matrimonio escrito
por Nora Ephron a partir de su autobiografía que dio a Nichols su tercera
nominación al Óscar. Es este un buen momento para mencionar que Nichols siempre
dirigió guiones ajenos, lo que explica que no suela ser considerado como autor
pese a su prestigio como cineasta. Tras la simpática aventura juvenil Desventuras de un recluta inocente
(1987), protagonizada por
el popular Matthew Broderick, Nichols triunfó con Armas de mujer (1988),
donde una fantástica Melanie Griffith
trata de lograr un ascenso laboral en un mundo de hombres (concretamente, Harrison Ford). Sigourney Weaver y ella
fueron merecidamente premiadas en los Globos de Oro, que también galardonaron
al film como mejor comedia del año. Además, la famosa canción “Let the river
run” ganó el Óscar a mejor canción (siendo Nichols nominado por cuarta y última
vez). Incisiva reflexión sobre el trabajo y el éxito convertida en una de las
cintas más populares del cineasta. Por desgracia, fueron tiempos personales difíciles
para él, quien incluso afirmó haber intentado suicidarse tras probar una droga
Halcion.
La extravagantemente colorida Una jaula de grillos sacó el lado femenino de Nathan Lane Robin Williams |
Pese a repetir
con Meryl Streep, Harrison Ford y Jack Nicholson, respectivamente, en las
comerciales Postales desde el filo (1990), A propósito de Henry
(1991) y Lobo (1994), ninguna contentó a la crítica, que sí aplaudió su
remake de la cinta francesa Vicios
pequeños (Edouard Molinaro, 1978): la hilarante Una jaula de grillos
(1996), un exagerado pero positivo reflejo de la homosexualidad protagonizado
por Robin Williams, Gene Hackman,
Nathan Lane y Diane Wiest. Aunque inferior a la cinta original, hay que
aplaudir a Nichols por atreverse con una de las primeras cintas populares dedicada
a la comunidad LGTB. En la sátira política Primary Colors (1998), un recuperado
John Travolta y la siempre perfecta Emma
Thompson (ambos superados en pantalla por una portentosa Kathy Bates) se inspiraron en el matrimonio Clinton en un fiel retrato de los
entresijos electorales no exento de propaganda demócrata pero si de ritmo y chispa.
Natalie Portman y Clive Owen ganaron sendos Globos de Oro por su magnífico trabajo en Closer |
Aunque ¿De qué planeta vienes? (2000) fue un absoluto fracaso
crítico y comercial, Nichols probó suerte en un nuevo media: la televisión. Recordándonos que la
palabra ‘telefilm’ no es siempre negativa, realizó dos portentosas obras
dedicadas a la enfermedad: el telefilm Amar
la vida (2001), sobre
una mujer (Emma Thompson) a la que el cáncer deja pocos meses de vida y
la miniserie Angels in America (2003), emotiva
y poderosa historia sobre el SIDA magistralmente interpretada por Meryl Streep,
Al Pacino y, de nuevo, Emma Thompson considerada como una de las mejores
producciones televisivas de la historia. La primera ganó 3 premios Emmy y la segunda 11
Emmys y 5 Globos de Oro, demostrando que Nichols estaba dispuesto a triunfar en
todos los ámbitos. Además, la experiencia dio fuerza al cineasta para volver a
la pantalla grande, donde Closer (2004) aplicó lo mejor de sus
primeros trabajos al mundo contemporáneo, dominado por las pasiones y la
constante lucha contra la soledad. Aunque algo enrevesada, la cinta se gana al
espectador gracias al inspirado cuarteto protagonista formado por Julia
Roberts, Jude Law, Natalie Portman y
Clive Owen, que obtuvieron el premio a mejor reparto de la National
Board of Review entre otros muchos galardones.
La espiritual Angels in America es la perfecta despedida para este grandísimo artista |
Nichols se
despidió del cine y el teatro con gran dignidad con la ingeniosa comedia política
La guerra de Charlie Wilson (2007), retrato de la actitud estadounidense hacia la invasión de Afganistán por la URSS protagonizado por Tom Hanks, Julia
Roberts (repitiendo), Amy Adams y Phillip Seymour Hoffman (nominado al Óscar), y La
muerte de un viajante (2012), que le granjeó su último premio Tony a mejor
director recién pasados los ochenta años. De hecho, tan sólo el ataque al
corazón que sufrió el pasado miércoles puso fin a su carrera a los 83 años de
edad. Nichols se casó en cuatro ocasiones, lo que sin duda influyó en la cínica
pero pasional percepción del amor y la vida en pareja presente en su obra. Pese
a su irregularidad, consiguió brillar en todos los ámbitos, siendo una de las
pocas personas que pueden presumir de poseer el Grammy, el Tony, el Óscar y el
Emmy, máximos honores de la música, el teatro, el cine y la televisión,
respectivamente; rara vez se centró en un arte único, siendo un "eterno graduado". Además, es uno de los mejores directores de actores de Hollywood, lo que prueban las diecisiete nominaciones al Óscar reunidas por sus intérpretes. Quiero terminar mi pequeño homenaje a este gran
realizador con las palabras que le dedicó su antigua compañera Elaine May,
pronunciadas cuando el Lincoln Center decidió honrar su carrera en 1999: “es
ingenioso, brillante, articulado, puntual, preparado y escritor. Pero, ¿es
perfecto? Él sabe que no puedes ser realmente querido si eres perfecto. Tienes
que tener los suficientes defectos. La clase de defectos adecuados y perfectos
que te vuelven absolutamente entrañable”.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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