"Para mí eres perfecta" (Love Actually) |
Llega San Valentín, también conocido como “el día de El Corte Inglés” y, aunque este blog es enemigo del consumismo y las celebraciones impuestas por EE.UU., se trata de la excusa perfecta para ponernos un poco más románticos que de costumbre y repasar los innumerables romances que ha dado el cine desde sus orígenes. Además, todo sea por evitar que algún despistado cometa la imprudencia de celebrar este día con Historias de San Valentín (Garry Marshall, 2010), cuidadosamente descrita por el crítico Mark Kermode como “una tarjeta de felicitación llena de vómito”.
Se dice que todas las canciones
hablan de amor. El cine, por suerte, tiene una inmensa variedad de temas, pero
lo cierto es que éste es sin duda el más popularizado. Quizá porque, en el
fondo, todos somos más románticos de lo que nos gusta reconocer. Ya en los
tiempos del cine mudo era la temática preferida por los espectadores,
enamorados de grandes estrellas llenas de misticismo como Greta Garbo y Rodolfo
Valentino.
"A pesar de ti, de mí y del mundo que se resquebraja, yo te amo" (Lo que el viento se llevó) |
Pero la llegada del sonoro no hizo
sino afianzar esto. De hecho, la película más taquillera de todos los tiempos,
pese a tratar múltiples temas como la guerra, la familia o el hambre, debe sin
duda su éxito al romance central entre la caprichosa Scarlett O´Hara (Vivien
Leigh) y el cínico Rhett Buttler (Clark Gable). Ambos son egoístas y
egocéntricos y deben aprender a dejar el orgullo a un lado para luchar por el
amor antes de que sea demasiado tarde. Se trata por supuesto, de Lo que el viento se llevó (Víctor Fleming, George Cukor y Sam Wood, 1939), que inauguró el
género de romance épico, que nos regalaría historias tan bellas como las Doctor Zhivago (David Lean, 1965) y Braveheart (Mel Gibson, 1995). ¿Os acordáis?
"El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos" (Casablanca) |
Pero, si hay un romance
cinematográfico más famoso que éstos, ése es el de Casablanca (Michael Curtiz, 1942), que convirtió a Humphrey Bogart e Ingrid
Bergman en la pareja más mítica del séptimo arte. La brillante película
demostraba que quererse puede no ser suficiente y que la mayor muestra de amor
puede ser, precisamente, dejar marchar a la persona que se ama. Bastante más
melodramática fue Carta de una
desconocida (Max Ophüls, 1948), donde un famoso pianista (Louis Jordan) recibe
una carta de una antigua mujer que ya no recuerda. En ella, una joven enamorada
(Joan Fontaine) relata la intensidad de una relación que para él nunca
significó nada y para ella aún lo es todo.
"Amar es no tener que decir nunca lo siento" (Love story) |
Así, desde sus inicios, el cine
nos ha hecho llorar con trágicas historias de amor que nos mantienen pegados a
la pantalla deseosos de que los destinos de los protagonistas terminen
idílicamente entrelazados. Pero, por suerte para los románticos, no todo acaba
en tragedia. De hecho, la comedia romántica fue uno de los géneros más
rentables de la época de los estudios de Hollywood. Ante la posibilidad de un
rodaje cómodo y bien pagado donde un equipo de vestuario y maquillaje se
encargaba de hacerlas resplandecer, pocas estrellas se resistían a protagonizar
uno de estos films.
"De repente el mundo parece un lugar perfecto" (Moulin Rouge) |
Uno de los más famosos fue Sucedió una noche (Frank Capra, 1934), que,
concebida como una simple comedia de enredo entre una caprichosa heredera
(Claudette Colbert) y un reportero en busca de la noticia (Clark Gable)
embarcados por azar en una curiosa aventura, terminó convertida en la primera
película ganadora de los cinco Oscar principales: película, director, guión,
actor y actriz. La propia Colbert ni siquiera acudió a la gala convencida de
que acababa de participar en un film terriblemente mediocre.
El argumento recuerda ligeramente
a Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953),
donde una princesa (Audrey Hepburn) de visita en la capital italiana se harta
del protocolo y decide escaparse, cruzándose con un periodista (Gregory Peck)
al que no vendría nada mal una exclusiva;
pero los encantos de la joven son demasiado fuertes. Se trataba del
primer papel protagonista de Hepburn, quien, por unos años, quedaría ligado al
género con divertidos films romanticones como Sabrina (Billy Wyler, 1954) y Desayuno
con diamantes (Blake Edwards, 1961). Este último tenía poco que ver en tono con
la novela original, de un enfadadísimo Truman Capote, pero mantenía la esencia
nostálgica de aquella.
"Tápate los oídos fuerte fuerte fuerte, muy fuerte... ¿oyes lo mucho que te quiero?" (Quiéreme si te atreves) |
De todos modos, las comedias
románticas clásicas tienen poco que ver con las que empezaron a ver la luz
durante los años 90. El éxito de Cuando
Harry encontró a Sally (Rob Reiner, 1989) y Pretty
Woman (Garry Marshall, 1990) dio lugar a un innumerable grupo de films como Algo para recordar (Nora Ephron, 1993), Cómo perder a un chico en diez días (Donald Petrie,
2003), La cruda realidad (Robert Luketic, 2009)
y otros muchos aun más olvidables en los que los tópicos se amontonan y el
final se ve venir antes incluso de que empiecen. Esto ha desprestigiado el
género por completo y llevado a la comunidad cinéfila a desconfiar de todo film
protagonizado por Jennifer Aniston o Sandra Bullock.
"Si tú saltas, yo salto" (Titanic) |
Aun así, hay estrellas que han
sabido destacar entre la mediocridad y brillar en cualquier producción. El
claro ejemplo es Julia Roberts, que, tras enamorar al mundo en la, por lo
demás, tópica Pretty Woman, se
convirtió en “la novia de América” gracias a agradables comedias como la
sorprendente La boda de mi mejor amigo
(P. J. Hogan, 1997) o la sofisticada Notting
Hill (Roger Mitchell, 1999). Esta última formaba parte de la “nueva comedia
británica”, una serie de films románticos de tramas cruzadas con el bello
Londres de fondo que dio comienzo con la divertida Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell, 1994), que puede parecer tópica
hoy en día pero fue precursora de otros brillantes films como El diario de Bridget Jones (Sharon Maguire,
2001), que acaba con los prejuicios colocando a una joven rellenita (excelente
Renée Zellweger) en el punto de mira de dos apuestos hombres (Hugh Grant y
Colin Firth, rostros habituales del género), y Love Actually (Richard Curtis, 2003) una maravillosa película coral repleta de todo tipo
de historias de amor, tanto tristes como alegres, de mano de los mejores
intérpretes (Emma Thompson, Alan Rickman y Keira Knightley, entre otros).
"Cuando se trata del amor, incluso los héroes más grandes parecen indefensos" (Tigre y dragón) |
Algunos han intentado acabar con
los tópicos con propuestas más originales como Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967), que alterna cinco viajes de
distintas etapas en la vida de un matrimonio (fantásticos Audrey Hepburn y
Albert Finney), Mejor… imposible
(James L. Brooks, 1997), en la que un obsesivo y desagradable escritor (excelente Jack
Nicholson) queda prendido de una camarera (sensual y divertida Helen Hunt) y
decide cambiar por ella o (500) Días
Juntos (Marc Webb, 2009), que ya en sus inicios explica que es una película de
chico conoce chica… pero no es una película de amor… Curiosamente, pocos films
reflejan el amor como éste, donde una maravillosa relación nos envuelve y
atrapa, nos hace recordar amores perdidos y reflexionar sobre los futuros y nos
regala momentos mágicos gracias a las frescas interpretaciones de Josep Gordon-Levitt
y Zooey Deschanel y a una nostálgica banda sonora. Sin olvidar El lado bueno de las cosas (David O. Russell, 2012), la comedia romántica revelación del momento, con una relación divertida y loca, pero tierna, entre dos almas perdidas (fantásticos Bradley Cooper y Jennifer Lawrence).
"Me haces querer ser un hombre mejor" (Mejor... imposible) |
Pero no hace falta hacer una
comedia romántica para hablar de amor, ni mucho menos. De hecho, todos los
géneros recurren al amor para afianzar a los espectadores, desde el western con
Pasión de los fuertes (John Ford, 1946)
hasta el musical con Moulin Rouge
(Baz Luhrmann, 2001), pasando por las artes marciales en Tigre y dragón (Ang Lee, 2000) y el thriller en Memento (Christopher Nolan, 2000). A veces, encontramos las historias de amor
más emocionantes en los géneros menos esperados, como la relación prohibida
entre Padmé Amidala (Natalie Portman) y el Jedi Anakin (Hayden Christensen) de Star Wars. Episodio II: el ataque de los
clones (George Lucas, 2002) o el complicado amor entre la Elfa inmortal Arwen (Liv
Tyler) y el hombre mortal Aragorn (Viggo Mortensen) de El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001-2003).
"Estar enamorada no es fácil... no basta con desearlo, hay que oírlo" (Los amantes del círculo polar) |
Aunque los países no anglosajones
prefieren temáticas más arriesgadas y originales que las relaciones amorosas,
encontramos romances muy bellos en todas las cinematografías, desde el tierno
amor entre dos campesinos chinos de la maravillosa El camino a casa (Zhang Yimou, 1999), hasta el joven musulmán al que el
síndrome de Asperger no impide luchar por el amor de una bella hindú en la
emocionante Mi nombre es Khan (Karan Johar,
2010). La iraní A través de los olivos
(Abbas Kiarostami, 1994) es muy especial, ya que se basa en el rodaje del anterior
film del director (Y la vida continúa,
1991) y retrata una historia de amor auténtica que tuvo lugar entre dos
trabajadores de ésta.
En general, fuera de EE.UU. el
amor se ve con menos optimismo y más dureza, como reflejan la hongkonesa Deseando amar (Wong Kar-Wai, 2000), en la que un
hombre (sutil Tony Leung) y una mujer (sinuosa Maggie Cheung) contienen sus
deseos mutuos pese a saber que sus propios cónyuges son amantes; la portuguesa Tabú (Miguel Gomes, 2011), sobre un profundo
romance en el corazón de África; o la francesa Quiéreme si te atreves (Yann Samuell, 2003), en la que una pareja
(Guillaume Canet y Marion Cotillard) lleva un macabro juego de retos hasta las
últimas consecuencias. La culminación de esta sensación llega con la austriaca Amor (Michael Haneke, 2012), que muestra con realismo y crudeza el final de una vida en pareja.
"Prefiero vivir una vida contigo que enfrentarme al resto de las Edades sin ti" (El Señor de los Anillos) |
De todos modos, los amores
trágicos venden, o si no que se lo digan a Love
Story (Arthur Hiller, 1970), que conmocionó a todos los jóvenes de su tiempo con
una emotiva relación entre dos jóvenes que ponen amor por encima de las clases
sociales y su propio futuro. La película fue tal éxito para la Paramont que, al
celebrar su 100º aniversario en 2012, el estudio decidió colocar a sus dos
actores (Ryal O´Neal y Ali MacGraw) a la cabeza de una foto especial con todas
las estrellas que habían formado parte de él. Muchos de los grandes éxitos del
cine son romances trágicos como la sobrevalorada El diario de Noa (Nick Cassavetes, 2004) o las excelentes El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996) y Titanic (James Cameron, 1977). Esta última
podrá ser muy criticable, pero momentos como aquél en que Rose (Kate Winslet)
salta de la balsa para volver al barco en que su querido Jack (Leonardo
DiCaprio) sigue luchando por la vida sobrecogen el corazón más duro.
"Nos quiero" ((500) Días Juntos) |
Algunos directores han centrado
sus cinematografías en el amor y ya han aportado su propia visión sobre él. En
las comedias románticas de Woody Allen como Manhattan
(1978) o Hanna y sus hermanas (1986)
los personajes suelen estar ligados a alguien que no les conviene y terminan
encontrando el amor en la persona más inesperada… aunque no siempre lo
conserven. Mientras para Zhang Yimou el amor es poderoso, peligroso e
incondicional, como reflejan films como Ju
Dou (1990) o La casa de las dagas
voladoras (2004), para Pedro Almodóvar es arriesgado, pasional y explosivo,
como muestran Átame (1990) y Hable con ella (2001).
En La ley del deseo (1987), Almodóvar fue revolucionario al mostrar
una historia de amor obsesivo homosexual de forma explícita. Los primeros
tratamientos de la homosexualidad en el cine mostraban amores incondicionales
pero imposibles, como reflejan La
calumnia (Wyler, 1961) o El beso de
la mujer araña (Héctor Babenco, 1985), pero, conforme la situación se fue
normalizando, encontramos films de todo tipo, que reflejan, desde los primeros
amoríos adolescentes, como en Beautiful
thing (Hettie MacDonald, 1996) y Fucking
Amal (Lukas Moodysson, 1998), tan tiernas como sinceras, hasta la vida en pareja,
con la arriesgada Happy together
(Wong Kar-Wai, 1997), donde dos hombres (inolvidables Tony Leung y Leslie Cheung) viajan
desde Hong Kong hasta Argentina y pierden el amor por el camino.
Si bien el cine gay es cada vez
más prolífico, apenas hay todavía films correctos sobre lesbianismo, quizá por
la falta de cineastas femeninas interesadas en el tema. En los últimos años, ha
crecido la representación del amor transexual, con películas como la divertida Las aventuras de Priscilla, reina del
desierto (Stephan Elliott, 1993) y la profunda Romeos
(Sabine Bernardi, 2011). En cualquier caso, si algo demuestran todos los films LGTB es
que todos tenemos derecho al mismo tipo de amor, a darlo a quien queramos y
recibirlo de quien podamos.
Clave para esto fue Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005), un bellísimo
film que mostró el problema de poner trabas al amor. Dos vaqueros (perfectos
Heath Ledger y Jake Gyllenhaal) se enamoran durante un verano en la montaña,
pero deben volver a las vidas que la sociedad ha impuesto para ellos y son
condenados a la eterna añoranza.
"Los amores imposibles no pueden desarrollarse, transformarse o modificarse... por tanto nunca mueren" (Los puentes de Madison) |
Pero no nos pongamos tristes de
nuevo, porque hay muchas formas de vivir este San Valentín con una sonrisa.
Entre ellas destacan la romántica Todos
los días de mi vida (Michael Sucsy, 2012), la simpática The Holiday (Nancy Meyers, 2006) y la nostálgica Flipped (Rob Reiner, 2010), en la que asistimos al enamoramiento de dos
niños convertidos en adolescentes a través
de la perspectiva de ambos. La misma estrategia fue utilizada
años atrás por la casi mística Los
amantes del círculo polar (Julio Medem, 1998).
Las muestras de amor del cine son
interminables. Desde el vagabundo (Chaplin) de Luces de la ciudad (Charles Chaplin, 1931) tratando de ayudar a uno
vendedora de flores ciega (Virginia Cherrill) de la que se ha enamorado, hasta
la relación casi prohibida de Los puentes
de Madison (Clint Eastwood, 1995), donde un ama de casa (Meryl Streep) redescubre
la emoción de la vida de manos de un apuesta fotógrafo (Eastwood)… aunque
sólo sea por unos instantes imperecederos.
"Quiero recordarnos como estamos ahora" (El curioso caso de Benjamin Button) |
La magia del cine ha dado luz a
historias de amor aparentemente imposibles, como las de La bella y la bestia (Gary Trousdale y Kirk Wise, 1991), La novia cadáver (Tim Burton y Mike Johnson, 2005) o El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008). En esta última,
un hombre (Brad Pitt) nace anciano y vive la vida en sentido inverso, lo que no
le impide encontrar el amor en una bella bailarina (Cate Blanchett). Ambos son
conscientes de que tan sólo durante unos años de sus vidas serán sus edades
compatibles, pues en cuanto él alcance la juventud, ella hará lo propio con la
vejez…, pero, pese a todo, deciden luchar por sus sentimientos hasta el final.
Y es que el amor todo lo puede, o
al menos casi todo. Además, tal y como muestra Manuale d´amore (Giovanni Veronesi, 2005), “el amor no avisa: aparece y
punto”. Cuando más nos resistamos o más nos lo impidan, más difícil será no
dejarse llevar por él.
De todos modos, no olvidéis que
hoy es un día más. El 14 de febrero no debe ser, ni un motivo de tristeza para
quienes están solos, ni una excusa para mostrar el romanticismo que se esconde
el resto del año. Nunca se sabe lo que puede suceder, así que lo mejor es no
esperar a un día en concreto para decir un “te quiero”.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
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Genial el repaso por algunas de las más grandes historias de amor, también por otras más desconocidas pero igualmente inolvidables, como por ejemplo la china "El camino a casa", una pequeña joya. El cine en sí es una carta de amor al espectador.
ResponderEliminarAbrazos!
Cine en conserva
Ains, Juan, yo si que te quiero mucho :)
ResponderEliminarAcabo de terminar de ver Ana Karenina, como me recomendaste, muy interesante. Maldo y bendito amor... jjajaj
Flipped y Quiéreme si te atreves (a la que prefiero llamar Jeux d'enfants) me encantan! Ambas transmiten tanto de una manera tan clara y sencilla.
ResponderEliminarMe apunto Los amantes del Círculo Polar.
Y como bien has dejado claro a lo largo de todo tu artículo, el amor es algo que está ahí durante todo el año, no dejemos que nos digan también cuándo tenemos que ser románticos y cuándo no! ;)
Buena página de cine. Os dejo mi nuevo blog sobre cine: http://todocinemaniacos.com
ResponderEliminarME ENCANTAN TUS COMENTARIOS AUNQUE LOS LEO CON RETRASO
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