La Muestra
Syfy de Cine Fantástico es uno de los eventos cinematográficos más divertidos
e icónicos de nuestro país. No tanto por las películas —que también—, sino por
el ambiente único que se respira en el Palacio de la Prensa durante sus cuatro
días, una singular combinación de amor cinéfilo y ensoñación friki impulsada
por el involucrado público —ver una película en la Muestra Syfy es verla en
compañía, pues ninguna proyección se libra de comentarios ocurrentes (o no
tanto), risas estridentes y bromas internas— y, claro está, la presentadora
Leticia Dolera, quien, consciente de que la mayoría de espectadores son hombres
heterosexuales, aprovecha cualquier ocasión para reivindicar el feminismo,
hasta el punto de bautizar la 14ª Muestra Syfy como “la Muestra feminista”.
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Kong: La isla calavera es la primera favorita a los próximos Oscars a montaje de sonido y efectos visuales |
Pese a la caída a última hora de la vencedora
del último Festival de Sitges (Swiss Army
Man, de Dan Kwan y Daniel Scheinert, una película maltratada
por su propia distribuidora, que extrañamente no es otra que la Disney), la
programación de la 14ª Muestra Syfy ha resultado muy interesante. El evento dio
comienzo por todo lo alto con la que probablemente sea la mejor película de la
saga X-Men hasta la fecha: Logan,
de James Mangold. Contagiada por el espíritu distópico-existencial de Mad Max: Furia en la carretera (George Miller,
2015), esta cinta presenta a un Lobezno desorientado, vulnerable y
apesadumbrado al que Hugh Jackman dota de más humanidad que nunca. El resultado
es tan visceral como conmovedor: una pausada road movie que sirve de evocador
crepúsculo para una saga que ha vivido demasiados altibajos. Por su parte, la obra
de clausura, Kong: La isla calavera, de Jordan Vogt-Roberts, constituye el
último éxito de la encomiable tendencia de Hollywood de encargar ambiciosas
superproducciones a realizadores independientes de cara a que el cine comercial
no esté exento de personalidad. Así es como el joven director de la encantadora
Los reyes del verano (2013) ha creado
lo mejor que ha protagonizado el simio gigante desde su creación en 1933. Tom
Hiddleston, Brie Larson, Samuel L. Jackson, John Goodman y John C. Reilly protagonizan
una mística aventura al más puro estilo clásico con tintes de Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979)
y Jurassick Park (Steven Spielberg,
1993). El buen ritmo de un guion que fusiona aventura, terror y comedia y
la fascinación de unos efectos visuales cuyas prodigiosas criaturas harán las
delicias de los amantes de la naturaleza dan como resultado uno de los grandes
entretenimientos del año, además de un siempre necesario canto animalista y antibelista.
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Your Name fue designada como mejor cinta animada del año por el prestigioso Círculo de Críticos de Los Ángeles |
Aunque las obras de inauguración
y clausura constituían indudablemente sus platos fuertes, la Muestra Syfy ha
acogido títulos aún más esperados, como es el caso de Your Name, de Makoto
Shinkai, que ya es el Anime más taquillero de la historia. Estrenada
erróneamente en nuestro país en la Sección Oficial de San Sebastián (lo que
llevó a muchos críticos a cuestionarla desde su incomprensión del género), esta
joyita explora el vínculo entre dos adolescentes —un chico y una chica— cuyos
cuerpos y mentes se intercambian constantemente, dando pie primero a la
habitual comedia de enredo, posteriormente al drama de ciencia-ficción y
finalmente al romance. Envuelta en la maravillosa música de la banda de rock Radwimps,
la cinta ofrece un cuidado retrato de la cultura japonesa contemporánea, desde
el magnetismo de la superpoblada Tokio hasta la paz de la vida rural del
extrarradio, cuya reflexión existencial se ve acrecentada por el hecho de que
sea un chico quien habite la primera y una chica quien se abra paso en la
segunda. Tan divertida como conmovedora, Your
Name se quedó a las puertas del último Óscar foráneo, al cual sí optó La
vida de Calabacín, del suizo Claude Barras, una delicada mirada al
maltrato infantil que resulta sumamente cruda, pero también tierna y
espontánea. El perfecto uso del stop-motion hace el resto. El trío de
producciones animadas de la Muestra Syfy se completa con Seoul Station, precuela
animada de Train to Busan que, pese a
estar firmada también por Yeon Sang-ho, carece de todo lo que convirtió a
aquella en una de las joyas del año. Los personajes no podrían resultar menos
atractivos, el guion carece de fuerza y para colmo la animación es lamentable:
mejor ahorrársela. Eso sí, gracias a ella la Muestra Syfy cuenta con un nuevo
hito aplaudible: el “¡cierra la puerta!” derivado de una protagonista a la que
ser perseguida por zombis no basta para recordar cerrar las puertas a su paso.
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Crudo no se lanza a la reflexión sobre el
vegetarianismo, pero aborda el tema con respeto |
Lamentablemente, Seoul Station hace poco por el
feminismo, presentando un personaje femenino harto inútil (algo que, por
cierto, era lo único que podía achacarse a la magistral Train to Busan). Todo lo contrario que Crudo, que no por
casualidad es la única cinta dirigida por una mujer que ha acogido este año la
Muestra Syfy. Premiada tanto en Cannes (FIPRESCI de la Semana de la Crítica)
como en Sitges (mejor dirección novel), la debutante Julia Ducournau ofrece un
agobiante retrato de la vida universitaria a través de una joven vegetariana (Garance
Marillier) que se vuelve caníbal tras ser obligada a comer carne como parte de
las vergonzantes novatadas. Así, la cinta aborda la contradicción entre los
principios morales y los deseos primarios del ser humano, especialmente en lo
que a la —siempre oprimida, aún hoy— mujer respecta. El resultado es
hipnóticamente truculento, si bien el canto feminista se pierde un poco entre
tanto embarullamiento, no quedando tampoco demasiado claro por qué ha de ser el
personaje gay (encarnado sin tópicos ni prejuicios por Rabah Naït Oufella)
quien, por así decirlo, “pague el pato”. De todos modos, se trata de la gran
cinta de terror que ha dado el certamen, ya que la también notable I Am
Not A Serial Killer, del irlandés Billy O'Brien, se aproxima más al
thriller o incluso la comedia. Receptora del premio principal de la sección
Panorama de Sitges, esta producción independiente adapta con gracia la paródica
novela de Dan Wells, centrada en un adolescente marginado (Max Records) que se
involucra en la resolución de los extraños asesinato que asolan su pueblo
mientras trata de ahogar sus propios instintos psicóticos (derivados del
constante bullying que padece). Aunque intrigante y aterradora, la cinta
destaca por su fresca ironía (así como por el perturbador trabajo secundario del
icónico Christopher Lloyd).
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El perturbador diseño de producción de 31 es clave de la inquietante atmósfera imperante |
Ninguna de las producciones
recién mencionadas es apta para estómagos sensibles, ya que la sangre brota a
borbotones para beneplácito de gran parte de los espectadores de la Muestra
Syfy (habituado a celebrar las muertes como si de noticiones se trataran). Tanto
o más gore se mostraron los slasher nocturnos 31, uno de los mejores
trabajos del icónico Rob Zombie (lo cual no es mucho decir), y Scare
Campaign, de los australianos Cameron Cairnes y Colin Cairnes,
titulada ambas a partir de los “juegos” que acogen. La primera presenta, a
través de una puesta en escena inquietantemente extravagante y sarcásticamente
esotérica, a cinco personas obligadas a jugar al “31” en el Murder World, lo
que supone exponerse a varios psicópatas ávidos de sangre que harán lo
imposible por asesinarlos del modo más doloroso posible; el terror se antoja
gratuito, faltando profundidad tanto en la acción como en los personajes, pero nos
hallamos ante la clase de entretenimiento que resulta idónea para la Muestra Syfy.
La segunda reflexiona sobre la era de la comunicación mediante un programa de
televisión de sustos (“Scare Campaign”) que, buscando la innovación, se sume en
una auténtica pesadilla al tratar de asustar a la persona equivocada; sin ser
precisamente un triunfo de la coherencia y la sutileza, la cinta subvierte el
subgénero del slasher y sorprende al espectador una y otra vez hasta desembocar
en un final abierto idóneo para la meditación.
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Animal de compañía extrae potentes interpretaciones
de Ksenia Solo y Dominic Monaghan |
Por otro lado, la Muestra Syfy ha
acogido este año a dos realizadores españoles: Carles Torrens, cuya Animal de compañía
presenta la perturbada relación entre un joven marginado —Dominic Monaghan,
amado en este entorno gracias a El Señor
de los Anillos (Peter Jackson, 2001-2003) y la serie Perdidos— y el objeto de su deseo (Ksenia Solo). Ninguno es lo que
parece, lo que da lugar a un guion lleno de giros (por el que Jeremy Slater fue
premiado en Sitges) que, si bien se antoja algo forzado y reiterante por
momentos, mantiene la intriga hasta el final. También entretenida pero mucho
más desastrosa resulta el Stop Over in Hell de Víctor
Matellano, un western plagado de psicópatas que trata de emular el éxito de Bone Tomahawk (S. Craig Zahler, 2015)
pero no consigue anclar su locura a coherencia alguna: dentro del ambiente
distendido de este tipo de eventos, se deja ver, pero difícilmente ampliará su
círculo de expansión. En cualquier caso, el espíritu distendido y alocado de la
Muestra Syfy es idóneo para que películas así hallen su sitio, aunque sólo sea
para celebrar sus desaciertos. Muchos se quejan de la costumbre del público de
la Muestra Syfy de comentar las películas en voz alta, pero es precisamente eso
lo que da al certamen su esencia, no significando en absoluto que el amor por
el cine fantástico deje de ser el motor que lo mueve.
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