Se
suele decir que no hay género más infravalorado que la comedia. Estoy
completamente de acuerdo. Pero, a la vez, no hay género más sobrevalorado. Y es
que los mismos argumentos con que se infravaloran divertidas comedias modernas
como Sister
Act (Eile Ardolino, 1992) y Una rubia muy legal (Robert Luketic,
2001) sirven para sobrevalorar otros films nada divertidos.
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La española Leonor Watling y el inglés Richard Coyle protagonizan Amor en su punto |
Este es
el caso de Amor en su punto y Dom Hemingway, dos películas de estreno retardado
(ambas son de 2013) que, con la excusa de tratarse de comedias, ofrecen guiones
vulgares, simplistas, molestos… y, lo que es peor, carentes por completo de
chispa. ¿Pueden considerarse comedias si apenas despiertan un par de carcajadas
forzadas a lo largo de todo su metraje? Quizá debería inventarse un nuevo
género para ello, para evitar las palabras “comedia fallida”.