Cuando Ser o no ser (To Be or Not to Be, 1942) vio la luz por primera vez, Pearl Harbor acababa de ser atacada,
los nazis recorrían Europa a sus anchas y Carole Lombard —señora de Clark Gable
y estrella de la función— había muerto en un accidente de avión. Corría 1942 y
no era el mejor momento para reírse. Siete décadas más tarde, la película más
famosa de Ernst Lubitsch se ve con ojos más reflexivos. Lo que entonces sonó a
burla inapropiada, ahora se recibe como una de las parodias más inteligentes
y atrevidas de la historia del celuloide. Y, curiosamente, no tanto por lo que
es como por lo que fue.
La planificación teatral de Ser o no ser es perfecta para esta representación de la representación |
Tiempo después del estreno de El gran dictador (1940), Charles Chaplin
afirmó que habría sido incapaz de filmarla de haber imaginado los verdaderos
horrores que estaban por venir. Lanzada sólo dos años más tarde, Ser o no ser era más consciente de la
realidad que parodiaba, pero eso no impidió que gran parte de la crítica la encontrara
excesiva e inmoral al no terminar de entender el subtexto latente a diálogos ahora
míticos como el «nosotros
estamos haciendo con Polonia lo que él ha hecho con Shakespeare». Ser conocido como el rey de la
comedia probablemente dificultó a Lubitsch ser tomado en serio; a fin de
cuentas, en su reciente Ninotchka
(1939, sátira antisoviética) acababa de hacer reír a la mismísima Greta Garbo.
El cartel del film muestra el papel clave del productor, Alexander Korda |
Lo que la mayoría ignoró en su momento es
que, como alemán judío asentado en Hollywood, Lubitsch era perfectamente
consciente de lo que hacía, como muestra la determinación que irradia cada
minuto del breve pero intenso metraje de Ser
o no ser. De hecho, la obra es un perfecto ejemplo del “toque Lubitsch”, o
sea, el tratamiento de temas serios con elegancia, sofisticación, cinismo e
ingenio. Y es que, lejos de valerse del horror nazi en beneficio de sus dotes
cómicas, el cineasta ideó el film confiando en que su tratamiento ligero
contribuyera a la concienciación del mundo con la recién invadida Polonia, cuya
situación sería pronto experimentada por otros países europeos. Aquello no era
una oportunista broma sobre los tristes acontecimientos vividos, sino una sentida
advertencia sobre lo que estaba por suceder.
Frente al tratamiento panfletario de otras
producciones coetáneas, Ser o no ser
abordaba el nazismo desde la comedia sofisticada, impulsada por un reparto en
estado de gloria encabezado por Jack Benny, Robert Stack, Stanley Ridges y, por supuesto, la
mencionada Lombard que, refinadamente vestido por la cuidadosa Irene, dota de
credibilidad al hilarantemente enrevesado guion de Edwin Justus Mayer. Sobra
decir que ninguno de ellos fue nominado siquiera por la Academia, que tan sólo destacó
la partitura de Werner R. Heymann, quizá el elemento menos transgresor del film
dada su acompasada puntuación de los diálogos. Y es que, en plena II Guerra
Mundial, el mensaje de paz lanzado por William Wyler en La señora Miniver, flagrante ganadora de aquellos Oscars, resultaba
mucho más pertinente.
Como toda comedia, Ser o no ser se enfrenta al implacable juicio de la risa de espectador |
Con los años, el humor audaz y
deliberadamente reiterante de Ser o no
ser ha perdido irremediablemente parte de su efecto, pero no su satírica
alusión a la ceguera que el poder impone al ser humano, para el que guarda empero
un toque de esperanza en la forma de ese grupo de actores capaces de dejar sus
aspiraciones de grandeza a un lado por el bien común. Y es que, bromas aparte, Ser o no ser es un bello ejercicio de
teatro dentro del teatro revalorizado año tras año, no tanto como obra en sí
misma, sino como un perfecto ejemplo del séptimo arte como eterna y valiosa
efeméride.
¡Hola! No conocía este blog y está genial, te sigo :)
ResponderEliminarLa película no la he visto, pero la veré - tiene muy buena pinta.
Por cierto, me ha gustado la dedicatoria que tienes a Audrey Hepburn. Si te pasas por mi blog verás que mi última entrada se la he dedicado a ella.
Un abrazo!
Soldado: heil hitler!!
ResponderEliminarHitler: Heil Yo!!!
jajaja, que simple, y que genial.