La poética Ida se ha ido ganando poco a poco a crítica y público, como muestran sus 5 galardones en los EFA |
La 27ª edición
de los Premios del Cine Europeo (European Film Awards) se ha cerrado sin
sorpresa alguna. Como cabía esperar, la extraordinaria coproducción
polaco-italiano-danesa Ida, fue, con cinco galardones
—incluido, mejor película—, la indiscutible ganadora. El realizador polaco Pawel Pawlikowski se alzó con los
galardones a mejor dirección y guion (éste último compartido con Rebecca
Lenkiewicz y algo absurdo considerando que la magia del film parte precisamente del poco caso que se hizo al libreto) curiosamente por su primera obra fuera de Reino Unido, donde hace
una década se alzó con el BAFTA a mejor film británico My Summer of Love (2004). La intimista historia de la monja polaca que
descubre un oscuro secreto de familia relacionado con la época nazi también se
hizo con la mención a mejor fotografía por los bellísimos planos en blanco y
negro de Lukasz Zal y Ryszard Lenczewski (el segundo dejó la producción a medias, cediendo el relevo al primero, su asistente), así como con el Premio del Público por encima de obras tan populares
como la británica Philomena, de
Stephen Frears, y la francesa Dos días, una noche, de Jean-Pierre
y Luc Dardenne.
Marion Cotillard es una de las actrices más premiadas de la temporada por su trabajo en Dos días, una noche |
Sin embargo,
esta última arrebató a Ida el único
galardón que se le escapó anoche: el concerniente a mejor actriz, al que sus dos
intérpretes (Agata Kulesza y la inexperta Agata
Trzebuchowska) optaban. Así, la gran Marion Cotillard se hizo al fin con
el galardón tras perderlo en 2007 por La
vida en rosa, de Olivier Dahan, frente a la portentosa Helen Mirren de The Queen, de Stephen Frears (ambas
actrices ganaron sendos Oscars en años consecutivos, pero coincidieron en estos
premios). Se trata de un merecidísimo laurel que honra, no sólo a la estrella,
sino al perfecto retrato de los Dardenne (quienes optaban a mejor guion, pero
no dirección debido al alto nivel del año) de una mujer que debe tragarse su
dignidad por intentar conservar su trabajo en una Bélgica devastada por la
crisis.
Timothy Spall ha obtenido por fin el reconocimiento por Mr. Turner, donde vuelve a trabajar con Mike Leigh |
Por su parte, el galardón a mejor actor fue a
parar al británico Timothy Spall por el Mr. Turner de Mike Leigh, que ya le dio el premio
interpretativo en el pasado Festival de Cannes pero por ahora no le asegura la
atención de Hollywood. Conocido internacionalmente por encarnar a ‘Colagusano’
en la saga Harry Potter —de la que también
forma parte Brendan Gleeson como ‘Ojoloco’, nominado por la irregular Calvary (John Michael McDonagh)—,
Spall tiene a sus espaldas una fructífera carrera dentro y fuera de su país
natal, siendo su dramático retrato del famoso pero torturado pintor británico
su trabajo más destacado hasta la fecha. Curiosamente, él y Cotillard fueron
recientemente premiados por el Círculo de Críticos de Nueva York, aunque
ninguno tiene asegurada la presencia en los Oscars.
The Dark Valley nos traslada a los Alpes austriacos en el siglo XIX con todo lujo de detalles |
Debido al altísimo nivel de este año, ni Mr. Turner ni Dos días, una noche optaban al máximo galardón de la noche. Sí lo
hacían la danesa Nymphomaniac
(Lars von Trier), la sueca Fuerza
Mayor (Ruebn Östlund), la rusa
Leviatán (Andrei Zvyagintsev)
y la turca Sueño de invierno
(Nuri Bilge Ceylan). Las tres últimas fueron premiadas en el pasado festival de
Cannes y cuentan con grandes posibilidades de cara al Óscar a mejor cinta de
habla no inglesa, teñido este año de fuerte carácter europeo. En el apartado
de dirección, Lars von Trier, cuyos dos volúmenes de Nymphomaniac competían en su versión unida (que, por supuesto, no
ha cortado la violencia extrema ni la sexualidad explicita), era relevado por Paolo
Virzi, cuyo El capital humano
triunfó en los pasados David de Donatello, y Steven Knight, cuyo Locke se alzó con la mención a mejor
montaje como compensación a la derrota en las categorías de guion y actor (el
popular Tom Hardy). No había ninguna mujer entre los candidatos a mejor dirección, algo que
contrasta fuertemente con el feminista discurso de la cineasta belga Agnès
Varda —La felicidad (1965), Sin techo ni ley (1985), Los espigadores y la espigadora (2000)—,
galardonada con un merecidísimo Premio Honorífico [más al respecto en '16 películas de mujeres directoras'].
Pese al frío recibimiento del público, Under the skin está siendo la sorpresa de la temporada de premios |
Por cierto, los premios técnicos no se
anunciaron ayer, sino que se dieron a conocer junto a las nominaciones hace
unas semanas. Con esta decisión, que tuvo comienzo el año pasado, la
institución pretende dar más relevancia a las categorías técnicas, pero, en mi
opinión, les resto emoción e impide a otras películas obtener, al menos, la
nominación. El diseño de producción y el vestuario convirtieron al visualmente
magnífico western germano-austriaco The
Dark Valley, de Andreas Prochaska, en el segundo film más premiado pese
a no optar a ningún otro galardón. Por su parte, Starred Up, de David Mckenzie, vio reconocido su diseño de
sonido y Under the skin, de
Jonathan Glazer, dio a Mika Levi el premio a mejor banda sonora, por la que ya
fue premiado por los Críticos de Los Ángeles; protagonizada por Scarlett Johansson (polémico desnudo incluido) como un alien camuflado que da a
hombres confiados un oscuro final, la arriesgada adaptación de la novela
homónima de Michel Faber ha levantado aplausos y odios por igual y, poco a
poco, está asomando la cabeza en la temporada de premios. Al igual que Locke y Mr. Turner, ambas cintas son británicas, con lo que la isla del norte
no ha salido mal parada de esta edición pese a su omisión en la categoría
principal.
L'arte della felicità incluye premoniciones apocalípticas, tormentas de recuerdos y vidas unidas por el alma |
Por su parte, Confesiones de un banquero (Marc Bauder) granjeó a Alemania su cuarto
galardón a mejor documental y L'arte
della felicità (Alessandro
Rak) dio a Italia el primero a mejor cinta de animación por encima de las
francesas La mecánica del corazón
(Stéphane Berla y Mathias Malzieu) y Minúsculos:
El valle de las hormigas perdidas (Thomas Szabo y Hélène Giraud). La
categoría de mejor comedia europea, estrenada el año pasado con el propósito de
demostrar que no todo son dramas sociales en el cine europeo, también la ganó
el país con forma de bota por La mafia
uccide solo d’estate, por encima de la británica The Week-ed (Roger Michell) y la
española Carmina y amén. (Paco
León). Nuestro país también perdió el Premio Discovery a mejor ópera prima, al
que optábamos por partida doble con 10.000 km (Carlos Marqués-Marcet) y La
herida (Fernando Franco), por la que Marián Álvarez optaba a mejor
actriz. Nos fuimos, por tanto, de vacío, situación que debería cambiar el año
que viene. De todos modos, esta última categoría era especialmente competitiva,
pues el polémico drama ucraniano-holandés The Tribe, de Miroslav Slaboshpitsky, rodado íntegramente en
lenguaje de sordos, debió imponerse a la británica ’71 (YannDemange) y la francesa Mil noches, una boda (Marie Amachoukeli-Barsacq, Claire Burger
y Samuel Theis), ambas excelentes. Finalmente, hay que recordar que la
holandesa Spijt! (Regret!) (Dave
Schram) se hizo con el a menudo ignorado premio del Público Joven y la
germano-croata The Chicken (Una
Gunjak) con el de mejor cortometraje.
El peculiar internado de The Tribe obliga a organizarse de forma salvaje para sobrevivir, pero el amor se impone |
Tampoco quiero olvidarme del divertido
presentador de la gala, Thomas Hermanns, quien inició su discurso compadeciéndose
por ser “un comediante alemán abiertamente gay” y dando las gracias por no
encontrarse al otro lado de la frontera entre Letonia (donde se condujo la
ceremonia) y Rusia. Grandes fueron sus palabras y grande ha sido el 2014 para
el cine europeo. Sin embargo, me entristece decir que la mayoría de estos
títulos ni siquiera han llegado a nuestro país, quedando relegados, en caso de
estrenarse, a cines alternativos alejados del gran público. Europa hace
películas fascinantes, pero todavía tiene que trabajar para atraer la atención
de los espectadores del modo en que Steve McQueen —artífice de Hunger (2008), Shame
(2011) y 12 años de esclavitud (2013)—,
reconocido con el premio al Logro Europeo en el Cine Mundial, lo ha conseguido.
Empero, no debe hacerlo distanciándose del interesante tratamiento realista y
social que lo caracteriza, sino recordando a la audiencia que hay un tipo de
cine diferente al estadounidense con el que, probablemente, se identificará
mucho más. Porque films como Ida, Carmina y amén. o Dos días, una noche forman parte de nuestra cultura y nuestro
imaginario. No olvidéis prestarles la atención que merecen.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
Me da mucha pena que estos premios no tengan mayor notoriedad, pero lo cierto es que hacer una gala solo para dar la mitad de los premios me parece una chufa y, lejos de dar más notoriedad a los premios técnicos, me parece que se la restan: toma, te damos el premio sin gala, nominados ni emocion, disfruta.
ResponderEliminarMe alegro por Cotillard y, aunque Ida es muy buena, siempre viene bien un poco de variedad.
¡Un saludo!
Bien por Ida, tuve muchas discusiones con mis amigos en torno a que se relacione con la segunda guerra mundial, según ellos es un tema algo trillado. Yo creo que esta lejos de eso, es una historia diferente, y el formato blanco y negro hace una muy linda compania
ResponderEliminar