19 agosto 2014

'The Lunchbox': Glocalización india

Entre superhéroes con efectos visuales y comedias hilarantes, la cartelera apenas deja sitio a pequeñas y bellas películas como la india The Lunchbox, centrada en dos personas que encuentran consuelo la una en la otra sin llegar a mirarse a los ojos. Una historia enormemente local y, a la vez, completamente global que refleja con sencillez y cariño que la vida es una caja de sorpresas.

Nimrat Kaur en 'The lunchbox' (Ritesh Batra, 2013)
The lunchbox nos sumerge en el hogar de una familia
india donde la figura paternal brilla por su ausencia
La trama de la cinta, filmada en Mumbay, surge a partir de la figura del dabbawala (en hindi, “el que lleva una caja”), hombre encargado de llevar cestas de almuerzo desde las residencias de los trabajadores hasta sus oficinas. Este servicio, impensable en Occidente, es sorprendentemente infalible; de hecho, hay quien afirma que la única excepción es la relatada en esta película, cuyo guion fue escrito por Ritesh Batra (quien también firma la cinta) a partir de las historias que escuchó mientras investigaba el sistema de envío para hacer un documental sobre el mismo.

¿Qué pasaría si el dabbawala se equivocase? Pues, quizá, que la comida de una mujer (bella y natural Nimrat Kaur, experimentada actriz teatral) ansiosa por conseguir la atención de su marido (un atractivo Nakul Vaid al que apenas vemos de frente, ya que la cámara de Michael Simmonds nos sitúa siempre en el lugar de la ignorada mujer) llegaría a la persona equivocada: un hombre amargado en el otoño de la vida poco acostumbrado a la comida casera. Dicho papel está interpretado por el actor indio más internacional, Irrfan Khan, habitual de casi todas las películas occidentales relacionadas con la India, incluyendo las populares Viaje a Darjeeling (Wes Anderson, 2007), Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2008) y La vida de Pi (Ang Lee, 2012). Su interpretación es, como siempre, correcta, aunque su edad (51 años) le hace difícil pasar por un hombre al borde de la jubilación, algo que juega en contra de la credibilidad de toda la obra.

Póster de 'The lunchbox' (Ritesh Batra, 2013)
El póster de The Lunchbox refleja la
'lejana cercanía' de los protagonistas
Los tres conforman un peculiar triángulo amoroso en el que ninguna de las partes comparte contacto visual con las demás, situación que sólo podría darse en la sociedad contemporánea. De hecho, el sistema del dabbawala permite una triste mezcla de la cálida tradición y la fría modernidad: que un hombre disfrute de la comida recién hecha de su mujer sin siquiera mirarla a la cara, fomentándose así una relación vacía que, no sólo convierte a la mujer en una mera asistenta de su marido, sino que mantiene a ambos alejados el uno del otro mientras tal triste servidumbre se desarrolla. Por suerte, el carácter feminista de la obra —poco común en el cine indio con excepción de la bella filmografía de Mira Nair— permite a la protagonista volar con sus propias alas (aunque, eso sí, de forma algo tramposa).

El reparto del film lo completan varios actores de nombres impronunciables: Nawazuddin Siddique como el joven entusiasta de clase pobre que enseña al protagonista a ver la vida con otros ojos (clásico personaje masculino indio que no teme emocionarse, en contraste a los ‘machos’ americanos y europeos); Bharati Achrekar como la madre de la protagonista, a quien enseña a no limitar su vida a los hombres (con sorprendentes palabras progresistas que demuestran cuánto ha avanzado la India durante los últimos años), y Denzil Smith como el amable pero exigente jefe, símbolo de la vida estable y aburrida de la que ambos protagonistas tratan de escapar. Sin embargo, hay un personaje más importante que cualquiera de éstos: el tren, elemento que, como sabéis, juega un importante papel en este blog (ver ‘El cine, el tren y la vida’). Más que en ninguna otra parte, los trenes de The Lunchbox están siempre abarrotados, siempre recordándonos que vamos con prisa, pero, al mismo tiempo, uniendo lugares y vidas separadas por tristes distancias físicas y emocionales. La frase “A veces el tren equivocado te lleva a la estación correcta” marca los destinos de los personajes, instándolos a arriesgarse y luchar por una vida mejor sin importar los errores cometidos durante el camino.

Nawazuddin Siddique e Irrfan Khan en 'The lunchbox' (2013)
El film contrasta la juventud, ilusión y pobreza de
Siddique con la vejez, desgana y solvencia de Khan
Entre suculentas escenas de alimentos que recuerdan a la taiwanese Comer, beber, amar (Ang Lee, 1994) y la japonesa Still Walking (Kore-eda Hirozaku, 2008) —ambas imprescindibles para todo amante del cine asiático—, destacan otras que reflejan, con un estilo semi-documental, la realidad de la India: su tristísima pobreza, por supuesto, pero también la belleza que reside en sus costumbres y tradiciones. Ritesh Batra logra, con su primera película, crear una cinta atrayente para el público occidental con la que cualquier persona, viva donde viva, puede identificarse. Y es que todas las fronteras de este mundo se desvanecen al hablar de realidades tan humanas como la soledad y la necesidad de sentirse amado.

Aunque la decisión del cineasta de agradar a todos los públicos es lo que ha permitido a The Lunchbox triunfar a nivel internacional, el resultado es, como consecuencia de ello, bastante menos original e impactante de lo esperado, dando lugar a una historia que nos suena demasiado para sorprendernos. Además, el pausado ritmo y la exagerada apertura del final contrastan con la narrativa occidental y terminan entorpeciendo la trama, pese a que la dulzura, sencillez y humanidad de la misma se imponen en la mente de la mayoría de los espectadores.

El equipo de The Lunchbox en el Festival de Cannes
El equipo de The Lunchbox en el Festival de Cannes
de 2013, en el que fue estrenada
De hecho, esta romance epistolar ha sido un sorprendente éxito de crítica y público, tanto dentro de la India como fuera de ella, siendo especialmente popular en EE.UU. Sin embargo, su país de origen no la escogió como representante de cara a los Oscar, optando en su lugar por la aún desconocida The Good Road, de Gyan Correa, lo que enfureció a los innumerables seguidores de la obra, la cual acumulaba en aquel momento, entre otras muchas menciones, tres nominaciones a los Asian Film Awards (película, guion y actor). Aun así, el carácter global de la cinta le ha permitido llegar a todo tipo de públicos (incluso a los poco habituales al ‘cine extranjero’ y lanzar a la fama el tradicional sistema del dabbawala; un caso en el que el concepto de Glocalización (unión de lo global y lo local), popularizado por el sociólogo Roland Robertson, cobra más sentido que nunca.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures

© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

1 comentario:

  1. Me apunto varios titulos para ver, cuando vea The lunchbox, te comento! :)

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