El plano secuencia, consistente en rodar una
escena o conjunto de escenas sin corte de montaje alguno, es uno de los
elementos de puesta en escena más representativos, impactantes y arriesgados,
pudiendo ser su uso tanto una complicadísima maniobra como sencillamente la
forma más rápida de ahorrar dinero en producción. Dada la fascinación que
despierta, varios son los cineastas que han optado por narrar (que no necesariamente filmar) sus historias
enteramente en plano secuencia, o sea, sin un solo corto desde el primer
fotograma hasta el último. Hoy voy a hablaros de las cinco cintas que encuentro
más representativas a este respecto, aun cuando no todas sean completamente honestas
en lo que al método se refiere...
La soga (1948): 80' de plano secuencia falseado |
La soga (Alfred Hitchcock, 1948). A nadie debería
sorprender que el maestro del suspense fuera pionero en lo que a planos
secuencia se refiere a la hora de contar la cínica historia de dos
universitarios (John Dall y Farley Granger en personajes claramente
homosexuales) que
estrangulan a un compañero, esconden el cadáver en un arcón e invitan a su
profesor (James Stewart) a cenar justo encima de él. La imposibilidad tecnológica
de la época de filmar más de diez minutos seguidos no impidió al cineasta
británico confeccionar un intrigante film en una supuesta sola toma. Cierto es
que cada diez minutos la cámara se acerca a un fondo oscuro para permitir el
corte (y que dos de estos se notan intencionadamente), pero el resultado es continuo
en apariencia, lo que supone todo un record para la época. Curiosamente,
también se trata de la primera obra en color de Hitchcock, quien partió de la
obra de teatro homónima de Patrick Hamilton (escrita en 1929 a partir del asesinato
real de Bobby Franks a manos de Nathan Freudenthal Leopold, Jr. y Richard A.
Loeb en 1924). El milimetrado rodaje fue posible gracias a que los muros del escenario
se movían sobre ruedas y podían desplazarse silenciosamente, encargándose un
grupo de operadores de mover los muebles fuera de la trayectoria de la cámara, la
cual, al igual que los micrófonos, se mantenía en constante movimiento. Como
complemento, el fondo neoyorkino mostrado a través de las ventanas era el diorama
más grande jamás utilizado en un escenario sonoro, siendo su propia
contemplación, que incluye una señal roja de neón con el perfil de Hitchcock
promocionando un producto ficticio para la pérdida de peso —usado previamente
durante el cameo en Náufragos (1944)—
y nubes hechas de fibra de vidrio que cambian de posición hasta ocho veces,
todo un espectáculo en sí mismo.
El arca rusa (2002): 96' de plano secuencia |
El arca rusa (Alexandr Sokurov,
2002). 2000 actores, 300 años de
la historia de Rusia, 33 habitaciones del museo Hermitage y 3 orquestas tocando
en directo ayudaron a este siempre enrevesado cineasta ruso a confeccionar una
de las cintas más espectaculares de la historia del celuloide, rodada íntegramente
en un plano secuencia de 96 minutos con una cámara digital de alta definición.
En ella, un aristócrata francés del siglo XIX (Sergei Dreiden) se encuentra con
innumerables personajes de la historia rusa mientras se pasea por el majestuoso
museo Hermitage de San Petersburgo. Filmada la noche del 23 de diciembre de
2001 por Tilman Büttner, la película tal y como la conocemos existe gracias al
éxito del cuarto (y forzadamente último) intento. Estrenada en el marco de la Sección
Oficial de Cannes, este peculiar drama histórico bellamente ambientado fue todo
un éxito de crítica, si bien gran parte del público no especializado la
encontró sumamente aburrida. Y es que, seamos sinceros, de no sumergirse rápidamente
en ella, lo es.
Birdman (2014): 118' de plano secuencia falseado |
Birdman o (La Inesperada Virtud de la Ignorancia) (Alejandro G.
Iñárritu, 2014). Tras leer el guion, el gran Emmanuel Lubezki —clave de la
magia de El árbol de la vida
(Terrence Malick, 2011)— pensó que se encontraba ante la típica película que no
le gustaría hacer: ni la comedia, ni el estudio y ni las tomas largas le
atraían lo más mínimo. Sin embargo, cambió de opinión tras una larga discusión
con Iñárritu (y tras recibir la bendición de Rodrigo Prieto, colaborador
habitual del cineasta al que pasó a sustituir). El resultado fue el
plano secuencia más famoso de la historia, si bien, curiosamente, es
todavía más falso que el presentado por La
soga, contribuyendo empero la tecnología digital (así como el gran trabajo
de los montadores, Douglas Crise y Stephen Mirrone, y el etalonador Steve Scott)
a disimularlo mejor. De todos modos, las películas no se juzgan por el rodaje,
sino por el resultado, y ciertamente esta obra está narrada en un único plano
secuencia verdaderamente apasionante en el que el espléndido reparto encabezado
por Michael Keaton, Edward Norton y Emma Stone y el evocador carácter atmosférico
del sonido conforman una experiencia que difícilmente dejará a alguien
indiferente. Pretenciosa, eso sí, como ella sola, la película sigue a un
célebre superhéroe que trata de dar un nuevo rumbo a su vida, luchando contra
su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra
teatral en Broadway. Tan intensa reflexión sobre los triunfos y los fracasos de
la vida conquistó poco a poco a la Academia por encima de la mucho más sencilla
(y superior) Boyhood, filmada durante
doce años por Richard Linklater.
Hablar (2014): 75' de plano secuencia |
Hablar (Joaquín Oristrell,
2014). Desde la Plaza de Lavapiés hasta la Sala Mirador, el realizador
barcelonés de Sin vergüenza (2001) y Va a ser que nadie es perfecto (2006) se
lanzó a filmar veinte historias relacionadas con la propia comunicación durante
75 minutos. Goya Toledo, Marta Etura, Miguel Ángel Muñoz, María Botto, Antonio
de la Torre, Raúl Arévalo, Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta, Álex
García, Petra Martínez, Secun de la Rosa, Melanie Olivares, Nur Al Levi,
Estefanía de los Santos, Carmen Balagué, Mercedes Sampietro, Astrid Jones,
Dafnis Balduz y Juan Margallo —ciertamente, todo el mundo quiso formar parte de
la propuesto en cuanto escuchó hablar de ella— hablan, ríen, lloran y gritan rodeados
por la atmosférica noche madrileña, todo un personaje en sí misma. Pese a
deslumbrar en el Festival de Málaga, la película pasó bastante desapercibida,
quizá porque, más allá de la fascinante propuesta, tanto los diálogos como las
situaciones resultaban a menudo poco ingeniosos (incluso forzados, pese a la
naturalidad del reparto). Aun así, se trata de una de las producciones más
interesantes del cine español de los últimos (y prometedores) años.
Victoria (2015): 140' de plano secuencia |
Victoria (Sebastian
Schipper, 2015). Rodada en un único (y verdadero) plano secuencia nocturno en
el famoso barrio berlinés de Kreuzberg, esta interesante cinta sigue durante
140 minutos a una joven española (fantástica Laia Costa) cuya vida da un giro
entre las cuatro y las seis de la mañana tras dejarse llevar por la libertad de encontrarse sola en un país ajeno. Aunque para
libertad, la del propio rodaje, donde abundó la improvisación a partir de las
12 páginas de guion de Olivia Neergaard-Holm y el propio Schipper. Entre el
romance y el thriller, la película puede gustar más o menos, pero la puesta en
escena está por completo justificada al dotar a la historia de una dimensión de
la que carecería plenamente de haberse rodado de otro modo. Así, el frenético plano
secuencia contribuye enormemente a la identificación del espectador con
Victoria, así como a la constatación de cómo un par de decisiones (y de horas)
pueden poner nuestra existencia patas arriba. La fotografía de Sturla Brandth
Grøvlen encandiló a la Berlinale, que otorgó al film un premio por su “contribución
artística sobresaliente”, obteniendo la cinta seis premios Lola de la Academia
Alemana y tres candidaturas a los Premios de Cine Europeo.
Aunque capaz por sí solo de
lanzar una película al estrellato, el plano secuencia es un recurso peligroso
que solamente vale la pena emplear si la propuesta lo requiere. Innegablemente,
los cinco títulos mencionados —posiblemente los más importantes al respecto,
por supuesto desde la perspectiva española— serían por completo diferentes de
no haber recurrido a él, correspondiendo a cada uno la decisión acerca de
encontrar tal decisión beneficiosa para ellos… o todo lo contrario. Personalmente,
no concibo estas películas sin este sugestivo elemento de puesta en escena, el
cual —superado el miedo inicial— estará sin duda cada vez más presente en la
historia del cine.
Interesantísimo, no tenía ni idea de estas técnicas de rodaje cinematográfico, Juan Roures, y me ha gustado mucho saber de ello, ya que el cine es otra de mis pasiones, aunque en cuanto a saber sobre lo que ocurre en un rodaje estoy en pañales, jeje. Feliz comienzo de semana :-))
ResponderEliminarFelicidades por el artículo. Debo decir, sin embargo, que me duele un poco la ausencia de Mahi va gorbeh (Fish & Cat); sobre todo teniendo en cuenta que se trata, a diferencia de Birdman, Hablar o La soga (mereciendo esta última todo mi respeto), de una película rodada sin un solo corte.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Tuve en cuenta la película, por supuesto, pero al no haberse estrenado en España terminé dejándola de lado, lo que no quiere decir que sea menos importante que las mencionadas, por supuesto. Un saludo.
EliminarJuan Roures,
ResponderEliminarde las que vi y mencionas,me impactó mucho "Victoria", Laia Costa está soberbia,y la película me pareción una verdadera montaña rusa.
Un saludo