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En un principio, los 6 conejos iban a ser similares
emulando a los 7 enanitos, pero Tambor ganó fuerza |
Demasiado a menudo oigo decir que “Bambi está sobrevalorada”, que “es un rollo” o que “es la peor de las películas Disney de la Era de Oro”. Además, el film sólo tiene un 6,5 de nota media en Filmaffinity, donde son los propios usuarios los que deciden; no miro a nadie, pero Los aristogatos (Wolfgang Reitherman, 1970) tiene la misma nota... En Rotten Tomatoes, los críticos le dan un 91%, pero los usuarios solo un 72%. Para colmo, es el único film de la Era de Oro de Disney no incluido entre las “1001 películas que hay que ver antes de morir”. ¿Qué tiene todo el mundo contra esta película? Reconozco que Bambi (David Hand, 1942) no es precisamente mi película preferida, pero creo que sólo la infravaloran los que no se han parado a pensar en ello. Por eso, aunque ya dediqué un artículo a Disney en general ("Siempre magia Disney"), hoy dedico mi blog a este clásico de la animación que ha marcado las infancias de muchos de nosotros. Además, es mi cumpleaños y me merezco un artículo especial.
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Las bellas escenas de la vida en el bosque envuelven la historia del cervatillo Bambi con poesía |
En 1933, Sidney Franklin,
productor y director de la Metro-Goldwyn-Mayer, compró los derechos de la
novela Bambi, una vida en el bosque (1923),
del austriaco Felix Salten, con la intención de convertirla en una película de
acción real. Sin embargo, tras años de experimentación, decidió que esto era
imposible y vendió los derechos a Walt Disney en abril de 1937. A fin de
cuentas, contar con animales en un rodaje era todavía algo complicado y, de
hecho, pasarían más de veinte años hasta que un ciervo fuera protagonista de un
rodaje en la fallida Mansiones verdes
(Mel Ferrer, 1959).
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"¡Esto es oro puro!", exclamó Disney al ver esta escena |
Pero Walt Disney, mago de la
animación, tenía un plan distinto y empezó a trabajar en la adaptación en
seguida, con la intención de convertir a Bambi
en el segundo largometraje del estudio. Sin embargo, la dureza de la historia
original no parecía muy apropiada para el estilo de Disney, lo que, unido a las
dificultades para animar ciervos de forma realista (ya aparecen algunos en Blancanieves y los siete enanitos (David
Hand, 1937), pero su animación es más adorable que creíble…, de hecho, en
palabras de Eric Larson, estaban animados como “grandes sacos de flores”), dejó
la producción en espera.
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La estructura y el movimiento de ciervos reales fueron estudiados a fondo por el equipo para alcanzar realismo |
En 1938, el estudio empezó a
trabajar en los storyboards de Bambi,
pero la atención requerida por la experimental Fantasía (1940) volvió a retrasar su producción, que dio por fin
comienzo el 17 de agosto de 1939. No obstante, los cambios que atravesaba el
estudio en los ámbitos de personal, localizaciones y metodología
de trabajo hicieron que los progresos fueran bastante lentos.
La elaboración del guión fue bastante costosa, ya que una obra para adultos debía convertirse en una historia para niños que no perdiera el espíritu original de la novela. Una de las aportaciones clave fue la creación del conejo Tambor y la mofeta Flor, los simpáticos amigos del protagonista. Además, se tomó la decisión de no mostrar al hombre en ningún momento, así como de omitir la escena de la muerte de la madre de Bambi. En julio de 1940 el guión estaba terminado y Bambi había pasado de corzo a ciervo de cola blanca, ya que el corzo de la novela original (ambientada en Europa) no habita en Norteamérica.
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Esta pintura en óleo refleja el misticismo que envuelve al padre de Bambi, príncipe del bosque |
Ahora llegaba lo más difícil: la animación. Disney quería animales realistas, con lo que pidió al pintor del reino animal Rico LeBrun que diera clases magistrales a sus animadores sobre morfología animal. Los animadores visitaron también el zoo de Los Angeles e incluso un pequeño zoo fue construido en el estudio para que todos los trabajadores de Bambi pudieran observar a los animales de cerca. Aunque la anatomía de los personajes fue exagerada a propósito para darles mayor personalidad, esto no habría dado el mismo resultado de no haber contado con una base creíble. Trabajar en Bambi supuso para todos un enorme aprendizaje que reflejarían los posteriores films del estudio, para los que los animales siempre han sido clave.
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Tyrus Wong es el artífice de la acertada estética impresionista del film |
Por otro lado, los decorados del film fueron inspirados por paisajes del este de EE.UU., donde uno de los artistas más conocidos del estudio, Maurice “Jake” Day, pasó varias semanas estudiando y fotografiando la flora y la fauna. No obstante, añadió tanto detalle a los dibujos que comprobó que estos quitaban protagonismo a los personajes. La solución vino del animador chino Tyrus Wong, cuyas pinturas impresionistas convencieron a Day para recomendarle como director de arte del film. La técnica de Wong era transmitir la esencia del bosque sin dibujarlo por completo. Así, mientras Bambi y sus amigos están dibujados con líneas marcadas y tonos bien definidos, los fondos son a menudo una combinación de colores y formas abstractas que, no obstante, nos transmiten la idea del bosque con gran belleza. El bosque es un lugar donde la vida fluye a raudales pero tiene la habilidad de esconderse cuando vamos en su busca y las pinturas al oleo son perfectas para mantener esa sensación de misterio. La escena más difícil de rodar fue el travelling inicial, con el que la cámara nos da la bienvenida a la vida en el bosque, para el que se recurrió a nueve niveles de pintura sobre placas de cristal.
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Como público, descubrimos las maravillas del bosque al mismo tiempo que el joven Bambi |
Debido a la II Guerra Mundial, Pinocho (Ben Sharpsteen y Hamilton Luske, 1940) y Fantasía (1940) no tuvieron el éxito de taquilla esperado y acercaron al estudio a la ruina, lo que forzó a Disney a recortar varias escenas de Bambi para reducir costes. La propia Bambi supuso pérdidas en su estreno en 1942 (1,64 millones de dólares a partir de 1,7 millones de presupuesto): sin duda los tiempos de guerra eran bastante inoportunos para reivindicar la vida del bosque. Las críticas fueron regulares e incluso hubo alguna protesta por el negativo tratamiento de la caza en el film. Al igual que Blancanieves, Pinocho y Dumbo (Ben Sharpsteen, 1941), la película alcanzó tres nominaciones a los Oscar en categorías sonoras (no sin razón: apenas 900 palabras de diálogo hacen de Bambi la película con menos diálogo del estudio, lo que convierte al sonido en un elemento clave): mejor banda sonora, mejor canción (Love is a song) y mejor sonido, pero no ganó ninguna de ellas.
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Para la escena del hielo se contó con actores humanos que sirvieran de ejemplo para los movimientos |
Está claro que las canciones de Bambi no pueden competir con las pegadizas melodías de sus predecesoras, pero los alegres cantos y dulces tonos de Edward Plumb y Frank Churchill, que combinaron instrumentos musicales con sonidos de la naturaleza, eran muy acordes como banda sonora del bosque. De hecho, la película es sin duda un canto de vida y de amor por los bosques, gracias al agudo diseño de la vida en estos. Desde la mamá perdiz con sus hijos en línea hasta las hojas balanceándose con el viento otoñal, todos los detalles de Bambi transmiten un mensaje defensor de las maravillas naturales que a menudo nos perdemos por no estar atentos. Y, aunque en su momento el papel del hombre como villano fue muy mal visto, hay que reconocer que no hay mayor enemigo de los bosques que nosotros mismos: la caza y la tala de árboles han supuesto y siguen suponiendo un ataque a la vida en muchos rincones del planeta.
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Bambi aprende a estar alerta en la desprotegida pradera, una de las últimas lecciones de su madre |
Sin embargo, lo más bello de la historia del cervatillo Bambi es cómo refleja el ciclo de la vida y de cómo ésta siempre sigue su curso. Bambi ve la luz en primavera, con la alegría de los cantos de los pájaros y la emoción por descubrir este mundo; es una época de felicidad y carente de complicaciones en la que el bosque es hermoso y apacible. En verano, el personaje empieza a comprender que la vida tiene sus cambios y nada permanece del mismo modo para siempre; es un tiempo de maduración y descubrimiento de valores como la sabiduría (representada por el viejo Búho), la amistad (el conejo Tambor y la mofeta Flor) y el amor (la cervatilla Falina); además, Bambi ve a otros miembros de su especie y descubre la historia de su emblemático y misterioso padre, príncipe del bosque, y empieza a conocer la idea de “responsabilidad”: él podría ser el príncipe en un futuro. El otoño es una época de descubrir los peligros de la vida en la que Bambi aprende a temer al hombre y que la existencia no es tan sencilla como creía, mientras que el duro y frío invierno supone la confirmación de que sus miedos no eran infundados: su madre cae bajo el fuego del hombre y Bambi se encuentra con que la vida, tal y como la conocía, ha perdido su sentido.
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El búho es símbolo de sabiduría, algo que retomaría Tod y Toby cuarenta años después |
Pero lo más hermoso de todo es que el mundo tiene preparada una sorpresa: el invierno no es el final y, tras él, llega de nuevo la primavera. La nieve da paso a las flores y el aparentemente imborrable dolor puede desaparecer. Bambi nunca olvidará a su madre, pero el ciclo de la vida le ha demostrado que la primavera siempre sigue al invierno, que los buenos y los malos momentos siempre están alternándose y que todo puede superarse.
Varias generaciones han llorado la muerte de la madre de Bambi y muchos se han preguntado: “¿Era realmente necesario?”. Después de todo, es una película para niños, y varias de las obras de Disney han cambiado sus finales originales para ser más apropiadas para ellos. Pero, aunque nos cueste aceptarlo, la muerte de la madre de Bambi sí es necesaria. No hay mayor temor en un niño que el perder a su propia madre. Ver al protagonista de su película favorita sobrellevar tal dolor y superarlo es muestra de que la vida, aunque dura y trágica en ocasiones, nos ha dado el valor de subsistir sin importar las circunstancias.
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Mientras crece, Bambi descubre que hay otros seres distintos a él atravesando los mismos cambios vitales |
Y, claro, luego está la aventura del crecer, clave del cine de animación y visible más que nunca en Bambi. Al principio, Bambi está desamparado ante la vida y se refugia en su madre ante cualquier novedad. Los propios Tambor y Flor le asustan porque suponen algo nuevo para él. No obstante, con el paso del tiempo aprende a distinguir amigos de enemigos y encuentra apoyo en el pequeño conejo y la tierna mofeta. Algo similar sucede con la cervatilla Falina: la primera vez que se ven, Bambi siente una mezcla de admiración y rechazo y nosotros mismos vemos con malos ojos a un personaje que, aparentemente, busca privar a Bambi de su pureza e inocencia. Pero, cuando el ciclo de la vida vuelve al principio, Bambi y Falina se encuentran de nuevo y la situación es distinta: ambos han crecido y cambiado. Tanto Falina como nosotros somos conscientes de que hay algo diferente en Bambi, una madurez y una sabiduría que el dolor y las necesidades de salir adelante han dejado en él. Al final, es el propio Bambi el que se convierte en un héroe, sobrevive a sus propios miedos de la infancia (el hombre) y se gana el orgullo de su padre. Ya es el príncipe del bosque.
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Al conocer a Falina, todo tipo de sentimientos pasan por la mente de Bambi, quien ve que no está solo |
Bambi no fue un éxito en su día, pero desde entonces ha vuelto a los cines en seis ocasiones (1947, 1957, 1966, 1975, 1982 y 1988) y ha sido todo un éxito de ventas desde su estreno en vídeo en 1989 y en DVD remasterizado en 2007. Además dio lugar a una insustancial pero exitosa secuela centrada en la relación de Bambi con su padre: Bambi 2, el príncipe del bosque (Brian Pimental, 2006). En junio de 2008, el American Film Institute colocó a Bambi como la tercera mejor película animada estadounidense de todos los tiempos, solo por detrás de Blancanieves y los siete enanitos y Pinocho. El propio Walt Disney la calificó como su película preferida de todas las de su estudio. Yo confío en que mis hijos rían con Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001), se sorprendan con El viaje de Chihiro (Hayao Mitazaki, 2001) y vivan aventuras con Buscando a Nemo (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2005), pero espero que descubran el amor por este mundo y el significado de la vida con ese pequeño clásico que es Bambi. Recordad: el invierno siempre va seguido de la primavera.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
Qué entrada más bonita!! Me alegra que aún haya gente que disfrute de películas aparentemente sencillas y llenas de amor.
ResponderEliminarNos leemos!!!
Feliz cumple Juan!!! Ains creo que escribiste justo este artículo en el momento adecuado para que yo lo leyera, gracias! Hay que superarse porque maána siempre será un nuevo día!!! I love u!
ResponderEliminarTengo que reconocer que Bambi nunca ha sido mi película favorita, pero es muy interesante leer esto y darse cuenta de que lo que a nosotros nos parece un montón de dibujos sin demasiada complicación, en verdad supuso muchísimo esfuerzo y trabajo para lograr el resultado que vemos al final.
ResponderEliminarTambién tengo que decir que no recuerdo tanto el llorar con Bambi; la película con la que más lloré de pequeño fue Tod y Toby: Menuda chorrada de película para hacerte llorar, verdad?
Muy emotivo el artículo.
P.s. Felicidades!!
Yo no soy un entusiasta de bambi, no la recuerdo mucho tampoco, pero tu defensa algo me hace dudar, quizá la vea nuevamente. Aunque como dice Tarkovsky suele ser fácil complacer al público, y yo creo que por eso bambi funciona y a la vez no, el sentimentalismo es demasiado flagrante. Yo creo que por eso Disney termino aburriendo si bien hay obras maestras como Aladino. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí me encanta Bambi, me parece una película de Disney muy sensible y con un mensaje que incide en el valor de familia y la amistad. El pequeño Bambi es un ser indefenso que poco a poco va creciendo y conociendo todos los secretos y peligros de la naturaleza.
ResponderEliminarYo también le dediqué una entrada, aunque no tan completa como la tuya, era mi pequeño homenaje a este cervatillo.
http://www.cineenconserva.com/2012/08/bambi-cumple-70-anos.html
¡Oooh, se nos pasó el cumple! :( Beno, aunque con retraso, ¡muchas felicidades!
ResponderEliminarReconocemos también que 'Bambi' no es de nuestras pelis favoritas, pero no porque no la encontremos buena, sino por la parte del "trauma", haha. Eso sí, nos ha encantado leer más sobre ella, y completamente de acuerdo con la clave de hacer Tambor y Flor! Una de nosotras tiene como frase habitual el "Ai, príncipe, me aplastaste!" xD
Y por otra parte, también nos ha gustado leer sobre la técnica pictórica del film! Sin duda la primera escena en el bosque es genial, y una servidora la suma a la del patinaje y la canción de las gotitas como las mejores escenas del film.
¡Saludos! :D
Acabo de leer esta entrada y, como grandísimo fan de Disney (a pesar de que, como a ti te pasa, Bambi no es uno de mis clásicos favoritos), no podría estar más de acuerdo con todo lo que dices... Con absolutamente todo!
ResponderEliminarHe estado echándole un vistazo a tu blog y, honestamente, me parece fantástico. Sin ninguna duda, te has ganado un nuevo lector.
Un saludo y enhorabuena!
¡Muchas gracias por tu comentario Jerry! Me alegro mucho de que te gusten el artículo y el blog en general. ¡Un saludo!
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