Mientras John Ford, Frank Capra y William Wyler coleccionan premios Óscar, varios directores de igual o superior importancia jamás ganaron uno.
Federico Fellini, Akira Kurosawa, Yasujiro Ozu o Ingmar Bergman son algunos
ejemplos, pero, considerando que estos premios van dirigidos principalmente al
cine estadounidense, dichos cineastas no pueden considerarse auténticos
perdedores en un juego sin igualdad de condiciones. No; los diez directores a
los que dedico hoy el blog son cineastas sin los cuales el cine estadounidense
no habría sido el mismo, pero que, por un motivo u otro, carecen de un Óscar en
su haber. Os dejo con mi top 10 (he señalado en negrita los títulos que, en mi opinión, podrían haber granjeado el Óscar a sus directores):
Nicholas Ray convirtió a James Dean en icono de la juventud en Rebelde sin causa |
10. Nicholas Ray
(1911-1979). Maestro del encuadre y el color, Ray logró hacer “cine de
outsider” dentro del propio Hollywood, algo que sin duda influyó en el hecho de
que nunca fuera nominado al Óscar de dirección siquiera. Rebelde sin causa (1955) le granjeó una merecida nominación a mejor
guión, pero ese año la Academia estuvo especialmente ciega y esta obra maestra
pasó desapercibida, al igual que lo habían sido con anterioridad En un lugar solitario (1950) y Johnny Guitar (1953), un thriller y un
western, respectivamente, dos géneros bastante infravalorados por estos
premios. Ni siquiera realizar una de las mejores versiones de la historia de
Jesucristo en Rey de reyes (1961) le
valió mención alguna en unos galardones poco dados a premiar el riesgo.
Blake Edwards es el único que ha trasladado las aventuras de la Pantera Rosa a la gran pantalla con éxito |
9. Blake Edwards (1922-).
Divertido y sofisticado a partes iguales, Edwards es especialmente recordado
por la icónica Desayuno con diamantes
(1961) y la saga de La Pantera Rosa iniciada
en 1963, pero mostró su versatilidad al brillar tanto con la comedia absurda El guateque (1964) como con el drama realista Días de vino y rosas (1963).
Inexplicablemente, los Oscars sólo se acordaron de él con la genial ¿Víctor o Victoria? (1982) protagonizada por su esposa Julie
Andrews, aunque no en el campo de la dirección, sino en el de guión. A modo de
disculpa, le fue entregado un Óscar honorífico en el 2004 al conjunto de su excelente
carrera.
El austriaco Fritz Lang creó grandes películas tanto en Alemania como en EE.UU. |
8. Fritz Lang (1890-1976).
Aunque la reputación de este cineasta austriaco fue forjada en Alemania con
clásicos como Metrópolis (1927) que
le convirtieron en una importante figura del expresionismo, este brillante
cineasta desarrolló su carrera de madurez en Hollywood. El asesinato, la
venganza y la seducción fueron la clave de impresionantes películas como La mujer del cuadro (1944), Perversidad (1945), Encuentro en la noche (1952) y Los
sobornados (1953), pero, en tiempos de guerra y posguerra, esos no eran precisamente
los temas favoritos de la sensible Academia y ninguna de ellas recibió mención
alguna. El fuerte sentido de la moralidad y el tono sombrío de sus obras
convierten a Lang en el cineasta que mejor supo alternar entre su tierra natal
y Hollywood.
Ernst Lubitsch influyó a cineastas de la talla de Billy Wider |
7. Ernst
Lubitsch (1892-1947).
Tan elegante como cínico, este director de ascendencia alemana empezó bien la
carrera de los Oscars al ser nominado en su segunda y tercera edición por El patriota (1928) y El desfile del amor (1929), respectivamente,
pero no volvería a optar al premio hasta catorce años después con El diablo dijo no (1943). Irónicamente,
fue precisamente durante esa etapa cuando creó sus películas más aclamadas y
memorables: Angel (1937), uno de los
mejores ejemplos del uso de la elipsis cinematográfica, Ninotchka (1939), donde Greta Garbo reía por primera vez, y Ser o no ser (1942). Mientras que las
omisiones de las dos primeras se deben sin duda al alto grado de competencia de
dichos años, la parodia Ser o no ser,
una comedia sobre el nazismo, fue recibida con absoluto desprecio en una época
donde reírse de tales atrocidades era todavía complicado. Tuvieron que pasar
años para que Hollywood comprendiera sus intenciones y aplaudiera su obra
maestra. De todos modos, en 1947 se le entregó un merecido Óscar honorífico.
Angie Dickinson aporta la feminidad al mejor western de Howard Hawks: Río Bravo |
6. Howard
Hawks (1896-1977).
Aunque se le considera uno de los cinco grandes del cine hollywoodiense junto a
William Wyler, Billy Wilder, John Ford y Frank Capra, Hawks tan sólo fue
nominado al Óscar en una ocasión gracias a su trabajo en El sargento York (1941) en un año especialmente competitivo. Sin
duda influyó en ello el hecho de que sus obras más recordadas se dieran en dos
de los géneros más infravalorados: el western (Río Rojo, 1948 y Río Bravo,
1959…) y la comedia (La fiera de mi niña,
1938 y Luna nueva, 1940, ambas protagonizadas
por el también infravalorado Cary Grant). Entre sus otras muchas obras, destaca
su dirección de la pareja formada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall en Tener y no tener (1944) y El sueño eterno (1946). Fue precisamente
su habilidad para crear películas tan distintas carentes de sello personal lo
que lo llevó a no ser apreciado como “autor” hasta años después. En 1975,
obtuvo un Óscar honorífico por su impresionante carrera.
Stanley Donen codirigió Un día en Nueva York y otros dos films con Gene Kelly |
5. Stanley Donen (1924-).
Dada la afición de la Academia por los musicales, resulta especialmente
sorprendente que uno de sus creadores más icónicos no obtuviera nunca una
nominación siquiera. Quizá el hecho de que sus dos obras más populares (Un día en Nueva York, 1949 y Cantando bajo la lluvia, 1952) fueran
codirigidas junto a Gene Kelly le restó posibilidades, pero que Charada (1963) y Dos en la carretera (1967), en las que dirigió a Audrey Hepburn con
más gracia que nadie, no le valieran mención alguna es casi un delito. La
Academia terminó dándose cuenta de ello y concediendo un Óscar honorífico en
1998 a este genial director y coreógrafo.
Stanley Kubrick dio a Jack Nicholson su papel más memorable en El resplandor |
4. Stanley
Kubrick (1928-1999).
La gran dedicación de este cineasta supuso que cada uno de los títulos de su
breve pero intensa cinematografía despertara gran expectación. Aunque no
siempre agradables de ver, todas sus películas han aportado algo a la historia
del cine, desde la parodia de la Guerra Fría ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964) hasta la durísima La chaqueta metálica (1987), pasando por
la revisión de la ciencia ficción en 2001:
Una odisea en el espacio (1968) –por la que obtuvo una estatuilla como co-creador
de los efectos visuales–, la violenta crítica de la violencia La naranja metálica (1971) y la
maravilla visual Barry Lyndon (1975).
Kubrick fue nominado como guionista por todas ellas y como director por cuatro
de ellas (todas salvo La chaqueta
metálica), pero su estilo pesimista y claustrofóbico no se lo puso fácil
para ganarse a la Academia. El hecho de que los Razzie le nominaran como peor
director por la brillante El resplandor
(1980) deja claro que, aunque amado por muchos, se trata de un director
bastante infravalorado. Eso sí, con el paso de los años está ganándose más y
más seguidores y empieza a correr el riesgo de pasar a ser sobrevalorado…
Charles Chaplin fue el primero en denunciar el peligroso auge del nazismo, con El gran dictador |
3. Charles
Chaplin (1889-1977).
Aunque Chaplin recibió un Óscar especial en la primera edición de estos
galardones por interpretar, escribir, dirigir y producir El circo (1928), no fue nunca nominado en la categoría de mejor
dirección. El gran dictador (1940) y Monsieur Verdoux (1947) le granjearon
nominaciones como guionista y, por la primera de ellas, fue también nominado
con pleno merecimiento en la categoría de mejor actor. Sin duda el hecho de que
sus obras maestras Luces de la ciudad
(1931) y Tiempos modernos (1935)
fueran mudas restó posibilidades a las mismas. Eso sí, Chaplin no carece de
estatuillas, ya que recibió una como compositor por Candilejas (1952) en 1973 (año en que fue estrenada la película en
EE.UU. pese a ser creada veinte años antes, debido al autoexilio del cineasta por ser acusado de comunista),
un año después de recibir un premio honorífico “por su contribución a convertir
el cine en el arte del siglo XX”, uno de los momentos más emotivos de la
historia de los Oscars.
Orson Welles, al igual que Chaplin, controlaba todo el proceso de creación cinematográfica |
2. Orson
Welles (1916-1985).
Se dice que al dirigir su ópera prima Ciudadano
Kane (1941) Welles rompió normas que ni siquiera conocía. Apenas contaba él
veinticinco años cuando creó “la mejor película de la historia” gracias a la
innovación en fotografía, sonido, efectos, maquillaje y decoración. Sin
embargo, Welles sólo recogió un Óscar de los nueve a los que optaba (incluido
mejor director) por esta película, el concerniente a mejor guión original. ¿Por
qué? Hay varias razones para ello: en primer lugar, la película se basaba en el
poderoso político y magnate de prensa William Randolph Hearst, cuyas ambiciones y extravagancias
rebelaba sin temor; la ira de éste fue terrible y muchos consideraron que
Welles había ido demasiado lejos; en segundo lugar, hay que recordar que la
Academia no es precisamente una fanática de la innovación y que la idea de que
un veinteañero rompiera todas las reglas de Hollywood no fue bien recibida por
las altas esferas; y, en tercer lugar, hay que mencionar el contexto: recién
superada la crisis económica y a punto de embarcarse en la II Guerra Mundial,
un melodrama patriótico como Qué verde
era mi valle, de John Ford, era visto con bastantes mejores ojos que una
crítica del dinero. Fuera por lo que fuera, este magnífico cineasta no volvió a
optar a Óscar alguno pese a crear películas tan aclamadas como La dama de Shanghai (1947) y Sed de mal (1958). Quizá los votantes
nunca olvidaron que en 1938 Welles sembrara el pánico con su obra radiofónica “La
guerra de los mundos”, que hizo creer a múltiples oyentes que la Tierra estaba
siendo invadida por extraterrestres; quizá simplemente estuvieran envidiosos de
que un rebelde creara películas tan brillantes. En cualquier caso, la Academia intentó
arreglarlo con un Óscar honorífico en 1971, pero Welles ni siquiera lo recogió
en persona.
Alfred Hitchcock es probablemente el cineasta con más obras memorables de la historia |
1. Alfred
Hitchcock (1899-1950).
Como “Maestro del Suspense”, Hitchcock fue el primer director en ser tan famoso
como las estrellas de sus películas. Cada uno de sus brillantes thrillers de
terror lleva su sello personal pero todos aportan algo nuevo, tanto si fueron
creados en Inglaterra o en EE.UU. Curiosamente, su primera película estadounidense
(Rebeca, 1941) se alzó con el Óscar a
mejor película, pero John Ford (sí, otra vez él) le arrebató el de mejor
dirección por Las uvas de la ira. Hitchcock
optó al Óscar en cuatro ocasiones más por Náufragos
(1945), Recuerda (1945), La ventana indiscreta (1954) y Psicosis (1960) y debió haberlo ganado
al menos en esta última ocasión pese a que la competencia (Billy Wilder por El apartamento) fuera tan dura. Quizá se
habría alzado con él de no haber sido olvidadas Vértigo (1958) y Los pájaros
(1963), ya que los ganadores de dichos años no estaban ni por asomo a su
altura. La soga (1948), Extraños en un tren (1951) o Con la muerte en los talones (1959)
tampoco rascaron premio alguno. ¿Cómo es posible? En este caso, la respuesta es
sencilla: Hitchcock, amante de las buenas historias, no concedía importancia
alguna a la moralidad de las mismas, algo que los defensores del Código Hays de
censura no veían con buenos ojos. Además, es harto conocido que este brillante
cineasta maltrataba a sus actores y acosaba a sus actrices. ¿Podemos culpar a
alguien de no votarle después de esto? El debate sobre si los valores éticos
deben tenerse en cuenta para valorar un film lo dejo para otro día. Aun así, en
1968 la Academia concedió a Hitchcock el premio Irving G. Thalberg por sus
labores como productor.
Hasta
aquí los diez cineastas olvidados por la Academia por una u otra razón. Todos
ellos habrían merecido obtenerlo al menos en alguna ocasión, pero los Oscars no
siempre son justos. Y no sólo por equivocarse, sino porque todo depende del
contexto y la competencia. Como curiosidad, John Ford obtuvo cada uno de sus
cuatro Oscars en años de obras maestras de Chaplin (Tiempos modernos, 1935), Hitchcock (Rebeca, 1940), Welles (Ciudadano Kane, 1941) y Donen (Cantando bajo la lluvia, 1952). Pero, claro, Ford es símbolo del
patriotismo por excelencia y el resto son “outsiders”. En cualquier caso, el Óscar no lo es todo y estos diez cineastas serán siempre recordados por su
excelencia en el campo de la dirección y por su encomiable aportación a la
historia del cine. Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Debieron ganar el Óscar o merecen
lo que obtuvieron? ¿Añadiríais o quitaríais alguno? No olvidemos que la verdad absoluta no existe y que, en
materia de premios, todo es relativo.
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Fabuloso recorrido por las trayectorias de tan geniales directores, me apunto muchas películas para verlas más tarde y opinar.
ResponderEliminarComo consuelo sólo se puede decir que el tiempo les pone a cada uno en su lugar y que para la gente menos aficionada al cine, Hitchcock, Kubrick o Welles resultan mucho más conocidos que Ford o Capra, ¿curioso, no?
Muy cierto, al final ellos son mucho más famosos, con o sin Oscar.
EliminarExcelente listado.
ResponderEliminarUn repertorio acertado. La Academia siempre caravterizandose por su falta de equidad.
Cierto, aunque en su defensa hay que decir que no siempre es fácil y que influyen muchos factores, aunque sí me sorprende que Ford recibiera hasta 4 Oscars por encima de tan grandes directores...
EliminarMuy muy fans de este Top 10. Una mezcla de mala pata (mandan huevos que el año de 'Psycho' fuera el mismo que 'El apartamento') y de academicismo conservador han llevado a estos 10 directores a ser injustamente olvidados en la lista de los premiados a mejor director. Y no, el Oscar honorífico no sirve!! "Ai, es verdad, 'Ser o no ser' es una de las obras maestras de toda la historia del cine y seguramente la mejor comedia y mejor crítica al nacismo junto a 'El gran dictador', bueno pues ahora le damos un Oscar honorífico de recompensa". ¡Pues NO! ¿Y cómo no vas a premiar a Nicolas Ray por 'Jonny Guitar'? Y lo de Stanley Donen, Orson Welles y Hitchcock ya es para no comentar nada...
ResponderEliminar¡Saludos cabreados con la Academia! hehe
Muchas gracias por este extenso comentario! Coincido en todo lo que decís, sobre todo en que el Oscar honorífico NO sirve. Tiene gracia, porque en teoría es el premio más importante de todos, pero en realidad carece de la emoción de un verdadero premio! ;)
EliminarHola Buena Entrada, Gracias por tu comentario en mi blog.
ResponderEliminarHola es un placer invitarte a nuestro club, un pequeña iniciativa que está dando grandes resultados en tan poco tiempo que llevamos con ello, su nombre es Traffic-club, no se si sabrás algo de nosotros, en las redes circula nuestra promoción casi a diario, consiste en una pagina de administracion donde todo el que desee puede dejar su direccion web y entrar en el club, pedimos visitas por visitas, es decir todos nos seguimos, leemos y comentamos en nustrso post, está teniendo un exito inesparado de verdad, compruébalo tu mismo, pronto para invierno si la cosa marcha igual seremos unos 30 en apenas dos meses, y debido al exito todos los miembros contarán con un directorio web para aún sean más visibles y públicos. un saludo y te dejo el enlace, el club está dentro de este blog de terror,
ResponderEliminarwww.siniestrotecamera37.blogspot.com
Y de los más grandes además!!! Eso confirma que no deberíamos tener tan en cuenta los premios y sí la calidad de una obra.
ResponderEliminarSaludos.
Gran post Juan. Es bien sabido que hay un gran número de directores, que injustamente nunca ganaron el oscar, lo cual dice mucho de los "considerados" mejores premios del cine. Menos mal, que gracias a la labor de cinéfilos como tu, se hace justicia y honor a grandes nombres del género cinematográfico, que asombrosamente nunca consiguieron el oscar. Un saludo compañero.
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