18 marzo 2016

'El cuento de la princesa Kaguya' y 'El recuerdo de Marnie': la despedida (temporal) de Ghibli

Tras años de espera (sin exagerar) por fin llegan a la cartelera española las dos últimas joyas del Studio Ghibli, las primeras en hacerlo desde el retiro del maestro Hayao Miyazaki. Se trata de El cuento de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no Monogatari / The Tale of Princess Kaguya, 2013) y El recuerdo de Marnie (Omoide no Mânî / When Marnie Was There, 2014), las únicas cintas del estudio no dirigidas por Miyazaki que han logrado ser candidatas al Óscar a mejor película de animación. Frente a la obra cumbre del veterano Isao Takahata, encontramos uno de los primeros brotes de la principal esperanza actual de Ghibli, el relativamente joven Hiromasa Yonebayashi, quien ya sorprendió en 2010 con Arrietty y el mundo de los diminutos, su ópera prima tras años de dedicación invisible a la querida productora.

El cuento de la princesa Kaguya recibió 3 nominaciones
a los Annie: película, dirección y música original
El estreno conjunto de El cuento de la princesa Kaguya y El recuerdo de Marnie es un perfecto ejemplo de las dos vertientes de Ghibli, personificadas por sus dos fundadores: la vertiente realista liderada por Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas, 1988), y la vertiente fantástica representada por Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, 2001). Sin embargo, ambas corrientes están mucho más entrelazadas de lo que parece, siendo en esta ocasión Takahata el responsable de la fantasiosa El cuento de la princesa Kaguya (que, eso sí, concede más atención a la vida tradicional japonesa que a los propios elementos fantásticos) y Yonebayashi (heredero de Miyazaki), el director de la dramática El recuerdo de Marnie (donde, no obstante, fantasía y realidad nunca dejan de convivir, aunque sea en formato naturalista). Y es que la conexión entre el onirismo fantástico y la sencillez del día a día es la máxima de un estudio no por casualidad representado por Mi vecino Totoro (1988), obra cumbre de Miyazaki conectada a su vez con el drama rural Un verano en casa del abuelo (Hou Hsiao-Hsien, 1984). [Más al respecto en: 'Nostálicos veranos']

El cartel de El cuento de la princesa
Kaguya refleja su onirismo
Escrita por Riko Sakaguchi y el propio Isao Takahata a partir de un cuento popular japonés anónimo del siglo IX llamado El cortador de bambú, la elaborada El cuento de la princesa Kaguya nos acerca a la curiosa historia de una hermosa princesa nacida de la naturaleza cuyo esplendor atrae el interés de todos los hombres del reino. Cuidadamente animada con dulces pinceladas que perfeccionan el personal estilo de Mis vecinos los Yamada (Takahata, 1999), la cinta ofrece una sucesión de coloridas imágenes pictóricas de apabullante belleza que la sensible partitura del siempre excelente Joe Hisaishi envuelve a la perfección. El resultado es una de las creaciones animadas más espectaculares de todos los tiempos, actuando además la emotiva historia de agradable ventana a la fascinante cultura nipona. Como es habitual en las películas de Ghibli, la cinta lanza un mensaje claramente feminista a través de una valerosa mujer cuya belleza es sólo superada por su ingenio e inteligencia que tiene en la libertad (y no en el amor o el matrimonio) la principal meta. ¡Lástima que no todo dependa del mundo terrenal!

El cartel de El recuerdo de Marnie 
enfatiza la bella relación principal
Aún más femenina resulta El recuerdo de Marnie, donde una joven enfadada con el mundo es enviada por sus padres adoptivos al campo para recuperar la salud y, sobre todo, las ganas de vivir. Gracias a ello, conocerá a una misteriosa chica que habita en una antigua mansión, siendo la amistad entre ellas la principal forma de esperanza para ambas. Similar en técnica y tonalidad a Susurros del corazón (Yoshifumi Kondo, 1995) y La colina de las amapolas (Goro Miyazaki, 2011) —obra ambas de otros aspirantes a suceder a Miyazaki: un prometedor joven tristemente fallecido antes de tiempo y un hijo rebelde que no parece llevar en las venas el talento de su padre—, la cinta resulta especialmente interesante por la lectura homosexual que admite, cobrando la historia mucho más sentido de deberse la oscuridad del corazón de la protagonista a la sexualidad reprimida (y su repentina felicidad a una amistad cuyo romanticismo nadie pondría en duda de tratarse de una pareja heterosexual). Si el estudio confirmara esta teoría (algo improbable, sobre todo con la nostálgica novela de Joan G. Robinson como base), nos encontraríamos ante la primera película de animación comercial de temática LGTB, un paso que el séptimo arte necesita dar fervientemente.

El recuero de Marnie recibió 3 nominaciones a los
Annie: película independiente, dirección y guion
El estreno de El cuento de la princesa Kaguya y El recuerdo de Marnie es innegablemente un acontecimiento digno de celebración, pero también agridulce, ya que el 3 de agosto de 2014 Toshio Suzuki, productor del estudio, anunció que quedaba clausurada temporalmente la producción de largometrajes. El retiro de Miyazaki y la escasa acogida comercial (que no crítica) de la costosa El cuento de la princesa Kaguya son los principales motivos para el cese productivo de uno de los estudios que más engrandecen el cine actual. Confiemos en que el siglo XXI, dominado por las estrellas hollywoodienses y los efectos especiales, tenga cabida para estas joyas de orfebrería. De lo contrario, el mundo será un lugar peor para todos.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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2 comentarios:

  1. Gracias por la información, me han dado muchas ganas de verlas jeje

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  2. Dos joyas de golpe en los cines, Kaguya ya disfrutada, solo me queda descubrir el cuento de Marnie, seguro no me decepcionará.

    Un abrazo.

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