14 diciembre 2014

Premios del Cine Europeo 2014: el triunfo de ‘Ida’ en un año excelente

Ida, de Pawel Pawlikowski
La poética Ida se ha ido ganando poco a poco a crítica
y público, como muestran sus 5 galardones en los EFA
La 27ª edición de los Premios del Cine Europeo (European Film Awards) se ha cerrado sin sorpresa alguna. Como cabía esperar, la extraordinaria coproducción polaco-italiano-danesa Ida, fue, con cinco galardones —incluido, mejor película—, la indiscutible ganadora. El realizador polaco Pawel Pawlikowski se alzó con los galardones a mejor dirección y guion (éste último compartido con Rebecca Lenkiewicz y algo absurdo considerando que la magia del film parte precisamente del poco caso que se hizo al libreto) curiosamente por su primera obra fuera de Reino Unido, donde hace una década se alzó con el BAFTA a mejor film británico My Summer of Love (2004). La intimista historia de la monja polaca que descubre un oscuro secreto de familia relacionado con la época nazi también se hizo con la mención a mejor fotografía por los bellísimos planos en blanco y negro de Lukasz Zal y Ryszard Lenczewski (el segundo dejó la producción a medias, cediendo el relevo al primero, su asistente), así como con el Premio del Público por encima de obras tan populares como la británica Philomena, de Stephen Frears, y la francesa Dos días, una noche, de Jean-Pierre y Luc Dardenne.

Marion Cotillard en Dos días, una noche, de Jean-Pierre y Luc Dardenne
Marion Cotillard es una de las actrices más premiadas
de la temporada por su trabajo en Dos días, una noche
Sin embargo, esta última arrebató a Ida el único galardón que se le escapó anoche: el concerniente a mejor actriz, al que sus dos intérpretes (Agata Kulesza y la inexperta Agata Trzebuchowska) optaban. Así, la gran Marion Cotillard se hizo al fin con el galardón tras perderlo en 2007 por La vida en rosa, de Olivier Dahan, frente a la portentosa Helen Mirren de The Queen, de Stephen Frears (ambas actrices ganaron sendos Oscars en años consecutivos, pero coincidieron en estos premios). Se trata de un merecidísimo laurel que honra, no sólo a la estrella, sino al perfecto retrato de los Dardenne (quienes optaban a mejor guion, pero no dirección debido al alto nivel del año) de una mujer que debe tragarse su dignidad por intentar conservar su trabajo en una Bélgica devastada por la crisis.

Timothy Spall en Mr. Turner, de Mike Leigh
Timothy Spall ha obtenido por fin el reconocimiento
por Mr. Turner, donde vuelve a trabajar con Mike Leigh
Por su parte, el galardón a mejor actor fue a parar al británico Timothy Spall por el Mr. Turner de Mike Leigh, que ya le dio el premio interpretativo en el pasado Festival de Cannes pero por ahora no le asegura la atención de Hollywood. Conocido internacionalmente por encarnar a ‘Colagusano’ en la saga Harry Potter —de la que también forma parte Brendan Gleeson como ‘Ojoloco’, nominado por la irregular Calvary (John Michael McDonagh)—, Spall tiene a sus espaldas una fructífera carrera dentro y fuera de su país natal, siendo su dramático retrato del famoso pero torturado pintor británico su trabajo más destacado hasta la fecha. Curiosamente, él y Cotillard fueron recientemente premiados por el Círculo de Críticos de Nueva York, aunque ninguno tiene asegurada la presencia en los Oscars.

The Dark Valley, de Andreas Prochaska
The Dark Valley nos traslada a los Alpes austriacos
en el siglo XIX con todo lujo de detalles
Debido al altísimo nivel de este año, ni Mr. Turner ni Dos días, una noche optaban al máximo galardón de la noche. Sí lo hacían la danesa Nymphomaniac (Lars von Trier), la sueca Fuerza Mayor (Ruebn Östlund), la rusa Leviatán (Andrei Zvyagintsev) y la turca Sueño de invierno (Nuri Bilge Ceylan). Las tres últimas fueron premiadas en el pasado festival de Cannes y cuentan con grandes posibilidades de cara al Óscar a mejor cinta de habla no inglesa, teñido este año de fuerte carácter europeo. En el apartado de dirección, Lars von Trier, cuyos dos volúmenes de Nymphomaniac competían en su versión unida (que, por supuesto, no ha cortado la violencia extrema ni la sexualidad explicita), era relevado por Paolo Virzi, cuyo El capital humano triunfó en los pasados David de Donatello, y Steven Knight, cuyo Locke se alzó con la mención a mejor montaje como compensación a la derrota en las categorías de guion y actor (el popular Tom Hardy). No había ninguna mujer entre los candidatos a mejor dirección, algo que contrasta fuertemente con el feminista discurso de la cineasta belga Agnès Varda —La felicidad (1965), Sin techo ni ley (1985), Los espigadores y la espigadora (2000)—, galardonada con un merecidísimo Premio Honorífico [más al respecto en '16 películas de mujeres directoras'].

Scarlett Johansson en Under the skin, de Jonathan Glazer
Pese al frío recibimiento del público, Under the skin
está siendo la sorpresa de la temporada de premios
Por cierto, los premios técnicos no se anunciaron ayer, sino que se dieron a conocer junto a las nominaciones hace unas semanas. Con esta decisión, que tuvo comienzo el año pasado, la institución pretende dar más relevancia a las categorías técnicas, pero, en mi opinión, les resto emoción e impide a otras películas obtener, al menos, la nominación. El diseño de producción y el vestuario convirtieron al visualmente magnífico western germano-austriaco The Dark Valley, de Andreas Prochaska, en el segundo film más premiado pese a no optar a ningún otro galardón. Por su parte, Starred Up, de David Mckenzie, vio reconocido su diseño de sonido y Under the skin, de Jonathan Glazer, dio a Mika Levi el premio a mejor banda sonora, por la que ya fue premiado por los Críticos de Los Ángeles; protagonizada por Scarlett Johansson (polémico desnudo incluido) como un alien camuflado que da a hombres confiados un oscuro final, la arriesgada adaptación de la novela homónima de Michel Faber ha levantado aplausos y odios por igual y, poco a poco, está asomando la cabeza en la temporada de premios. Al igual que Locke y Mr. Turner, ambas cintas son británicas, con lo que la isla del norte no ha salido mal parada de esta edición pese a su omisión en la categoría principal.

L'arte della felicità, de Alessandro Rak
L'arte della felicità incluye premoniciones apocalípticas,
tormentas de recuerdos y vidas unidas por el alma
Por su parte, Confesiones de un banquero (Marc Bauder) granjeó a Alemania su cuarto galardón a mejor documental y L'arte della felicità (Alessandro Rak) dio a Italia el primero a mejor cinta de animación por encima de las francesas La mecánica del corazón (Stéphane Berla y Mathias Malzieu) y Minúsculos: El valle de las hormigas perdidas (Thomas Szabo y Hélène Giraud). La categoría de mejor comedia europea, estrenada el año pasado con el propósito de demostrar que no todo son dramas sociales en el cine europeo, también la ganó el país con forma de bota por La mafia uccide solo d’estate, por encima de la británica The Week-ed (Roger Michell) y la española Carmina y amén. (Paco León). Nuestro país también perdió el Premio Discovery a mejor ópera prima, al que optábamos por partida doble con 10.000 km (Carlos Marqués-Marcet) y La herida (Fernando Franco), por la que Marián Álvarez optaba a mejor actriz. Nos fuimos, por tanto, de vacío, situación que debería cambiar el año que viene. De todos modos, esta última categoría era especialmente competitiva, pues el polémico drama ucraniano-holandés The Tribe, de Miroslav Slaboshpitsky, rodado íntegramente en lenguaje de sordos, debió imponerse a la británica ’71 (YannDemange) y la francesa Mil noches, una boda (Marie Amachoukeli-Barsacq, Claire Burger y Samuel Theis), ambas excelentes. Finalmente, hay que recordar que la holandesa Spijt! (Regret!) (Dave Schram) se hizo con el a menudo ignorado premio del Público Joven y la germano-croata The Chicken (Una Gunjak) con el de mejor cortometraje.

The Tribe, de Miroslav Slaboshpitsky
El peculiar internado de The Tribe obliga a organizarse
de forma salvaje para sobrevivir, pero el amor se impone
Tampoco quiero olvidarme del divertido presentador de la gala, Thomas Hermanns, quien inició su discurso compadeciéndose por ser “un comediante alemán abiertamente gay” y dando las gracias por no encontrarse al otro lado de la frontera entre Letonia (donde se condujo la ceremonia) y Rusia. Grandes fueron sus palabras y grande ha sido el 2014 para el cine europeo. Sin embargo, me entristece decir que la mayoría de estos títulos ni siquiera han llegado a nuestro país, quedando relegados, en caso de estrenarse, a cines alternativos alejados del gran público. Europa hace películas fascinantes, pero todavía tiene que trabajar para atraer la atención de los espectadores del modo en que Steve McQueen —artífice de Hunger (2008), Shame (2011) y 12 años de esclavitud (2013)—, reconocido con el premio al Logro Europeo en el Cine Mundial, lo ha conseguido. Empero, no debe hacerlo distanciándose del interesante tratamiento realista y social que lo caracteriza, sino recordando a la audiencia que hay un tipo de cine diferente al estadounidense con el que, probablemente, se identificará mucho más. Porque films como Ida, Carmina y amén. o Dos días, una noche forman parte de nuestra cultura y nuestro imaginario. No olvidéis prestarles la atención que merecen.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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2 comentarios:

  1. Me da mucha pena que estos premios no tengan mayor notoriedad, pero lo cierto es que hacer una gala solo para dar la mitad de los premios me parece una chufa y, lejos de dar más notoriedad a los premios técnicos, me parece que se la restan: toma, te damos el premio sin gala, nominados ni emocion, disfruta.
    Me alegro por Cotillard y, aunque Ida es muy buena, siempre viene bien un poco de variedad.
    ¡Un saludo!

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  2. Bien por Ida, tuve muchas discusiones con mis amigos en torno a que se relacione con la segunda guerra mundial, según ellos es un tema algo trillado. Yo creo que esta lejos de eso, es una historia diferente, y el formato blanco y negro hace una muy linda compania

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