07 octubre 2015

‘Mi vecino Totoro’ y ‘Un verano en casa del abuelo’: nostálgicos veranos

Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki, 2015)
En 2009, Mi vecino Totoro fue elegida por la revista
Time Out como la mejor película animada de la historia
Una de las películas más queridas por los amantes del cine de animación japonés es Mi vecino Totoro (1988), obra maestra de Hayao Miyazaki. En esta bella cinta, dos hermanas se mudan con su padre al campo mientras la madre permanece enferma en el hospital, abriéndose ante ellas un mundo de fantasía (que incluye, claro está, al icónico personaje del título, diseñado por Kazuo Oga a partir de un boceto del cineasta). Lo que pocos saben es que, cuatro años antes, el taiwanés Hou Hsiao-Hsien había dirigido una película denominada Un verano en casa del abuelo (1984), cuya trama es prácticamente la misma (dejando de lado los elementos fantásticos). Mi fascinación por ambas películas me ha llevado a dedicarles una comparativa, tal y como he hecho con anterioridad con Battle Royale (Kinji Fukasaku, 2000) & Los juegos del hambre (Gary Ross, 2012) [aquí] y Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006) & Nuestro último verano en Escocia (Andy Hamilton y Guy Jenkin, 2007) [aquí]. Lejos de enfrentar la una contra la otra, espero que este artículo sirva para apreciar mejor la magia de estos pequeños grandes clásicos de la cinematografía asiática.

Un verano en casa del abuelo (Hou Hsiao-Hsien, 1984)
Un verano en casa del abuelo dio a Hou el premio a
mejor director del Asia-Pacific Film Festival
Un verano en casa del abuelo es la sexta película del ahora mítico realizador taiwanés Hou Hsiao-Hsien y la primera de su trilogía dedicada al final de la infancia —le siguen Tiempo de vivir, tiempo de morir (1985) y Polvo en el viento (1986)—. Apaciblemente ambientada en un pueblo durante los meses de verano, la cinta muestra con tierno realismo las aventuras de dos niños (un niño cerca de la adolescencia y una niña aún aferrada a sus peluches) que cambian la rectitud de la ciudad por la libertad campestre desde el momento en que él intercambia su moderno cochecito de juguete por una serena tortuga salvaje. A su alrededor se desarrollan múltiples historias (una mujer enloquecida, un amor prohibido, una compleja relación filo-paternal, un crimen nada perfecto...), pero todas ellas se muestran desde la perspectiva de los infantes, lo que explica la falta de profundización en las mismas. De hecho, el mayor logro del filme radica en hacernos cómplices de la mirada de los dos niños, permitiéndonos así vivir sus experiencias con plenitud. Además de tomar el punto de vista de estos, la cámara de Kun Ho Chen —a su vez, director de la laureada Xiao Bi de gu shi (1983), escrita y producida por el propio Hou— toma un rumbo siempre contemplativo, fomentando secuencias largas y estáticas (aunque parecen muy cortas comparados con posteriores obras del cineasta) y planos generales meticulosamente calculados.

Cartel de Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki, 2015)
El cartel de Mi vecino Totoro presenta
la escena más icónica del filme
Pese a tratarse de una cinta animada, Mi vecino Totoro, cuarto largometraje del popular Hayao Miyazaki, recrea la vida campestre con el mismo plácido primor. La maravillosa animación del siempre efectivo estudio Ghibli presta atención a los detalles más ínfimos, desde las travesuras de un diminuto insecto hasta el rocío mañanero depositado en una sugerente flor. La maravillosa partitura de Joe Hisaishi no hace sino acentuar la melancolía del ambiente, al igual que hace la música de Edward Yang —actualmente un reputado cineasta gracias a Yi Yi (2000)— en la obra taiwanesa. Empero, la guinda de la cinta de Miyazaki es, por supuesto, el personaje que le da título, así como el resto de criaturas mágicas que la pueblan. Así, mientras Un verano en casa del abuelo muestra a los protagonistas viviendo las típicas experiencias que todo niño tendría durante unas vacaciones campestres, Mi vecino Totoro presenta la fantasía como una escapatoria a los problemas del mundo: las pequeñas Satsuki y Mei —de edades similares a los protagonistas de la obra de Hou, pero ambas pertenecientes al género preferido del animador— burlan la tristeza que supone estar lejos de la madre enferma gracias a los mágicos descubrimientos que hacen en el bosque. Clave de ello es, por supuesto, la rica mitología japonesa, clara influencia del cine de Miyazaki, como muestran también La princesa Mononoke (1997) y El viaje de Chihiro (2001). [Más al respecto en 'La magia Ghibli de Hayao Miyazaki'.]

Cartel de Un verano en casa del abuelo (Hou Hsiao-Hsien, 1984)
El cartel de Un verano en casa del abuelo
presenta los recuerdos como fotografías
Curiosamente, tanto Un verano en casa del abuelo como Mi vecino Totoro constituyen dos de las obras más sencillas de sus ahora experimentados creadores. Aunque ahora se lo conoce más por películas de una complejidad casi metafórica como Ciudad doliente (1989), Tiempos de amor, juventud y libertad (2005) o la reciente The assassin (2015), los años mozos de Hou Hsiao-Hsien granjearon obras mucho más humildes —no necesariamente menores— que se limitaban a explorar su educación en su Taiwán natal. Por su parte, Mi vecino Totoro supone una de las pocas creaciones de corte realista de su creador: entre las interpretaciones del filme, cabe pensar que sus deliciosos elementos fantásticos tan sólo son parte de la rica imaginación infantil (aunque, claro, resulta mucho más divertido suponer lo contrario… y nada lo impide). Como consecuencia, nos encontramos ante dos cintas a menudo rechazadas por los seguidores de Hou y Miyazaki y, al tiempo, especialmente aplaudidas por quienes no siempre aprecian la marcada personalidad de tan carismáticos artistas. Mi vecino Totoro y Un verano en casa del abuelo son, ante todo, dos bellos retratos de la vida campestre, los sueños de juventud y la apacible levedad de la existencia que sumen al espectador en una irremediable y cálida nostalgia.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
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4 comentarios:

  1. Dudo que ningún seguidor de Miyazaky rechace esta película, creo las tiene mejores, pero también peores, y en esta no tenían los medios de Chijiro. La influencia de Totoro es brutal, mucho más de lo que muchos pueden pensar. En Toy Story 3 sale un Totoro, cierto que es testimonial, pero ahí está, y es que el director de Pixar (¿John Lasseter?) es fan a muerte de Miyazaky.
    A Totoro lo tenemos como emoticono en muchos sitios, y la mayoría no tienen ni zorra de que es esa cosa marrón mezcla de gato, oso, topo, y muchas cosas.
    Totoró es un grande.
    Por mi experiencia con mi sobrino, la peli le aburrió un poco, prefería Ponyo que tiene más acción y es más sencilla.

    Felicidades por el post, siempre hay que reivindicar a Miyazaky.

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  2. Mientras veía ‘Un verano en casa del abuelo’ ni se me ocurrió compararla con Totoro, ¡curioso cruce! Un saludo!

    PD: Antes de reivindicar a Miyazaki, aprendí a escribir bien su apellido ;-)

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  3. Joder, como aprietas jajaja.

    Creo que tengo alguna tendencia a terminar los apellidos raros y extranjeros en y, con Bukowski me pasaba, no sé bien por qué.

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  4. hermosas ambas películas Totoro la veo segudo, Un verano en casa del abuelo solo la he visto una vez hace ya un rato

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