05 febrero 2014

Tributo a Philip Seymour Hoffman: la muerte del (anti)héroe

“El éxito no te hace feliz; el éxito es hacer lo que te hace feliz”, dijo una vez Philip Seymour, quien el pasado 2 de febrero fue hallado muerto en su apartamento por su amigo, el escritor David Bar Katz. El departamento policial de Nueva York no tardó en revelar que se trataba de una muerte por sobredosis, un triste final para uno de los mejores actores del panorama cinematográfico actual que nos recuerda, una vez más, que las estrellas de Hollywood también son de carne y hueso.

Philip Seymour Hoffman en Capote (2005)
Hoffman ganó su primer y único Oscar por
su primera nominación por el drama Truman Capote
Hoffman se une así a una larga lista de artistas afectados por el consumo de drogas, las cuales son especialmente peligrosas si se combinan con el dinero… Al final, la fama ha servido de poco para prevenir la tragedia. La  muerte del gran Hoffman deja a su esposa, la diseñadora de vestuario Mimi O'Donnell, con tres hijos a su cargo. Pero no es por ello por lo que este gran actor merece ser recordado.

Philip Seymour Hoffman no era, ni por asomo, lo que se entiende por una estrella. Hijo de protestante padre de ascendencia alemana y católica madre de ascendencia italiana, Hoffman nació en Fairport, Nueva York, el 23 de julio de 1967, probablemente uno de los mejores años de la historia del cine, y se sumergió en la interpretación en el instituto, después de que una lesión en el cuello le obligara a dejar la lucha libre. A los 9 años vivió el divorcio de sus padres y a los 17 asistió a la escuela de teatro en New York State Summer School of the Arts, donde conoció a Bennett Miller y Dan Futterman, quienes años después serían los respectivos director y guionista de Truman Capote (2005), por la que Hoffman obtendría, entre otros, el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el premio del sindicato de actores al mejor actor al encarnar a la perfección al amanerado y engañoso escritor Truman Capote.

Philip Seymour Hoffman en Magnolia
Hoffman es una de las almas torturadas de Magnolia
Tras graduarse, Hoffman continuó sus estudios de interpretación con Alan Langdon como profesor y se tituló en la Tisch School of Arts de la Universidad de Nueva York, donde, junto al actor Steven Schub y el mencionado Miller fundó la compañía teatral Bullstoi Ensemble. Fueron aquéllos los tristes tiempos en que Hoffman se adentró en el mundo de las drogas, llegando a ser ingresado en un centro de rehabilitación.

Ya recuperado (aunque, como se ha visto, no es fácil recuperarse de las drogas del todo), obtuvo su primer papel en 1991 en un episodio de la serie Law & Order donde interpretó a un abogado (“The violence of summer”). Pero su golpe de suerte llegó en 1992, cuando obtuvo interesantes papeles de secundario en las olvidadas Triple Bogey on a Par Five Hole (Amos Poe), My new gun (Stacy Cochran) y El charlatán (Richard Pearce) y en la aclamada Esencia de mujer (Martin Brest), que fue nominada a mejor película, director y guión, aunque tan sólo Al Pacino subió al escenario a recoger la estatuilla de mejor actor. Es este film, donde Hoffman bordó el papel de estudiante sin escrúpulos, el que marcó el comienzo de su prometedora carrera.

Philip Seymour Hoffman en Tha Master
La polémica The Master constituye uno de
los mejores papeles de Philip Seymour Hoffman
Desde entonces, su popularidad creció a un ritmo vertiginoso, con papeles en varios films cada año, algunos tan populares como Patch Adams (Tom Shadyac, 1998), pero en general de escasa calidad. En 1996 trabajó en el thriller Sidney, ópera prima de Paul Thomas Anderson, con quien dio comienzo una fructuosa relación profesional que incluiría Boogie Nights (1997), cómica crítica de la industria del sexo; Magnolia (1999), defendida con orgullo por el actor como “una de las mejores películas de la historia; Embriagado de amor (2002), peculiar comedia de Adam Sandler; y The Master (2012), es decir, todos los films del peculiar cineasta con la única excepción de Pozos de ambición (2007). Con cada colaboración, aumentaba la importancia de Hoffman y la fuerza de sus papeles, alcanzando la cumbre con la aclamada The Master, por la que ambos fueron premiados en el Festival de Venecia.  En este impactante y polémico drama, Hoffman encarnó a Lancaster Dodd, un intelectual que crea una organización religiosa (similar a la Iglesia de la Cienciología) que gana popularidad en EE.UU. durante los años 50. Hoffman salió airoso del potente duelo interpretativo con Joaquín Phoenix y Amy Adams y los tres obtuvieron por ello las únicas nominaciones al Oscar del film.

Philip Seymour Hoffman en La duda
En La duda, Hoffman borda un personaje lleno
de matices que hace dudar a todos
Con anterioridad, Hoffman había optado a la estatuilla dorada a mejor actor de reparto en dos ocasiones, curiosamente por dos películas que, al igual que The Master, contaban con Amy Adams en el reparto: el drama político La guerra de Charlie Wilson (Mike Nichols, 2007), donde superó interpretativamente a Tom Hanks y Julia Roberts, y el drama eclesiástico La duda (John Patrick Shanley, 2008), junto a una impresionante Meryl Streep cuya sombra Hoffman logró evitar al interpretar con maestría a un carismático sacerdote que trata de modernizar una parroquia del Bronx.

Philip Seymour Hoffman en El talento de Mr. Ripley
La decepcionante El talento de Mr. Ripley
reposa en brillantes interpretaciones 
Sin duda a Hoffman se le dan bien los papeles relacionados con la religión, pues también bordó al pastor obsesionado con matar a su mujer en Cold Mountain (Anthony Minghella, 2003). De hecho, su poco agraciada apariencia a menudo le ha relegado a papeles depresivos (Happiness, de Todd Solondz, 1998), extravagantes (Nadie es perfecto, de Joen Schumacher, 1999), molestos (El talento de Mr. Ripley, de Minghella, 1999), carentes de escrúpulos (El dragón rojo, de Brett Ratner, 2002) o directamente desagradables (Y entonces llegó ella, de John Hamburg, 2004). Y, pese a trabajar en films de prestigio como las comedias El gran Lebowski (Joel Coen, 1998) –una de sus tres interpretaciones junto a Julianne Moore– o Casi famosos (Cameron Crowe, 2000) –durante la cual hubo de actuar con gripe–, los papeles protagónicos escasean en su carrera. Pero no por ello ha renunciado él nunca a su pasión por el cine: “mi parte favorita de la interpretación es sentarme solo delante del guión y empezar a hacerme preguntas”, afirmó en una ocasión.

Philip Seymour Hoffman en Cold Mountain
Cold Mountain supone una de las pocas incursiones
de Hoffman en las superproducciones de Hollywood
Fue precisamente su hermano mayor, el guionista Gordy Hoffman, quien le dio la oportunidad de protagonizar el film que escribió: Con amor, Liza, ópera prima de Todd Louiso, interesante cinta independiente sobre un hombre deprimido por la muerte de su esposa. La película falló a la hora de confeccionar la historia, pero dejó claro que Hoffman era un actor merecedor de encabezar cualquier reparto. Fue quizá ello lo que le permitió protagonizar la cinta canadiense Owning Mahowny (Richard Kwietniowski, 2003), como un hombre con talento numérico y debilidad con el juego, así como el papel de su carrera en la mencionada Truman Capote, cuyo Oscar dedicó Hoffman emotivamente a su madre por educar a cuatro hijos con éxito.

Gracias a dicho premio, Hoffman empezó a ser considerado como uno de los intérpretes más dotados del cine contemporáneo, pero ni siquiera así lo tuvo fácil para obtener papeles protagonistas. Entre las excepciones están dos interesantes películas del 2007: la comedia dramática independiente La familia Savages (Tamara Jenkins), sobre dos hermanos (Laura Linney y Hoffman, nominado al Globo de Oro a mejor actor de comedia y ganador del Spirit Award) que, tras años separados, deben convivir para cuidar de su también desconocido padre enfermo; y el thriller Antes que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet), donde interpreta a un ejecutivo adicto a la heroína (sí, la misma sustancia que terminaría acabando con su vida) que, propone a su hermano (Ethan Hawke) atracar una joyería sin violencia. Albert Finney y Marisa Tomei completan un reparto que fue merecidamente premiado por los premios Gotham y Satellite.

Philip Seymour Hoffman en El último concierto
El último concierto es uno de los papeles más
emotivos del actor neoyorkino
Aún así, tanto los dos films mencionados como la comedia Radio encubierta (Richard Curtis, 2009) o el drama El último concierto (Yaron Ziberman, 2012), ambas con la música como clave, presentan un protagonismo compartido, siendo el curioso drama independiente Synecdoche, New York (Charlie Kaufman, 2008), sobre un director teatral que desea representar una obra con una réplica de Nueva York de tamaño natural, uno de los pocos films que lo presentan como indiscutible y único actor principal. Parece que Hollywood todavía no está dispuesto a que el peso de un film descanse sobre un actor maduro sin atractivos… Quizá su muerte sirva para que varios productores y directores se arrepientan de no haber confiado más en él; para que el talento tenga algún día más importancia que la imagen.

Philip Seymour Hoffman optó 4 veces al Oscar,
pero sólo ganó la primera vez
Fue quizá la falta de papeles interesantes lo que llevó a Hoffman a dirigir su propio film: Jack goes boating (2010), sobre un conductor de limusinas de Manhattan que decide comportarse de forma estrafalaria a nivel laboral y personal. Aunque el papel de perdedor nato le iba a Hoffman como anillo al dedo, quedó claro que éste es mejor intérprete que director y la película fue por completo ignorada pese a no carecer de interés y una ternura poco habitual en los papeles del actor neoyorkino (es precisamente el maravilloso film de animación Mary & Max (Adam Elliot, 2009), en el que da la voz a Max, su papel más emotivo)

De todos modos, recientemente Hoffman se estaba alejando de su estética desaliñada, aprovechando su prestigio y presencia para obtener papeles de maestros, líderes y personas de confianza, como los interpretados en Moneyball: rompiendo las reglas (Bennett Miller) y Los idus de Marzo (George Clooney) -por la que optó al BAFTA-, ambas de 2011, y la superproducción Los juegos del hambre: en llamas (Francis Lawrence, 2013), brillante segunda parte de una saga que el actor deja inacabada.

Philip Seymour Hoffman en Los juegos del hambre: en llamas
La popularidad de Los juegos del hambre incitó
a Hoffman a formar parte del gran reparto
Aunque sus creativos tendrán que apañárselas para disimular la ausencia de Hoffman en las dos siguientes películas de la saga, Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 2, cuyo estreno se prevé para 2015, supondrá la última aparición de este actor en la gran pantalla. También póstumamente se estrenará un film completamente distinto: la comedia dramática independiente God´s pocket (John Slattery), recientemente presentada en el Festival de Sundance, donde Hoffman interpreta a un hombre que suma a una esposa poco complaciente y una deuda imposible de saldar, las extrañas circunstancias en que fallece su hijastro, cuya muerte trata de cubrir; clásico papel de hombre maduro entre la espada y la pared que supone una apropiada despedida para un actor que nunca ha tratado de ser un modelo heroico.

Philip Seymour Hoffman en Synecdoche, New York
El maquillaje de Synecdoche, New York permite
contemplar la versión anciana de Hoffman
Así, la magia del cine nos permitirá disfrutar de este excelente actor dos ocasiones más en gran pantalla y, por supuesto, de todos los grandes papales que ha encarnado durante estos años en films tan distintos como la brillante sátira rural State and Main (David Mamet, 2000) o la irregular pero popular cinta de acción Misión Imposible III (J. J. Abrams, 2006), en la que, como cabía esperar, interpretaba al antagonista. Conocido por su pausado y apático modo de hablar, Hoffman demostró también ser un gran actor teatral, siendo nominado al Tony en dos ocasiones. Él nunca tuvo problemas en encarnar a personajes desagradables que otros intérpretes habrían dejado de lado, personajes necesarios sin los cuales no existiría el cine: “Como actor, tengo una responsabilidad con el personaje que interpreto. Nunca juzgo o pongo etiquetas. Me limito a interpretarlo de la forma más honesta, expresiva y creativa que puedo con la esperanza de que gente que normalmente reaccionaría con desprecio ante el personaje cambie su manera de verlo”, afirmó una vez con sabiduría. Él no fue una estrella ni un héroe; de hecho, fue el arquetipo del anti-héroe, tanto laboral como personalmente, pero su trabajo se caracterizó siempre por la profesionalidad y calidad que sólo ofrecen los grandes y su contribución al séptimo arte es ya imborrable. Hasta siempre, Philip Seymour Hoffman.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

16 comentarios:

  1. Excelente publicación. Tristemente la droga se ha llevado a muchos grandes...

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    1. Muchas gracias; grandes o no, la droga tiene consecuencias terribles. Un saludo.

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  2. Precioso artículo; la verdad es que su nombre es poco conocido para la cantidad de películas que ha interpretado y el reconocimiento que ha tenido.

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  3. Sin duda un gran talento del séptimo arte, he visto muchas películas en las que ha actuado, y su histrionismo ha sido de gran aporte en los films en que lo han requerido

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  4. He disfrutado de verdad con este recorrido que has hecho por la carrera de un actor que siempre me ha enternecido o me ha hecho disfrutar, tanto en 'Boogie nights' como en 'Radio encubierta', pasando por cualquiera de las películas en las que, sin representar el papel principal dejaba una fuerte huella. Me ha encantado tu recorrido por la vida de un actor difícil de olvidar. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, me alegra que lo hayas disfrutado. Yo le echaré de menos; de hecho, suelo defender su interpretación en Capote como la mejor actuación masculina con Oscar de los últimos años. Un saludo.

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  5. Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Un saludo.

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  6. Un gran actor, sin duda. A mi me gusta mucho y he visto casi todas sus películas. Y todavía podría haber hecho grandes personajes. Una lástima...
    Saludos.

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  7. Excelente retrospectiva de este excelente actor.

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  8. “El éxito no te hace feliz; el éxito es hacer lo que te hace feliz”, me quedo con eso, obvio y con todas sus pelis!

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  10. Que buen homenaje, si señor. A mi me gustaba mucho este actor, me transmitía credibilidad siempre en sus interpretaciones. A mi me sorprendió su muerte porque no sabía de su adicción.
    Una verdadera lástima.

    Un saludo.

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    1. Muchas gracias :) A mí también me sorprendió, xq llevaba años sin droga e incluso sin alcohol...

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  11. Excelente actor que se nos ha ido.Lo echaremos de menos.Un buen articulo,Juan.Saludos.

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  12. Que artítulo más bonito! Yo cuando me enteré no podía dar crédito. Muchas veces pienso: ¿Qué le lleva a la gente a meterse en algo tan sucio? Una pena que se haya ido. Nos ha dejado interpretaciones brillantes. Se le echará de menos.

    Saludos!

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  13. No sabía que había muerto, qué pena... Siempre me ha gustado mucho en todas las películas que he visto de él.

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