“El éxito no
te hace feliz; el éxito es hacer lo que te hace feliz”, dijo una vez Philip
Seymour, quien el pasado 2 de febrero fue hallado muerto en su apartamento por
su amigo, el escritor David Bar Katz. El departamento policial de Nueva York no
tardó en revelar que se trataba de una muerte por sobredosis, un triste final
para uno de los mejores actores del panorama cinematográfico actual que nos
recuerda, una vez más, que las estrellas de Hollywood también son de carne y
hueso.
Hoffman ganó su primer y único Oscar por su primera nominación por el drama Truman Capote |
Hoffman se une
así a una larga lista de artistas afectados por el consumo de drogas, las
cuales son especialmente peligrosas si se combinan con el dinero… Al final, la
fama ha servido de poco para prevenir la tragedia. La muerte del gran Hoffman deja a su esposa, la diseñadora
de vestuario Mimi O'Donnell, con tres hijos a su cargo. Pero no es por ello por
lo que este gran actor merece ser recordado.
Philip Seymour
Hoffman no era, ni por asomo, lo que se entiende por una estrella. Hijo de
protestante padre de ascendencia alemana y católica madre de ascendencia
italiana, Hoffman nació en Fairport, Nueva York, el 23 de julio de 1967,
probablemente uno de los mejores años de la historia del cine, y se sumergió en
la interpretación en el instituto, después de que una lesión en el cuello le
obligara a dejar la lucha libre. A los 9 años vivió el divorcio de sus padres y
a los 17 asistió a la escuela de teatro en New York State Summer School of the
Arts, donde conoció a Bennett Miller y Dan Futterman, quienes años después
serían los respectivos director y guionista de Truman Capote (2005), por la que
Hoffman obtendría, entre otros, el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el premio
del sindicato de actores al mejor actor al encarnar a la perfección al
amanerado y engañoso escritor Truman Capote.
Hoffman es una de las almas torturadas de Magnolia |
Tras
graduarse, Hoffman continuó sus estudios de interpretación con Alan Langdon
como profesor y se tituló en la Tisch School of Arts de la Universidad de Nueva
York, donde, junto al actor Steven Schub y el mencionado Miller fundó la compañía
teatral Bullstoi Ensemble. Fueron aquéllos los tristes tiempos en que Hoffman se
adentró en el mundo de las drogas, llegando a ser ingresado en un centro de
rehabilitación.
Ya recuperado
(aunque, como se ha visto, no es fácil recuperarse de las drogas del todo),
obtuvo su primer papel en 1991 en un episodio de la serie Law & Order donde interpretó a un abogado (“The violence of
summer”). Pero su golpe de suerte llegó en 1992, cuando obtuvo interesantes
papeles de secundario en las olvidadas Triple Bogey on a Par Five Hole
(Amos Poe), My new gun (Stacy Cochran) y El charlatán (Richard
Pearce) y en la aclamada Esencia de mujer (Martin Brest), que
fue nominada a mejor película, director y guión, aunque tan sólo Al Pacino
subió al escenario a recoger la estatuilla de mejor actor. Es este film, donde
Hoffman bordó el papel de estudiante sin escrúpulos, el que marcó el comienzo
de su prometedora carrera.
La polémica The Master constituye uno de los mejores papeles de Philip Seymour Hoffman |
Desde
entonces, su popularidad creció a un ritmo vertiginoso, con papeles en varios
films cada año, algunos tan populares como Patch Adams (Tom Shadyac, 1998),
pero en general de escasa calidad. En 1996 trabajó en el thriller Sidney,
ópera prima de Paul Thomas Anderson, con quien dio comienzo una fructuosa
relación profesional que incluiría Boogie Nights (1997), cómica crítica
de la industria del sexo; Magnolia (1999), defendida con
orgullo por el actor como “una de las mejores películas de la historia; Embriagado
de amor (2002), peculiar comedia de Adam Sandler; y The Master
(2012), es decir, todos los films del peculiar cineasta con la única
excepción de Pozos de ambición
(2007). Con cada colaboración, aumentaba la importancia de Hoffman y la fuerza
de sus papeles, alcanzando la cumbre con la aclamada The Master, por la que ambos fueron premiados en el Festival de
Venecia. En este impactante y polémico drama,
Hoffman encarnó a Lancaster Dodd, un intelectual que crea una organización
religiosa (similar a la Iglesia de la Cienciología) que gana popularidad en
EE.UU. durante los años 50. Hoffman salió airoso del potente duelo
interpretativo con Joaquín Phoenix y Amy Adams y los tres obtuvieron por ello
las únicas nominaciones al Oscar del film.
En La duda, Hoffman borda un personaje lleno de matices que hace dudar a todos |
Con
anterioridad, Hoffman había optado a la estatuilla dorada a mejor actor de
reparto en dos ocasiones, curiosamente por dos películas que, al igual que The Master, contaban con Amy Adams en el
reparto: el drama político La guerra de Charlie Wilson (Mike Nichols, 2007), donde superó interpretativamente a Tom Hanks y Julia Roberts, y
el drama eclesiástico La duda (John Patrick Shanley,
2008), junto a una impresionante Meryl Streep cuya sombra Hoffman logró evitar
al interpretar con maestría a un carismático sacerdote que trata de modernizar
una parroquia del Bronx.
La decepcionante El talento de Mr. Ripley reposa en brillantes interpretaciones |
Sin duda a
Hoffman se le dan bien los papeles relacionados con la religión, pues también
bordó al pastor obsesionado con matar a su mujer en Cold Mountain (Anthony
Minghella, 2003). De hecho, su poco agraciada apariencia a menudo le ha
relegado a papeles depresivos (Happiness, de Todd Solondz, 1998), extravagantes (Nadie es perfecto, de Joen Schumacher, 1999), molestos (El talento de Mr. Ripley, de Minghella, 1999), carentes de escrúpulos (El dragón rojo, de Brett Ratner, 2002) o directamente
desagradables (Y entonces llegó ella, de John Hamburg, 2004). Y, pese a trabajar
en films de prestigio como las comedias El gran Lebowski (Joel Coen, 1998) –una
de sus tres interpretaciones junto a Julianne Moore– o Casi famosos (Cameron
Crowe, 2000) –durante la cual hubo de actuar con gripe–, los papeles protagónicos
escasean en su carrera. Pero no por ello ha renunciado él nunca a su pasión por
el cine: “mi parte favorita de la interpretación es sentarme solo delante del
guión y empezar a hacerme preguntas”, afirmó en una ocasión.
Cold Mountain supone una de las pocas incursiones de Hoffman en las superproducciones de Hollywood |
Fue
precisamente su hermano mayor, el guionista Gordy Hoffman, quien le dio la
oportunidad de protagonizar el film que escribió: Con amor, Liza, ópera
prima de Todd Louiso, interesante cinta independiente sobre un hombre deprimido
por la muerte de su esposa. La película falló a la hora de confeccionar la
historia, pero dejó claro que Hoffman era un actor merecedor de encabezar
cualquier reparto. Fue quizá ello lo que le permitió protagonizar la cinta
canadiense Owning Mahowny (Richard Kwietniowski, 2003), como un hombre con
talento numérico y debilidad con el juego, así como el papel de su carrera en
la mencionada Truman Capote, cuyo Oscar
dedicó Hoffman emotivamente a su madre por educar a cuatro hijos con éxito.
Gracias a
dicho premio, Hoffman empezó a ser considerado como uno de los intérpretes más
dotados del cine contemporáneo, pero ni siquiera así lo tuvo fácil para obtener
papeles protagonistas. Entre las excepciones están dos interesantes películas
del 2007: la comedia dramática independiente La familia Savages
(Tamara Jenkins), sobre dos hermanos (Laura Linney y Hoffman, nominado al Globo
de Oro a mejor actor de comedia y ganador del Spirit Award) que, tras años separados, deben convivir para
cuidar de su también desconocido padre enfermo; y el thriller Antes
que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet), donde interpreta a un
ejecutivo adicto a la heroína (sí, la misma sustancia que terminaría acabando
con su vida) que, propone a su hermano (Ethan Hawke) atracar una joyería sin
violencia. Albert Finney y Marisa Tomei completan un reparto que fue merecidamente
premiado por los premios Gotham y Satellite.
El último concierto es uno de los papeles más emotivos del actor neoyorkino |
Aún así, tanto
los dos films mencionados como la comedia Radio encubierta (Richard Curtis,
2009) o el drama El último concierto (Yaron Ziberman, 2012), ambas con la música
como clave, presentan un protagonismo compartido, siendo el curioso drama
independiente Synecdoche, New York (Charlie Kaufman, 2008), sobre un director
teatral que desea representar una obra con una réplica de Nueva York de tamaño
natural, uno de los pocos films que lo presentan como indiscutible y único actor
principal. Parece que Hollywood todavía no está dispuesto a que el peso de un
film descanse sobre un actor maduro sin atractivos… Quizá su muerte sirva para
que varios productores y directores se arrepientan de no haber confiado más en
él; para que el talento tenga algún día más importancia que la imagen.
Philip Seymour Hoffman optó 4 veces al Oscar, pero sólo ganó la primera vez |
Fue quizá la
falta de papeles interesantes lo que llevó a Hoffman a dirigir su propio film: Jack
goes boating (2010), sobre un conductor de limusinas de Manhattan que decide
comportarse de forma estrafalaria a nivel laboral y personal. Aunque el papel
de perdedor nato le iba a Hoffman como anillo al dedo, quedó claro que éste es
mejor intérprete que director y la película fue por completo ignorada pese a no
carecer de interés y una ternura poco habitual en los papeles del actor neoyorkino (es precisamente el maravilloso film de animación Mary & Max (Adam Elliot, 2009), en el que da la voz a Max, su papel más emotivo)
De todos
modos, recientemente Hoffman se estaba alejando de su estética desaliñada,
aprovechando su prestigio y presencia para obtener papeles de maestros, líderes
y personas de confianza, como los interpretados en Moneyball: rompiendo las reglas
(Bennett Miller) y Los idus de Marzo (George Clooney) -por la que optó al BAFTA-, ambas de 2011, y la
superproducción Los juegos del hambre: en llamas (Francis Lawrence, 2013),
brillante segunda parte de una saga que el actor deja inacabada.
La popularidad de Los juegos del hambre incitó a Hoffman a formar parte del gran reparto |
Aunque sus
creativos tendrán que apañárselas para disimular la ausencia de Hoffman en las
dos siguientes películas de la saga, Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 2,
cuyo estreno se prevé para 2015, supondrá la última aparición de este actor en
la gran pantalla. También póstumamente se estrenará un film completamente
distinto: la comedia dramática independiente God´s pocket (John
Slattery), recientemente presentada en el Festival de Sundance, donde Hoffman
interpreta a un hombre que suma a una esposa poco complaciente y una deuda imposible
de saldar, las extrañas circunstancias en que fallece su hijastro, cuya muerte
trata de cubrir; clásico papel de hombre maduro entre la espada y la pared que
supone una apropiada despedida para un actor que nunca ha tratado de ser un modelo
heroico.
El maquillaje de Synecdoche, New York permite contemplar la versión anciana de Hoffman |
Así, la magia
del cine nos permitirá disfrutar de este excelente actor dos ocasiones más en
gran pantalla y, por supuesto, de todos los grandes papales que ha encarnado
durante estos años en films tan distintos como la brillante sátira rural State
and Main (David Mamet, 2000) o la irregular pero popular cinta de
acción Misión Imposible III (J. J. Abrams, 2006), en la que, como
cabía esperar, interpretaba al antagonista. Conocido por su pausado y apático
modo de hablar, Hoffman demostró también ser un gran actor teatral, siendo
nominado al Tony en dos ocasiones. Él nunca tuvo problemas en encarnar a
personajes desagradables que otros intérpretes habrían dejado de lado,
personajes necesarios sin los cuales no existiría el cine: “Como actor, tengo
una responsabilidad con el personaje que interpreto. Nunca juzgo o pongo
etiquetas. Me limito a interpretarlo de la forma más honesta, expresiva y
creativa que puedo con la esperanza de que gente que normalmente reaccionaría
con desprecio ante el personaje cambie su manera de verlo”, afirmó una vez con
sabiduría. Él no fue una estrella ni un héroe; de hecho, fue el arquetipo del
anti-héroe, tanto laboral como personalmente, pero su trabajo se caracterizó
siempre por la profesionalidad y calidad que sólo ofrecen los grandes y su
contribución al séptimo arte es ya imborrable. Hasta siempre, Philip Seymour
Hoffman.
© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras
Excelente publicación. Tristemente la droga se ha llevado a muchos grandes...
ResponderEliminarMuchas gracias; grandes o no, la droga tiene consecuencias terribles. Un saludo.
EliminarPrecioso artículo; la verdad es que su nombre es poco conocido para la cantidad de películas que ha interpretado y el reconocimiento que ha tenido.
ResponderEliminarSin duda un gran talento del séptimo arte, he visto muchas películas en las que ha actuado, y su histrionismo ha sido de gran aporte en los films en que lo han requerido
ResponderEliminarHe disfrutado de verdad con este recorrido que has hecho por la carrera de un actor que siempre me ha enternecido o me ha hecho disfrutar, tanto en 'Boogie nights' como en 'Radio encubierta', pasando por cualquiera de las películas en las que, sin representar el papel principal dejaba una fuerte huella. Me ha encantado tu recorrido por la vida de un actor difícil de olvidar. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra que lo hayas disfrutado. Yo le echaré de menos; de hecho, suelo defender su interpretación en Capote como la mejor actuación masculina con Oscar de los últimos años. Un saludo.
EliminarMuchas gracias, me alegra que te haya gustado. Un saludo.
ResponderEliminarUn gran actor, sin duda. A mi me gusta mucho y he visto casi todas sus películas. Y todavía podría haber hecho grandes personajes. Una lástima...
ResponderEliminarSaludos.
Excelente retrospectiva de este excelente actor.
ResponderEliminar“El éxito no te hace feliz; el éxito es hacer lo que te hace feliz”, me quedo con eso, obvio y con todas sus pelis!
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Madison
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Que buen homenaje, si señor. A mi me gustaba mucho este actor, me transmitía credibilidad siempre en sus interpretaciones. A mi me sorprendió su muerte porque no sabía de su adicción.
ResponderEliminarUna verdadera lástima.
Un saludo.
Muchas gracias :) A mí también me sorprendió, xq llevaba años sin droga e incluso sin alcohol...
EliminarExcelente actor que se nos ha ido.Lo echaremos de menos.Un buen articulo,Juan.Saludos.
ResponderEliminarQue artítulo más bonito! Yo cuando me enteré no podía dar crédito. Muchas veces pienso: ¿Qué le lleva a la gente a meterse en algo tan sucio? Una pena que se haya ido. Nos ha dejado interpretaciones brillantes. Se le echará de menos.
ResponderEliminarSaludos!
No sabía que había muerto, qué pena... Siempre me ha gustado mucho en todas las películas que he visto de él.
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