El medallero de Kate Winslet

Una elegantísima y sobria Winslet se encuentra por
primera vez con la reina de su querida Inglaterra

Kate Winslet, una de las actrices más conocidas y alabadas del cine contemporáneo, acaba de recibir la medalla de Comandante del Imperio Británico de manos de la mismísima reina de Inglaterra. Ante la pregunta de ésta sobre si le gustaba ser actriz, Winslet contestó que “sí, pero más ser madre”, a lo que la soberana respondió que “ese es el único trabajo que importa”. Sin duda ha influido en este galardón el hecho de que la actriz nunca se cansa de hablar de lo orgullosa que se siente de ser inglesa y lo mucho que ama su país. Con este reconocimiento, Inglaterra reconoce a Winslet como una de sus actrices más destacadas, algo que muchos ya sabíamos pero que nunca viene mal recordar.

Winslet nació en 1975 en el seno de una familia de actores teatrales, con lo que su destino parecía marcado, pero su éxito es solo suyo. Con solo once años, comenzó estudios de actuación en el Redroofs Theatre School y con doce hizo su primera aparición en televisión, en un anuncio. Pero sus auténticos comienzos en el medio vinieron en 1991, cuando protagonizó la miniserie de aventuras Dark Season, sobre tres adolescentes que luchan por salvar el colegio de un siniestro villano.

El logro de Criaturas celestiales es no juzgar a sus
protagonistas y retratar una obsesiva amistad infantil

Pero no sería la televisión el medio de Winslet y en 1994 hizo las pruebas para la primera película de Peter Jackson fuera del gore: Criaturas celestiales. Al leer el guión conectó tanto con el personaje que le gritó a su padre que tenía que conseguirlo y éste le dijo: “Entonces lo harás”. Y lo hizo. Se trataba de la polémica historia real de dos chicas que se refugian en su mundo de fantasía y terminan realizando acciones atroces. Pese a que el film no justifica las acciones de las protagonistas, nuestra identificación con ellas es sorprendente y se debe en gran parte a las brillantes interpretaciones de ambas actrices (su compañera era la también debutante Melanie Lynskev, quien siguió trabajando en el cine en papeles secundarios). La película tuvo una tímida acogida por parte del público, pero tanto Jackson como Winslet recibieron excelentes críticas y, pese a que se comentó que el film encasillaría a la actriz, fue un magnífico punto de partida.

El cuidado drama de época Sentido y sensibilidad
asoció a la actriz con el género y el romanticismo

Aún desconocida, Winslet decidió presentarse a las pruebas de Sentido y sensibilidad (Ang Lee, 1995) y llamó en seguida la atención de la actriz y guionista Emma Thompson, quien encarnaría el sentido del film frente a la sensibilidad del personaje de Winslet, que fue así asociada al romanticismo. Su acertada actuación fue nominada al Oscar y numerosos otros galardones y premiada con el Bafta a mejor actriz secundaria. Su imagen de heroína clásica sería retomada en el Hamlet (1996) de Kenneth Branagh, primero en utilizar el texto original de Shakespeare, y Jude (Winterbottom, 1996), donde el desnudo de Winslet causaría sensación. A este respecto, ella respondió años después que es “el tipo de actriz que disfruta exponiéndose desnuda”. En cualquier caso, verla desnuda en pantalla es enormemente fácil.

En Titanic, interpreta a una joven aristócrata atada
por las convenciones sociales pero llena de vida

En muy poco tiempo, Winslet era ya una actriz muy admirada capaz de resaltar aunque las producciones no lo hicieran. El visionario James Cameron lo sabía bien y le envió el guión de su Titanic (1997). Ella, amante de la cinematografía sencilla británica, no lo tenía muy claro, pero Emma Thompson sí: “Cariño, esto lo tienes que aceptar”. Así lo hizo y obtuvo por ello un enorme reconocimiento tanto del apasionado público como de los críticos, incluidos aquellos que se reían del film en sí. Irónicamente, el film obtuvo 11 premios Oscars y su maravillosa actuación se quedó sin premio, pero ser nominada en la categoría de mejor actriz tres años después de su debut es todo un logro (además, su compañero de pantalla Leonardo DiCaprio no obtuvo ni eso para enfado de millones de fans).

Por protagonizar El viaje de Julia, film que casi nadie
vio, Winslet dejó de lado dos superproducciones

Pero ella no quiso que el éxito se le subiera a la cabeza y se recordó a sí misma que su lugar estaba en su querida Inglaterra y que el motivo por el que era actriz era, sencillamente, que amaba actuar. Así lo demostró rechazando protagonizar las superproducciones Shakespeare in love (John Madden, 1998) y Ana y el rey (Andy Tennant, 1998) a favor de la minimalista cinta británica El viaje de Julia (Gillies MacKinnon, 1998), en la que interpreta a una mujer desencantada con los convencionalismos de la Inglaterra de los años 70 que viaja con sus hijos a Marruecos, donde sobrevive fabricando muñecos. Desde entonces, siempre ha querido obtener los papeles más diferentes a su alcance, como el de una mujer convertida a una secta en la mejorable Holy Smoke (Jane Campion, 1999), para la que volvió a desnudarse, esta vez con polémica incluida.

En Iris, Winslet es la versión joven de Judi Dench;
ella afirma que siempre conecta con sus compañeros

Aunque en Quills (Philip Kaufman, 2000), un duro drama sobre la hipócrita opresión sexual de la Iglesia, fue algo eclipsada por Geoffrey Rush, en la emotiva Iris (Ricahrd Eyre, 2001) estuvo a la altura de Judi Dench y Jim Broadbent conformando un reparto brillante que reunió todo tipo de reconocimientos, incluida una tercera nominación a los Oscar para Winslet, quien interpretaba a la escritora Iris Murdock en sus libertinos años jóvenes. Como curiosidad, tan solo en dos ocasiones han sido dos actrices nominadas al Oscar por el mismo personaje de la misma película (una en versión anciana y otra en versión joven) y ambos casos incluyen a Winslet (en Titanic fue la versión joven de Gloria Stuart y en Iris la de Dench). Por otro lado, muchos se sorprenderán al saber que rechazó el papel de Éowyn en El señor de los anillos. Las dos torres (Jackson, 2002); Miranda Otto estuvo perfecta, pero siempre nos quedará la curiosidad por ver a Winslet en tal memorable saga.

Un nuevo cambio de registro y más compañeros de lujo (Kevin Spacey y Laura Linney) dieron lugar a La vida de David Gale (Alan Parker, 2003), adorada por el público y odiada por los críticos, que vieron efectismo y nada de la necesaria crítica a la pena de muerte que un film que lidia con ella requiere. Todo lo contrario a polémica fue Descubriendo Nunca Jamás (Marc Forster, 2004), emotivo relato sobre el proceso creativo de Peter Pan por James Barry (Johnny Depp) y la relación platónica de éste con una mujer y sus hijos, muy mal vista por el resto de la sociedad. El film recibió siete nominaciones a los Oscar, pero Winslet obtuvo la suya por otro film protagonizado ese mismo año junto a Jim Carrey: ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004), una obra muy original sobre una compleja relación entre dos personas que tienen a su alcance la posibilidad de borrar sus recuerdos. La actuación de Winslet en este film es la favorita de la actriz y fue colocada en la posición número 81 de la lista de mejores interpretaciones de todos los tiempos elaborada por Premiere Magazine en 2006. Curiosamente, en ambos films compartía pantalla con grandes actores dados a la tontería obligados por una vez a permanecer serios; ¿será que Winslet impone?

El desenfoque de este plano de Juegos secretos
muestra el aislamiento social de la protagonista

La prolífica actriz fue nominada al Oscar por quinta vez por la inteligente Juegos secretos (Todd Field, 2006) y volvió a perder la estatuilla. Eso sí, tiene el logro del mayor número de nominaciones a tan joven edad. En este último film estaba perfecta como una madre aburrida que debe hacer frente a la presencia de un pedófilo por las calles del barrio y, lo que es peor, a la hipocresía del vecindario. Menos arriesgada pero encantadora fue su participación en la comedia romántica The holiday (Vacaciones) (Nancy Meyers, 2006), en la que su británico personaje intercambiaba la casa por unos días con una desconocida chica americana (Cameron Diez), descubriendo ambas una nueva forma de mirar la vida. Una música maravillosa y un simpático guión ayudaban a ignorar los tópicos del primer film en que Winslet pudo permitirse hablar con su acento británico natural.

La primera parte de The reader es una historia de amor
entre una mujer atormentada y un joven que lee para ella

Pero tuvimos que esperar hasta 2008 para contemplar a Winslet en la cima. Ese año dos potentes dramas valían todo su éxito a su presencia. El primero era Revolutionary Road, dirigida con acierto por su marido Sam Mendes, que años atrás había obtenido el Oscar a mejor director por su brillante ópera prima, American beauty (1999). En ella se reunía con Leo DiCaprio una década después de su éxito en Titanic para encarnar a la perfección una crisis matrimonial. El segundo fue The reader (El lector), de Stephen Daldry, en la que interpretaba a una mujer atormentada por sus acciones nazis que inicia una dulce relación con un adolescente. Su interpretación ponía de manifiesto la habilidad de la actriz para lograr nuestra empatía para los personajes más odiosos sin olvidarnos por ello de la realidad.

Winslet posa junto a sus dos Globos de Oro y su
marido; al menos, aún conserva los premios

Ambas interpretaciones estaba tan llenas de matices y eran tan impresionantes que los premios lo tenían difícil, pero en general se decantaron por la segunda. Los Globos de Oro consideraron la primera como rol protagónico y la segunda como secundario, y, por segunda vez en la historia de esos galardones, premiaron a una actriz en las dos categorías (la primera fue Sigourney Weaver en 1989 como protagonista de Gorilas en la niebla y secundaria de Armas de mujer). En su emoción, Winslet pidió perdón al resto de nominadas, a las que nombró como “Anne, Meryl, Kristen and… who is the other one?” en un momento que probablemente la enemistó con Angelina Jolie para siempre. Los productores de The Reader trataron de que Winslet fuese considerada por los Oscar en la categoría de mejor secundaria para que la hazaña pudiese repetirse en esos premios, pero no fue así. Su impresionante papel en The Reader era secundario a ojos objetivos pero la manera en que se comía la pantalla le valió la nominación a mejor actriz protagonista. Por supuesto, ganó, pero la pobre Revolutionary Road se quedó sin un premio seguro, lo que permitió a nuestra Penélope Cruz alzarse con el galardón por Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen, 2008).

El talento de Winslet volvió a quedar claro en la resplandeciente miniserie Mildred Pierce (Todd Haynes, 2011), donde interpreta con maestría a una madre capaz de cualquier cosa por el amor de su hija. Su interpretación fue premiada con otro Globo de Oro, un Emmy y un Satellite Award a mejor actriz en miniserie. Un dios salvaje (Roman Polanski, 2011) muestra que la comedia tampoco se le atraganta a esta increíble actriz que, en tan poco tiempo, se ha vuelto un rostro imprescindible del cine y una apuesta segura de calidad en cada una de sus apariciones. Además, Winslet ha demostrado también un gran talento como cantante, con lo que preveo un musical en su futuro.

La dirección artística de Revolutionary road refleja
la apariencia perfecta del infeliz matrimonio

Pese a todo, ella nunca se ha considerado una super estrella. Probablemente muchos fans la acosan al día, pero uno de estos encuentros es perfecto a este respecto: Winslet se encontraba en el metro  y una joven le preguntó “Are you Kate Winslet?”, a lo que ella contestó “Well, yes. I am actually” y obtuvo por respuesta “And you´re getting the tube? “Yes”, contestó. “Don´t you have a big car that drives you around? Winslet se limitó a contestar que no y la joven quedó muy sorprendida de que no se pasara el rato paseándose en su lujoso coche. “Ridículo”, consideró la actriz al narrar la anécdota.

Para Kate Winslet, la familia es lo primero y, pese a que ya ha atravesado dos divorcios (se separó de Mendes meses después de obtener el Oscar, uniéndose a una supuesta maldición de mujeres oscarizadas), sus hijos son siempre su prioridad, lo que le ha llevado a rechazar interesantes trabajos como Match Point (Allen, 2005), que abandonó en el último momento para suerte de Scarlett Johansson. Sus palabras son claras a este respecto: “My skin still crawls if you call me a movie star. I get embarrassed. I think, don´t be ridiculous. Maybe it´s because I´m British”. De todos modos, la cita más bella que he encontrado de esta maravillosa actriz es más sencilla: Life is short, and it is here to be lived. (La vida es corta, y está aquí para vivirla.)


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