26 marzo 2021

'Nomadland': reconectar con uno mismo, (vi)viendo la película del año

La mejor película del año rara vez coincide con la más galardonada, pero este año es la excepción que confirma la regla: Nomadland, ganadora del León de Oro de Venecia, el Premio del Público de Toronto, el Gotham, el Globo de Oro, el Satellite, el Critics Choice y, probablemente, el BAFTA, el Spirit y por supuesto el Oscar [ver análisis nominaciones], es una obra descomunal, la más premiada de la historia. Irónicamente, sobre el papel, es una cinta muy pequeñita... y pocos la entenderán del todo.

Frances McDormand en Nomadland

Nomadland (2020) es el tercer largometraje de Chloé Zhao, tras Songs My Brothers Taught Me (2015) y The Rider (2017), y el primero que recibe la atención que merece. Zhao, que ha arrasado con los reconocimientos a mejor dirección de la temporada y pronto se convertirá en la segunda directora receptora del Oscar en los 93 años de historia de este premio, nació en China pero se fue con 14 años a estudiar a Londres, enlazando con Los Ángeles y Nueva York y adquiriendo una perspectiva muy crítica con el régimen chino, lo que le ha valido la repudia de un país al que probablemente tarde en volver. Viendo sus películas, queda claro que EEUU es su nuevo hogar, aun cuando es incluso más reivindicativa frente al capitalismo que ante el comunismo. En la sencillez con la que aborda la vida nómada de una mujer que lo ha perdido todo, Nomadland habla, siempre sutilmente, de todo un sistema económico y político en crisis, de un mundo que parece estar perdiendo el norte. Y es que, frente a la crisis económica, todo lo que Fern necesita es una caravana irónicamente apodada "Vanguardia" y los recuerdos que le dejó su marido (rara vez mencionado y aun así omnipresente).

Frances McDormand y Chloé Zhao

El trabajo de Chloé Zhao es magnífico, pero, si alguien merece el mérito incluso más que ella, esa es Frances McDormand, quien no solo ofrece como Fern la mejor interpretación de su carrera (sí, por encima incluso del Fargo (1996) de los Coen y los Tres anuncios en las afueras (2017) de Martin McDonagh), una además mucho más tierna y romántica de lo que nos tiene acostumbrados, sino que es la principal responsable de la existencia de Nomadland: tras enamorarse del libro de Jessica Bruder, acudió personalmente a Zhao para ofrecerle dirigirla. Difícilmente recibirá un tercer Oscar interpretativo tan pronto, pero, de ganar la película, también ganará ella (literalmente, pues es una de las productoras).

Frances McDormand y David Strathairn

Además de Zhao (que produce, escribe, dirige y hasta edita) y McDormand, hay que citar a dos hombres igualmente ligados a la magia de Nomadland: su colaborador habitual Joshua James Richards, artífice de la hermosa fotografía, delicada en el tratamiento tanto de los rostros llenos de historias como de los impresionantes paisajes desérticos, a menudo al atardecer, y Ludovico Einaudi, cuya música sirve de perfecto acompañante para una película que es, ante todo un viaje. El pianista italiano compuso la mayoría de las piezas inspirado por sus aventuras en los Alpes y las publicó en 2019 en el disco “Seven Days Walking” (no, no las compuso ex profeso para la película, aunque parezca increíble dado lo bien que encajan en ella).

Chloé Zhao, Joshua James Richards y Frances McDormand

El sentimiento de búsqueda de uno mismo y conexión con la naturaleza toca a Zhao de cerca: tras vivir en grandes ciudades, empezó a sentir una soledad terrible a la que solo puso final al huir a la mucho más salvaje Dakota del Sur, donde volvió a conectar consigo misma. Al igual que Hacia rutas salvajes (2007), de Sean Penn, y Alma salvaje (2014), de Jean-Marc Vallée, Nomadland invita a conectar con el mundo que nos rodea de un modo rara vez visto en el cine comercial, fuertemente anclado al capitalismo, sin perder por ello la fe en el ser humano (en el fondo, el amor es el motor de todas ellas). Más que películas, son experiencias vitales. Más que verse, se viven. Y, en momentos trágicos como el que atravesamos, instan a vivir más y mejor.

Cartel de Nomadland

No es casualidad que los tres títulos citados partan del papel. En el caso de la película que nos ocupa, el origen es el libro Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century (2017), lo que explica el fuerte realismo desplegado en pantalla, algo a lo que contribuye enormemente la apuesta de Zhao por intérpretes no profesionales. Y es que, con la sola excepción de McDormand y un harto sensible David Strathairn, todos los nómadas que vemos lo son también en la vida real y se limitan por tanto a encarnarse a sí mismos, aportando incluso sus propios recuerdos. De hecho, si McDormand pensó en Zhao fue gracias a The Rider [ver top 100 de la década], cuyo protagonista, Brady Jandreau, había vivido y seguía viviendo mucho de cuanto se veía en pantalla.

Frances McDormand y los nómadas, Nomadland

Contra todo pronóstico, la cuarta película de Chloé Zhao será el Eternals (2021) de Marvel. Esperemos que sepa afrontar tan espectacular reto sin perder la esencia intimista que la caracteriza. Por el momento, solo me queda recomendar Nomadland una y otra vez. Por supuesto, en pantalla grande, para vivirla como merece y, quizá, reconectar con todo aquello que verdaderamente importa.

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