Toni Erdmann narra entre sonrisas y lágrimas la odisea de un padre por recuperar a su hija |
El duelo que las quinielas auguraban entre el
alemán Toni Erdmann de Maren Ade y la francesa Elle de Paul Verhoeven en
la 29ª edición de los Premios del Cine Europeo terminó saldándose con el
flamante triunfo del primero, convertido así en el primer film receptor de los
cinco premios principales de esta entidad: mejor película, mejor dirección,
mejor guion —ambos para Maren Ade, convertida
así junto a Susanne Bier (En un mundo
mejor, 2010) en una de las dos únicas directoras premiadas y en la primera
cuya película se alza también con el galardón principal—, mejor actor (Peter Simonischek) y mejor actriz (Sandra Hüller).
Indudablemente, la victoria más sorprendente es la de Hüller, una intérprete
hasta ahora desconocida fuera de Alemania que se impuso a la arrebatadora
Isabelle Huppert, quien es sin duda la mejor intérprete europea del año (es
más, sobran los vocablos “la” y “europea”) tanto por la mentada Elle
como por la tristemente olvidada El Porvenir, de Mia Hansen-Løve,
pero se vio perjudicada al contar ya con dos entorchados en su haber (por La pianista, de Michael Haneke, y 8 mujeres —compartida con sus siete
compañeras de reparto— de François Ozon, en 2001 y 2002 respectivamente). En la
misma categoría perdieron Adriana Ugarte y Blanca Suárez, candidatas
conjuntamente por la Julieta de un Pedro Almodóvar que,
como casi todos, se fue de vacío. ¿Es este un augurio del Óscar que las tres
cintas anhelan?
La vida de Calabacín es una mirada al maltrato infantil tan dura como enternecedora |
Ante el poderío de la extraordinaria
comedia agridulce Toni Erdmann, una
de las cintas más unánimemente aclamadas de la historia del cine, de nada sirvieron
la nominación al Óscar de La habitación de Lenny Abrahamson o
la (injustificada) Palma de Oro del Yo, Daniel Blake de Ken Loach en el
último Festival de Cannes (donde Christian Mungiu, único realizador nominado
por los Premios de Cine Europeo cuya película no aparecía en la categoría
principal, se alzó como mejor director por la notable Los exámenes). Así, las
únicas películas que contaron con su momento de gloria anoche fueron la joyita animada
belga La vida de Calabacín, de Claude Barras (mejor película del
Annecy), el documental italiano Fuego en el mar, de Gianfranco Rosi
(Oso de Oro de Berlín), el cortometraje documental 9 Days: From My Window in Aleppo,
de Floor van der Meulen, Thomas Vroege y Issa Touma, y la reivindicable ópera
prima finlandesa El día más feliz en la vida de Olli Mäki, de Juho Kuosmanen (mejor
película de la sección “Un Certain Regard” de Cannes), además de la sueca Un
hombre llamado Ove, de Hannes Holm, y la polaca Cuerpo, de Malgorzata
Szumowska, que se hicieron con dos reconocimientos destinados (sin éxito) a
atraer al gran público al certamen en particular y al cine europeo en general:
mejor comedia y Premio del Público, respectivamente. Curiosamente, esta última
cinta ya estuvo presente en los pasados Premios del Cine Europeo, donde se alzó
con el mejor montaje.
Land of mine sigue a jóvenes obligados a retirar minas tras la rendición de Alemania en la II Guerra Mundial |
Como siempre, se echaron en falta
más galardones (sin ir más lejos, para interpretaciones secundarias) que
permitieran a otros títulos contar con su minuto de gloria. También es cuestionable
que los premios técnicos se entreguen días antes de la gala sin contar con
nominados previos. Se agradece, no obstante, la creación de dos entorchados
nuevos: mejor vestuario y mejor maquillaje & peluquería, recibidos ambos
por el terrible pero hermoso drama bélico danés Land of mine (Bajo la arena), de Martin
Zandvliet, que también se alzó con la mejor fotografía y, sin embargo, no fue
candidato a ninguno de los premios principales. Así explico el jurado sus
decisiones: “la fotografía de Camilla
Hjelm Knudsen crea una tensión que apoya la singularmente sugestiva atmósfera
del film a la perfección. Desde el primer momento, el lenguaje visual captura e
impresiona al espectador, demostrando con gran sutileza cómo la composición y
la iluminación pueden contribuir a la dramaturgia y apoyar la historia y los
personajes con discreción”; “con extraordinaria atención al detalle, Stefanie Bieker consigue un alto nivel
de realismo y al mismo tiempo un intenso lirismo que el vestuario respira a lo
largo de la narración. Ella toma extremo cuidado en definir a los diferentes
personajes, superando la dificultad de trabajar con una restringida paleta de
uniformes y la negación de individualidad que estos representan. La evidente
armonía con otros departamentos visuales hace que cada fotograma cobre vida”, “el
trabajo de Barbara Kreuzer destaca en un modo discreto y nada intrusivo a
la par que contribuyendo a la dramaturgia. La peluquería y el maquillaje cuadran
perfectamente con el vestuario, creando magníficos personajes completos”.
La comuna muestra las peculiaridades de la vida colectiva en la Dinamarca de los años 70 |
El resto de premios técnicos estuvieron
más repartidos: mejor diseño de producción para Alice Normington por Sufragistas, de Sarah
Gavron (“evitando los peligros de la representación visual del periodo, se
ofrece con gran sensibilidad una vista
natural del principio de siglo londinense, permitiéndonos ver la película sin
sentir el peso de su construcción”), mejor música para Ilya Demutsky por
The Student, de Kirill
Serebrenniko (“la música, con
su contemporánea estructura sacra, expresa intensamente la oscura fascinación
de la espiral de intolerancia que el fanatismo religioso puede generar”), mejor sonido para Radosław Ochnio por 11 minut, de Jerzy Skolimowski (“el diseño de sonido es
inmensamente importante para la comprensión de los personajes principales y sus
ansiedades. En combinación con la música, apoya la historia alternando inteligentemente
entre sonidos de la “vida real” y una focalización en el gradualmente
incrementado conflicto emocional y físico desarrollado. El diseño de sonido
nunca se impone pero es un elemento vital y muy bien articulado”) y mejor montaje para Anne Østerud y Janus Billeskov Jansen por La comuna, de Thomas Vinterberg (“el montaje crea una atmósfera luminosa y humorista para tornarla entonces en un sentimiento de pérdida de control, cuando todo lo planeado por la heroína se vuelve en su contra. Haciendo todo esto, el montaje también subraya algo esencial: el movimiento entre el individuo y la comuna en cada momento del film”). Curiosamente, esta última fue la única de las cintas receptoras de premios técnicos presente también en las nominaciones (con Trine Dyrtholm aspirando a la reñida mejor interpretación femenina). Por último,
cabe destacar los reconocimientos a toda la carrera de Jean-Claude Carrière,
veterano guionista y colaborador de Luis Buñuel, y a la contribución al cine
mundial de Pierce Brosnan, quien, con lágrimas en los ojos, afirmó estar
viviendo una de las noches más bonitas de su vida.
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