14 octubre 2013

10 verdades en defensa del cine español (dedicadas a Montoro)

El pasado 8 de octubre, el Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro hizo una desafortunada declaración sobre el cine español, afirmando que la crisis de éste no se debe a los impuestos o la falta de ayudas, sino a su calidad; palabras sin duda inapropiadas en contra de nuestra cultura que ningún político debería pronunciar sobre su propio país. De poco sirve que días después cambiase de idea al afirmar que “el cine español está entre los mejores”: el daño ya estaba hecho. Y la pena es que muchos en España piensan lo mismo: que el séptimo arte de nuestro país, además de aburrido y malo, trata siempre de lo mismo. ¿Es esto cierto? Hoy os presento 10 verdades sobre el cine español, dedicadas a Montoro y a todos aquéllos que infravaloran nuestro cine.

Drama español: Cría cuervos (1976)
Drama español: Cría cuervos... (1975)
 El oscuro contexto histórico. Antes de nada, conviene recordar que hace menos de cuarenta años España se encontraba sumida en una de las dictaduras más largas del siglo XX. La Dictadura de Franco (1939-1975) supuso que, mientras en países como EE.UU., Francia, Italia o Japón se creaban obras maestras, en nuestro país sólo se fomentaran películas como Raza (José Luis Sáenz de Heredia, 1942), canto fascista a favor del Generalísimo. Aún así, cineastas como Juan Antonio Bardem (Muerte de un ciclista, 1955), Luis Buñuel (Viridiana, 1961), Luis García Berlanga (El verdugo, 1964), Carlos Saura (La caza, 1965) y Víctor Erice (El espíritu de la colmena, 1973) se las apañaron para hacer grandes películas que, además de atreverse a criticar el franquismo como nadie lo había hecho antes, resultan tan envolventes hoy como lo fueron en su día. Pero, claro, éstos eran unos pocos osados: por lo general, la industria cinematográfica española estaba por completo oprimida (como todo lo demás, a fin de cuentas). El franquismo es al cine español lo que la Nouvelle Vague al cine francés o el Neorrealismo al cine italiano; haced las cuentas.

Ciencia-ficción española: Eva (2011)
Ciencia-ficción española: Eva (2011)
 Problemas de presupuesto. España es un país con escaso poder económico en comparación a sus vecinos europeos del norte. Esto se nota en todos los ámbitos y el cinematográfico no es una excepción. En EE.UU. se pueden permitir gastar millones de dólares en producciones de la talla de Avatar (James Cameron, 2009) o Lincoln (Steven Spielberg, 2012), porque los productores saben que lo van a recuperar, pero en España recaudar grandes sumas de dinero requiere un gran esfuerzo y contar con estrellas internacionales, como mostró Lo imposible (Juan Antonio Bayona, 2012), que no habría sido tal éxito de no contar con Ewan McGregror y Naomi Watts (por cuyo papel se interesó la propia Nicole Kidman). Aun así, películas como ésta demuestran que la creatividad de nuestros cineastas no tiene límites, ya que se alcanzó un resultado perfecto con un presupuesto que, aun destacando en nuestro país, es muy inferior al habitual en Hollywood. El bello vestuario de El perro del hortelano (Pilar Miró, 1996), los magníficos decorados de El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006) y los maravillosos efectos visuales de Eva (Kike Maíllo, 2011) son también prueba de ello.

Fantasía española: El laberinto del fauno (2006)
Fantasía española: El laberinto del fauno (2006)
 Mayor precio y más descargas ilegales. ¿Para qué pagar hasta diez euros por una entrada de cine si la misma película está disponible de forma gratuita en el salón de casa? Cierto es que esto no afecta sólo al cine español, pero sí lo afecta especialmente: nadie discute que ver una película en la gran pantalla es una experiencia mucho más especial que hacerlo en un pequeño televisor, pero, a raíz de la constante subida del precio de las entradas, pocos pueden permitirse ir al cine con frecuencia. Por tanto, los espectadores deben elegir bien las películas que ver en pantalla grande. Y, ¿cuáles suelen ser las elegidas? Las superproducciones de Hollywood, por supuesto, ya que, puestos a pagar diez euros por ver una película, se suele optar por aquéllas que van a  resultar más impresionantes a nivel visual, lo que deja a los brillantes dramas intimistas de nuestro país al margen de la taquilla.

Comedia española:  Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)
Comedia española:
Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)
 Las comparaciones son odiosas. En general, quienes critican al cine español, lo hacen comparándolo con el cine de EE.UU. o, como mucho, de países como Reino Unido y Francia. Pero hay que ser justos: estos países nos superan en todos los ámbitos y compararse con ellos es ridículo. Si comparamos la producción de nuestro país con la de países como Portugal, Italia o Argentina –o incluso Alemania, China y Suecia, por ejemplo–, comprobaremos que, no sólo estamos a la altura, sino que superamos a la mayoría. De hecho, películas como Cría cuervos...(Carlos Saura, 1975), El sur (Víctor Erice, 1983), Amanece, que no es poco (José Luis Cuerda, 1988), Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (Agustín Díaz Yanes, 1995), Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999), La comunidad (Alex de la Iglesia, 2000) o La vida secreta de las palabras (Isabel Coixet, 2005) han convertido a nuestro cine en uno de los mejores del mundo.

Romance español: Los amantes del círculo polar (1998)
Romance español: Los amantes del círculo polar (1998)
 El aburrimiento de los temas sociales. Para muchos, el cine español sólo trata aburridos temas sociales ambientados en lugares deprimentes: violencia de género (La buena estrella, de Ricardo Franco, 1997), vejez (Solas, de Benito Zambrano, 1999), maltrato infantil (El bola, Achero Mañas, 2000), desempleo (Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa, 2002)… Cierto es que este tipo de temáticas son muy corrientes en nuestro cine (en parte debido a que era la forma más sencilla de obtener ayudas económicas… cuando éstas existían), pero también lo son de la mayoría de cinematografías: a fin de cuentas, Hollywood tiene cubierto el cupo del entretenimiento, con lo que, para destacar, hay que crear películas distintas, que hablen de los conflictos que preocupan a la mayoría de los españoles. De este modo, hay dos formas de afrontar los problemas: huyendo de ellos con el cine escapista hollywoodiense –aunque España también ofrece este tipo de cine, desde el musical El otro lado de la cama (Emilio Martínez-Lázaro, 2002) hasta la comedia Atasco en la nacional (Josetxo San Mateo, 2007)–  o haciéndoles frente con nuestro cine social (con la brillante Barrio, de Fernando León de Aranoa, 1998, por ejemplo). Quizá el problema radica en que, en España, preferimos soñar a plantar cara a la realidad.

Western español: Blackthorn. Sin destino (2011)
Western español: Blackthorn. Sin destino (2011)
 ¿Demasiada Guerra Civil? Los santos inocentes (Mario Camus, 1984), La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998), La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1998) y La voz dormida (Benito Zambrano, 2011) están entre las muchas obras maestras del cine español que lidian con los tiempos más oscuros de la historia de nuestro país: la guerra y la posguerra. Estos tristes acontecimientos han marcado a nuestro país y sus habitantes para siempre y, considerando que muchos de los cineastas actuales vivieron la represión en sus propias carnes, no parece descabellado que esta temática sea tan socorrida. Además, al contrario que el nazismo de Hitler o el fascismo de Mussolini, el franquismo ha sido rápidamente olvidado por el panorama internacional. Muchos prefieren olvidar tan oscura etapa, pero mirar para otro lado es de cobardes; lo justo para todas las víctimas es recordar. Recordar el daño que pueden hacerse los hombres los unos a los otros para evitar que hechos semejantes vuelvan a ocurrir. De todos modos, hay películas buenas ambientadas en todas las épocas, desde el siglo IV (Ágora, de Alejandro Amenábar, 2008) hasta  el siglo XXI (El método, de Marcelo Piñeyro, 2005), pasando por la España Imperial (Alatriste, de Agustín Díaz Yanes, 2006), la II República (Belle Époque, de Fernando Trueba, 1992) y los años 80 (Volver a empezar, de José Luis Garci, 1982).

Terror español: [REC·] (2007)
Terror español: [REC·] (2007)
 Sexo y violencia no mitificados. Lucía y el sexo (Julio Medem, 2001) y Celda 211 (Daniel Monzón, 2009) son algunos de los muchos films españoles donde el sexo y la violencia, respectivamente, están por completo justificados. Ambos presentan una gran calidad, pero, para muchos, tan sólo son “más películas españolas de sexo y violencia”. Curiosamente, Martin Scorsese y Quentin Tarantino son dos de los cineastas más populares en nuestro país y su cine no se caracteriza precisamente por transmitir paz y amor. La diferencia está en que el sexo y la violencia de nuestro cine no están mitificados, sino que se plantean con un realismo que a menudo preferimos evitar. De todos modos, la mayoría de las obras maestras del cine español moderno carecen por completo de estos temas: El bosque animado (José Luis Cuerda, 1987), Los otros (Alejandro Amenábar, 2001), Mi vida sin mí (Isabel Coixet, 2003), Volver (Pedro Almodóvar, 2006), La soledad (Jaime Rosales, 2007)…

Musical español: El otro lado de la cama (2002)
Musical español: El otro lado de la cama (2002)
 La politización del arte. En España, el colectivo cinematográfico tiene fama de izquierdista. La gala de los Goya de 2003 se convirtió en un grito de “No a la guerra” y la de 2012 se posicionó claramente contra los recortes. No obstante, no es cierto que el PP sea siempre el blanco de los ataques: en 2011, fue la Ley Sinde de la ministra de cultura del PSOE, la que protagonizó la gala. Quizá una entrega de premios no sea el mejor lugar para dar discursos políticos, pero, a menudo, los presentadores y premiados dicen lo que todos estamos pensando. De todos modos, ¿a qué tienen tanto miedo los políticos? ¿A escuchar opiniones? España es una democracia, y eso es algo que los académicos saben muy bien… y  los políticos a veces parecen olvidar. El propio cine español no es más político que cualquier otro: los cineastas suelen ser personas cultas y liberales, lo que las lleva a preocuparse especialmente por las desigualdades e injusticias de este mundo. Reducir al cine al entretenimiento sería desaprovechar su poder de denuncia social y hasta las películas más banales suelen esconder algún mensaje interesante. De todos modos, no todo el cine español está enfocado hacia la crítica social, ni muchísimo menos. Ahí están el thriller Tesis (Alejandro Amenábar, 1996), la romántica Los amantes del círculo polar (Julio Medem, 1998), la intrigante El orfanato (Juan Antonio Bayona, 2007), la espeluznante [REC·] (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), la divertida Pagafantas (Borja Cobeaga, 2009), el western Blackthorn. Sin destino (Mateo Gil, 2011), la, a ratos emotiva, a ratos absurda Primos (Daniel Sánchez Arévalo, 2011), el drama mudo Blancanieves (Pablo Berger, 2012) o la animada Las aventuras de Tadeo Jones (Enrique Gato, 2012) para demostrarlo.

Thriller español: Tesis (1996)
Thriller español: Tesis (1996)
 Grandes actores. Quien afirma que los actores de las películas españolas son siempre los mismos obviamente no ha visto demasiadas películas. De hecho, nuestros actores y actrices constituyen uno de los elementos más atractivos de nuestro cine. ¿Recordáis a Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios (Pedro Almodóvar, 1988), Luis Tosar en Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003), Maribel Verdú en Siete mesas de villar francés (Gracia Querejeta, 2007) o Marián Álvarez en La herida (Fernando Franco, 2013)? ¿Y a José Sacristán en El muerto y ser feliz (Javier Rebollo, 2012), Carmen Elías en Camino (Javier Fesser, 2008), Candela Peña en Princesas (Fernando León de Aranoa, 2005) y básicamente todo el reparto de Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004)? La lista de interpretaciones memorables es interminable. Y algunos, como Javier Bardem o Antonio Banderas, incluso han triunfado en el extranjero. Una emocionada Penélope Cruz dedicó su Oscar a mejor actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen, 2008) a todos los actores de su país. Quizá el glamour de nuestros intérpretes no sea comparable al de las estrellas de Hollywood, pero su talento sí lo es.

Animación española: Arrugas (2011)
Animación española: Arrugas (2011)
 Opinión de la crítica internacional. Es curioso que la mayoría de los españoles tenga una opinión tan negativa de nuestro cine cuando los críticos más prestigiosos se deshacen en alabanzas hacia las películas de nuestro país. Abre los ojos (Alejandro Amenábar, 1997) dio lugar a un remake hollywoodiense protagonizado por Tom Cruise, Chico y Rita (Fernando Trueba, Javier Mariscal y Tono Errando, 2010) y Arrugas (Ignacio Ferreras, 2011) sorprendieron a todos al colarse en los premios Annie y Hable con ella (Pedro Almodóvar, 2002) es la primera película extranjera que obtiene un Oscar a mejor guión original desde Un hombre y una mujer (Claude Lelouch, 1966). De hecho, en estos prestigiosos galardones España es el tercer país más galardonado, con 19 nominaciones y 4 premios, tan sólo por detrás de Francia e Italia. En los Globos de Oro, España acumula 3 premios, sólo por detrás de Francia, mientras que dos películas de producción española se han alzado con la Palma de Oro en Cannes y cinco (tres de ellas empatadas en 1978) han obtenido el Oso de Oro de Berlín. No está mal para una cinematografía que no pudo expresarse con libertad hasta hace tres décadas, ¿no creéis?

Nuestro cine es mucho más que sexo, violencia y drogas. Grandes directores y actores, acompañados de brillantes profesionales de todas las áreas, han creado infinidad de películas para todos los gustos y de todo tipo de temáticas (las imágenes de este artículo son prueba de ello) partiendo de presupuestos muy inferiores a los obtenidos en otras partes del mundo. Una cámara en la mano y una idea en la cabeza han sido a menudo el único comienzo para grandes pequeñas películas como Krámpack (Cesc Guy, 2000), Esperando septiembre (Tina Olivares, 2011) o El mundo es nuestro (Alfonso Sánchez, 2012), en las que la falta de medios se paliaba con grandes dosis de talento e imaginación. El ministro Montoro terminó reconociendo que las películas españolas se encuentran entre los mejores. Y, por una vez, no se equivoca. El cine español ha evolucionado a gran velocidad hasta convertirse en uno de los más valorados del mundo. En un país con una tasa de paro del 27% y un panorama político que deja mucho que desear, el cine –nuestro cine– es uno de los pocos motivos de orgullo. No seamos nosotros quienes lo menospreciemos.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

11 comentarios:

  1. Muy buena defensa de nuestro cine, analizando sus pros pero también reflexionando sobre aquello que se le suele criticar. Creo que hay muchos prejuicios contra el cine español, y como todas las cinematografías existe cine español sobresaliente, bueno, pasable y muy olvidable.

    Saludos!!

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    1. Muchas gracias. Sin duda, hay cine español bueno y cine español malo. La diferencia es que, en general, las películas extranjeras que llegan a España son solo las buenas, ya que son sólo unas pocas, y eso lleva a creer que la producción media de otros países es superior a la nuestra. Curiosamente, la mayoría de países infravaloran su propio cine (EE.UU. es la excepción, claro...). Saludos.

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  2. Estoy con Maria Jose Agudo.

    Yo soy una de las que al cine español le doy poquísima o casi ninguna oportunidad. He visto muy pocas pelis de producto nacional. Pero de las que mencionas, he visto varias. Y están muy bien. Este año se estrenan bastantes pelis españolas. Lo mismo me animo y veo alguna.

    Saludos!

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    1. Pues hay que darle más oportunidades, que es el nuestro! Hay muchas películas españolas buenas, aunque este país veo un panorama más regular a causa de los recortes. Gracias!

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    2. Este año veré más películas españolas, prometido!

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  3. Yo soy de los que no confían mucho en el cine español, aunque últimamente le estoy dando muchas oportunidades (prefiero ver pelis españolas que no grandes producciones americanas vacías) y con algunas me están sorprendiendo gratamente. Me declaro fan de Nacho Vigalondo, y Jaume Balagueró, me encantan Antonio de la Torre, Karra Elejalde, Marta Etura, López-Vázquez, Landa, Maura, Berlanga o María Galiana.

    Me ha encantado tu disección de los temas candentes, y creo que has puesto el dedo en la llaga. Me gusta tu defensa de nuestro cine, pero no estoy de acuerdo en algunos puntos.

    2 y 4. El problema del presupuesto y las comparaciones. Ya que no hay la ingente cantidad de millones con la que cuenta Hollywood, no nos queramos comparar con ellos en eso, suplamos esa carencia con películas con temáticas originales (la reciente Eva, sin ir más lejos es un buen ejemplo y tampoco creo que costase una millonada) y guiones que se salgan de lo común, que se ha demostrado que aquí hay grandes guionistas y buenísimos directores. No nos comparemos con ellos, cada cine y cada país son únicos con sus circunstancias, no somos ni mejores ni peores, simplemente diferentes, y si salen menos películas, que al menos las que salgan merecen la pena.

    5 y 6. De acuerdo en que el cine cumple cierto papel como cronista de determinados contextos sociales. Lo que no me gusta personalmente es que el uso de los temas sociales sea tan recurrente. A mi el cine me gusta como evasión durante una hora y media. Bastantes problemas tiene uno ya como para encima ver una peli para padecer. Y lo mismo que la Guerra Civil. Igual que en otras ocasiones hemos sido un ejemplo para el mundo, en esa época fuimos la vergüenza y no hay que olvidar ese periodo: "El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla". Pero de ahí a la producción tan prolífica sobre el tema hay un trecho. Prefiero ver documentales sobre el tema. Y sobre época histórica me gusta mucho más La Transición.

    7. Sexo en el cine español. En éste tema siento que se está encauzando mejor ultimamente. Con el cine del destape se entendía que el espectador estuviera "ávido de carne", tras una represión tan larga, ver un pezoncillo fuese todo un logro. Pero a partir de los años 80, toda actriz que destacase un poco acaba en pelota picada o enseñando las tetas sin justificación ninguna. No creo que ellas tuvieran la culpa, sino los productores que seguramente imponían que tal o cual actriz que estaba de moda enseñase algo como reclamo. Hay actrices que casi se han pasado más tiempo desnudas que vestidas (Hola Paz Vega) o que se han desnudado sin pudor aunque no viniera a cuento (Maribel Verdú o nuestra Pe, que ahora va de dignísima). Por no hablar de casos como el de Ruth Gabriel o la tipa aquella que quiso ser actriz llamada.... Mar Flores. Hoy en día sigue pasando, aunque en menor medida (ahí tienes a Clara Lago, María Valverde, Adriana Ugarte... aunque dales tiempo...)

    (continúa)

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    1. Muchas gracias por tu comentario! Por supuesto, no esperaba coincidir en todo con las opiniones de todo, pero en realidad coincido mucho con lo que comentas:

      2 y 4: Por supuesto, no hay que compararse. Pero la gente sí lo hace. La mayoría de las personas que critican al cine español tan sólo ven películas estadounidenses y compararse con ellas es absurdo porque todas las circunstancias son distintas.

      5 y 6: Estoy de acuerdo. De hecho, me enfado mucho cuando se critican películas entretenidas que permiten disfrutar de un buen rato cuando más lo necesitamos por el hecho de no ser realistas. El cine es arte y el arte no tiene que ser siempre realista. No obstante, sí veo interesante que cada país centre su arte en las preocupaciones de su propio país: (casi) nadie se identifica con las comedias románticas y los thrillers de acción americanos porque resultan muy falsos e incitan a la gente a odiar sus propias vidas por no compararse a las que ven en el cine. Justo ayer encontré un ejemplo de ello en la película española "De tu ventana a la mía", donde una mujer madura se lamenta por no haber tenido nunca un "beso de película".

      7. Mucha razón. Yo, de hecho, estoy en contra del desnudo en pantalla a menos que sea imprescindible. Se puede contar mucho sin enseñar nada. Y aún me fastidia más que siempre sean ellas las que se desnudan, pero ello deriva de la mirada masculina (o, machista, según se quiera decir) que el cine ha tenido siempre (y, por desgracia, sigue teniendo... aunque por suerte va mejorando). No obstante, esto no es sólo propio del cine español: casi la mitad de las actrices oscarizadas o nominadas al Oscar en los últimos años lo consiguieron por interpretaciones donde se desnudan (Felicity Huffman, Halle Berry, Kate Winslet, Helen Hunt...); ¿era necesario?

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  4. Ah se me olvidaba lo de los precios. No me cuadra el comportamiento de distribuidoras y productoras. Quieren que vaya más gente al cine, pero no bajan los precios, quieren seguir haciéndose de oro a costa de unos bolsillos que a día de hoy prescinden en gran medida de la cultura porque hay que comer, vestirse y llevar a los peques al cole. Poco a poco se están dando cuenta que entre lo que vale ir al cine, con palomitas, refresco y verla en casa hay una diferencia abismal. Los cines concebidos como hoy lo están, es un modelo que se agotará muy pronto. El futuro está en los videoclubs online con unas tasas proporcionadas. Yo siempre he sido muy de ir al cine, y ahora suelo ir una vez al mes más o menos, y me pienso mucho qué ver (muy acertado lo que dices de ver algo espectacular ya que vas). Eso si, en fiestadelcine.com han hecho una inicativa buenísima en la que tres días se puede ir al cine por 3 euros. Pues seguramente vaya los tres días. Así, sí.

    Por lo demás, muy de acuerdo en los grandes profesionales (actores, directores, guionistas) que tiene este país. Tosar me parece uno de los mejores actores del panorama no sólo español, sino mundial.

    Me ha gustado este post, si señor.

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    1. Sin duda en el tema de los precios nos encontramos ante la pescadilla que se muerde la cola: cuando más suben los precios, menos vamos al cine y, cuanto menos vamos al cine, más suben los precios. No creo que el cine vaya a desaparecer, porque ver películas en pantalla grande sigue siendo una experiencia única. Pero sin duda las productoras deben buscar formas de fomentar el visionado pagado desde casa (algo que en EE.UU. está bastante generalizado gracias a Netflix, fantástico "videoclub en casa" que por desgracia aun no ha llegado a nuestro país).

      ¡Muchas gracias por el elaborado comentario! Me encanta escuchar otras opiniones, especialmente cuando están tan bien expresadas.

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  5. UUUHH! Cine español... buagh la mayoría lo critica sin conocer y sólo saben decir que si Torrente, que si Isi/Disi... Pero en fin, a mi hay cosas que me gustan y otras que no. Y como tú dices, no creo que valga la pena comparar...

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  6. Hay algo que parece que estamos obviando todos. No es necesario que olvidemos nuestra historia, el cine americano no lo ha hecho y tiene unas constantes que rigen todos los géneros: la extinción de los aborígenes en la colonización del oeste o la guerra que dividió los estados del norte y del Sur; la Caza de Brujas de McCarthy.... Pero ha llegado el momento de renovarse o morir. No sabemos hacer películas como 'Poltergeist', en la que en una casa de una urbanización, edificada sin respeto sobre un cementerio indio se producen fenómenos extraños.

    También hemos pasado por alto lo que está ocurriendo en Cataluña con directores como Jaume Collet Serra, los Hermanos Pastor, Guillem Morales, Jaume Balaguero u otros integrados en una sociedad que ha puesto en marcha Institutos de cine que funcionan, reciben subvención extranjera, especialmente norteamericana y atraen a su seno a directores como Juan Antonio Bayona o el valenciano Paco Plaza que están integrándose en el cine de género y elevándolo a una categoría internacional. Sólo pocos pueden seguir permitiéndose el lujo de hacer cine, de alguna manera, con el sello de autor, como Alejandro Amenabar, de cuyas películas no sólo se han hecho remakes norteamericanos, sino que han recibido directamente financiación de las grandes compañías cinematográficas. Además de temas intimistas, que pueden ser interesantes, a mí me interesa saber qué pasa en el mundo y por donde se mueven las líneas generales del pensamiento. Y ya sabes lo que decía Godard: "Hablar de cine norteamericano es una redundancia"

    Gracias por permitir que nos explayemos hablando de lo que nos preocupa. Un saludo.

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