15 noviembre 2012

'Los juegos del hambre' vs. 'Battle Royale'

Los juegos del hambre fue estrenada el pasado abril y recaudó 152,5 millones de dólares en el primer fin de semana, convirtiéndose en la 5ª película con más ingresos en su debut de la historia. ¿El motivo? Millones de fans hambrientos por ver su libro favorito convertido en película. No todos los días cobra vida en pantalla el bestseller del momento, la novela homónima de Suzanne Collins publicada en 2008.

En un acto de heroicidad, Katniss entra a "Los juegos del 
hambre" para evitar que su hermana pequeña lo haga 
Ya antes de su estreno, el film fue criticado por sus semejanzas a la película japonesa Battle Royale, que, creada doce años antes, comparte con ella la base de la historia: varios jóvenes obligados por un poder superior a competir en una especie de “Gran Hermano” del que sólo uno puede salir con vida. Ante esto, me vi obligado a ver ambos films y realizar una –siempre odiosa pero, espero, interesante– comparativa que, si algo demuestra, es que ninguno de los films es mera violencia y entretenimiento como algunos quieren hacernos creer.

Ante las reglas de "Battle Royale" ningún pensamiento 
es igual: unos sufren y otros planean cómo ganar
La película Battle Royale fue creada en el año 2000 a partir de la novela homónima de Koushun Takami y, pese a que se trató de evitar su estreno debido al alto contenido de violencia, fue muy bien recibida por crítica y público en Japón. Sin duda ayudó la dirección del experimentado Kenji Fukasaku, triplemente premiado como mejor director por la Academia Japonesa. El film nos sitúa en un futuro en el que el mundo está al borde del colapso y la rebeldía de los jóvenes es vista como una amenaza por el gobierno, que decide crear el programa “Battle Royale”, consistente en enviar cada año una clase de secundaria escogida al azar a una isla desierta en la que los estudiantes deben competir por sus vidas. Una idea terrible que llevó a países como Alemania o Singapur a censurarla y a EE.UU. a posponer su estreno hasta 2002, aunque sería reestrenada en 2011, sin duda con motivo de la aparición de su supuesta "copia". (Los libros muestran más similitudes, pero las películas se alejan más la una de la otra.)

¿Cómo soportar el amor si sólo uno puede salir con vida?
Meses después de esto se estrenaba en todo el mundo Los juegos del hambre. Su director fue Gary Ross, una sorprendente decisión considerando que los dos títulos que éste tenía en su haber, la imaginativa Pleasantville (1998) y la sentimentaloide Seabiscuit, más allá de la leyenda (2003), tenían poco que ver con la idea a adaptar. El carácter de Ross sin duda influyó en que la película suavizara la violencia para enfado de algunos y tranquilidad de otros. La historia gira en torno a un mundo futurista organizado por distritos en función del nivel social. Tan sólo el Capitolio goza de un digno nivel de vida, pero todo posible acto de rebelión es prevenido. Además, el poder del gobierno central es demostrado mediante un torneo anual en el que dos jóvenes de cada distrito (un chico y una chica) elegidos al azar son forzados a luchar entre ellos en un concurso televisado del que solo uno puede salir con vida.

A simple vista, está claro que ambos films tienen tanto en común que el segundo podría considerarse como un remake más. Pero no conviene aplicar sentencia tan rápido: cada film tiene algo que ofrecer y, tal y como me propongo mostrar, la esencia de cada uno es muy distinta.

Tal violencia vuelve locos a los más inocentes
Ambos parten de un concurso a muerte organizado con motivo de paliar la rebelión y controlar a las masas, pero el contexto es muy diferente. En Japón, el programa es una forma de controlar a la juventud, cada vez más peligrosa y reivindicativa. Ya en los años 50 el cine japonés empezó a mostrar preocupación por la rebeldía de la juventud y la falta de sentido vital de ésta en films como Fruta prohibida (Kô Nakahira, 1956), contemporánea de la mítica Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955), que exploraba la misma temática en EE.UU. La película de Ross puede verse como una muestra (llevada al extremo, por supuesto) de la crisis de la familia, así como el auge de una juventud cada vez más reivindicativa que sin duda no conviene a las clases dirigentes: ya no se trata de jóvenes sin sentido vital, sino de nuevos ciudadanos más conscientes que nunca sobre la realidad social. En el caso de Los juegos del hambre, no se trata de dominar a la juventud, sino de controlar al mundo entero: las rebeliones del pasado llevaron al gobierno a destruir al distrito organizador y a crear este torneo como recordatorio de su poder y amenaza constante. En este sentido, esta película ofrece una dura crítica al sistema económico mundial, en el que algunas personas ganan más dinero al día del que otras verán en toda su vida. En el Capitolio abundan los lujos y las personas toman pastillas que les hacen vomitar para poder comer sin parar en las fiestas; mientras tanto, millones de personas viven en una situación de extrema pobreza.

La pomposidad del Capitolio es crítica de la 
desigualdad de clases y los lujos innecesarios
La injusticia social es acrecentada en Los juegos del hambre por el hecho de que los participantes son tomados de una bolsa en la que los nombres de las personas más pobres aparecen más veces que los de las más ricas, pues es común “vender el nombre” para hacer subsistir a la familia, obteniendo cada vez más oportunidades de ser escogido. Además, los distritos ricos no tienen que preocuparse porque están llenos de voluntarios deseosos de ejercer la violencia sobre los demás y que parten con una gran ventaja al haber estado preparándose con anterioridad. La idea está sin duda tomada de Battle Royale, en la que un sádico asesino participa junto a los estudiantes por voluntad propia para satisfacer su sed de sangre, pero en este caso lo que los voluntarios desean es la fama. Lo que para unos es una obligación a luchar por la vida, para otros es diversión. La crítica a las desigualdades del mundo nunca fue más pronunciada.

Rue encuentra en Katniss una figura maternal: incluso
en medio de la desolación puede surgir la esperanza
Ambos films comparten una sensación total de impotencia por parte de los personajes que se transmite a los espectadores. No se trata solo de sobrevivir, pues las leyes exigen que todos los contrincantes mueran en un tiempo determinado. No hay escapatoria. Por ello ambos "concursos" se sitúan en una zona desierta y cercada que explota el sentimiento de claustrofobia. En el caso de Los juegos del hambre el terror es llevado al extremo mediante la tenencia de poderes sobrenaturales por parte de los poderosos, que pueden relacionarse directamente con el exceso de poder político y la idea de que la población depende de los poderes superiores y a menudo éstos buscan su propio beneficio en lugar del bien común.

Las dos obras esconden una crítica brutal hacia los medios de comunicación y los programas de televisión, especialmente los reality shows. Battle Royale surgió en un momento en que este tipo de formatos se había desarrollado más que nunca en Japón, mientras que Los juegos del hambre nace en medio de una sociedad completamente mediatizada en la que nadie está seguro de no estar siendo observado en este preciso instante. En la segunda se trata de un auténtico reality, con patrocinadores y la necesidad de ganarse al público, mientras que en la primera tan sólo los organizadores están mirando. Ambos plantean hasta dónde seríamos capaces de llegar.

Al contrario que Katniss, Shuya y Noriko se ganan 
nuestro apoyo precisamente como antihéroes
Quizá la diferencia más clara entre ambos films viene de los personajes. Battle Royale sigue a toda una clase de más de cuarenta alumnos y trata de adentrarnos en las mentes de todos ellos antes de verles morir. La novela lo permite, pero una película cae irremediablemente en la simpleza a la hora de mostrar las distintas historias y, a la vez, impide una potente identificación con los personajes. Si bien hay tres protagonistas, éstos apenas aparecen en pantalla un cuarto de la película. Los juegos del hambre, por su parte, nos sitúa desde el principio en la mente de una única protagonista: la joven Katniss, interpretada con acierto por Jennifer Lawrence, recientemente nominada al Oscar por Winter´s Bone (Debra Granik, 2010). Los efectos de la narración en primera persona de la novela se pierden, pero la identificación con la protagonista no. Desde el inicio del film, no deseamos otra cosa que el bien de ésta. Tan solo la entrada en escena de Peeta, un joven panadero (hecho que algunos han relacionado con la por lo demás ausente religión, por la idea cristiana del “pan de la vida” como esperanza) que admite haber amado a Katniss toda su vida, nos hace plantearnos un dilema de difícil solución. Este noble personaje, bellamente interpretado por Josh Hutcherson, quién saltó a la fama años atrás con la maravillosa Un puente hacia Terabithia (Gabor Csupo, 2007), se gana nuestro afecto con rapidez. Se trata de una pareja de exitosos actores que no descuidan por ello la interpretación, lo que consigue un química en pantalla excelente y un apego total por parte de la audiencia.

No obstante, esta relación no es nueva, pues ya en Battle Royale el protagonista masculino, Shuya (Tatsuya Fujiwara), juraba proteger a la dulce Noriko (Aki Maeda) hasta el final. Sin embargo, Los juegos del hambre se muestra más progresista a este respecto, ya que Katniss no acepta que Peeta se sacrifique por él y se defiende por sí misma. A fin de cuentas, ella es la auténtica heroína de la historia, que adquiere así un fuerte carácter feminista poco corriente en este tipo de superproducciones. Menos rompedora es la idea de una mujer debatiéndose entre dos hombres, que se ha convertido en un elemento típico de best-seller juvenil gracias a Crepúsculo y Memorias de Idhún.

Los asesinos expertos son los claros antagonistas: no 
solo tienen ventaja, sino que han elegido su destino
La amistad y el compañerismo son clave en ambos films, pero las diferencias culturales llevan a un tratamiento bastante diferente. Para Japón, la amistad es vital a la hora de crecer y el gran apoyo de los jóvenes en una etapa que supone un cambio constante, lo que inunda a films como Linda Linda Linda (Nobuhiro Yamashita, 2005) de una profunda nostalgia. Battle Royale lleva esta idea al límite: el pasado se deja atrás, pero éste no se sustituye por un futuro. Cada una de las vidas presentadas en el film se expone con rapidez para, en la mayoría de los casos, dar paso rápido a la muerte. La presencia de cada personaje es tan breve como lo ha sido la vida para ellos. Con impotencia, vemos la muerte de personas con aspiraciones y sueños incumplidos justo cuando empezábamos a conocerlas. En el caso de Los juegos del hambre, la idea de supervivencia es vital: la amistad es importante, pero, una vez conocidas las reglas, no queda más remedio que luchar por la propia vida. Sin duda influye en ello el hecho de que los participantes japoneses son compañeros de clase ("¿matarías a tu mejor amigo?"), mientras que los estadounidenses no se conocen entre ellos. Aún así, la naturaleza humana de los personajes conlleva una obligada carga moral que lleva a actos de generosidad que se convierten en los puntos más bellos de la película. Una vez más, las situaciones extremas llevan al ser humano al extremo, para bien y para mal.

La hipocresía social es clave de ambos films. Lo que para
algunos supone la muerte, para otros es mera diversión
Así, pese a que ambas películas parten de una idea muy violenta, no se trata de meros espectáculos de sangre, sino de obras muy completas llenas de mensajes profundos de los que pocos films pueden presumir. Además, ninguna se regodea en el sufrimiento y la muerte, sino que es precisamente el amor por la vida lo que se extrae de ellos. Los protagonistas de ambas historias han sido llevados a una terrible situación que deben afrontar con aplomo si quieren sobrevivir. Los dos films muestran sociedades que fuerzan a sus habitantes a cometer actos de extrema violencia pero ambos reflejan el fracaso de aquéllas ante el carácter inquebrantable del ser humano. Tal prueba podría desembocar en odio, egoísmo, cobardía y maldad, pero en su lugar da paso a generosidad, amor, bondad y esperanza. El bien puede persistir incluso cuando todos los caminos hacia él parecen cerrados.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

12 comentarios:

  1. Oh... esperemos que el final de tu blog sea verdad.
    Ya comentamos todo lo que teníamos que comentar sobre Los Juegos de Hambre en su momento, pero no lo hicimos de Battle Royal... a mi, personalmente, me gustó MUCHO más.

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    1. A mí me gusta más el concepto de Los juegos de hambre porque creo que Battle Royale parte de una premisa absurda: ¿Controlar la violencia de los jóvenes obligando a inocentes a matarse para que sobreviva el más asesino de todos? Pero, como película, me quedo con ella por su forma de presentar la juventud y su potencia.

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    2. Jajaja... Quedarse con aquellos jóvenes con intenciones asesinas es la mejor forma de controlar a las masas, sin duda... XD

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    3. Ehmm... perdona Juan, pero aunque en la película de Battle Royale parezca que la finalidad del programa es la de controlar a jóvenes violentos, me parece que en el libro queda bastante claro que no es así.

      Al final de la novela, el tipo que conduce el programa le indica a Kawada que Battle Royale sólo es una forma que tiene el gobierno de poner en su sitio al ciudadano demostrando su poder opresor.

      Creo que has leído el libro de los Juegos del Hambre, pero no has leído la novela de Battle Royale. Por ejemplo dices que en BR hay un asesino sanguinario que se ha apuntado por propia voluntad, cuando no es así en la novela.

      Te animo a leerla. No está traducida al español pero sí al inglés y es bastante diferente en muchos aspectos a la película. También es muy diferente al manga, así que no te lo recomiendo como resumen de la novela.

      Mira, te voy a poner un ejemplo de la gran copia que es Los Juegos del Hambre. En la novela de Battle Royale, cuando Hiroki, el chico que tiene como arma el GPS, se separa del grupo de Nanahara, Noriko y Kawada para buscar a la chica que le gusta, idean un modo de reunirse una vez la encuentre.

      Kawada le pide a Hiroki que haga dos hogueras de humo y él, cuando vea las dos columnas de humo, utilizará un reclamo de pájaro que tocará cada X tiempo para que Hiroki pueda encontrarlos siguiendo el sonido.

      ¿No te suena a ninguna escena de Los Juegos?

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    4. Gracias por el comentario. Leí el libro hace bastante tiempo y no recordaba (ni recuerdo ahora) esa semejanza tan clara, pero me la apunto. De todos modos, este es un blog de cine y, aunque hablo de los libros como contexto, son las películas lo que estoy comparando y en ellas no hay similitudes tan claras.

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  2. Ambos encierran unos mensajes tan profundos y trascendentales que sería perfecto si todo el mundo fuese capaz de percibirlos y ponerlos en práctica.

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  3. Me ha gustado mucho el artículo: muy completo y con referencias y apuntes bastante interesantes.

    Personalmente me quedo con Los Juegos del Hambre por el concepto y porque al haber leído también la novela tengo más "background" de la historia. Battle Royale es más "divertida" al principio, pero como bien apuntas, cuesta identificar a los personajes y no me generan empatía.

    Ah, y gracias por tu comentario en mi artículo ;)

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  4. Has conseguido que me entren ganas de volver a ver Los juegos del hambre. La primera vez no me hizo mucha gracia, pero me ha entrado curiosidad tras leer el artículo.

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  5. Este es un film interesante, especialmente en el area cultural y económico-social de Occidente que está iniciando ese proceso de 'movilidad descendente', de ingreso en la pobreza del hombre blanco dominante. Si sumamos pobreza a etnia nos sale la denominación de 'white trash' o 'basura blanca', que ya denunciaba Debra Granik en 'Winter's Bone'. El paso de la pobreza extrema a la violencia para sobrevivir es frecuente en los ciclos históricos de la muerte, que arrancando de la miseria llevan al paro, la enfermedad, la violencia y la muerte. (¡Uff, qué triste!).

    Esta es la espada de Damocles que pende sobre el Sur de Europa, que encaraba el siglo XXI como el del fin de la historia, el del desarrollo sostenible, y ve cómo se deshace su clase media como un azucarillo en el vaso de su paciencia. Mientras la prensa, pendiente de sus patrocinadores y audímetros, contempla, igual que en el film, con mirada cómplice, los acontecimientos.

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  6. Si han leído la saga completa pueden notan que los juegos son solo la punta del iceberg, la similitud entre ambas peliculas es el juego de matarse entre sí hasta quedar uno solo lo cual no es suficiente para decir que es un remake o copia. Los juegos del hambre cambian a tal grado que el problema que se desarrolla a través de la saga es meramente político que ha llevado a ese país a una dictadura. El punto es deshacer esa dictadura pero la protagonista se vuelve un arma tan potente que todos la quieren manipular.

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  7. Qué bien; un hilo que habla de ambas obras. Hoy se me ha publicado una comparación que he hecho de las dos. Me gustaría compartirla con vosotros. Seguro que os gustará :) http://melibro.com/resena-de-libros/battle-royale-vs-los-juegos-del-hambre/

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  8. No he tenido la oportunidad de ver Battle Royale, sin embargo a pesar de saber que Los Juegos del Hambre eran considerados como copia de mil historias, le di la oportunidad y vi la película y leí el libro. Ambas cosas me dejaron muy satisfechas. El personaje de Katniss interpretado por J. Lawrence refleja una personalidad de carácter fuerte y que se hace responsable de lo que acontece en su familia.

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