09 abril 2016

'Ser o no ser': parodia eternamente (in)oportuna

Cuando Ser o no ser (To Be or Not to Be, 1942) vio la luz por primera vez, Pearl Harbor acababa de ser atacada, los nazis recorrían Europa a sus anchas y Carole Lombard —señora de Clark Gable y estrella de la función— había muerto en un accidente de avión. Corría 1942 y no era el mejor momento para reírse. Siete décadas más tarde, la película más famosa de Ernst Lubitsch se ve con ojos más reflexivos. Lo que entonces sonó a burla inapropiada, ahora se recibe como una de las parodias más inteligentes y atrevidas de la historia del celuloide. Y, curiosamente, no tanto por lo que es como por lo que fue.

La planificación teatral de Ser o no ser es perfecta
para esta representación de la representación
Tiempo después del estreno de El gran dictador (1940), Charles Chaplin afirmó que habría sido incapaz de filmarla de haber imaginado los verdaderos horrores que estaban por venir. Lanzada sólo dos años más tarde, Ser o no ser era más consciente de la realidad que parodiaba, pero eso no impidió que gran parte de la crítica la encontrara excesiva e inmoral al no terminar de entender el subtexto latente a diálogos ahora míticos como el «nosotros estamos haciendo con Polonia lo que él ha hecho con Shakespeare». Ser conocido como el rey de la comedia probablemente dificultó a Lubitsch ser tomado en serio; a fin de cuentas, en su reciente Ninotchka (1939, sátira antisoviética) acababa de hacer reír a la mismísima Greta Garbo.

El cartel del film muestra el papel
clave del productor, Alexander Korda
Lo que la mayoría ignoró en su momento es que, como alemán judío asentado en Hollywood, Lubitsch era perfectamente consciente de lo que hacía, como muestra la determinación que irradia cada minuto del breve pero intenso metraje de Ser o no ser. De hecho, la obra es un perfecto ejemplo del “toque Lubitsch”, o sea, el tratamiento de temas serios con elegancia, sofisticación, cinismo e ingenio. Y es que, lejos de valerse del horror nazi en beneficio de sus dotes cómicas, el cineasta ideó el film confiando en que su tratamiento ligero contribuyera a la concienciación del mundo con la recién invadida Polonia, cuya situación sería pronto experimentada por otros países europeos. Aquello no era una oportunista broma sobre los tristes acontecimientos vividos, sino una sentida advertencia sobre lo que estaba por suceder.

Frente al tratamiento panfletario de otras producciones coetáneas, Ser o no ser abordaba el nazismo desde la comedia sofisticada, impulsada por un reparto en estado de gloria encabezado por Jack Benny, Robert Stack, Stanley Ridges y, por supuesto, la mencionada Lombard que, refinadamente vestido por la cuidadosa Irene, dota de credibilidad al hilarantemente enrevesado guion de Edwin Justus Mayer. Sobra decir que ninguno de ellos fue nominado siquiera por la Academia, que tan sólo destacó la partitura de Werner R. Heymann, quizá el elemento menos transgresor del film dada su acompasada puntuación de los diálogos. Y es que, en plena II Guerra Mundial, el mensaje de paz lanzado por William Wyler en La señora Miniver, flagrante ganadora de aquellos Oscars, resultaba mucho más pertinente.

Como toda comedia, Ser o no ser se enfrenta al
implacable juicio de la risa de espectador
Con los años, el humor audaz y deliberadamente reiterante de Ser o no ser ha perdido irremediablemente parte de su efecto, pero no su satírica alusión a la ceguera que el poder impone al ser humano, para el que guarda empero un toque de esperanza en la forma de ese grupo de actores capaces de dejar sus aspiraciones de grandeza a un lado por el bien común. Y es que, bromas aparte, Ser o no ser es un bello ejercicio de teatro dentro del teatro revalorizado año tras año, no tanto como obra en sí misma, sino como un perfecto ejemplo del séptimo arte como eterna y valiosa efeméride.

2 comentarios:

  1. ¡Hola! No conocía este blog y está genial, te sigo :)
    La película no la he visto, pero la veré - tiene muy buena pinta.
    Por cierto, me ha gustado la dedicatoria que tienes a Audrey Hepburn. Si te pasas por mi blog verás que mi última entrada se la he dedicado a ella.

    Un abrazo!

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  2. Soldado: heil hitler!!
    Hitler: Heil Yo!!!
    jajaja, que simple, y que genial.

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