30 septiembre 2012

Alexander Payne: la escalera a 'Los Descendientes'

Alexander Payne en el set de Los Descendientes, en Hawai
Payne en el set de Los Descendientes en Hawai
El año pasado, Alexander Payne estuvo en boca de todos gracias a Los Descendientes. Protagonizada por un memorable George Clooney, la película fue designada como mejor film del año por los Globos de Oro, la Asociación de Críticos de Los Angeles y los Satellite Awards, siendo la gran competidora de The Artist (Michel Hazanavicius, 2011) en los mismísimos premios Oscar, que finalmente galardonaron a Payne con el premio al mejor guión adaptado. Yo tuve la oportunidad de acudir a su presentación del film en UCLA y observé a una persona seria con quizá demasiado amor propio, pero, sobre todo, mucho amor por su trabajo, lo que queda explícito en cada uno de sus films.

Pero Los Descendientes no ha nacido de la nada, sino que supone la culminación de una vida de dedicación y trabajo en la que Payne nunca ha dejado de superarse. Este americano de ascendencia griega nació en Nebraska en 1961 y, tras graduarse en español e historia en la Universidad de Stanford (pasando una etapa en la Universidad de Salamanca), se especializó en cine en la prestigiosa UCLA. Sin perder el tiempo, rodó varios films de bajo presupuesto, incluido un video erótico producido por Playboy. Suerte, talento y un potente currículo le permitieron, en 1996, dirigir el curioso largometraje Ruth, una chica sorprendente, escrito por él mismo junto a Jim Taylor (que sería su colaborador en las siguientes dos películas). Con el aborto como tema central y una acertada mezcla de humor y crítica social, la película fue bien recibida en EE.UU. y sembró el terreno para lo que se avecinaba.

La impagable Reese Witherspoon de Election, primer
éxito internacional de Alexander Payne
En 1999, fue estrenada Election, protagonizada por unos perfectos Reese Witherspoon, como una alumna repipi que busca tomar el poder del cuerpo estudiantil en el instituto, y Matthew Broderick, como el profesor buenazo que sigue de cerca las acciones de la por momentos peligrosa alumna. La originalidad en la presentación de los personajes de Ruth, estaba presente con más fuerza aún en Election, un film más redondo que alcanzó fama internacional. Un guión desternillante ocultaba una aguda crítica a las elecciones políticas y el comportamiento humano ante el poder. El afamado cineasta Peter Bogdanovich declaró que, de la gala de los Oscars, solo le importaban dos cosas, siendo una de ellas el premio al mejor guión adaptado para este film; sin embargo, éste recayó, no sin merecimiento, en Las normas de la casa de la sidra (Lasse Hallström, 1999).

En cualquier caso, Payne se forjó con Election una reputación que le permitió estrenar en 2002 A propósito de Schmidt, una reflexión sobre la vejez desde un punto de visto humorístico pero sobre todo empático. Un excelente Jack Nicholson se gana nuestra identificación para su perdido personaje desde ese primer plano en que, sin nada que hacer, observa avanzar las agujas del reloj. Guión y actor fueron reconocidos con un Globo de oro cada uno y el propio film fue nominado a la Palma de Oro en Cannes, entre otros reconocimientos. El merecimiento no podía ser mayor, pues A propósito del Schmidt es una de las mejores películas dedicadas a la vejez de los últimos tiempos.

Alexander Payne dirige a Jack Nicholson en A propósito de Schmidt
Payne dirige a Nicholson en A propósito de Schmidt,
film que valdría al actor el Bafta, el Globo de Oro
y el premio de la Asociación de Críticos de L.A.
El éxito de Election y A propósito de Schmidt permitió a Payne rodar su cuarta película sin estrellas: ahora su nombre bastaba. Surgió así Entre copas, una joya del cine independiente que seguía el viaje de dos amigos, uno pesimista (Paul Giamatti) y otro seductor (Thomas Haden Church) antes de la boda del segundo. Mientras visitan viñedos y prueban vinos, conocen a dos mujeres (Virginia Madsen y Sandra Oh, su mujer en el momento) que les hacen replantearse al primero su negatividad y al segundo su boda. La sublime dirección de Payne obtuvo unas actuaciones inmejorables del cuarteto protagonista y recreó una atmosfera envolvente y llena de vida. Payne fue por fin premiado como mejor director por la Asociación de Críticos de Los Ángeles y como mejor guionista por la práctica totalidad de entidades cinematográficas del año, incluyendo el Oscar, el Globo de Oro y el Bafta. Payne había alcanzado la cumbre.

Convertido ya en un cineasta consagrado, Payne se dedicó a buscar material para su siguiente película. Una vez más, tomó una novela como base y empezó a trabajar en el guión que se convertiría en la inolvidable Los Descendientes. Mientras tanto, los productores de la película francesa Paris, je t´aime (2006), compuesta a base de dieciocho cortos rodados en Paris por diversos directores de prestigio, reclamaron su participación. Payne tomó de nuevo la vejez como tema central y dedicó sus seis minutos en pantalla a una mujer americana cuya visita a Paris le hace sentirse viva de nuevo. Su aportación fue tan profunda que el corto fue colocado como guinda final del por otro lado irregular film.

Alexander Payne con el reparto de Entre copas
El premio del gremio de actores a mejor reparto 
para Entre copas reconoció la labor directiva de Payne
Tras siete años sin película propia, Payne estrenó su película más comercial hasta el momento. Los Descendientes trata sobre un padre que debe hacerse cargo de dos hijas a las que apenas conoce mientras lidia con la supuesta infidelidad de su mujer, caída en coma. El elegido como protagonista fue nada más y nada menos que George Clooney, quien realizó una de sus actuaciones más emotivas y llenas de matices de su carrera. Se trata del típico protagonista de Payne: un hombre enfadado con la vida que necesita un empujón para ver la luz. En esta ocasión, los exteriores de Honolulu y la música hawaiana aportaron una atmósfera más exótica de lo habitual, pero no por ello menos cercana. Todo ello, unido a un buen guión (menos redondo que su predecesora pero igualmente potente) y una magnífica dirección conformó uno de los films más sonados del 2011.

Con cada nueva película, Payne ha dado un paso más allá en su carrera. Sin abandonar nunca su ironía, crítica social y emotividad, este director ha sabido adaptarse al paso de los años y conformar películas tan personales como entretenidas en las que se cuida hasta el mínimo detalle. Su estilo consiste en seleccionar historias sencillas en las que los sentimientos son la clave y llevar éstos al límite para obtener risas y lágrimas a partes iguales gracias a unos personajes interpretados con maestría, pero, sobre todo, con sinceridad. Hay sin duda algo especial en Payne que le permite retratar la vida con sumo realismo y, a la vez, con una gran belleza poética.

En estos momentos, Payne prepara la presentación de su próximo film, una road movie titulada Nebraska a partir de su tierra natal, lo que garantiza la culminación del sentimiento de nostalgia habitualmente presente en sus films. Payne nunca ha dado un paso en falso, con lo que sólo toca esperar a ver en qué dirección avanzará la próxima vez.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

3 comentarios:

  1. Sólo vi su corto... me pondré de tarea asistir a alguna de sus películas.

    ResponderEliminar
  2. Hey!!! ya me he leído tus 3 primeras actualizaciones del blog y me encantan, en especial esta última. Supongo que ya lo sabrás, pero vamos, que mil veces mejor que un libro a una crítica de las del periódico... aunque para eso no hace falta mucho... XD, pero bueno, que genial y que estoy esperando a leer la siguiente.

    ResponderEliminar
  3. Luego de leer tu artículo (y habiendo visto las 3 últimas películas de Payne), me provoca ahora ver las que hizo en los noventa.
    Saludos
    David de observandocine.com

    ResponderEliminar